Imágenes de páginas
PDF
EPUB

mas y mas unos vínculos tan antiguos y sagrados; quiere indudablemente por este medio que yo presencie sus deliberaciones y tome la parte que corresponde á quien se halla tan intimamente obligado..

«Así señores mis conocimientos, mis tareas y mis facultades se dedican desde hoy al respetable cuerpo que tanto me distingue y se emplearán en cuanto fuere de su interés y en el de un pueblo que tan tiernamente debo amar. »

«Con este motivo me ofrezco gustoso á la disposicion de V.S. S. y pido á Dios guarde su vida muchos años.-Madrid 14 de julio de 1793-Señores-B. L. M. de V. S. S. su muy afecto reconocido servidor-Gaspar de JovellanosSres. D. Juan Nepomuceno Fernandez San Miguel y D. José Garcia Jove Llanos. »

Poco tiempo despues el Sr. Jovellanos que no habia querido doblegarse á aplaudir los desaciertos de un mal gobierno y las vergonzosas escenas de una corte corrompida, era exonerado del Ministerio, y en breve dispuso su regreso á Gijon, comunicándoselo al Ayuntamiento en carta concebida de esta manera:

Muy señores mios: como consta á V. S. S. la larga temporada de mis cólicos, la muerte de mi buen hermano, mi separacion deí Ministerio, mi ausencia á Trillo, y últimamente la preparacion del viaje que emprenderé muy luego para volver á esa; confío que no atribuirán á desatencion y mucho menos á desamor la falta de contestacion á algunas de las cartas con que ese ilustre Ayuntamiento me ha honrado en esta breve temporada, en la que tanto se ha esmerado en acreditarme su distinguido favor é inclinacion. Por tanto le repito ahora mi intimo y sincero reconocimiento á tantos favores, mientras que restituido á esa villa puedo renovarle personalmente el interés que tomó en sus satisfacciones, y el ardiente deseo de concurrir á proporcionárselas.»

[ocr errors]

Con esta ocasion me repito á la disposicion de V. S. S. y ruego á Nuestro Señor guarde sus vidas dilatados años. Madrid 6 de Octubre de 1798-Besa

L. M. de V. S. S. su mas afectísimo y apasionado servidor.-Gaspar de Jovellanos-Sres. Justicia y Regimiento de la villa de Gijon. >>

El dia 27 de Octubre á las diez de la mañana hizo Jovellanos su entrada en Gijon: el alegre clamoréo de las campanas, las salvas de artillería, los cohetes, la esplosion de entusiasmo de los vecinos, lo engalanado y vistoso de la villa, los festejos que en su obsequio se dispusieron, las mil pruebas de ternura y afecto que el pueblo le consagraba, impresionaron vivamente al ilustre patricio; tanto mas grandes cuanto eran expontáneas. Instantáneamente desaparecieron los sinsabores, los disgustos de su efímero ministerio, que tanto habian mortificado su vida; recobró entonces su plácida calma de otro tiempo, puesto que cifraba su dicha mayor en el cariño y estimacion de sus paisanos. Los siguientes dias le visitaron oficialmente los diputados de Gijon, Villaviciosa, Oviedo y otros pueblos, los de la junta del Principado, los de la Universidad literaria, los de la sociedad patriótica, el regente interino de la Audiencia y algunos oidores. Desembarazado de tantos obsequios y puestos en orden sus particulares asuntos, tornó á la vida que seguia antes del ministerio, fijando su primera atencion segun sabemos en la enseñanza y adelantos del Instituto.

Jovellanos, genio superior á su época, amigo de desterrar preocupaciones y costumbres añejas censuró vivamente un acuerdo del Ayuntamiento, por el que se consideraba perjudicial una mesa de villar, que sostenia en el año de 1800 el Sr. comandante de marina; y para demostrar cuanto habia de inconveniente en esta disposicion, intentó establecer en Gijon una casa de recreo, que hoy llamaríamos casino, en la que se reuniesen cuarenta vecinos de los mas distinguidos por su educacion, clase y conducta, á conversar, á leer la Gaceta de Madrid, Mercurio y demás periódicos que se publicaseu en el Reinos á jugar al villar y á los náipes con arreglo á las pragmáticas de juego, y á tomar café. Redactó el Reglamento porque se debia regir esta sociedad y la suscricion de los cuarenta socios incluso el mis

mo; señalando la moderada cantidad conque mensualmente debia contribuir cada socio, para sostener los gastos. Entre los varios artículos de que se componía era uno que nadie pudiese concurrir sino los suscritores, pero con la facultad de poder llevar á los forasteros y transeuntes, que fuesen dignos por sus circunstancias de participar de este obsequio. No sabemos si llegó á tener efecto tan acertado proyecto, pero desde luego manifiesta el decidido empeño que su autor tenia en la civilizacion de nuestro pueblo.

Las representaciones dramáticas concentradas en las grandes poblaciones, comenzaban á estenderse en pueblos de menos importancia, siquiera las inmortales creaciones de nuestros grandes autores, fuesen cruelmente destrozadas, por los llamados entonces farsantes y hoy cómicos de la legua; no obstante el fanatismo y las viejas è inveteradas costumbres, que residian principalmente en la clase elevada suscitaban infinitos obstáculos al desarrollo de este espectáculo, que bien dirigido es la escuela donde el hombre del pueblo instruyéndose al par que deleitándose puede aprender con mayor facilidad lecciones de moral.

Sin duda que las personas que constituian en el año de 1775 la justicia y Regimiento, eran en su mayoría de un distinto modo de pensar, como completos oscurantistas, cuando tratando de impedir las funciones que daba una pobre compañía, que se veia asiduamente concurrida. buscaban para ello razones tan especiosas como estas y otras que el pudor no nos permite consignar que la bodega donde se representaban las comedias era indecorosa; que las personas estaban allí con entera libertad y mezclados hombres y mujeres, de que resultaban escenas escandalosas, que los cómicos erán cuatro ó cinco farsantes, que no querian en las grandes ciudadades porque no valian nada, que las que se representaron fueron muy libres, que se daba principio á las cuatro de la tarde y concluian de noche: que si bien el predicador en la pasada cuaresma no las habia anatematizado, si no calificádolas de indiferentes, y que las

deyes del reino las protegian, que eso era bueno para cíudades populosas, pero no en Gijon, donde los artesanos necesitaban sus dineros para el sustento de sus familias; y sobre todo que la falta de un corral, donde los dos sexos estuvieran con la debida separacion, era lo que mas imponia el cumplimiento de la sentencia acordada.» El Alférez mayor D. Francisco Gregorio de Jove Llanos, indicó que si los representantes encontraran otra casa podria otorgárseles el permiso: no obstante se les negó: apelaron estos al Regente que dispuso continuaran las representaciones. siempre que se observara el conveniente decoro: enojado el municipio con esta órden, no la dió cumplimiento, esponiendo á la suprema autoridad, que la compañía habia representado hasta fin de carnaval los dias mas que suficientes, y que despues de una tan piadosa mision como habia habido en la cuaresma sería imprudente conceder el permiso para pascua, rehusando de paso los nuevos locales que presentaron los cómicos, y añadiendo, para atenuar algo esta disposicion, que la compañía no era digna de Gijon, y que se pensaba para evitar en lo sucesivo escenas como las actuales, en la construccion de una decente casa ó corral de comedias, siempre que se les concediera el arbitrio de un real en fanega de sal. Dispuesta la compañía á no cejar en su propósito, espuso otra vez al Regente que las representaciones eran tan del agrado del público, que estando fijada la entrada á cuatro cuartos los mismos capitulares la habian subido á cinco, y que el juez y procurador emitieron al principio un buen informe cambiando despues solo por efecto de la pasion. Persuadido el Regente de la razon que les asistia, espidió terminante órden al Ayuntamiento para que previo el arreglo de los precios de entrada y hora en que habia de comenzar la representacion, no pusiera obstáculo alguno para las funciones sucesivas; las cuales tuvieron efecto asistidas por numerosa concurrencia, que no titubeó en protestar de esta manera contra las ridículas disposiciones de la municipalidad. Desde entonces se sucedieron con regularidad las compañías de cómicos, y en el año de 1792 se pagaban

cuatro cuartos por entrada y 2 rs. por asiento: sin embargo no habia teatro y se sentia la necesidad de esta mejora. A ella atendió el ilustre Jovellanos, que el inmortal autor que engalanara la literatura patria con joyas tales cono el Pelayo y el Delincuente honrado, no habia de ver con buenos ojos la carencia de un templo, siquiera modesto en que se rindiera culto á las musas: por medio de una suscricion entre el vecindario.consiguió habilitar un pequeño teatro, primero que contó Gijon, en el almacen que era de D. Antonio Carreño, inaugurándose con una funcion desempeñada por algunos aficionados, alumnos del Instituto Asturiano, en el dia que espresa la siguiente carta con que se lo participó al juez noble el Sr. Jovellanos:

[ocr errors]

Muy señor mio: mañana jueves entre 7 y 8 de la noche celebrarán los alumnos del Real Instituto Asturiano, en el teatro que está preparado en el barrio nuevo, una fiesta para esponer al público los retratos del Rey N.° Sr. su fundador y del Excino. Sr. Valdés su protector, á la cual tendré yo la mayor satisfaccion que Vmd. y todos los señores individuos del Ilustre Ayuntamiento de esta villa, se dignen concurrir como por esta se lo suplico. »

«Con este motivo me ofrezco á las órdenes de Vmd. con fina voluntad y pido á Nuestro Señor guarde su vida muchos años.-Gijon 1 de Noviembre de 1795.-B. L. M. de Vmd. su mas atento y seguro servidor.-Gaspar de Jo

vellanos. "

« AnteriorContinuar »