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Dejamos á D. Pelayo en Toledo donde entrára con las reliquias del ejército; poco pernoctó en la ciudad de Recaredo, que viendo acercarse los árabes, tomó la vuelta de Asturias, acompañado de muchos nobles godos, obispos y sacerdotes, que venian á buscar en las asperezas de sus montañas, el último baluarte de la fé, y en el corazon de sus valientes hijos los medios para emprender la reconquista del suelo pátrio. Llevó tambien en su compañía las sagradas reliquias que se veneraban en la catedral de Toledo; uniéronsele al paso otros muchos nobles, poseidos de estos mismos sentimientos, y despues de dejar depositadas y ocultas las prendas de su católico celo, en un parage reservado, marchó á encerrarse en Gijon, que por su situacion, su inespugnable fortaleza y comodidad de su puerto, era la mas propia para defender la mayor parte de la provincia, y en un revés de la fortuna seguro asilo de los cristianos, para rehacerse y mejorar su suerte.

La noticia de la llegada de D. Pelayo, y su presencia, disipó la consternacion que reinaba; ardiendo sus vasallos en Lélico entusiasmo, y jurando guerra á muerte á los invasores, se armaron con presteza en toda la estension de sus estados, apresurándose á cual mas presto llegaba para alistarse bajo sus banderas, en defensa de su religion y de su patria: respetaban y obedecían los Cántabros y asturianos, á D. Pelayo como á su duque soberano: como á nieto de su rey Chindasvinto los godos, y todos como al príncipe mas inmediato y digno de la corona por su elevada alcurnia; unos y otros le amaban por sus heróicos hechos, por sus virtudes, y así por esto como por lo crítico de las circunstancias, y la necesidad de agruparse en torno de un caudillo resuelto y valeroso, juráronle fidelidad y obediencia, no faltando quien diga que en medio del mayor entusiasmo le proclamaron rey; es la opinion general que esta ceremonia solemne tuvo lugar mas tarde en Covadonga: á ella asentimos nosotros, que en obsequio de la verdad histórica nos apresuramos á despojar las galas de la tradicion, que se perpetúan en los pueblos, decimos esto porque el Śr. Menendez Valdés, cuyo libro adolece de un exagerado

aunque disculpable amor á su pueblo, afirma rotundamente, que en él fué donde se verificó la coronacion (1) y dice siguiendo á otros autores que D. Pelayo se titulaba rey de Gijon, siendo esta poblacion la residencia de su córte: respecto á esto último el primer rey de Asturias ó de Gijon no tuvo nunca domicilio fijo, siendo su vida constantemente guerrera y mas cuando muy pronto se vió precisado à huir de ella, y otra vez vino á arrebatarla del poder de los moros: en cuanto al título de rey de Gijon es asaz controvertido sobre si le llevó ó no D. Pelayo, habiendo muchos que le inpugnan y otros que le defienden; nosotros no aventuramos parecer en este punto, dejándolo al criterio de nuestros lectores, que encontrarán en nota

(1) Hé aquí alguna de las razones en que funda su opinion el Sr. Menendez Valdés:

«Los desiertos de Covadonga, de Cangas de Onís y Piloña, no parecen sitios correspondientes á la solemnidad de esta ceremonia; cuando caminaba D. Pelayo con su ejército por estas montañas, ya como rey le gobernaba, ya le habia dividido en varios destacamentos á las órdenes de sus mas ardientes generales, ya habia procedido la union de todos los que siguieron sus banderas, y le aclamaron: á la ciudad de Gijon por todas sus circunstancias, grande y brillante corte, y residencia de este príncipe, donde consta habia la iglesia vieja de San Salvador, era mas regular fuesen á buscarle, y se ejecutase en ella el solemne acto de su elevacion al trono.»

«Que esta proclamacion ha sido en Gijon y en ella tomó título de rey D. Pelayo, queda demostrado;» salgan ahora las musas del Parnaso al teatro de la crítica, á comprobarlo cantando con el Pinciano, célebre poeta asturiano, la última octava que escribió al celebrar la misma proclamacion, entrada y triunfo de este príncipe en la propia ciudad que es esta.>>

«Abrense en par las puertas de Gijon
suenan voces y tonos peregrinos
salen á recibir el real pendon

en Pálio con el amor y acento de himnos:
Viva Pelayo, resuena en el pregon,
trompa clarísima, voz de sus vecinos,
así entró el rey, así fundó este dia
honda base, á española monarquía.»

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entre otras versiones la opinion del ilustre Sr. Jovellanos. (1)

De todos modos Gijon fué el refugio de D. Pelayo despues de la rota de Guadalete, y el primer punto de partida de esa larga y heróica lucha de siete siglos, que comenzando con Pelayo y Muza, termina con Boabdil é Isabel la cató

(1) Es tradicion constante que D. Pelayo ha sido el primer rey de Gijon, por lo cual en sus puertas se mira su estátua, con una cruz en una mano y una espada en la otra. Sin duda tuvieron presente esta circunstancia los que formaron el blason de la villa en el siglo XVI.

Afirma el Sr. Menendez Valdés, haber visto una medalla con el busto de D. Pelayo, y en el reverso el lema Rey de Asturias, Cantabria y Gijon.

Tirso de Avilés, siglo XVI, dice que fué córte de reyes como ahora es Castilla.

Mariana: «Puédese sospechar que D. Pelayo y los que le sucedieron se titulaban reyes de Gijon.»

Jovellanos: « Obras coleccionadas por Nocedal, tomo 1. página 75. «Se le dá á Gijon el título de ciudad, justamente, porque en aquellos tiempos no solo lo era, sino la capital de Asturias. Ambrosio de Morales asegura que D. Pelayo y algunos de sus sucesores se titularon reyes de Gijon, y que el título de reyes de Leon,. que se les dió despues, se fundó en la equivocacion de nombres. Lo mismo afirma el maestro Alfonso Sanchez por estas palabras: Inde Gijionis Reges dieti, et errandi occasio unius litteræ Legionis pro Gijionis. (De rebus Hisp. libro III, cap. II.)

«Véase á Ortiz de Valdés, Mem. impr. por el principado de Asturias contra las pretensiones de los condes de Noreña.»>

El memorial dirigido al rey D. Felipe IV por la villa en el año de 1646 contra las pretensiones del conde de Linares dice..... «fué el primer titulo real con que se decoró aquel invicto y glorioso. D. Pelayo intitulándose en sus conquistas rey de Gijon.»

La escritura de fundacion de la iglesia parroquial de San Pedro dice «quemáronse los palacios de D. Pelayo rey primero de España é de Asturias é de Gijon etc.>>

Los impugnadores del titulo de rey de Gijon, que son la mayoría, dicen que esta suposicion tuvo origen solamente por un error cometido por Morales, á quien copiaron los demás, que en un privilegio antiguo del rey Silo, leyó en lugar de Regis Silonis, Regis Gijonis.

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lica, al pié de los muros de la ciudad querida, de Granada. (1)

Aunque el arzobispo D. Rodrigo, y la mayor parte de los historiadores cristianos antiguos, sostienen que fueron reservadas de la general destruccion, las provincias de Asturias, Vizcaya y Alava, Carballo y Mariana son de opinion contraria, afirmando que los mahometanos las poseyeron, aunque por breve tiempo. Los autores modernos Romey y Lafuente, con mas fuerza de análisis y mejores argumentos, deducen un término medio, que nos parece el mas exacto; dicen que se mantuvieron libres la Septimania, y la gran cadena de los Pirineos, de la Cantabria, de Galicia y de Asturias, comarca esta última, foco y principal receptáculo de los fugitivos. (2)

Es lo cierto que los victoriosos moros entraron por Asturias y se apoderaron de Gijon, que en aquel tiempo como refiere Morales, «era de mucha poblacion, porque ocupaba la península que arriba hemos pintado, donde llamaban las Aras Sestianas, y no solo era famosa y noble, sino, (como dicen cosmógrafos) hacia noble toda la provincia, para cuyo gobierno (además de la fortificacion natural y extranatural que dijimos en el párrafo 13 del título 4.") los Romanos habian fortalecido esta ciudad, de la parte de la tierra, con un grueso muro y una fortaleza que la hacía inexpugnable, cuyos rastros duran aun en nuestros dias en los anchos cimientos que se descubren.» Por largo tiempo se abrigó la duda de si los moros se apoderaron de la plaza, por defeccion de su gobernador, ó por medio de la fuerza; pues el arzobispo D. Rodrigo y otros autores antiguos decian que era cristiano, aunque malo y perverso,

(1) La tradicion perpetúa aun en nuestros dias el palacio que servía de morada á D. Pelayo, cuando tenía su residencia en Gijon; es el edificio destinado á cárcel pública, alguna de cuyas gruesas paredes se suponen de aquella época.

La generalidad de los autores modernos de mas nota entre ellos Lafuente y Romey, están contestes en la exactitud de estos sucesos. (2) Lafuente: historia general de España, tomo 2.", capitulo 3.o

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pues se habia unido á los moros; los historiadores modernos con mejores datos prueban satisfactoriamente que el gobernador Munuza, era uno de los capitanes que con Tarik vinieron á la conquista de España, y D. Modesto Lafuente demuestra que su nombre era el de Othman ben Abu Neza, uno de los generales mas afamados entre los árabes. Dejaron los moros en Gijon de gobernador á este caudillo con buena guarnicion, para defenderse de algun levantamiento, y á fin de que los cristianos que andaban por las alturas, no tuviesen lugar seguro donde hacerse fuertes. Aspirando á estender su dominacion, partieron destacamentos en diferentes direcciones, destruyendo y arruinando uno de ellos por completo, la antigua y noble colonia y ciudad de Lugo, metrópoli y cabeza de Asturias y silla episcopal de sus prelados, hasta aquel entonces. (1) A escepcion de la plaza de Gijon, donde residia Munuza como jefe superior de toda Asturias, en el resto de la provincia vivian los nobles y eclesiásticos refugiados, y en general los asturianos todos, arrastrando una vida miserable, sin estar sujetos á los moros; porque no les prestaban obediencia, ni tampoco Munuza les apremiaba, contentándose con «gozar de aquel pedazo de tierra que habia en la comarca de Gijon, que era muy buena y regalada» (2) sin que sus tropas fueran dueñas mas que del terreno que pisaban.

¿Qué hacía en tanto D. Pelayo?.... Discrepan sobre esto bastante los autores, pues mientras unos le suponen en buenos tratos con Munuza, y aun refieren un viaje á Córdoba, donde intercedió cerca del Califa, en favor de los cautivos cristianos, otros dicen que se habia refugiado en los montes desde su salida de Gijon, y que organizaba ya los medios de resistencia, con que poco mas tarde asombró al

(1) Carballo, Antigüedades de Asturias; Lafuente, historia de España.

(2) Carballo, Antigüedades de Asturias.

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