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cisco Hevia, de Porceyo; Francisco Castro, Manuel Alvarez Tegera, Juan de la Infiesta, Benito de Hevia, Francisco Alvarez Roces y Angel Muñiz de Veriña; que convenidos con los guerrilleros, se lo entregaron en la venta de Puga, uniéndose á mas ellos á las filas de los combatientes. En cuanto al valor del grano, se dispuso por el intendente del gobierno intruso D. Antonio Gomez de Latorre, que lo pagasen los vecinos de Gijon.

El conde Bonnet, gobernador de la provincia, que á pretesto de atender al bienestar de los habitantes de Asturias, lo que en realidad cuidaba era de que en su ejército abundasen las provisiones, y fundándose en lo escaso de la cosecha, decretó un empréstito forzoso para granos de 100 reales por vecino: para recaudar estas cantidades envió desde Oviedo una lista de doscientas ochenta personas, y entre todas ellas no se encontró quien voluntariamente quisiera desempeñar tal comision.

Grandísima era entre todos los vecinos, la repugnancia á desempeñar cargos de cualquier género dependientes del gobierno intruso, forzosamente obligaron á aceptar la presidencia de la municipalidad que á su entrada crearon á D. Ramon Rodriguez y el de regidores á D. Vicente Moran Labandera, D. Alonso Cean Bermudez. D. Manuel Uría, D. Ramon Toral y D. Buenaventura Junquera Huergo; todos escelentes y honrados patriotas, que con el mayor dolor se veian obligados á hacer cumplir las medidas que acordaban los enemigos, encaminadas las mas á esquilmar los bolsillos de los habitantes.

Que á mas de las grades contribuciones de guerra y cargas ordinarias, se les obligaba á contribuir para el particular sostenimiento del coronel y oficiales de la guarnicion, solemnidades que acostumbraban á celebrar, tales como los cumpleaños y dias del emperador y príncipes franceses, en que por otro lado tenian todos los vecinos obligacion de decorar é iluminar sus casas; para sostenimiento de hospitales y asistencias de heridos y otras mil y mil exigencias á cual mas molestas é irritantes.

Pero no era esto solo; sin que bastaran á ponerles coto

las reflexiones de las autoridades, y aun la disciplina del servicio de las armas, lanzábase la desenfrenada soldadesca al robo y al pillage, de tal modo que apenas pasaba noche sin que se contaran muchos lances de este género: á tal estremo llegaron las quejas que por fin en 5 de Abril se determinó por órden del comandante de la plaza, y acuerdo del Ayuntamiento, que todas las noches á la hora de la retreta, partiera del principal una ronda compuesta de un regidor y un vecino honrado, con los correspondientes soldados y oficial, que llevaban un doble objeto, vigilar la villa de las asechanzas de los guerrilleros y evitar en lo posible los robus.

Asi es que la estancia en Gijon, se iba haciendo cada dia mas incómoda é insoportable, de aquí que las personas mas principales hubiesen ido emigrando sucesivamente, y que los airados enemigos descargasen su furia ya que no era posible sobre ellos, sobre sus parientes y propiedades. Personas ha habido y citamos este ejemplo, porque le tenemos á la vista, como D. Antonio Garcia Rendueles, á quien en un año exigieron hasta 265.000 reales sin incluir en esta cantidad el gasto diario de veinte ó treinta personas: no contentos todavía quer an nombrarle juez y presidente de una junta de subsistencias, por lo que dicho señor se apresuró á emigrar para la Coruña, abandonando sus vastos negocios, que requerian su presencia en Gijon, y sacrificándolo todo ante el amor á la patria. Otros muchos siguieron sus huellas y en la primavera de 1811, la mayor desolacion y ruina imperaban en la marítima y antes floreciente villa.

Afortunadamente se encontraba cercano el dia de verse libres de tan incómodos huéspedes; por el movimiento general de avance del 6.° ejército, dispuso Bonnet evacuar el Principado, llamando por consiguiente á las tropas que ocupaban á Gijon: coincidió con esta órden la presencia en la concha de la escuadra de Renovales, y la aparicion en las inmediaciones del infatigable D. Juan Diaz Porlier y su cuerpo al cual se agregaron multitud de guerrilleros: ante semejantes preparativos, abandonaron pre

cipitadamente á Gijon ios franceses el 14 de Junio: apercibida la escuadra comenzó á disparar sobre ellos, y aunque se tenia cuidado en no molestar á la villa, pasando por alto los proyectiles, con todo no dejaron de causar daño en varias casas, distinguiéndose aun en algunos edificios, y señaladamente en la colegiata, las señales de las balas. Al mismo tiempo algunos españoles, que con ánimo de sorprender á los enemigos, habian acometido la peligrosa empresa de entrar por el arqueta de San Nicolás en el acueducto de las aguas, llegaban sanos y salvos á la plaza. Enterado entonces de la salida de los enemigos, Porlier que acampaba en la Cruz de Ceares, descendió á la carretera de Oviedo, y atacando su retaguardia, despues de un vivo tiroteo la puso en completa fuga, haciendo muchos prisioneros y cogiéndoles gran parte de sus equipages. Entonces se propuso seguirlos hasta Oviedo, dando órden á uno de sus subalternos, para que atendiera á la reinstalacion de las autoridades legítimas en Gijon.

CAPITULO V.

Reinstalacion de las autoridades legitimas. -Disposiciones del oficial Baqueros.-Creacion de la Junta de subsistencias.-Esfuerzos para sostener á las tropas.-Juramento á las córtes de Cádiz.-Tenacidad de Pescy.-Es arrestado.-Nuevas elecciones. -Escesivo rigorismo dispuesto por la sala.-Junta patriótica.Profunda division.-Entusiasta recibimiento que se hace á Jovellanos. Entrada del general Abadia.-Nueva invasion de Asturias. Gran emigracion.-El Volante.-Penosa navegacion. -Nueva tempestad.-Naufragio del bergantin.-Fallecen en Vega los Sres. Jovellanos y Valdés.-Funerales.-Dolor de los gijoneses.-Arbitrarios y crueles actos de los franceses.-Su silenciosa retirada.-Explosion de pólvora.-Naufragan cuatro buques de los enemigos.-Elecciones de Ayuntamiento.-Entrada del general Bárcena y tropas del 6." ejército.-Restablecese la calma. -Fiestas.-Jura de la constitucion.-Eleccion del primer Ayuntamiento constitucional.-Sucesos desde esta fecha.

Apenas habian abandonado la poblacion las tropas francesas, cesó en sus funciones el Ayuntamiento por ellos constituido para lo que se habia empleado la fuerza, segun declaró su presidente D. Alonso Cean Bermudez: restaurose de seguida el antiguo, haciéndose cargo de la jurisdiccion el regidor decano D. Elias Francisco Rato, y siendo su primer acuerdo, disponer para tranquilidad del vecindario, y para que á nadie se insultase ni se robara, que rondasen constantemente doce vecinos honrados; ser

vicio al que se prestaron muchas personas con la mayor espontaneidad.

Habíanse así anticipado á las severas órdenes de Porlier, que uno de sus subordinados, al entrar en Gijon con su partida, trasmitió á la municipalidad en el siguiente oficio: «En el momento hará V. S. juntar el Ayuntamiento antiguo de esta villa y concejo para que incontinenti se restablezca y entre en sus funciones el legítimo gobierno de nuestro s berano el Sr D. Fernando el Séptimo (Q. D. G.) así conviene á su Real servicio, y así lo debo yo mandar á nombre de mis gefes como que por ahora soy el oficial español comandante de esta plaza, y en otro caso que no espero habré de usar de la autoridad militar y de quedar en hacerlo asi espero pronta contestacion. Dios guarde á V. S. muchos años.-Gijon 15 de Jurio de 1811.-Francisco Fernandez Baqueros.-Sr. Regidor decano del Ayuntamiento de esta villa de Gijon.» Se le contestó que sus órdenes estaban cumplidas de antemano, y que á la mayor brevedad se harian las elecciones para los principales cargos, por lo que con toda urgencia se llamó á los regidores ausentes.

Las autoridades provisionales, dict iron entretanto, algunas saludables medidas, como fuè una de ellas acordar los mayores sacrificios para sostener las tropas que guarnecian á Oviedo y Gijon, creando para el mejor órden una junta de subsistencias, compuesta de los Sres. D. Juan Diaz Laviada, D Francisco Paula Prendes Hevia y don Alonso Garcia Rendueles; nombrando proveedores de las tropas á D. Juan Francisco Cifuentes, D. Toribio Gonzalez Granda, D. Basilio Santurio y D. Juan Cadrecha: con la mayor solicitud trabajaron todos estos señores en el desempeño de su honrosa comision, consiguiendo que el concejo contribuyese con 500 raciones diarias de pan y carne; de suerte que no careciesen de regular alimento los bravos defensores de la patria.

Restauradas ya en sus puestos todas las autoridades. existentes, cuando la segunda invasion de los franceses, se celebró con un solemne Te-Deum el dia de San Pedro

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