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La operacion dé engastar la cruz se hizo en el castillo de Gauzon, como indican las inscripciones que en ella se leen.

Desde esta época adoptó Alfonso III por divisa de guerra la figura de esta cruz llamada de la Victoria, que hoy osfenta en su escudo el Principado de Asturias y el concejo de Gozon con esta leyenda:"

Gozó de supremo don

De que siempre habrá memoria
Pues la Cruz de la Victoria

Se labró dentro Gauzon.

En 905 fué donado el castillo de Gauzon con todos sus términos á la catedral de Oviedo; pero apesar de esto continuó D. Alfonso residiendo en él, y cuando se le rebelaron sus ingratos hijos, hubo de hacer uso el rey de su victoriosa espada para castigarlos, siendo el infante primogénito D. García, encerrado dentro de sus fuertes muros. (1)

Fundó asímismo este esclarecido rey, otro monasterio de San Salvador, en un valle llamado Rogies, conocido hoy con el nombre de Valdedios, que creemos oportuno consignar aquí, porque si hoy no, estaba en aquel tiempo en el concejo y jurisdicion de Gijon, segun espresamente afirman el arzobispo D. Rodrigo y el obispo D. Lúcas, á quien sigue el P. Carballo. La iglesia de este monasterio, estremadamente sencilla, consiste su mérito en la regularidad

(1) Al castillo de Gauzon se refugió en tiempo de Alfonso VII un rico-hombre muy poderoso llamado Gonzalo Pelaez, declarándose en rebeldía contra el emperador, hasta que fué cercado y rendido por el mismo. En el reinado de D. Pedro el cruel, suena por última vez en la historia el nombre del castillo de Gauzon; pues fue donado por D. Rodrigo Alvarez de las Asturias, padre adoptivo de D. Enrique de Trastamara, su poseedor, á este príncipe que mas tarde fué rey de Castilla: como en el testo hemos dicho nada resta en el dia de este famoso castillo y aun se duda su situacion precisa.

de proporciones, y mas aut en ser uno de los inuy pocos monumentos que en Europa se conservan del estilo puramente latino, precursor al romano bizantino: constaba de gran nave con sus colaterales, capillas, crucero y coro alto, revelándose en todos sus detalles la grandiosa arquitectura de la època. (1)

El reinado de D. Fruela II pasó desapercibido para Gijon; ninguna memoria ni vestigio nos queda de su tiempo, y muy pronto cayendo otra vez en el olvido que hacía mas profundo la traslacion de la córte á Leon, habia de merecer de algun contemporáneo el poco agradable dictado de ciudad desierta, (2)

(1) Este monasterio de Valdedios se conserva aun en muy buen -estado, y se considera como una de las joyas arquitectónicas que realzan el antiguo Principado, y que á toda costa debe conservar la comision de monumentos artisticos de España.

(2) A la ilustrada investigacion del Sr. D. Alonso Fernandez Vallia, se debe el precioso hallazgo en la iglesia de Leorio, de una hermosa lápida de mármol blanco, probablemente de esta época con la incripcion en relieve y cuyo diseño reproduciremos en otro lugar. (Véase la lámina.)

CAPITULO IX.

Se traslada la córte à Leon.-Desde Ordoño II hasta D. Sancho I. -Ramiro III.-Bermudo II y la rota de Calatañazor.-Alfonso V.-Bermudo III.-Muerte del rey de Navarra, Sancho el Mayor. Fernando el Magno.-Alfonso VI.-Doña Urraca.-Alfonso VIII.-Doña Urraca la asturiana.-D. Fernando II el Santo.-Hecho de Ruy Perez de Avilés.-Alfonso X.-Fernando IV.-Alfonso XI.

Si hasta ahora, creyendo que no era esa nuestra mision, hemos estractado en lo posible los grandiosos hechos que constituyen corona de inmarcesibles laureles para los reyes de Asturias, habremos de ser en adelante aun mas lacónicos, ciñéndonos en lo posible á la historia de la localidad, una vez que con la traslacion de la córte à Leon, no podemos describir como nuestros los sucesos que corresponden á la general de España. Todavia sin embargo, durante el nuevo periódo de su historia, Asturias, aunque privada ya de su pasada importancia como córte de la monarquía, siempre fué mirada con cariñosa solicitud por los monarcas, visitándola con frecuencia y concediéndola privilegios que confirmaban su nunca desmentida lealtad.

A la muerte de D. Ordoño II sus hermanos D. Fruela y

D. Ramiro se apoderaron del trono, usurpándolo á los tiernos niños hijos de aquel monarca, y se titularon reyes de Leon y de Oviedo: negáronle la obediencia los castellanos, nombrando dos jueces que les gobernasen en paz y en guerra llamados Lain Calvo y Nuño Rasura, dando orígen de este modo á lo que primero fué condado y mas tarde reino de Castilla, en que andando el tiempo se reunieron las diversas monarquías cristianas de la península: murió don Fruela sin hijos, y el pueblo en 925 aclamó al legítimo y desposeido soberano Alfonso IV, primogénito de D. Ordoño II, que bien pronto hubo de renunciar en su hermano Ramiro II, tomando el hábito en el monasterio de Sahagun: no se avino bien el fraile con la vida del cláustro, que aprovechándose de la ausencia del rey se apoderó de Leon, donde hubo de huir á poco tiempo perseguido por su hermano victorioso: viene luego á Asturias donde acababa de morir el rey Ramiro y alzádose por rey D. Alfonso hijo de Fruela; fácilmente dominó la rebelión el monarca leonés, aclamándole como tal todo el país, y en el año 950 ofreció en la basílica de Alfonso el Casto el trofeo de todas sus conquistas.

Muerto sin sucesion D. Ordoño III le sucedió en la corona D. Sancho su tio, y al tiempo en que el traidor Ordoño el Malo, su primo, quiere usurparle el cetro, es batido por los fieles asturianos, cuando trata de buscar un asilo en sus montañas. Tras un breve reinado de D. Ramiro III, le reemplaza D. Bermudo II, que hubo de contar harto amargos dias; despues de un principio venturoso, habiendo celebrado Córtes en Oviedo, y proseguido con feliz estrella la obra de sus progenitores, de súbito palidece ante el fulgor de un nuevo astro, que con el nombre de Almanzor, parecía iba á eclipsar para siempre la gloria de los pueblos cristianos: batidos los ejércitos de las diversas monarquías de la península, avanzan los moros sobre Leon, y el rey despues de recojer las sagradas reliquias y los restos de sus antecesores, se retiró á Asturias, asilo otra vez mas de la nacionalidad española, donde en ella formó el triste y doliente Veremundo su poderoso ejército, con el

que pudo humillar el orgullo muslim en la sangrienta rota de Calatañazor.

Pertenece al reinado de D. Alfonso V, la fundacion del célebre monasterio de Córias, acaeciendo en el de D. Bermudo III la muerte en Pajares, por una saeta disparada por mano oculta del rey de Navarra D. Sancho el Mayor, y que dió orígen al conocido refran Si la hiciste en Pajares, pagástela en Campomanes. Fernando el Magno y su esposa doña Sancha, visitan los santuarios de Oviedo, dejando ricas muestras de su piadoso celo, y Alfonso VI que abrió el arca santa de las reliquias, cede como recuerdo de su paso para hospital de pobres y peregrinos su propio palacio: tuvo este rey de una señora asturiana llamada doña Jimena Nuñez dos hijas, una de las cuales se casó con don Enrique de Lorena, siendo su hijo primogénito el primer rey de Portugal.

A la muerte de Alfonso VI, grandes turbulencias afligieron todo el reino, y la reina Urraca, hija y legítima heredera de aquel monarca, busca asilo y apoyo en la tierra clásica de la hidalguía, y uno y otro encuentra otorgados de buena voluntad; y si la bastarda ambicion de un rico prócer llamado Gonzalo Pelaez, turba con torpes sediciones en que le ayudan estraños y vaqueros las glorias de Alfonso VII, bien pronto fueron tales las muestras de la lealtad asturiana, que alcanzaron de aquel gran rey, los beneficiosos fueros de la ciudad de Oviedo y de la villa de Avilés. Tuvo este monarca de una señora que conoció en este país llamada doña Gontroda Perez, una hija que es conocida en la historia con el nombre de doña Urraca la Asturiana, á la que cedió el señorío de las Asturias, con el título de reina: despues de su muerte volvió á incorporarse á la corona de Leon. D. Fernando, llamado el Santo por sus muchas virtudes y por haberle canonizado mas tarde la iglesia, reunió en sí las coronas de Castilla y Leon, como herencia de sus padres Alfonso y Berenguela: en su reinado acaeció la toma de Sevilla, en la que se distinguió tanto un ilustre asturiano, Ruy Perez de Avilés, que no podemos resistir á la tentacion de consignar aquí hecho tan memorable.

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