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quales entraron entonces en la gran liga 1. Con tantos auxilios, aliados y favores, se puso Carlos en camino de Holanda, Londres y Portugal, por donde queria entrar en España. Dia 4 de Julio llego al Tajo la esquadra combinada de las Potencias maritimas, desde donde pasó al Mediterraneo con intento de tentar un desembarco en nuestras costas. Su Comandante Sir Cloudesley Showel se puso delante de Altea villa del reyno de Valencia, y dia 12 de Agosto desembarcó 2500 hombres. Publicó bando que convidaba á los Españoles á dexar á Felipe V., y recibir por su Rey al Archiduque: pero no hubo quien le diese oidos. Por el contrario, los del pais tomaron las armas, y coronaron las cimas de los montes desde donde podian á su salvo causar infinito daño á los enemigos. Entonces no atreviendose á internarse en el pais, se reembarcaron, y tomaron el rumbo de Napoles y Sicilia. Pero ni allá, ni despues en Languedoc y costas de Provenza tuvieron ocasion de dar golpe ninguno, y hubieron de regresar á Londres sin provecho, y no poca descalabrados por las borrascas.

I

Acuñose en Paris una medalla, cuya inscripcion decia: Charles III. Roy Catholique par la grace des beretiques..

A 3 de Abril, hallandose limpia la at3 mósfera, aparecio de repente en el ayre sobre Barcelona un gran globo de fuego, cuyo centro era de color de sangre. Circuiale una nube bastante rara á esta la cercaba otra y > tan obscura y densa, que ponia espanto. Mas de una hora se mantuvo inmobil el horrible fenómeno; y luego las nubes se fueron extendiendo sobre toda Cataluña y la cubrieron de horror y tinieblas. Ultimamente rebentó el globo con espantosos truenos, antes parecidos al disparo de mucha artilleria y descargas de mosqueteria, que á los truenos ordinarios en las tempestades. Mediaban algunos intervalos pero luego repetian los truenos mas rasgados y terribles. Chocaban entre sí las nubes, y causaban sones ingratos y desapacibles á manera de tambores y ruido de batalla. Otra hora duró esta conmocion y estrepito, y aunque no despedia relampagos, vibraba inumerables chispas ó pequeñas centellas, cuyo ruido parecia el que despiden las hojas de laurel echadas en la lumbre. Finalmente se fue poco á poco disipando la materia por el continuo chisporrotéo, aunque la obscuridad aun duró otras dos horas. Este fue un meteoro natural y otras veces visto: pero por ellos suele Dios avisar á los hombres y castigarles á menudo, sin alterar en

nada las leyes que puso en la naturaleza 2. Las gentes hacian sus interpretaciones y pronosticos ajustados á sus respectivos humores y pasion dominante. Los más hallaron en aquel prodigio un anuncio de la proxîma y porfiada guerra, en que cayó sobre Cataluña su mayor estrago, por su entusiasmo por la Casa de Austria y contra la de Borbon. Lo contrario habia hecho en su levantamiento el año de 1640.

En Madrid andaba el palacio Real, y aun el gabinete, mas desacorde de lo que pedia el tiempo. Los que procuraban medrar (y lo procuraban muchos) necesariamente se habian de postrar á la voluntad de la Princesa de los Ursinos. Para levantar al Conde. de Montellano, devoto suyo, á Presidente de Castilla, hizo renunciar esta plaza á D. Manuel Arias Arzobispo de Sevilla, dexandole la de Consejero de Estado. Por otra parte el Abate de Estrées sobrino del Cardenal de Estrées embaxador de Francia, ganada la confidencia de la Ursinos á fuerza de adoraciones y lisonjas, tiraba sus lineas á usurpar la embaxaba á su tio. Pero este no solo se mantenia firme con su destreza, sino que procuraba remover del Despacho al

2 Armabit creaturam ad ultionem inimicorum. Sapient. Cap. V. v. 22.

Cardenal Portocarrero, á quien el Rey debia la corona de España, Tambien tuvo sagacidad para negociar con Luis XIV. removiese del lado de la Reyna á la Ursinos, á fin de que nuestra Monarquia no sucumbiese á un gobierno femenil como en tiempo de Carlos II. Las intrigas anduvieron de modo, que se cogieron cartas del Cardenal, de su sobrino, de la Princesa y otros, y dentro de pocos dias salieron de la Corte los tres, mandados retirar á Francia, resultando todos culpados por sus reciprocas acusaciones. Ultimamente Portocarrero y Arias viendo todo el poder y valimiento puesto en el de Montellano, se retiraron á sus Iglesias; bien que el de Sevilla tuvo orden para ello.

Las cosas de la guerra urgían ya mucho, Los Austriacos, aunque entrado el frio del invierno, desfilaban en varios crecidos cuerpos por el Tirol, encaminandose muchos á juntarse con los Piamonteses, al mando del Conde de Staremberg. El Rey, aunque joven, resolvió salir á campaña contra Portugal; y para ello juntaba las tropas que podia sin violentar á nadie. Realmente no estaban los tiempos para violencias; pues por el menor descontento se mudaba partido. Gran parte de las Andalucias fue concitada contra los Borbones por el Conde de Cifuentes. Fortuna que Montalto pudo prenderle ; pues aun

que se escapó de la carcel, y se fue con el Archiduque, los alborotos de Andalucia no pasaron adelante. Dia 15 de Febrero de 1704 1704 llegó á Madrid con 100 infantes y 20 cabaIlos Franceses para las fronteras de Portugal el Duque de Berwick. Los Comandantes subalternos que se le destinaron fueron el Marques de Villadarias, el Principe de Sterclaes, el Conde de Aguilar y D. Francisco Ronquillo. A la tropa Francesa se juntó la que el Rey habia levantado, y se formó un exercito de 180 infantes y 80 caballos. Tomó el camino de Extremadura á marchas regulares: el Rey salió para Plasencia y Coria dia 4 de Marzo, llegando á la primera dia 19 que fué Miercoles Santo.

Vino mientras tanto la orden del Rey Luis para que la Ursinos saliese para Francia; y aunque con el mayor pesar suyo y de la Reyna, la convino obedecer, saliendo de Madrid á 11 de Abril. La ausencia duró menos de lo que debiera. Las instancias de la Reyna para que volviese, y la conexîon que contraxo con Mad. Maintenón, muger oculta de Luis XIV, la abrieron el camino de Madrid el año siguiente, viniendo como triunfadora de sus rivales. En Plasencia dia 27 del mismo mes firmó el Rey un Decreto declarando la guerra á Portugal, al Archiduque, y á todos los aliados, acompañando

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