Imágenes de páginas
PDF
EPUB

que mira á Sagunto. Además de la inscripción citada por el Príncipe Pío, han aparecido otras, todas romanas y funerarias, muchas piedras talladas y molduradas, basas y capiteles, y tan gran número de monedas romanas, algunas ibéricas entre ellas, que dos aficionados reunieron el siglo pasado más de dos mil. Todo esto hace creer que el Fanum Veneris fué reconstruído en la época romana, después de la destrucción de Sagunto por Hannibal. ¿Cuándo fué demolido? ¡Quién sabe! Sus escasos હું restos pasaron inadvertidos para nuestros primeros historiadores regnícolas; no los citan Diago ni Escolano, y en 1807 habló en el Diario de Valencia por primera vez el Sr. Pla y Cabrera de su reciente descubrimiento (1).

El Sr. Cebrián ha encontrado en Almenara otros restos interesantes. La segunda de las colinas que, á partir del desmonte del ferrocarril, bajan hacia el mar, forma en su ladera meridional una especie de concavidad. Por su cima corre un paredón desmoronado, de piedra arenisca sin pulir y de argamasa de cal. Su anchura es de unos cinco palmos, y su altura, en los puntos que mejor se conserva, de siete ú ocho. Por un lado y otro de este natural anfiteatro, el paredón baja al llano, siguiendo las vertientes y cerrando por completo aquel redondeado rincón. Adviértense aún los cimientos de dieciseis torres, que sobresalen del muro, y los espacios que las separan indican que hubo más. La parte mejor conservada de este paredón es la que mira á Oriente, desde la cual se ve el mar á muy corta distancia. Hay allí una torre cuadrada, con el piso aún entero, unos cuatro palmos más elevado que la muralla: las paredes de la torre sobre

(1) Fr. Bartolomé Ribelles, cronista de Valencia, publicó en 1820 y en el mismo Diario de Valencia, unos artículos, apropiándose el descubrimiento de esas ruinas; pero el Sr. Plá y Cabrera le contestó (Disertación histórico-critica de las antigüedades de la Villa de Almenara y descubrimiento de su famoso templo de Venus, Valencia, 1821), probando que él era su descubridor, y que las conocía desde 1799, en cuya fecha había remitido su descripción al conde de Lumiares, después Príncipe Pío.

salen del piso tres palmos y medio. En la parte alta de este circuito cerrado, descúbrense cimientos formando espacios cuadrangulares de distintas dimensiones.

Llaman á este sitio los de Almenara Punt del Cit, y es posible que en él se fortificase el Campeador, pues consta que anduvo por aquestos sitios; pero la forma y disposición de estos muros torreados, así como las condiciones del lugar, indican claramente que era uno de aquellos campamentos fijos que construían los ejércitos romanos cuando se retiraban á cuarteles de invierno. El Padre Diago había supuesto que Almenara es el Castrum Altum citado por Tito Livio (1) como un campamento que en la guerra púnica tuvieron que abandonar los romanos por haber sido derrotada su escuadra, y que era afamado por haber muerto Hamílcar en aquel punto. Siguió esta opinión Masdeu, pero perdió crédito luego entre los anticuarios, que corrigieron el texto del historiador romano, escribiendo Castrum Album en vez de Castrum Altum. El hallazgo de estos restos de un campamento pone otra vez la cuestión sobre el tapete, y el Sr. Cebrián con razones muy eruditas sostiene que son aplicables á este lugar los indicios históricos que determinan la situación de aquel Castrum de Tito Livio.

Sin fallar este pleito, vengamos á la moderna Almenara. Con este nombre arábigo suena ya en las campañas del Cid. En tiempos de D. Jaime era fuerte su castillo; pero abrió sin resistencia sus puertas al Conquistador. Después, cuando vino á España Juan de Prócida, y con el guante de Corradino trajo al monarca aragonés la corona de Sicilia, aquel magnate compró por doscientos veinte mil sueldos el señorío de esta villa, con título de condado. La familia Prócida ó Próxita, convertida en Española, tuvo también las baronías de Luchente, Alberique, Gabarda, Benisanó y Alcocer.

Y ahora, para poner punto á este capítulo, sólo falta recor

(1) Década III, lib. IV. cap. 19.

dar la batalla, desastrosísima para los agermanados, que el día 18 de Julio de 1521 ensangrentó el valle que tenemos á la vista, y que se extiende de Almenara á Sagunto (1).

Triunfaba la Germanía en Valencia, y era dueña absoluta de la ciudad. El virrey Hurtado de Mendoza reunía sus huestes en las Riberas del Júcar, cuando un mozo audaz y nobilísimo, don Alfonso de Aragón, duque de Segorbe, cansado de soportar en silencio el triunfo de la plebe, reunió sus vasallos moriscos, juntóse con algunos otros caballeros y con las compañías realistas de Morella y del Maestrazgo; y según hemos visto en este mismo capítulo, sofocó la Germanía en Castellón, batió á su tropa en Oropesa y ahorcó á sus tres caudillos. Tal fracaso y tal castigo exacerbaron los ánimos en Valencia: alborotóse el pueblo, crecieron las tropelías contra los nobles; enarbolóse el estandarte de la ciudad, y se decretó una doble campaña. Púsose en la puerta de Serranos una mesa de alistamiento contra el duque de Segorbe; en la de San Vicente, otra contra el virrey. Seis mil infantes y muchos jinetes se reunieron para combatir al animoso duque, y al llegar á Murviedro la hueste popular, mandada por Jaime Ros, aumentáronla otros dos mil agermanados de estos pueblos. Aguardaba en Almenara el duque con solos ciento dieciseis caballeros y mil quinientos peones; pero tenía la superioridad de la disciplina. Los plebeyos iban á la guerra en són de fiesta y algazara, con fastuoso aparato algunos de ellos, ab calses de deu ducats, dice un cronista coetáneo.

Era el día de la batalla uno de los más fuertes de la canícula: al amanecer salieron de Sagunto los agermanados casi en ayunas, porque tenían por seguro almorzar victoriosos en Alme

(:) El Sr. Mundina (Historia, Geogr. y Estadist. de Castellón), confundiendo esta Almenara con las Almenaras Alta y Baja de la provincia de Lérida, supone que se dió aquí la batalla entre las tropas de Felipe V y las de los aliados (Julio de 1710), en la cual se vió muy comprometido el rey Animoso. Señalo el lapsus porque el libro del Sr. Mundina anda en manos de todos en la provincia de Castellón.

nara. Divididos en dos cuerpos, uno avanzó por la carretera; el otro, por detrás de la montaña dels Corbs, para caer sobre la retaguardia enemiga. D. Alfonso dispuso sus fuerzas en tres cuerpos de infantería: iban delante las milicias de Morella, Onda y Castellón; en el centro, los moriscos; detrás, los catalanes. Los caballeros formaban un escuadrón, dispuesto á acudir donde hiciera más falta. Llevaban todos al pecho cruces de cinta blanca para distinguirse del enemigo.

Los agermanados fueron los primeros en romper el fuego: sostuviéronlo firmes sus adversarios, y cuando vieron estos que menguaba en el centro el tiroteo, ¡Á ells, morellans!» gritó una voz, y las compañías de Morella, al mando del intrépido bayle D. Berenguer Ciurana, se arrojaron sobre aquellos con tal ímpetu, que arrollándolo todo, se apoderaron de los cañones de los gremios, é hicieron correr á los valencianos hasta el arrabal de Sagunto. Tal fué la matanza que, según un testigo presencial, había en aquellas viñas tantos cadáveres como cepas. No demostraron igual valor los moriscos: asustados del fuego, quisieron cubrirse tras el monte dels Corbs, y allí los atacó el segundo cuerpo de los agermanados; pero acudió en su auxilio el duque con sus caballeros, y cuando regresaron las tropas de Morella, Onda y Castellón, la jornada quedó decidida: la victoria de las fuerzas reales fué completa y brillantísima. La derrota de los agermanados tuvo en Murviedro un final trágico, muy propio de estos casos: los vencidos, rota toda disciplina y miramiento, achacaron su desgracia á traición de Juan Sisó, quien, de mesonero (hostaler) se había convertido en maestre de campo del ejército popular; le cogieron y lo alancearon en medio de la plaza (1).

(1) Dicen los cronistas de aquella guerra que Sisó murió alanceado por los vencidos agermanados, enfurecidos por su desastre: de las investigaciones del incan. sable historiador de Sagunto D. Antonio Chabret, resulta que su ejecución fué posterior en bastantes días á la derrota, y hecha á sangre fría. En los libros de la parroquia consta que murió en 4 de Agosto, y ya hemos visto que la batalla fué el 18 de Julio. Algunos escritores de la época llaman á Sisó hostaler del Bordell; esto parece indicar que cuidaba del hospedaje de las mozas de la mancebía pública.

....

CRUZ DE LA VICTORIA

« AnteriorContinuar »