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REMITIDO Y COMUNICADO.

LA VOZ DEL PUEBLO.

UNA NA vez leídos los argumentos presentados en el folleto anterior, confirmando ampliamente las aseveraciones del artículo LIBROS MALOS Y COSAS PEORES; una vez pesadas las razones en que se apoya el edificio de la preocupacion; era de esperar que Mallorca despertase de su sueño de muerte; que la costumbre tradicional sufriese una violenta sacudida; y que todas las almas religiosas, todos los corazones sensibles, se lanzasen valerosamente á pelear contra los malos hábitos adquiridos. No me engañó el deseo. Sin embargo: los disgustos que tuve que devorar; la extraña cuanto desastrosa Retirada del Sr. Maura; la atmósfera que se formó contra mí en altas regiones, para desacreditarme y desacreditar mis propósitos; las declaraciones que tuve que prestar, en 26 de Enero, durante cuatro horas mortales, declaraciones que por sí solas prueban más que cualquier otro documento la iniquidad de la preocupacion; y otros sucesos análogos que han acontecido despues de la

publicacion de los folletos; me convencieron y convencen de la verdad de este juicio: «ciertos mallorquines no están dispuestos á combatir el mal: el mal puede ser curado radical é inmediatamente: el pueblo lo quiere, lo quieren los hombres de buen sentido, lo exige el Dere- ̄ cho, lo manda la Religion: pero ciertos mallorquines no lo quieren.» Y estos señores, con su modo de obrar, si no hubiese preocupaciones las harían nacer. Lean los imparciales y mediten.

REMITIDO.

Sr. Director de El Isleño:

Muy señor mío y de toda mi consideracion: Espero merecer de V. se sirva dar cabida en su periódico á las siguientes líneas; quedando por ello agradecido su servidor Q. B. S. M.

M. MAURA, PRO.

El Sr. D. José Taronjí, Pro. y Licenciado en Sagrada Teología, acaba de publicar, en contestacion á mi hoja suelta UNA BUENA CAUSA MAL DEFENDIDA, treinta y seis páginas de papel impreso. En la pagina 18, línea 16 (1), dice: ¿No recuerda V. ya, señor Maura, que cuando un servidor de usted era diácono, pedi al Superior de San Felipe Neri que me inscribiese en la Congregacion del Oficio Parvo de San Felipe, y V. que á la sazon era PERSONA INFLUYENTE en la Congregacion, me dió respuesta negativa por causa de mi apellido? ¿No lo recuerda V.? ¡Oh, Señor

(1) En esta edicion es en la página 80, línea 9.

Maura! ¿Es eso calentar? ¿és eso fecundizar? ¿Quién determina todo eso? Si no es el clero, ¿quién es? ¿Quién es la mano oculta?-Sepa el público que en aquella ocasion yo voté al Sr. Taronjí, y empleé toda mi influencia para que me siguieran los demas compañeros. Sepa que todos los eclesiásticos unieron su voto al mío, y que solos los seglares, mayores en número, se opusieron resueltamente á la pretension del postulante. Ni puede el Sr. Taronjí alegar ignorancia de lo acontecido en aquel Consejo, puesto que estos días se lo ha recordado el respetable sacerdote que era entónces Director del Oratorio Parvo, y yo mismo se lo he repetido personalmente. Ahora bien, en vista de la libertad con que sabe el Sr. Taronjí narrar los hechos, nadie extrañe que me retire de la contienda.

Palma 25 Enero de 1877.

M. MAURA, PRO.

COMUNICADO.

Sres. Directores de El Isleño, Anunciador Balear y Diario de Palma:

He de merecer de su bondad se sirvan insertar en los periódicos que tan dignamente dirigen el siguiente Comunicado; por cuya insercion les anticipa las gracias £u seguro servidor

J. TARONJÍ, PRO.

Palma 26 Enero.

Ayer noche, á última hora, me enteré con sorpresa de un Remitido, firmado por D. Miguel Maura, Pro., refe

rente al folleto « Una mala causa á todo trance defendida», que acabo de publicar. El tono de ese Remitido es despreciativo y desdeñoso. No lo esperaba, á fe mía, de un hombre como mi digno adversario, al cual he tratado con las formas que exige la educacion, y la discusion leal aconseja. En las cuatro primeras líneas del Remitido, se me llama con cierto retintin Licenciado en Teología. Si el tono con que se me llama así es por burlarse de mi persona, se lo perdono al Sr. Maura; si es por burlarse del grado, tendrá que perdonárselo la Teología. Bien que en cuanto á grados de Facultad, ciertos místicos que aquí quieren entrometerse en todo, podrían presentarlos muy escasos.... En la sexta línea dice el Remitido, que yo he publicado treinta y seis páginas de papel impreso. Maura, ¿desprecia V. con eso mi forma literaria?—Quien tiene el tejado de vidrio no tire piedras al del vecino.

¡Yo que creía haberle convencido y hasta convertido! Nada. V. sigue en sus trece-Impenitens cor.-Pasa us— ted en silencio todas las razones y datos, y se aferra, como náufrago al ancla, á lo que pasó en San Felipe. Todos los sacerdotes, dice V., votaron á favor mío; solos los seglares se opusieron RESUELTAMENTE á mi admision. Eso hace cosa de cinco años. Nadie me comunicó entonces si me habían votado, ni quiénes me habían votado, ni si había votaciones en esa cofradía. Todos los eclesiásticos votaron á mi favor; los seglares votaron en contra, por causa de mi apellido. Estos respetables seglares eran y son una ó dos docenas de chiquillos, al mayor de los cuales apénas si le apunta el bozo; no hay ninguno de ellos que peine barbas. Hombre de Dios, ¿y una docena de muchachos pudieron ganarles á Vds. unas elecciones? Malos ministros de la Gobernacion se mostraron Vds. Esos chicos eran y son penitentes de Vds.; y Vds., en conciencia, les permitieron que votasen en contra, si es que vo

taron. ¿Quién tiene la culpa, pues, del mal resultado de la votacion? ¿Quién puso ese nuevo sello á las ridiculeces tradicionales? ¡Ah! (¡doloroso es decirlo!), los sacerdotes, y sólo los sacerdotes. Y V., Maura, que dice que empleó á la sazon toda su influencia, fué el más culpable de todos. ¿Sabe V. cómo se portan en esos casos las personas de corazon entero, los cristianos? Pues en esos casos, cuando ven que una sociedad á la cual pertenecen, adopta malos principios ó sigue una tendencia contraria á la Religion, (y no es V. capaz de citarme tendencia más irreligiosa que la llamada preocupacion mallorquina); en esos casos se manda disolver la sociedad, como lo ha hecho últimamente el Ilustrísimo Oliveira en el Brasil con una porcion de sociedades; por lo cual ha merecido la persecucion de aquel Gobierno, y un abrazo de Pío IX. Y si no es posible disolver la sociedad, se renuncia á ella, se presenta la dimision de todos los cargos y la renuncia de socio. Así se obra. Así obran los que sienten algo en su corazon: los que no tienen la pereza moral de los cofrades que V. defiende.

Con esa libertad narro yo los hechos; y con la libertad y modo de obrar de V. viene á darme hoy la razon de todo, y á confirmar con una prueba más cuanto he escrito sobre la materia.....

J. TARONJÍ, PRO.

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