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ción fueron tantas las que se suprimieron, que, no obstante haber llamado mucho la atención del público y dificultar en muchos años los ascensos, la supresión se llevó á efecto, perjudicándose intereses creados.

La mutualidad creada por el último decreto no ataca la competencia ni la corrige, en poco ni en mucho; únicamente produciría el efecto de que los Notarios que seguramente sepan que su Notaría no ha de producir el tipo que le esté asig nado, se retraerán de autorizar números que les produzcan menos de cinco pesetas por folio y aun harán más si son consecuentes con sus intereses; no autorizarán nada, porque les ha de resultar más conveniente cobrar la congrua que autorizar unos pocos números á costa de tantos sacrificios como cuesta el autorizarlos en esa clase de Notarías, y además pagar el impuesto de folios autorizados.

El decreto de 9 de Julio último, por numerosísimas razones está sentenciado á tener menos vida que los anteriores, porque con el pretexto de establecer la congrua, idea simpática, que nada tiene que ver con la competencia, se hizo un alto en el ideal que ha presidido siempre, constantemente, en todos los decretos desde hace veinte años, de suavizar esa competencia hasta llegar á las zonas, con las que se había conseguido, además de matar la competencia, el crear una congrua natural y efectiva, propia para cada Notaría, no la forzada de la mutualidad, que despoja á todos los Notarios de lo que legitimamente les corresponde según el Arancel.

En el Senado hay un proyecto de ley de Notariado que se guramente no ha de parecerle bien al actual Ministro; en pri. mer término, porque se hizo de prisa y nada resuelve sobre los problemas actuales que se han discutido en el libro y en la prensa, como si no existiesen, ni aun siquiera se hace cargo de ellos. Además, no ha gustado á nadie; el silencio más absoluto se ha hecho á su aparición, y es que no ha sido un acierto el copiar casi á la letra la antigua ley en el proyecto.

¿Es que desde el año 1862 nada había que reformar en el

Notariado, sino las minucias pequeñas que constituían la única novedad del proyecto? Precisamente en este Instituto se ha operado una gran transformación, la que necesariamente había de producirse en tan largo período de tiempo y de la que ni aun se percató el autor del proyecto, dejando los problemas notariales como estaban.

Para hacer un proyecto aceptable, hay que estudiar las reformas que se han planteado desde el año 1862 en la práctica de la profesión, en los libros, en la prensa profesional, en las . asambleas que se han celebrado, y aun en el expedienteo de la Dirección de los Registros y del Notariado; recoger informa. ciones de quien pueda darlas: Juntas directivas, escritores de Notariado y demás personas que por sus estudios en la materia, puedan facilitarla para que el proyecto no sea ni una pobre copia como el último, ni una innovación peligrosa y poco meditada.

Sin necesidad de la nueva ley, hay que volver á las Zonas y salvar el paréntesis abierto à la libre competencia desde el Real decreto de 9 de Julio último hasta la fecha, decreto que detuvo el movimiento progresivo que venía operándose en el Notariado de ir poco a poco limando las asperezas de esa desastrosa lucha que tanto ha afeado á esta Institución, y de continuar como está, sin limitación alguna, volveremos á los tiempos anteriores al año 1900, se reproducirán iguales ó mayores quejas, porque los abusos serán iguales ó mayores. No cabe duda, volverá el traslado de la contratación de unos distritos & otros, reaparecerán los Notarios andariegos, se multiplicarán los agentes, las Notarías clandestinas y cuantos abusos se han puesto muy de relieve y se habían ido corrigiendo con disposiciones acertadas en decretos sucesivos desde el año. 100 hasta la fecha.

Ya han dado la voz de alerta Notarics tan competentes y experimentados como Novoa y González Rebollar; á éstos seguirán otros; el ambiente de tirantez de relaciones de Notario & Notario habrá llegado á su límite, y entonces vuelta á

empezar, con nuevas limitaciones, que serán: las participaciones de derechos entre colindantes, asociaciones entre Notarios, las Zonas ó cualquiera otra que se establezca, pero limitación al fin, que es necesaria, y que cuanto antes se establezca mejor para evitar el espectáculo que, más o menos tarde, no se hará esperar, ni se necesita ser un gran vidente para predecirlo. SANTIAGO MÉNDEZ PLAZA.

REFLEXIONES SOBRE LA IDEA DE NACIONALIDAD

I

Corre como de dominio público, que en 1810 la célebre es critora francesa Madama Stael, hija del que fué Ministro de Hacienda, el famoso banquero Neker en el reinado del desventurado Monarca Luis XVI, en un libro que lleva por título De la Alemania, escribió entre otros muchos conceptos alusivos aquellos tiempos, tan parecidos á los nuestros en guerras sangrientas y despojos de pueblos ante la fuerza bruta, lo mismo que en los umbrales de la civilización—, el siguiente: «Cada Estado debe componerse de una sola nación, penetrada del sentimiento de su unidad, por la lengua, usos y costumbres». Napoleón I con su espada vencedora, cual Mahoma tiempos atrás apelando á la razón del alfanje y la cimatarra para conseguir implantar la ley koránica, se convirtió en apóstol de la doctrina de las nacionalidades, cambiando por completo el mapa de Europa. Años después su sobrino, Napoleón III, obligó á mantenerla á sus gobernantes y á divulgarla por publicistas á sueldo, como término objetivo de su política internacional, basada en el imperialismo.

¿El sentimiento de la nacionalidad es de origen atȧvico? Acaso pudiera serlo; pero dejémonos de dogmatismos, ya que éstos y las profecías han caído en el más completo descrédito. Cualquier tratado de Derecho político no vacila en asegurar: que la idea de nación aparece en la Historia con la caída del feudalismo, y como consecuencia, la agrupación de otros organismos municipios, regiones ó provincias- que realizaban independientemente todos los fines humanos, llegando á cons

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tituir en los tiempos presentes por el sentimiento reflexivo, el Estado nacional, el cual está influído por la soberanía nacional -que representa la independencia del territorio y la fraternidad humana. Al sentir de Laurent, existe comunmen-te el Estado en la reunión accidental de individuos por conglomeración más que voluntariamente y sometidos à un poder que los gobierna. Tal debió ser el Estado de griegos y roma-nos, durante la antigüedad; el poder de los señores feudales y la concentración de todas las prerrogativas de dichos señores cuando se las quitaron los reyes absolutos. Empero Laurent va mucho más allá, cuando acierta á decir que la humanidad tiende å reemplazar los Estados originados en la fuerza y en aglomeraciones arbitrarias por Estados fundados en el elemento natural de la nacionalidad. ¿Mas, este elemento natural deque nos habla el sabio belga, ha sido producido por generación espontánea? No; es creación del hombre, es la aspiración de un grupo étnico que, ateniéndose á los límites formados por el mar, la montaña y el río, no vacila en decir: todos los hombres que procedan de una misma raza y habiten en determi. nado territorio, deben organizarse en nación, constituyéndoseen un pueblo separado de sus vecinos.

Veamos ahora qué valor científico tiene la palabra raza.. Procuremos indagarlo Raza es casta ó calidad del origen ó linaje. Se sirven de este vocablo los naturalistas cuando dicen que un animal pertenece á ia raza canina ó felina, denotando precisión científica, pues si no hubiera un primogénito perro ó gato, no existiría la especie de los perros ó de los gatos difundida por el planeta en que habitamos. Como quiera que la existencia del hombre evoluciona bajo la influencia de tantos elementos distintos, cuando decimos razas humanas en el orden político, expresamos filosóficamente otra idea distinta que cuando la empleamos hablando de animales salvajes ó domés ticos. Por algo el sabio Buffon entendía que la raza no era más que una variedad creada y fijada por las influencias climatericas, el elemento y las costumbres.

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