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UNA NUEVA CLASIFICACION DE LOS DELINCUENTES

En mi anterior articulo sobre un nuevo sistema penal de individualización, aludo yo al estudio de la clasificación de los delincuentes. Voy á cumplir ahora el ofrecimiento que alli le hice al lector de enterarle de este asunto. Complemento de aquéllo será esto. En efecto: ¿cómo individualizar bien sin conocer á los distintos individuos?

I.—Manera de proceder.

Una buena clasificación de los delincuentes está todavía por hacer en la ciencia; al menos, à mi no me satisfacen las clasificaciones hasta ahora hechas, y creo que no han de satis-facer á nadie que serenamente las considere.

Interesa, sin embargo, conocerlas. Aunque defectuosas, cada una contiene algún dato aprovechable. Comenzaremos, pues, por pasar revista á dichas clasificaciones. Extraeremos enseguida los datos que nos ofrezcan, que nos parecieren, bien pensadas las cosas, concluyentes. Tomaremos nota, después, de las conclusiones ciertas de la Antropología criminal pertinentes al asunto. Y, caminando por esta senda, trataremos de clasificar á los criminales.

Vamos a ver si lo logramos.

II.- La clasificación de los delincuentes en los precursores de Lombroso.

Como el tema del presente estudio es muy extenso, prescindiremos de los atisbos que se pudieran hallar en los precursores más remotos é indirectos. Ello se prestaría á una erudición

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de lucimiento, pero nos llevaría muy lejos sin procurarnos utilidad inmediata. Creo que basta con que empecemos por Gall, el creador de la frenología, sin que nos remontemos á tiempos más primitivos.

Ya Gall, hablando del remordimiento, hallaba diferencias entre los hombres arrebatados por la pasión y los que obran obedeciendo á sus instintos innatos. Ya está aquí, pues, la distinción entre el criminal pasional y el nato ó el habitual. Esto ocurría en 1825 (1).

Diey admitia varias castas de hombres criminales: los que lo son por malas compañías, necesidad o desgracia imprevista; los que lo son por falta de educación en la infancia, tal vez por culpa de sus mismos padres y adquieren la costumbre de la pereza y del hurto «clase numerosa y de dificil enmienda»; y, en fin, los hombres profundamente depravados en el crimen del que hacen un oficio sin otro propósito que el de delinquir, los cuales son absolutamente incorregibles (2).

Para Toulmouche, en 1835, hay las siguientes clases de hombres delincuentes: a), los impulsados por la miseria, la ignorancia ó los malos consejos; b), ios impulsados por pasiones vehementes que delinquen en momentos de exaltación ó de cólera; c), los «originariamente viciosos» dominados por una especie como de instinto hacia el fraude y otros delitos y que resistirán siempre à las tentativas de todo régimen mo. ralizador (3).

Tomando como base los datos que suministran las memorias del presidiario y después agente de policía, Vidocq distinguió Fregier las iguientes especies de delincuentes: de profesión, de ocasión, por debilidad de carácter y, en fin, por necesidad. También los distinguió por la mayor o menor repugnancia á verter Fangre. Con Fregier hemos llegado á 1840 (4).

(1) Vid. Ferri, Nuovi orizzonti, etc., y Exposición de la doctrina del Dr. Gall ó nueva teoria del cerebro, Madrid 1806.

(2) Vid. Ferri, loc. cit...
(3) Vid. Ferri, loc. cit.
(4) Vid. Ferri, loc. cit.

Estas ideas de Vidocq y de Fregier han sido desarrolladas por Du Camp y por Avé Lallemant. Du Camp distingue los ladrones de baja pègre que no son sanguinarios ni violentos, de los ladrones de alta pègre que lo son; usando una palabra del argot francés. Entre los segundos figura el llamado escarpe, tipo de tendencia fría y sistemática al asesinato.

Hasta aquí los precursores indirectos de Lombroso. Con ellos llegamos & Lauvergne que es el primero de los que lla maremos precursores directos.

Lauvergne, en 1842, divide á los homicidas y estupradores en tres especies: por impulso, por firme voluntad y por instintos brutales é innatos (1).

Ferrus, tomando por base el desarrollo intelectual distinguió: a), los decididamente incorregibles (inteligencia supe rior à la media, tendencia al mal en su organización); b), de mediana inteligencia, de sentido moral débil, impulsados al mal por el instinto sensual, el amor á la orgía, el abandoi o en la infancia, la vagancia, las malas compañías, la deprava ción progresiva; pero, sus tendencias no son innatas ó violen tas, y c), los que ofrecen incompleta organización, inepcia para todo trabajo reflexivo y son atraídos al mal por su incapacidad mental. Esto, en resumen, es como si se los denominase: delincuentes por organización innata, por depravación ó contagio y por imbecilidad (2).

Despine, en 1868, con Mittermaier y otros, distinguen los de sangre fría, de los pasionales; los locos morales de los pa tológicos (3).

Nicholson diferencia los criminales accidentales ó de oca sión, de los verdaderos ó por costumbre; distinción repetida por muchos; por Valentini, por Bittinger, por Sewichey, por

(1) Vid. Lauvergue. Les forçat... observès au bagne de Toulon, París, 1842.

(2) Vid. Ferri, loc. cit.

(8) Vid. Despine. Psychologie naturelle, París, 1868.

Sellohub, por Hastings, por Virgilio, por Du Cane, por Michaud, etc (1).

En fin, Hirrel, ya en 1875, en las proximidades de Lom. broso, admite estas tres castas de criminales: a), por emociones violentas é instantáneas, no viciosos, no crónicos; b), malos, siempre rebeldes, reflexivos, maestros en el crimen; c), inertes, perezosos, embrutecidos, incapaces de grandes delitos, peligrosos por su misma debilidad (2).

III. Posición de Lombroso en el problema.

Al llegar aquí, el lector un tanto aturdido con las ambigüedades de que hasta ahora se ha hecho mención, suspirará por Lombroso, esperando que nos saque del atolladero. Resulta, sin embargo, que Lombroso, en un principio al menos, no clasifica á los delincuentes. Para él, en realidad, no hubo más que un tipo crimina': el criminal nato; ese hombre atȧvico, epiléptico, de especie anatómica anormal, que nos describe con tanto lujo de pormenores, ya en la primera edición de L'Uomo delinquente. Pero, aconteció que en el Congreso Internacional de Antropología Criminal que se celebró en París en 1889, à consecuencia de las briosas acometidas que sufrió la hipótesis lombrosiana, el Profesor de Turín hubo de reconocer que no es uno sino que son tres los tipos de criminales: el de los estupradores, el de los ladrones y el de los homicidas, el cual resume y reune los estigmas de los dos tipos anteriores. Más adelante en la Medicina Legal clasifica á los delincuentes adultos en antropológicos, ó natos (Garofalo dice: naturales), de ocasión, locos, por pasión y habituales. En el mismo libro divide las prostitutas en natas y de ocasión (3).

(1) Vid. Ferri, loc. cit.

(2) Vid. Ferri, loc. cit. y Sociología criminale, etc.

(3) Vid. Lombroso, L'Uomo, etc., y Medicina legal (trad. esp.), etcétera.

IV. Clasificación de Ferri.

Los antecedentes hasta ahora mencionados le sirvieron á Ferri para clasificar á los delincuentes. En los Nuovi orizzonti nos ofrece una clasificación que después ha repetido en otros libros, que muchos autores aceptan y elogian y que se ha hecho clásica en este asunto.

Para Ferri hay estas cinco categorías de hombres delincuentes: locos, natos incorregibles, habituales, de ocasión y por pasión (1).

Esta clasificación ha estado y está muy en boga en la Antropologia criminal. No pocos la repiten y hacen suya y no pocos se inspiran en ella: Guyau, Siciliani, Feuillée, etc. Por eso la menciono aparte

V. Más clasificaciones.

Garofalo, consecuente con su teoría del delito natural, nos habla de delincuentes impíos (asesinos) y de delincuentes improbos (ladrones). También nos habla de los cínicos ó sexuales y de los violentos; de los fortuitos y de los instintivos ó raturales. En las Actas del Congreso Internacional de Antropología criminal de Roma nos habla Garofalo de los delicuentes locos ó cuerdos que tienen anomalía psíquica que los conduce al delito y de los delincuentes que no la tienen, pero van al delito principalmente por circunstancias exteriores (2).

Haussonville (3) los divide de esta suerte: a) naturalezas inertes; b) coléricos; c) viciosos; d) calculadores.

Conocida es la clasificación que pudiéramos llamar cranea na de Lacassagne: tipos frontales (alienados), parietales (im.

(1) Vid. Ferri, locs. cits.

(2) Vid. Garofalo, Criminologia y Actas del Oongreso... di Roma, etc.

(3) Vid. Ferri, locs. cits.

TOMO 128

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