Imágenes de páginas
PDF
EPUB

dias.

ron, es verdad, con ligereza; pero su ánimo no era castigar los gritos de aquella tarde, sino vengar las injurias de los dias anteriores. Traspasaron sus facultades acometiendo á los paisanos sin orden para ello, y quebrantaron las leyes. Hay en todas estas escenas una tramoya secreta en que el espectador inteligente observa detras de los bastidores visibles para el público una mano oculta que dirige el drama: quizás sea la de su autor. El hecho siguiente suministrará á los lectores copiosas reflexiones. Entre los apedreadores descolló por su rabiosa exaltacion un artesano que caido el gobierno representativo no emigró de la corte, y recibió en premio de los servicios prestados al rey una pension.

La milicia empuñó las armas, las sociedades secretas se reunieron arrebatadamente, la guarnicion corrió á los puntos destinados, y en un momento la corte presentó la imagen de un cainpo de batalla. Fuertes destacamentos de infantería y la artillería bloquearon los cuarteles de Disolucion del guardias, alli encerrados, y disolvióse el cuerpo, ocuerpo de guar- bligando á sus individuos á entregar las armas y á trasladarse con sola la espada á otros edificios, donde habian de permanecer hasta que las Cortes decretasen su estincion, continuándose entre tanto el curso de las causas. Repugnaron al príncipe las medidas con que se condenaba á su guardia entera en vez de castigar á los imprudentes que hubiesen delinquido; pero el ministerio acudió al resorte de siempre: pintó Valdés la conmocion que habia estallado como muy peligrosa; y el Consejo de Estado aconsejó igualmente al monarca la supresion del cuerpo.

La pugna de Fernando con sus ministros había roto ya todos los lazos de la union que debia existir entre el trono y la Constitucion del Es

tado: á cada momento añadian nuevas amarguras, y el vaso lleno de hiel rebosó con esta última gota. Desesperábase el rey al considerar su situacion, y creíase tiranizado por sus consejeros responsables sin acordarse de la parte que tenia en la lucha. Quiso pues á toda costa sacudir un yugo que tanto le abrumnaba', y pasando cierto dia al Consejo de Estado que se hallaba reunido espuso sus quejas, los insultos que habia recibido, y las violencias de sus secretarios del despacho, á quienes habia resuelto exonerar de sus destinos usan-' do de las facultades que le concedia la ley constitucional. Argüelles y García Herreros en tono mesurado manifestaron al Consejo en respuesta al discurso del príncipe que si recurrian á la energía y al vigor para sostener el código que habian jurado lo motivaba la resistencia real, y enumeraron una por una las conspiraciones fraguadas por los realistas bajo la tutela y bajo los auspicios de la corona. Al oir Fernando aquella especie de acusacion salió del Consejo colérico y demudado, y en su primer arranque firmó la prision de ambos secretarios; pero su familia le representó los riesgos de semejante paso, y dilató su venganza para la próxima apertura del congreso legislativo. Del desconcierto de las primeras dignidades del Estado preciso era se originase el desencajamiento de todos sus miembros y la confusion y el caos de la anarquía.

El 25 de Febrero, cuando la comision de las Cortes, presidida por el obispo de Mallorca, anunció al rey su instalacion, manifestóle Fernando la necesidad de que la asamblea nacional adoptase las providencias convenientes para evitar los desacatos é insultos que públicamente habia recibido. Cuando el obispo refirió al congreso las palabras del monarca respondió el presidente don

Escenas que del rey al miorigina el odio nisterio.

1821.

1821.

gunda legislatura.

Antonio Cano Manuel que la conservacion del orden público no competia al poder legislativo. Traslucíase pues una resolucion en el príncipe de reclamar el respeto que la ley debia asegurar al solio español, hollado por los enemigos de la paz, y no defendido por sus ministros con la energía debida.

Lució el primero de Marzo y Fernando conAbrese la se- currió en persona á abrir la segunda legislatura de las Cortes, en las que pronunció el discurso de costumbre, afirmando que sus deseos se ceñian á la felicidad de la patria y al afianzamiento de las nuevas instituciones. Sus secretarios, que asistian de pie junto al trono, notaban contínuas alteraciones en el texto, dirigidas á dar un colorido mas vivo á los sentimientos de amor á la Constitucion por parte del rey. Hablando despues éste de las naciones estrangeras añadió: "Nuestras relaciones diplomáticas siguen en el mismo estado: la resolucion tomada en el congreso de Troppau y continuada en el de Laybach por las potencias del Norte de intervenir en los negocios de Nápoles, no se estiende á España."

Parte autó

curso.

Concluida la minuta que el ministerio habia entregado á S. M., y que éste habia corregido, Fernando de caudal propio y con asombro de sus secretarios, que le escuchaban petrificados, prosiguió diciendo:

"De intento he omitido hablar hasta lo último grafa del dis- de mi persona, porque no se crea que la prefiero al bienestar y felicidad de los pueblos que la Providencia puso á mi cuidado.

"Me es sin embargo preciso hacer presente, aunque con dolor, á este sabio congreso, que no se mne ocultan las ideas de algunos mal intencionados que procuran seducir á los incautos persuadiéndoles que mi corazon abriga miras opuestas al

sistema que nos rige, y su fin no es otro que el inspirar la desconfianza de mis puras intenciones y recto proceder. He jurado la Constitucion y he procurado siempre observarla en cuanto ha estado de mi parte; ¡ojalá que todos hicieran lo mismo! Han sido públicos los ultrages y desacatos de todas clases cometidos á mi dignidad y decoro, contra lo que exige el orden y el respeto que se me debe tener como rey constitucional. No temo por mi existencia y seguridad: Dios, que ve mi corazon, vela y cuidará de una y otra, y lo mismo la mayor y mas sana parte de la nacion; pero no debo callar hoy al congreso, como principal encargado por la misma en la conservacion de la inviolabilidad que quiere se guarde á su rey constitucional, que aquellos insultos no se hubieran repetido segunda vez, si el poder ejecutivo tuviese toda la energía y vigor que la Constitucion previene y las Cortes desean: la poca entereza y actividad de muchas de las autoridades ha dado lugar á que se renueven tamaños escesos; y si siguen no será estraño que la nacion española se vea en un sinnúmero de males y desgracias. Confio que no será asi si las Cortes, como debo prome→ térmelo, unidas íntimamente á su rey constitucional, se ocupan sinceramente en remediar los abusos, reunir la opinion y contener las maquinaciones de los malévolos, que no pretenden sino la desunion y la anarquía. Cooperemos pues unidos el poder legislativo y yo, como á la faz de la nacion lo protesto, en consolidar el sistema que se ha propuesto y adquirido para su bien y completa felicidad. Fernando."

-

Este escrito autógrafo era original del monarca, aunque entonces se atribuyó á la pluma de don José Carvajal; y bien lo revelaban la pobreza de estilo, el ningun nervio de la diccion y la

falta de dignidad que en él se notaba, y que descubria el carácter débil, tímido y desconfiado de

su autor.

En el momento que volvió el príncipe á palaExoneracion cio trató de exonerar del mando á los secretarios del ministerio del despacho, cuyo decreto firmó al dia siguiente, confiando interinamente el rumbo de los negocios á los oficiales primeros de los ministerios respectivos; y al participar el ministro de Marina á la asamblea el acuerdo de S. M., acompañó una real orden que decia asi:

Queriendo dar á la nacion un testimonio irrefragable de la sinceridad y rectitud de mis intenciones, y ansioso de que cooperen conmigo á hacer guardar la Constitucion en toda la monarquía personas de ilustracion, esperiencia y probidad, que con diestra y atinada mano remuevan los estorbos que se encuentren, y eviten en cuanto sea posible todo motivo de disturvios y descontentos, he resuelto dirigirme á las Cortes en esta ocasion y valerme de sus luces y de su celo para acertar en la eleccion de nuevos secretarios del despacho. Bien sé que esta es prerogativa mia, pero tambien conozco qne al ejercicio de ella no se opone que las Cortes me indiquen y aun me designen las personas que mas merecen la confianza pública, y que á su juicio son mas á propósito para desempeñar con aceptacion y utilidad comun tan interesantes destinos. Compuestas de representantes de todas las provincias, nadie puede guiarme en este delicado asunto con mas conocimiento que ellas, ni con menos riesgo de que el acierto se aventure. El esclarecimiento, que no debiera negarme cada diputado en particular si se lo pidiera, no me lo negarán todos ellos reunidos, pues confio en que antepondrán las consideraciones del bien públi co á otras de pura delicadeza y miramiento."

« AnteriorContinuar »