Imágenes de páginas
PDF
EPUB

orden y de la justicia, le nombró individuo de la comision que debia examinar el mensage real por acuerdo de las Cortes, y proponer las medidas que Calatrava in- juzgase oportunas. Calatrava, especie de Prometeo dividuo de la político á quien no se conocia una opinion fija,

comision.

cho.

1821.

la comision.

que arrastrado por su energía, sus artes y su elocuencia de oropel, tan pronto daba su voto en union con los diputados de la derecha, y tan pronto con los de la izquierda, quiso congraciarse con todos los partidos, y aprovechó la coyuntura. Semejante á Calatrava en recursos oratorios y en sagacidad, distinguíase tambien en la comision el Tambien San- diputado Sancho, aunque muy inferior en inteligencia y en imaginacion. Brilló pues el 9 de Diciembre, y los encargados presentaron al congreso su dictámen dividido en dos partes, con la conDictámen de dicion de que el pliego cerrado que contenia la segunda no se abriese hasta ser aprobada la primera. Presentaba esta la historia de los acontecimientos de Cádiz y Sevilla, pintada con tintas suaves, mas declarábase abiertamente contra la desobediencia, y proponia un mensage al rey en el que sentaba que el olvido de los principios constitucionales conduciria la sociedad á una total disolucion. Luego añadia: "Los gefes políticos y comandantes generales de Cádiz y Sevilla no solo se han escedido, sino que no han reparádo que con su conducta contribuían á legitimar, si posible fuese, las maliciosas acusaciones con que los fautores del despotismo pretenden desacreditar las instituciones liberales, y persuadir que es incompatible la libertad con el orden." Y concluía manifestando del modo mas terminante que "las Cortes desaprobaban altamente unos hechos que podrian mirarse como precursores de males incalculables sino se atajaban en su origen."

I.. Tomando entonces Romero Alpuente la defen

sa de los andaluces dijo que si llanamente se exa- Discusion. minaban las causas del pronunciamiento resul taria que no solo no eran desobedientes las provincias en cuestion, sino que habian llevado su heroismo al último grado. Levantóse acto contínuo el conde de Toreno y respondióle asi: "Cuando he oido decir que la desobediencia al gobierno que camina dentro de los límites constitucionales puede llegar á calificarse de heroismo, no he podido menos de tomar la palabra para manifestar mi opinion invariable de que el desacato á la autoridad constitucional, siempre que no se separe de la senda que la ley le señala, es el ejemplo mas funesto que se puede presentar. Las doctrinas con que se pretende cohonestar un hecho ilegal y escandaloso son las que han conducido las naciones libres á la esclavitud mas horrorosa." Florez Estrada, preconizando el derecho de insurreccion, sentó las peligrosas máximas que precipitaron la revolucion francesa é inundaron de sangre las plazas de París. La dulzura y filosófica verdad de Martinez de la Rosa ofrecieron un antídoto contra el veneno del que le habia precedido en la palabra; y aunque las opiniones exageradas de Vadillo volvieron á conmover los ánimos, calmólos la vigorosa respuesta del conde de Toreno, siempre. agudo, exacto y profundo. La asamblea aprobó el mensage por una inmensa mayoría, y presentado á Fernando, que habia regresado del Escorial el dia 4 de Diciembre, respondió el rey á los diputados: "La satisfaccion con que recibo el mensage de las Cortes templa en parte el dolor que no puede menos de causarme el motivo que lo dicta. Una desobediencia manifiesta á mi autoridad ejercida dentro de los límites constitucionales es un mal. que debe sufocarse desde el principio, ó la Constitucion peligra."

+

1821.

La segunda parte del dictámen era una acusacion vaga contra los secretarios del despacho, en la que sin marcar hechos dignos de llamar la atencion de las Cortes se acumulaban sospechas traidas de los cabellos, y se concluía pidiendo al monarca la reforma del ministerio. La asamblea, que Segunda par- debia concretarse á tratar los puntos señalados por te del dictámen el trono, no estaba autorizada para examinar la conducta del gobierno, pues el mensage real hablaba solo de los escándalos de Andalucía, sin decir que se investigasen las causas que los habian producido, aun en el supuesto de que tuviesen origen en las faltas de los gobernantes. Asi es que el ministro de Estado dijo: "El rey nos ha mandado que si no se nos hacen cargos mas graves que los del dictámen nos retiremos: pues no debemos responder sino cuando se nos exija la responsabilidad en los términos que prefija la ley." El dia como era de esperar fue borrascoso: la oposicion, siempre injusta, siempre ciega, calificó de capcioso el mensage del rey: y el secretario de la Gobernacion, en prueba de la intolerancia de los partidos, declaró los riesgos inminentes que corria su existencia. Despues de recíprocas acusaciones y de vehementes réplicas la comision reformó su dictámen, limitándose á asegurar al príncipe que el ministerio habia perdido la fuerza moral, y á rogarle que adoptase en su virtud las medidas que juzgase oportunas. Ciento y cuatro votos contra cincuenta y nueve aprobaron esta resolucion: tanto habia subido el termómetro de las pasiones políticas en aquel congreso, donde habian brillado la prudencia y la mesura en repetidos casos. El monarca contestó que el asunto era espinoso, y que meditaria lo que debia hacer.

Cuando las Cortes dieron al regio mensage su primera respuesta, imprimiéronse uno y otro do

cumento en gaceta estraordinaria, y los ministros la remitieron á Andalucía, ordenando al gefe político y al comandante general de Sevilla que entregasen el mando á sus sucesores. Mas lejos de obedecer promovieron otro tumulto, y despacharon un estraordinario á la corte portador de otra representacion, en la que despreciando el acuerdo del congreso nacional insistian en no obedecer, y se negaban á recibir á los nuevamente nombrados. En Cádiz intentaron reparar las fortificaciones: Moreno Guerra propuso las medidas mas violentas: confederáronse con los de Sevilla para tener dispuestas las tropas, no obstante que el segundo batallon de la Princesa se habia pronunciado contra los alborotadores, y de todas las ciudades sublevadas llegaron al puerto comisionados pa ra centralizar la resistencia y triunfar del gobierno. El mismo Jáuregui se atrevió á escribir una carta al rey acusándole de las desgracias de la patria, y haciendo alarde de su desobediencia: tanta era la imprevision de un hombre honrado y sin tacha en los demas negócios del Estado.

Dieron los ministros cuenta á las Cortes del escrito de Sevilla, y levantáronse indignados á defender las leyes Ramonet, Toreno y Martinez de la Rosa; y acalorado Calatrava manifestó que preferia mil veces la muerte al triunfo de aquellas doctrinas. Notables por su exactitud son algunos pasages de Martinez de la Rosa. "Las autoridades de Sevilla no piden, no suplican, amenazan, continuando en su desobediencia á la Constitucion y á las leyes que tanto decantan amar. Dicen: si no se condesciende con lo que nosotros queremos, se encenderá la guerra civil; y no dejan mas alternativa que la de salirse con sus intentos ó proclamar la lucha anunciada. ¿No es esto el colmo de la osadía? ¡Infelices de nosotros 35

T. II.

Carta de Jáu

regui.

á

si nos dejamos llevar de este patriotismo aparente! Vendriamos á caer indudablemente y pasos contados en la anarquía, y lo peor de todo es que erigiriamos en sistema la misma anarquía. La nacion no puede volver al despotismo antiguo sino por el camino de la licencia. Esta es una verdad que debe resonar en todos los ángulos de la monarquía, y grabarse en el corazon de cuantos aman el gobierno representativo." Y mas adelante: "Desgraciados los pueblos en que se desprecien semejantes maniobras y no se eviten con tiempo: caerán sin remedio en la anarquía, de la que nace siempre el despotismo; pues las leyes morales son tan exactas como las fisicas, y la licencia, el desorden y la tiranía forman un círculo perpetuo." Las Cortes, convencidas con el anuncio de estas eternas verdades, resolvieron por una gran mayoría que se formase causa á todos los que hubiesen firmado la representacion de Sevilla, y principalmente á las auto

ridades.

La conspiracion anárquica, que habia estallado Estiéndense en Andalucía y saltado á distintos puntos del los desórdenes. reino, salió victoriosa en Cartagena, en cuya plaza pública juraron los amotinados odio á los secretarios del despacho, y proclamaron entre vivas y brindis la independencia del puerto. Los sediciosos mezclaban al mandato de exonerar un ministerio que habia perdido la confianza de la nacion, como ellos decian, el deseo de despojar de los empleos y encarcelar á los que tenian por sospechosos, enjuiciar á los culpables y ejecutar á los facciosos. Tambien en la Coruña, donde el gobierno habia enviado al brigadier don Manuel Latre en reemplazo del general Mina, que estaba al frente de los hombres mas ardientes, tremolaron estos el pendon de las revueltas, y maltra

« AnteriorContinuar »