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II.

Las Capitulaciones, se firmaron como ya sabemos en 17 de Abril de 1492: en 30 del mismo mes y para despacho del Almirante, se dictan los siguientes documentos:

1.° Carta confirmatoria del titulo de Almirante para Colon, sus herederos y sucesores.

2.° Cédula Real para que no lleven derechos de las cosas que se sacaren de Sevilla, para las carabelas que lleve Cristobal Colon.

3. Provision para que á Cristobal Colon que iba con tres carabelas a acer las partes del Océano, se le facilitase cuanto pudiese necesitar para repararlas y proveerlas de madera, víveres, pólvora, pertrechos etc., pagándolo todo á precios razonables.

4. Provision de los Reyes, mandando suspender el conocimiento de los negocios y causas criminales, contra los que van con Cristobal Colon, fasta que vuelvan.

5. Provision para que los habitantes de Palos den dos carabelas, á que habían sido conde. nados por cosas hechas en deservicio de los Reyes. Las carabelas habían de estar á disposicion de los Monarcas, bastecidas de todo lo necesario, por doce meses.

Esta provisión, según testifica Francisco Fernández, escribano público de Palos, fué leída en

23 de Mayo, en la iglesia de San Jorge de Palos, ante Fray Juan Pérez, Cristobal Colón y los regidores y alcalde de Palos.

Provisto de todos estos documentos y de cartas de los Reyes recomendándole al gran Khan y á los restantes Príncipes de la India, partió Colón de la corte: no se sabe positivamente el itinerario que siguió: dirigióse á Palos, y en 23 de Mayo, dió conocimiento de las órdenes que llevaba consigo al Alcalde y regidores del puerto: acataron estos las órdenes recibidas, pero tropezó el Almirante con la resistencia pasiva de los marineros, que no se atrevían á lanzarse á una empresa de dudoso éxito y por mares desconocidos.

Mientras gestionaba Colón en Palos el apresto de la expedición, la Reina daba al Almirante un elocuente testimonio de su real aprecio: en 8 de Mayo de 1492, dicta un albalá, nombrando á Diego Colón hijo legítimo del descubridor, paje del Príncipe D. Juan: dos circunstancias son dignas de observarse en este documento: lo encabeza y firma la Reina solamente: dice el encabezamiento << Yo la Reyna fago saber á vos el mi Mayordomo etc., y lo suscribe Fernando Alvarez de Toledo, Secretario de nuestra Señora la Reyna: es decir que el único documento, que nada tiene que ver con la empresa de Colón, sino que es una merced particular, es el único que firma la Reina y su Secretario, todos los demás van fir

mados por los dos Monarcas y autorizados por Juan de Coloma ó por un Secretario del Rey e de la Reyna.

En 15 de Mayo se dicta otra cédula ordenando que «Cristobal Colon pueda sacar y llevar para su viage las provisiones, mantenimientos, per: trechos, jarcias, etc., que comprase, sin pagar derecho alguno: nótese que ya anteriormente habían dado los Monarcas dos cédulas con objeto de facilitar el armamento de las carabelas: en una se ordena que pueda tomar de Sevilla las cosas que necesite, sin pagar derechos; en otra pagándolos á precios razonables; esta tercera es más amplia, puede tomar lo que necesite sin pagar derechos, no ya de Sevilla, sino de cualquier villa ó ciudad del reino; es decir, que á medida que va siendo necesario proteger con mayor eficacia al navegante, dictan los Reyes las órdenes necesarias para ello.

Colón proseguía en Palos sus tentativas para organizar la expedición, eficazmente auxiliado por el P. Fray Juan Pérez; después de examinar las naves surtas en el puerto y viendo que sus dueños no se prestaban de buen grado á cederlas, formalizó el embargo contra dos de ellas, que autorizó el Escribano Alonso Pardo; mas la dificultad principal estaba en la resis→ tencia de los marinos á alistarse; acude Colón á los Reyes y estos envían á su contino Juan de Peñalosa, á fin de que obligue á los marineros.

á obedecer las órdenes reales; en Guadalupe á 20 de Junio de 1492, dictan los Reyes una Sobre-carta dirigida á Juan de Peñalosa; la firman los dos Monarcas y la autoriza Ferran Dalvarez de Toledo, Secretario del Rey y de la Reina; en ella se ordena al contino, que obligue á los Corregidores asistentes, Alcaldes, etc. de las Villas é logares de la costa de Andalucia á cumplir la Cédula de 30 de Abril, que se inserta en la Sobre-carta; dicen los Reyes que la haga obedecer en Palos, é costringades á los maestres e gentes dellas que fueren menester, que vayan con él.

Los esfuerzos de Peñalosa también se estrellaron contra la resistencia pasiva de los marineros; nuevamente pide Colón á los Reyes que le auxilien; envían estos al Corregidor Juan de Cepeda con terminantes órdenes, y se dispone la artillería de la fortaleza de Palos á apoyar las prescripciones reales; todo fué inútil; las carabelas que Colón había embargado, fueron abandonadas por los tripulantes; llegó la resistencia de estos hasta el extremo de ausentarse de Palos, para no ir al descubrimiento: á instancias de Colón, le autorizan los Reyes para que tripule las naves con los presos de la cárcel de Palos; antes habían suspendido el conocimiento de toda causa, contra los que fuesen en la expedición; no acudió Colón á este medio y puede asegurarse que fué su salvación; el

Escribano Alonso Pardo manifestó que «tenia á Colon por muerto desde el momento en que se embarcase en las naos» y ciertamente tenía razón el Escribano; si Colón se pone á la cabeza de semejante tripulación, és dudoso que hubiese llegado vivo á las Canarias; para completar la escuadrilla, trató el Almirante de adquirir una nao mandada por un piloto vizcaino llamado Juan de la Cosa; no es cosa averiguada si llegaron á un acuerdo; entonces el P. Juan Pérez, trató de relacionar á Colón con otros marinos de Palos, que tal vez podrían facilitar el logro de la empresa; eran los hermanos Pinzones.

No vamos á detenernos á estudiar la intervención de los Pinzones en el descubrimiento; sabido es el distinto criterio con que es juzgada; hay quien pretende que tan solo fueron meros auxiliares del navegante genovés; otros les asignan papel más importante y los consideran como co-autores del descubrimiento; para nuestro objeto, nada interesa determinar este punto; lo cierto es que ayudaron de tal suerte al Almirante, que desde su intervención, van desapareciendo y venciéndose todos los inconvenientes.

Eran los Pinzones marinos esforzados y valientes; pronto participaron de los entusiasmos del genovés, y se decidieron á acompañarle personalmente en la expedición; el hermano

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