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CAPÍTULO III.

LA PRIMERA ENTREVISTA.-LA JUNTA DE CÓRDOBA.

I.

A causa de la ida de Colón á la corte de los Reyes Católicos para celebrar con ellos su primera entrevista, está narrada en un documento de valor inapreciable para la justa apreciación de estos sucesos; es la carta dirigida por D. Luís de la Cerda, primer Duque de Medinaceli, al gran Cardenal de España D. Pedro González de Mendoza.

El P. Las Casas y D. Hernando Colón, así como los restantes historiadores primitivos de Indias, que como es sabido basan sus narraciones en las obras de estos, desconocieron la existencia de semejante documento, y de ahí nace la vaguedad que en sus relatos se observa acerca

de las causas que movieron á Cristobal Colón para dirigirse á la corte.

Tratemos de reconstruir este período de la génesis del descubrimiento.

El primer hecho que á nuestro juicio aparece como indudable, es que el Duque de Medinaceli, enterado por el descubridor de sus proyectos, trató de ponerlos en práctica antes de que los Reyes tuviesen noticia de que existía Cristobal Colón: en la carta citada al Cardenal Mendoza, dice el Duque: «No sé si sabe vuestra Señoría como yo tuve en mi casa mucho tiempo á Cristobal Colomo que se venia de Portugal y se queria ir al Rey de Francia, para que emprendiere de ir á buscar las Indias con su favor y ayuda é yo lo quisiere probar y enviar desde el Puerto, que tenia buen aparejo, con tres ó cuatro cárábelas, que no demandaba más» (1).

El P. Las Casas comprueba lo que se afirma en esta carta, dice: «y tomando gusto el generoso Duque en las pláticas que cada dia tenia con Cristobal Colon y mas y mas se aficionando á su prudencia y buena razon, hobo de concebir buena estima de su propósito y viaje que deseaba hacer, y tener en poco cualquiera suma de gastos que por ellos se aventurasen cuanto mas siendo tan poco lo que pedia » (2). Más adelante dice: «Satisfecho pues el magnifico y muy ilustre Duque de las razones que Cristobal Colon le dió y entendida bien aunque no cuanto era

digna, la importancia y preciosidad de la empresa que acometer disponia, teniendo fé y esperanza del buen suceso della y prosperidad; determina de no disputar más si saldria con ella ó nó y magnifica y liberalmente, como si fuera cosa cierta, manda dar todo lo que Cristobal Colon decia que era menester, hasta 3 ó 4000 ducados con que hiciese tres navios ó carabelas proveidas de comida para un año é para mas y de rescates y gente marinera y todo lo que mas pareciere que era necesario, mandando con extrema solicitud se pusieren los navios en aquel rio del Puerto de Santa María, en astillero sin que se alzase mano de ellos hasta acabarlos» (3).

El poderoso magnate andaluz tenía, en efecto, medios suficientes para realizar por propia cuenta el descubrimiento: los cronistas contemporáneos ensalzan el poderío y colosal fortuna de los Duques de Medinaceli, que no reconocían por aquel tiempo más rivales que al Duque de Medina Sidonia y al famosísimo Marqués de Cádiz: mas para acometer empresa de tamaña importancia, y aunque el Duque podía como señor feudal-en el sentido que cabe aceptar" esta frase tratándose de España y del siglo xv— tener fustas y carabelas en el Mediterráneo y en el Atlántico (4), era preciso que los Reyes concedieran su licencia, y de obtenerla trató el ilustre prócer.

Al llegar á este punto nos faltan documentos por los que podamos seguir el curso de las negociaciones entre el Duque y los Reyes; sin embargo, con algunos datos que se contienen en la carta citada, con lo que nos dicen Las Casas y los cronistas generales del reinado y con algunos documentos que se refieren á descubrimientos y empresas marítimas realizadas por los españoles antes de la llegada á España de Cristobal Colón, podremos establecer alguna hipótesis: para ello observamos:

1.° Que el Duque de Medinaceli tenía necesariamente que poner en conocimiento de los Reyes su propósito de enviar á Colón á realizar el descubrimiento: no era posible que sin permiso expreso de los Reyes saliera la expedición de puertos españoles; pruébase esta afirmación por el examen de algunas Cédulas Reales concedidas á súbditos españoles para descubrir tierras, en las cuales se dice terminantemente que no puedan salir del reino expediciones marítimas sin el permiso real: es curiosísimo el estudio de estas Cédulas (5), y sobre todo la comparación entre los derechos que en ellas se conceden á los descubridores y las peticiones que formuló el genovés en Santa Fe; dadas estas diferencias ¿era político en un Monarca semi-extranjero para Castilla, conceder á un italiano lo que no se concedía á los naturales del reino? ¿Podía herir de tal suerte la vi

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