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Segun la opinion de todos los autores, los Guanches Palmeses no sabian escribir; mas habiéndose encontrado desde el siglo pasado ciertos caracteres grabados en la roca de la cueva de Belmaco, cuyos signos han sido y son en nuestros dias objeto de serias investigaciones, me cumple exponer lo que respecto de los mismos se ha dicho y escrito.

El primero que se ocupó de ellos fué el historiador Viera y Clavijo, quien se expresa en los términos siguientes (1): «Se habia creido, que ciertos caracteres que se divisan á mo>>do de inscripcion sobre una lápida de la bella cueva del >> barranco de Velmaco en la isla de la Palma (habitacion del »Príncipe Tedote), ofrecian un monumento nada equívoco, >>de que aquellos naturales poseian algun conocimiento del »arte de escribir; pero una persona cordata, que examinó >>prolijamente los referidos caracteres, grabados no en una >>lápida movible, sino en un peñasco firme, cortado en for>>ma de sepulcro, depone que á la verdad no parecen sino >>unos puros garabatos, juegos de la casualidad ó de la fan>>tasía de los antiguos bárbaros. Debemos, pues, hacer de >>>este monumento de la Palma, el mismo juicio que hizo Mr. »de Maupertuis de la inscripcion del mismo género, que »observó en la Laponia Setentrional al tiempo de su famoso »viaje, para determinar la figura de la tierra». Por respetables que sean los juicios críticos de aquel ilustre escritor, no me atrevo yo sin embargo á aventurar otro igual respecto del punto que nos ocupa. Por una parte ignoro la disposicion del lugar en que se encuentran trazados esos signos, y por otro cuanto se dijera seria aventurado y conjetural, por carecer de los conocimientos necesarios para emitir un juicio que se acercase á la verdad.

Más tarde D. Mariano Nougues Secall, en sus cartas histórico-filosófico-administrativas, sobre las islas Canarias, inserta por nota una carta que, en union de los dibujos de los signos encontrados, le remitió D. José Fierro. Dice así (2):

(1) Viera y Clavijo, op. cit., tom. I, lib. II, § XIII, pág. 143.

(2) D. Mariano Nougues Secall, Cartas Histórico-filosófico-administrativas sobre las islas Canarias. -Santa Cruz de Tenerife, 1858: Carta 16, pág. 155.

"Las dos lápidas fueron halladas en 1752 por el Gober»nador militar D. Domingo Vandewalle del órden de Cala>>trava, que pasó al lugar de Mazo con el escribano D. San>>tiago Albertos á reconocer un muerto desriscado cerca de >>la cueva de Belmaco.

«La lápida n.o 1.° tiene cuatro varas de largo y tres de »ancho, y la del número 2.o una vara y tres cuartas de lar»go y vara y cuarta de ancho. Los caracteres que contienen >>todos guardan la figura que manifiestan, con la adverten»cia de que en la figura del medio n.o 1.° se halla desmoro»>nada en aquella parte. Cuando llegó á esta isla el sabio >>Obispo D. Antonio Tavira y Almazan, le dió D. José Van>>>dewalle copia de estas dos lápidas, y examinadas por dicho »Prelado en 6 de Agosto de 1794, le manifestó que eran des>>>conocidos estos caracteres de las lenguas de las naciones >>cultas, y que el P. Chorcheill, en su obra de las memorias »>antiguas que de todas las naciones habia publicado, pre>>sentaria éstas, si hubieran llegado á su noticia.

>>>Otro opina que siendo el principal timbre de los chinos. >>un burgado ó caracol que usan en sus banderas y pabello»>nes, acaso pudieran ser chinos aquellos que trabajaron las »lápidas, dejando para memoria grabadas las armas de su »nacion y orígen.

>>Es copia de un ejemplar de estas lápidas, que se halla >>al fólio 388 del protocolo 41 de la casa del Sr. Coronel D. >>Luis de Vandewalle Marques de Guisla Guiselin».

Hace pocos años que mi amigo el baron K. von Fritsch, publicó un notable trabajo sobre las islas Canarias, el más exacto que se haya hecho hasta nuestros dias, no olvidando en él ocuparse de los signos de Belmaco que copió y acerca de los cuales dice (1): «Visité muchas cuevas de bastante in»terés, como igualmente la llamada cueva de Belmaco, de »>la que ya han hablado antiguos autores Españoles, porque >>observaron que delante de la entrada aparecen dos gran>>des piedras con signos grabados en arabesco y espiral,

(1) Von Fritsch.

»que difícilmente podian cincelarse sin el auxilio de algun >>instrumento metálico teniendo de tres á cuatro milímetros »de profundidad y un centímetro de extension: ahora cabe >>la duda si estos signos pueden atribuirse á un trabajo pri>>mitivo de los Guanches».

Por mi parte, con la memoria que presenté al congreso antropológico en 1878, acompañé todas las inscripciones de las islas, y áun cuando no sea oportuno, debo hacer la historia de los de la de Gran-Canaria, pues con ello rindo un tributo de gratitud á los inteligentes amigos que me auxiliaron en aquel trabajo. Cuando visité en union de mi amigo el Licenciado D. Emiliano Martinez de Escobar la montaña de las Cuatro Puertas, que erróneamente creimos fuese el lugar donde estuvo el Santuario de Humiaya, cuyo error he rectificado en estos Estudios, convencido como estoy de que aquellos restos de habitaciones pertenecieron á un convento de Harimaguadas, nos llamó altamente la atencion los signos que encontramos y cuya significacion nos era como nos es enteramente desconocida. Reservéme para más tarde y mejor ocasion sacar un dibujo así de ellos como del aspecto que la montaña ofrece. Esta oportunidad se me presentó cuando al hablar en 1874 con mi amigo y compañero el Dr. D. Victor Grau Bassas me encontré con un entusiasta por nuestras antigüedades y un verdadero artista.

El mismo se me ofreció á trazar los dibujos y así lo hizo, no tan sólo de los signos y de cuanto notable tiene la montaña, sino de la célebre muralla de construccion megalítica que la rodea por la parte del Sur, cuyos dibujos llevé á París como antes he indicado: mas siendo muchas las personas inteligentes que deseaban examinarlos y sacar copias de ellos; para satisfacer sus deseos escribí al Dr. Grau Bassas, suplicándole se viese con el distinguido fotógrafo D. Alberto Boissier y le acompañase á la montaña de las Cuatro Puertas para sacar una série de vistas fotográficas de aquellos notables restos remitiéndomelas á París. De vuelta á esta isla y deseoso de tener los mismos dibujos y vistas con su escala correspondiente, ofrecióseme para ha

cerlo mi inteligente amigo y agregado al cuerpo de Ingenieros D. Cirilo Moreno, quien cumplió tan bien su ofer ta que además practicó en aquellos lugares escogidos trabajos de arte y de ciencia, de algunos de estos dibujos le pidió copia D. Agustin Millares quien los remitió á Mr. S. Berthelot, y son los mismos que han aparecido despues en su notable obra de las Antigüedades Canarias.

En mi último viaje á París llevé todo lo relativo á las inscripciones encontradas en las islas, y las que uní á la memoria que presenté en el congreeo universal en una de cuyas sesiones mi distinguido colega M. Larrivière halló gran analogia con las que el rabino Mardoqueo encontró en el imperio de Marruecos.

Á la verdad, fuera de esos signos hallados en la cueva de Belmaco, pero cuya significacion no se sabe todavia, nada hasta el presente se ha encontrado en la isla de la Palma que nos revele que aquellos habitantes tuviesen un sistema de escritura que trasmitiese á las posteriores generaciones su historia, ni acontecimiento alguno de esos que forman época en la vida de los pueblos. Ni aún su literatura, en la cual se conserva siempre y se enseña a la posteridad la série de los Reyes ó las hazañas de los héroes, ha llegado á nosotros, pues se ignora por completo si la tenian ó nó. Es de suponer, sin embargo, que en sus romances populares cantasen sus guerras y sus amores, porque la poesía que ha existido entre los pueblos más bárbaros de la tierra no podia ser extraña á los Guanches Palmeses.

V.

TRADICIONES.-HECHOS NOTABLES.

Consecuencia de lo anteriormente expuesto es la falta de tradiciones de aquellos naturales, y por lo que hace á los

hechos notables sólo se conservan los que el Padre Abreu Galindo pudo recoger muchos años despues de la conquista de la isla, sin que los demás autores que le sucedieron añadan cosa alguna á lo escrito por aquel. Asi pues me concretaré a extractar lo que dice (1).

Como en otro lugar he indicado, eran frecuentes las guerras entre los soberanos de los diversos estados de la Palma, las cuales no tenian por objeto la conquista de ajeno territorio, sino únicamente el demostrar los combatientes su valor y su denuedo. Para ello servíales de pretexto el menor agravio verdadero ó fingido, pero cuyo resultado era harto lamentable por las muertes que causaban y los destrozos y talas á que daban lugar. Sirvan de ejemplo los siguientes. Siendo Señor de Ahenguareme, Ehentire, tuvo ciertas diferencias con Mayantigo, que lo era del término de Adirame, y habiendo reunido ambos sus gentes, diéronse una batalla de la que salió el último mal herido del brazo izquierdo por habérselo pasado con una Moca ó lanza de madera cerca de la mano. Viendo Mayantigo que la herida producia efectos fatales y que la gangrena iba subiendo ya cerca del codo, él mismo se lo tronchó por este punto con la mano derecha, por cuya razon le llamaron despues Aganeye, que quiere decir brazo cortado. Mas, gracias al socorro que en esta guerra le prestó su hermano Azuquahes, valiente como él, vencieron y derrotaron á Ehentire, que aunque era manco de nacimiento tenia tanta fuerza en el único brazo que le quedaba, que era el derecho, que no se hacia sentir la falta del izquierdo.

Suscitáronse tambien disensiones entre Atogmatoma, el jefe más poderoso de la isla por la extension del territorio que mandaba y el número de gente de que disponia, y Tanausu su sobrino, Señor de Acero, el punto más inexpugnable de la isla. Atogmatoma se puso al frente de doscientos hombres y marchó contra su sobrino, al que encontró en la entrada de Acero, por el término de Aridame, donde

(1) Abreu Galindo, op. cit., lib. III, cap. V, pág. 176.

TOMO II.-15.

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