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Es propiedad del autor.

PRELIMINARES.

En este segundo tomo debia yo comenzar por el Origen de los Guanches y continuar la Conquista de las Canarias, conforme al plan que desde un principio habia formado; pero siendo ya el primero bastante voluminoso, me he visto en la necesidad de terminarlo con los reinos de Gran-Canaria, continuando en éste con los de Tenerife, Palma, Gomera y Hierro, para seguir con el orígen de sus primitivos habitantes Ꭹ finalizarlo con la conquista.

En la parte ya publicada de estos Estudios, he procurado en lo posible esclarecer la verdad y poner de manifiesto las inexactitudes que he encontrado en los que han escrito sobre las Islas. Lėjos de mí creer que estoy exento de lo que es natural en el hombre; esto es, del error; mas con el objeto de evitar el caer en tal escollo, he estudiado cuidadosamente los autores, he compulsado las notas, he buscado cual ha sido el primero que ha tratado sobre la materia, y seguido paso a paso todo lo que se ha escrito despues. Á la verdad, en esta parte me ha sorprendido no poco el ver como de un acontecimiento natural, y áun si se quiere vulgar, se ha forjado otro muy distinto, desfigurando por completo el primero.

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Como he encontrado numerosos hechos contradictorios

en nuestros escritores, me he apresurado á poner en claro lo cierto con documentos fidedignos que no pueden ofrecer la más leve duda, á fin de no seguir ciegamente al que me pareciera estar más en lo cierto, sin omitir lo que los demás hayan dicho, sin preocuparme demasiado de la forma, pues áun cuando no ígnoro que el buen lenguaje, la delicadeza en la frase y un estilo correcto y elegante embellecen toda obra, y son especialmente necesarios tratándose de la historia, severa y árida por sí, ya porque la índole de estos trabajos no lo requiere necesariamente, ya porque por mi parte, carezco de aquellas dotes, no he podido añadir ese atractivo á mis Estudios, prefiriendo en ellos la verdad y la exactitud de los hechos.

El método que hasta ahora he seguido para enlazar los varios puntos que forman la historia de las Islas, me ha preocupado muchas veces; pero como en mi concepto los documentos antropológicos y loipográficos son más seguros que muchos de los escritos que suelen estar con frecuencia llenos de inexactitudes, me he atenido á aquellos más que á éstos al tratar cierta clase de cuestioues.

Desde luego se adivina que el punto culminante á que se dirige cuanto hasta ahora he expuesto, es la investigacion del Origen de los Guanches, asunto que llama hoy justamente la atencion de los antropólogos y respecto del cual sugetos eminentes han escrito con alguna extension: la geología y la paleontología, ó séase el suelo y el habitante, deben guardar armonía en su desenvolvimiento, á fin de seguirlos paso á paso en sus manifestaciones. Esta ley universal tiene, al parecer, su excepcion en nuestras islas y sus antiguos habitantes: de aquí las dificultades sumas con que he tropezado al ver un pueblo que no solamente no correspondia al suelo que habitaba, sino que era como eslabones sueltos de la cadena paleontológica, cuyo enlace, sin embar go, es preciso buscar practicando investigaciones que unifiquen lo que naturalmente ni puede ni debe estar separado.

No dejo de conocer que tales cuestiones son de por sí bastante áridas para aquellos que pretendan que la historia

de las Canarias sea alguna novela ó un artículo de periódico; mas hoy con el sistema de investigaciones para llegar al conocimiento exacto de la verdad en todos los terrenos, tiene el historiador que ser muchas veces cansado y fastidioso para los que no desean adquirir un conocimiento profundo de lo que leen. Por mi parte no negaré que tengo una decidida aficion por esta clase de estudios; aficion que tiene un fundamento científico, pues que el conocimiento del orígen de los pueblos no es un hecho aislado, sino que se enlaza con todos los conocimientos humanos, auxilía todas las ciencias y resuelve cuestiones que hasta ahora no tenian solucion al parecer.

Á pesar del cuidado particular que he puesto en no agraviar á persona alguna, como tampoco á criticar con acritud á los escritores que me han precedido en la historia de las islas, á quienes he tratado siempre con el respeto y consideracion que se merecen, he sido víctima de algunas personas abiertamente reñidas con todo lo que sea progreso y adelanto, y de cuya posicion y diplomas debia esperarse otra cosa. Condenada esta obra por un Sínodo de teólogos, que entenderán mucho de las Ciencias sagradas; pero que ignoran completamente los elementos más triviales de la geología, de la paleontología y de todo aquello que se relaciona con la historia del mundo y del hombre, han llevado su ensañamiento hasta intentar privarme, aunque nada han conseguido, de mi clientela, pintándome á los ojos de los timoratos como un ateo, y por lo mismo desprovisto de conocimientos médicos.

Si fuera á hacer la historia de mis persecuciones, referiria cosas que pondrian en ridículo á sugetos que ocupan una elevada posicion en la gerarquía eclesiástica; pero áun así no quiero zaherirlos, y espero que algun dia se arrepentirán, si en ellos cabe el arrepentimiento, reconociendo su ignerancia, si es tambien que son capaces de creer que no todas las ciencias se encierran en la teología, y que la categoría de obispos ó de canónigos no son una garantía suficiente para entrar á discutir y resolver cuestiones que están

muy fuera de sus alcances como simples teólogos.

Lo que si han conseguido es que muchos de mis suscritores se hayan retirado, inducidos por sus consejos ó por sus amenazas, porque de todo ha habido, abrigando tal vez la esperanza de que, privado de esos ingresos, suspenderia la publicacion de estos trabajos. Mas no ha sucedido así, porque en mi empeño de continuarlos y llevarlos á término, he hecho sacrificios incalculables, hasta el punto de haber de montar un establecimiento tipográfico que me ha costado muchos miles de francos. No sé si al fin, aunque otra cosa no sea, llegaré á reintegrarme de tan crecidos desembolsos, porque no escribo con idea de lucro, y sí sólo llevado de mi inclinacion á esta clase de estudios y con el objeto nobilísimo de prestar á las islas Canarias un servicio, recopilando todo lo perteneciente á su historia, para que otros más inteligentes levanten con estos materiales un monumento de que mis fuerzas no son capaces.

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