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seis naos inglesas, apresando á su general, ademas de ocho mil hombres y el rico tesoro que conducian; llenando luego de terror las costas de Inglaterra, que hostilizaron con valor y buen éxito. Iguales ventajas, logradas contra las escuadras portuguesas en el Guadalquivir y en el rio de Lisboa, contribuyeron á concertar la paz entre ambas coronas. Esto prueba que no habian cesado en Castilla los elementos de su prosperidad marítima, cuales eran la proteccion y fomento de su comercio interior y exterior, como se nota en algunas disposiciones de las córtes de 1371, que facilitaban el tráfico de los mareantes de los puertos de Castilla, Vizcaya y Guipúzcoa con los de Asturias y Galicia 3. Continuó este sistema Don Juan 1.0, y las victorias logradas contra las armadas de Portugal en 1381 y 1384 le convencieron de su acierto *. Resplandeció su política y su generosidad en la em bajada al soldan de Babilonia, solicitando la libertad del rey de Armenia ', dando asi una idea á los príncipes de oriente del poderío y magnanimidad de los de Castilla, y abriendo á sus vasallos nuevas relaciones para su comercio é ilustracion. Habiendo finalmente concluido el ventajoso tratado del casamiento de su primogénito Enrique 111 con Doña Catalina, hija del duque de Alencaster, aseguró la paz y cortó las miras ambiciosas de los portugueses. Como aquella princesa (segun algunos escritores) trajo de Inglaterra en parte de su dote el ganado merino, cuyas lanas mejoraron tanto en nuestro cli

I Crón. de Enrique 11, año 1371, cap. 10, y año 1374, cap. 9.— Disc. sobre los progresos en España del arte de navegar, pág. 32 y siguientes.

2 Crón. de Enr. 11, año 1370, cap. 5.o, y año 1373, cap. 5.o, 6.o Y 7:0

3 Cortes de 1371, pet. 31.

4 Crón. de D. Juan 1, año 1381, cap. 4, y año 1384, cap. 7 y 8. Crón. año 1380, cap. 6, y año 1383, cap. 2, 3 y 4.

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6 Crón. año 1387, cap. 6 y 7, y año 1388, cap. 1.o y siguientes. 7 Salazar de Mendoza, Dignidades de Castilla, lib. 3, cap. 23.Flórez, Reinas Cat. tom. II, pág. 696. Tratando el Sr. D. Josef Antonio Conde en su Hist. de los Arab. de España (tom. 1, cap. 94) del esmero con que el rey de Córdoba Alhaken, que murió el año 976,

ma, se estableció un nuevo ramo de comercio, y se fomentaron las fábricas de paños, que eran poco des. pues un manantial de riqueza para la nacion. Pero estas guerras felices y estos tratados ventajosos causaron al mismo tiempo gastos tan considerables que los vasallos estaban consumidos por la exorbitancia de las contribuciones.

18. Enrique 111 los alivió de este peso recogiendo el fruto de la política de su padre, y fijando un sistema de economía y templanza propio de su caracter moderado. Honró mucho á los hombres doctos; y solia decir que no aprovecharon menos á los atenienses los sabios consejos de Solon, que las armas victoriosas de Temistocles. Tuvo discrecion y acierto para elegir ministros y consejeros, para captarse la amistad de los grandes potentados, y para conocer las costumbres, leyes y comercio de los paises mas remotos enviando embajadores, entre otros al emperador de los turcos Bayaceto, al soldan de Babilonia, al Preste Juan, señor de la India, y al Gran Tamorlan, á quien repitió la embajada con ricos presentes, habiendo ido los encargados de ella á Constantinopla, y desde allí á las riberas del Eufrates, á Armenia, á Persia y la India hasta Sumarcante, donde hallaron al Tamorlan, que murió en este tiempo. Asi pudieron dar á su regreso noticias exactas de estos paises, como lo

fomentaba la prosperidad de su reino, dice que muchos pueblos se entregaban á la ganadería, y trashumaban de unas provincias á otras, procurando á sus rebaños comodidad de pastos en ambas estaciones, dando lugar á que se renovasen las yerbas. En la mesaifa ó estacion de verano los conducian á las alturas frescas hacia el norte ú oriente, volviendo al fin de la estacion para la Mesta ó invernadero hácia los campos abriga➡ dos del mediodia ó poniente. Estos árabes, añade, se llamaban Moedi nos vagantes ó trashumantes, y es facil que por alteracion del nombre haya procedido de él el de nuestro ganado merino. Esta juiciosa observación del Sr. Conde desvanece las etimologías caprichosas que se han intentado dar á las palabras mesta y merinos; y prueba que 412 años antes que viniese á España la reina Doña Catalina, ya los árabes españoles practicaban la trashumacion de los ganados, y conocian por consiguiente la mejora y perfeccion que sus lanas adquirian por este medio.

I Gil Gonzalez Dávila, Hist. de Euriq. 111, cap 5.o

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Gonzalez Dávila, Hist. de Enr. III, cap. 71.

y

hicieron en su Itinerario que disfrutamos impreso . Con 1. tantos conocimientos traidos de fuera, y la proteccion que adentro se dispensaba á las artes, florecieron estas en Sevilla, Toledo y otras ciudades, donde las armas bien templadas, las alhajas primorosas y los exquisitos paños competian con los artefactos extrangeros, si no los aventajaban. La abundancia general produjo nuevas ideas de comodidad, refinó el gusto, y acrecentó en todas las clases el lujo, que en vano se intentó reprimir con nuevas leyes coactivas. Al confirmar el rey los privilegios á Bilbao, suprimió ciertos derechos que entorpecian su tráfico con los pueblos comarcanos. Este fue el primer rey de Castilla, que para fomentar la construccion naval el comercio entre sus vasallos, dictó aquella famosa ley para que los navíos de los naturales de su reino fuesen preferidos en los fletes y cargamentos á los extrangeros, aun por los mercaderes de otras naciones, establecidos en España. Prosperando asi las artes y el comercio, mantuvo la marina militar su poder y su respeto, como lo experimentó Portugal, cuando quebrantando imprudentemente las treguas concertadas, se empeñó en una guerra de tres años, en la cual, destruidas sus fuerzas marítimas y saqueadas sus costas por el almirante de Castilla D. Diego de Mendoza, se vió obligado á pedir la paz ó la continuacion de las treguas '. Igual escarmiento tuvieron los moros en el mediterráneo y los ingleses en el océano con las atrevidas empresas de D. Pedro Niño, que destruyendo sus pueblos marítimos, batió y apresó dentro de sus mismos puertos las naves que en ellos se abrigaban. De mayor importancia para nuestro objeto fue la expedicion á las Canarias que unos refieren al año 1393 y otros á 1399 . Aso

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Publicóle Argote de Molina en Sevilla, año 1582, en fol., le reimprimió el Excmo. Sr. D. Eugenio de Llaguno año 1782, 4.° 2 Semper Hist. del lujo, tom. 1, cap. 7, pág. 171.

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Crón. de Enr. 111, año 1393, cap 21, nota 2.2 del editor. 4 Véase íntegra en el Apéndice á la Coleccion diplomática, núm. 2 5 Gonz. Dávila. Hist. de Enr. 111, cap. 54.

6 Crónica de Enr. 111, año 1393, cap. 20. Gonz. Dávila, Hist. de Eur. 111, cap. 79. Este autor, Ortiz de Zúñiga y Viera colocan en 1399 estos sucesos de aquellas islas.

ciáronse en Sevilla algunos andaluces y otros aventureros de Vizcaya y Guipúzcoa, que con permiso de Enrique iri aprestaron una escuadra de cinco navíos con que reconocieron una parte de las costas de Africa y las de Fuerteventura, Canaria, Hierro, Gomera y Tenerife, y cayendo sobre Lanzarote, saquearon sus poblaciones, cautivaron al rey, á la reina y á ciento setenta isleños, y con los cueros, animales y cera, de que sacaron mucha ganancia, volvieron á Sevilla, informando al rey de la facilidad de la conquista, y excitando en otros la codicia de emprender expediciones tan lucrativas. Cuando pocos años despues conquistó aquellas islas Juan de Betancourt, por noticia que de ellas tuvo de ciertos aventureros franceses que las habian visitado en compañía del español Alvaro Becerra, consta que rindió homenage al rey D. Enrique 111 de Castilla, pidiéndole proteccion, auxilio y provisiones: juramento y vasallage, que habiendo muerto D. Enrique, repitió á D. Juan 11 y á la reina Doña Catalina, como su madre y tutora, en Valladolid á 25 de Junio de 1412, por el señorío de las Canarias conquistadas y por conquistar *: y ciertamente sin tan poderosos auxilios no hubiera podido Betancourt vencer la resistencia de los isleños, ni calmar las inquietudes y reyertas de sus consocios y paisanos. Lo mas notable es que las costas de Africa, visitadas ya anteriormente por los aventureros normandos hasta el cabo de Sierra Leona, fijaron la atencion de Betancourt, aun antes de concluir la conquista de las islas; y con una fragata y quince hombres recorrió desde cabo-Cantin hasta el rio del Oro, que está mas allá del de Bojador, haciendo algunos cautivos, adquiriendo noticias de los puertos, y proyectando construir alguna fortaleza para poner en contribucion el pais, lo cual excitó

1 Viera, Hist. de Can. lib. 7, § 2.

2 Viera, Hist. de Canarias, lib. 3, § 29, 34 y 36, y lib. 4.o, § 8. 3 Sierra Leona en lat. 8° 30′ N; y long. 6o 35' al Ó de Cádiz. 4 Rio del Oro, su punta setentrional en lat. 23° 41′ N, y long. 9° 42' O de Cádiz.

5 Está en lat. 26° 10′ N, y long. 8° 13′ O de Cádiz.

los zelos del rey de Fez hasta el punto de disponer un armamento para invadir las islas Los castellanos no cesaron de frecuentar la navegacion á ellas, y adquirieron de este modo grandes conocimientos y cierta posesion en las costas de Africa.

19. Las riquezas que producia á los venecianos el comercio de la especería, perfumes, piedras preciosas y otras producciones de la India, y las noticias vagas de haber alli un rey cristiano, conocido con el nombre del Preste Juan, excitaron en los portugueses el deseo de hallar por el Océano un nuevo camino para conocer este pais y hacer directamente aquella negociacion. Contribuyó poderosamente á acometer esta empresa el infante D. Enrique, quien despues de informado por los moros de Ceuta de la extension de la tierra interior del Africa y de los pueblos que la habitaban hasta la Guinea, vivia retirado en Sagres, aplicado á las matemáticas y á la geografía. Celoso por dilatar la fe católica y adquirir un buen nombre para con la posteridad, determinó emprender á sus expensas la conquista y descubrimientos por la costa de Africa, con objeto de proporcionar tambien á la orden de Cristo, de que era Gran Maestre, nuevos medios de prosperidad y de gloria 3. A este fin envió por dos veces en 1419 navíos que reconocieron aquellas costas hasta setenta leguas mas allá del cabo de Non, que se dice nadie habia osado doblar hasta entonces, sin embargo de estar frontero y como veinte y cuatro leguas de la isla de Lanzarote, una de las Canarias. Al año siguiente fue Juan Gonzalez Zarco en otro navío, y sobreviniéndole un recio temporal, corrió por el mar sin direccion determinada, y. avistando la isla de Puerto

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Viera, Hist. de Canarias, lib. 3.o, § 28, y lib. 4.o, § 4, lib. 6.o § 28, y lib. 8.o, § 25.

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Hist. del descubrim. y conq. de la India por los Portugueses por Hernan Lopez de Castañeda, lib. 1.o, cap. 1.o

3 El P. Fréire, del Oratorio de Portugal, bajo el nombre de Cándido Lusitano, imprimió en Lisboa el año 1758 la Vida del Infante Don Enrique, que tradujo al frances Mr. l'Abbé de Cournand, y publicó en 1781. Véase el lib. 3.o

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