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cuanto pertenecia al padre y perteneciese á él en lo sucesivo; le puso en posesion de la gobernacion de las Indias 2, é hizo merced á D. Bartolomé Colon de que disfrutase el sueldo de contino sin embargo de no residir en la corte, y quiso se le conservase la isla de la Mona que el almirante le habia dado en repartimiento *. Nada dirémos de los altos y distinguidos empleos, de las honoríficas distinciones que posteriormente han obtenido sus sucesores de todos los monarcas españoles, nombrándolos vireyes, capitanes generales, presidentes y gobernadores de los consejos; á cuyas eminentes honras se debe añadir la Grandeza de España, declarada de primera clase por el Sr. D. Felipe y en 18 de Abril de 1712, á la casa y estado del duque de Veragua; y de los honores que aun en nuestros dias se han dispensado á las cenizas y á la buena memoria del primer almirante y descubridor del Nuevo-Mundo . Todo esto es cierto, es público y notorio; pero en el diccionario y lenguage de algunos escritores modernos suelen calificarse los vicios de virtudes, la generosidad de ingratitud, y el amparo, asilo y hospitalidad, de abandono, persecucion y desprecio. Oh! si la demostracion que acabamos de hacer sirviese para penetrar el verdadero significado de las frases artificiosas y del estilo falso y seductor con que pretenden obscurecer la verdad semejantes impostores!

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62. La conducta del comendador Francisco de Bobadilla, y el abuso que hiciera de su autoridad, no puede imputarse de modo alguno á los Reyes-Católicos, ni á su gobierno, ni á su nacion. El establecimiento de la isla Española llegó al estado mas deplorable en 1498. Las noticias opuestas y contradictorias, que recibian los reyes sobre el origen y causas de aquellos disturbios, les pusieron en gran conflicto. El almirante se quejaba de Rol

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dan y sus secuaces, y estos acusaban al almirante y á su hermano el adelantado de hombres nuevos que no sabian gobernar á gente de honra, de tiranos y de crueles. Se mejantes y peores acusaciones repetian los descontento's que se presentaban en la corte, y esto no pudo menos de infundir sospechas que acrecentarian los émulos del almirante. Sus ponderaciones sobre la riqueza de la isla se desvanecian en los efectos: la falta de noticias por al gunos meses originaba cuidados: la esclavitud impuesta a los indios por Colon arbitrariamente, y la venta que por su mandado se hizo de algunos de ellos en Andalucía, irritó sumamente el piadoso ánimo de la benigna.reina: la privacion de mantenimientos á los que cometian, cualquier delito pareció á los reyes una pena igual á la de muerte: la creacion de adelantado de las indias que hizo el almirante en su hermano D. Bartolomé, sin anuencia de la corte, se creyó una usurpacion de la autoridad -Real, à la que compete únicamente la institucion de tan caltas dignidades. Estas y otras razones semejantes, y en -especial las expuestas por el almirante contra los revoltosos, motivaron la resolucion de enviar á la Española ún sjuez superior con plena's facultades para conocer de todo lo pasado y castigar á los delincuentes. Recayó la eleccion en Bobadilla, que gozaba el concepto de buen caballero, muy honesto y religioso, como lo dice el cronista -Oviedo, y lo confirma el obispo Casas, añadiendo que

Muñoz, Hist. del Nuevo-Mundo, lib. 7, inédito aun. De allí hemos extractado estas noticias, aunque comprobándolas con las que dan los escritores coetáneos citamos tambien.

2

que

Casas, lib. 1, cap. 176; y en un opúsculo que imprimió en Sevilla en 1552 sobre el octavo de los remedios que propuso en una junta el año 1542 para reformacion de las Indias, plana 5. Remesal, Hist. de Chiapa y Guatemala, lib. 2, cap. 10, § 3.- Véase el número 134 de la Colec. diplom.

3 Colec. diplom., núm. 97.

4 Casas, lib. I, cap. 101. Esto parece fué en 1494 recien llegado á la Española D. Bartolomé; pero por hacer á ambos merced los reyes le expidieron despues el título de adelantado en 22 de Julio de 1497. Colec. diplom. núm. 122.

5 Oviedo, Hist. gen. de las Ind., part. I, lib. 3, cap. 6.

nunca oyó entonces, cuando tanto se hablaba de él, cosa deshonesta ni que supiese á codicia, ni aun despues de su deposicion y muerte. Extendiéronse los despachos y provisiones en los términos mas justificados y decorosos al almirante mismo. En ellos se le encargaba á Bobadilla que despues de bien enterado de todo, y la informacion habida y la verdad sabida, á los que por ella hallaredes culpantes, prendedles los cuerpos, y secuestradles los bie nes 2; y á los concejos, justicias &c se prevenia que si: entendiera (Bobadilla) ser complidero á nuestro servicio é ejecucion de la nuestra justicia, que cualesquier caballeros é otras personas de los que agora estan, é de aquí adelante estuvieren en las dichas islas y Tierra-firme, salgan dellas, é que no entren ni esten en ellas, y que se vengan y presenten ante Nos, que lo él pueda mandar de nuestra parte, é los faga dellas salir3. Como Colon ejercia allí entonces un mando superior, era fácil prever que la ambicion de un juez nuevo que podria sustituirle por mucho tiempo en caso de ser culpado, era grande obstáculo para obrar con rectitud é imparcialidad en sus procedimientos; y esta circunstancia quizá no fué bien examinada y ponderada. Sin embargo, cuando los reyes se determinaron á proveer de despachos á Bobadilla, mandando al almirante mismo, y á las demas autoridades de la Española que le entregasen las fortalezas, aun sin intervenir en su entrega y homenage portero conocido de la casa real *, cuya asistencia á tales actos era de ley, no podemos menos de decidirnos á creer que las prendas y calidad de Bobadilla eran muy apreciadas de unos prín-. cipes tan justificados como conocedores de las personas, y que el almirante habria dado algun motivo para que temporalmente, al menos, se le privase de su gobernacion. Apoya esta sospecha el cronista Oviedo cuando dice, que las mas verdaderas causas de la deposicion ó

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prision del almirante quedábanse ocultas, porque el rey é. la reina quisieron mas verle emendado que maltratado 3. Aunque las cédulas y provisiones Reales se expidieron en 21 de Marzo, 21 y 26 de Mayo de 1499, todavía no se despachó al comendador hasta Mayo del año siguien te: tal vez porque los reyes siempre atentos á Colon, aguardaban mejores nuevas de la Española, que les evitasen el sinsabor de una providencia que tomaban, al parecer, en fuerza de importunaciones. Llegaron dos navíos entrado ya el año 1500 con los procuradores de ambos partidos. El almirante enviaba procesos legales y relaciones mas autorizadas; pero no llegaban á los oidos de los reyes tan animadas como las quejas que de su rigor, des su injusticia, de su ambicion y de otros delitos daban á viva voz una multitud de gentes venidas de Indias, que al mismo tiempo pedian sus sueldos atrasados, el premio de sus servicios, el resarcimiento de sus daños, y todos justicia contra el extrangero que creian ser el origen y causa de sus males. Vez hubo de juntarse en el patio de la Alhambra de Granada cincuenta de estos quejosos, rodear al rey y molestarle con incesantes clamores, llegando su osadía hasta insultar con dicterios á los hijos del almirante que servian en palacio. Tantas y tales quejas obligaron á los reyes á procurar inquirir la verdad y administrar justicia; y así despacharon al fin á Bobadilla, que salió hácia mitad de Julio y llegó á la Española á 23 de Agosto de 1500, cuando ya estaba casi extinguida la rebelion y el remedio era por consiguiente in-, tempestivo y aun perjudicial. Los malcontentos se aprovecharon de esta coyuntura, y Bobadilla, creyéndose de ligero, ó provocado de ambicion, procedió con menos cordura y prudencia, y con menos consideracion que la que debia á los respetos del almirante y sus hermanos, de cuya casa y de cuanto tenia se apoderó y se sirvió como de cosa propia. En la desgracia casi todos abandonaron á

I Hist. de las Ind.,
gen.
lib. 3, cap. 6.
2 H. Colon, Hist. del Almirante, cap. 85.

Colon, y sus pocos amigos estaban acobardados ó atónitos por la pasion del juez y suma desenvoltura de los malcontentos, y así fué fácil hallar en las pesquisas testigos que acriminasen las faltas ó defectos de los Colones. Prendió á los tres hermanos, y aherrojados con grillos los puso en las carabelas, con orden de traerlos á España y entregarlos al obispo D. Juan de Fonseca. Partieron del puerto de Santo Domingo á principio de Octubre, y Îlegaron á Cádiz el 20 o 25 de Noviembre, habiendo sido bien tratados de Alonso de Vallejo y Andres Martin, que mandaban las carabelas; y quisieron quitarles los grillos, aunque no lo consintió el almirante hasta que los reyes lo mandasen; pero le facilitaron apenas llegaron á España que un criado de su confianza saliese secretamente con sus cartas para los reyes y otras personas, á fin de que llegasen antes que las del comendador y los procesos que acompañaba.

63. Esta precaucion surtió buen efecto, porque los reyes, que se hallaban en Granada, luego que supieron la llegada y prision del almirante y de sus hermanos, tuvieron mucho pesar, y mandaron que los soltasen, proveyéndole de dineros en cantidad de dos mil ducados, segun entonces se dijo , para que al instante fuese á la corte, adonde llegaron los tres hermanos el 17 de Diciembre. Fueron benignamente recibidos de los reyes, que compadeciéndose de su desgracia les certificaron haber sido contra su voluntad el prenderlos, dándoles al mismo tiempo las pruebas mas sinceras de consuelo y satisfaccion; en especial al almirante, á quien la reina siempre habia mirado con particular afecto y predileccion. Con palabras muy amorosas y eficaces (dice Casas) le prometieron deshacer y remediar sus agravios, y guardarle en todo sus privilegios y mercedes, despues de haber admitido las disculpas que dió por los yerros en que

I

Véanse la carta para el ama del príncipe en la pág. 265 de este tomo, y el núm. 137 de la Colec. diplom. tom. II, pág. 254.

2 Casas, lib. I, cap. 182.

Dec. 1, lib. 4, cap. 10.

TOMO I.

Herrera dice que fueron mil ducados.

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