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y deseo de acertar, y tiene caudal con que continuarle. Nuestro Señor guarde á V. A. como deseo, etc.-Del campo á Grevevorst á 26 de agosto de 1602.

Copia de dos cartas á S. A., fechas en Grevevorst y Warle á 28 y 29 de agosto 1602.

Heróica defensa de la guarnicion de Grave.-Circunstancias que obligan al Almirante á detenerse en el lugar en que escribe, hasta recibir nueva órden del Archiduque.-Considerable número de soldados del marqués de Espínola, que muere cada dia.— Desasosiego del regimiento de Barlemont por haberse cumplido el plazo de su servicio.-Insolente conducta de los soldados del conde Federico.-Peligro de una completa desercion en la gente del conde de Fontenoy, por no abonárseles sus pagas.-Bajas que de continuo se notan en la caballería lijera.-El conde Teodoro Tribulcio y Don Alfonso Dávalos.-Conducta que se sigue en el negocio del maestre de campo Juan Tomás Espina.

SEÑOR.

La carta de V. A. de 24 deste he rescibido hoy 28 dél, y lo que tengo que responder á ella es, que el mismo dia de la data de la carta de V. A. despaché al maestre de campo Juan de Texeda para el mismo efecto que V. A. me mandaba en su carta, el cual creo que habrá llegado en salvo; y remitiéndome á él en le sucedido hasta el dia de su partida, lo que puedo decir del estado de las cosas despues acá es, que la villa de Grave se mantiene bien y se defiende con la misma gallardía que hasta aquí; porque los de dentro hacen cada dia salidas y tocan muchas armas al enemigo, con que le traen desasosegado, segun refieren algunos soldados de su ejército que se han venido á ren

dir cada dia dende que yo me aparté de allí, y particularmente cinco que vinieron ayer y dos que han llegado hoy, y todos refieren que se le va y muere gente al enemigo; y estos dos últimos dicen que ha enviado á Rinberg tres compañías de infantería de cada regimiento y otras compañías de caballería, y que hasta ahora no ha llegado con tres picas al foso de la media luna grande, que está á la puerta de Bolduque, y que la trinchera del conde Mauricio llega ya al foso de la contraescarpa.

Los hombres que envié á Grave avisando al gobernador como iba á socorrerle por la parte de Ravenstein (1), no pudieron entrar y echaron las cartas en un foso; y en teniendo aviso dello, envié otros dos, y hasta ahora no tengo ningun aviso dellos.

Yo me he entretenido aquí, porque me alcance el maestre de campo Juan de Texeda antes de pasar de Wert con la órden de V. A. y la resolucion de las cosas que son necesarias para hacer este socorro, y tambien por aviar el puente que no se puede sacar de la ribera y descargarme de la artillería y otros pertrechos de guerra que se habian traido por el agua y no van conmigo, por no tener caballos limoneros ni carros para ello. Y tambien he licenciado los caballos de Limburg, porque fuera de que son de poco servicio, ni ellos podian entretenerse, ni yo tengo con que hacerlo; y para llevar parte de las municiones que van conmigo, he pedido cuarenta carros de la campiña, y si vinieren mañana, partirémos plasciendo á Dios la vuelta de Wert.

Y tambien me he detenido aquí por aviar los malatos de la gente del marqués Espínola, que son tantos que á él

(1) Todo lo de bastardilla se halla subrayado en el original.

y á mi nos tienen bien embarazados; porque demás de los que habian enfermado hasta que el maestre de campo Juan de Texeda partió, han adolescido mas de mill y seiscientos, y entre ellos capitanes y oficiales y mucha gente particular; y con estos y con la escolta que se les dió para llevarlos la vuelta de Maestricke, salieron de aquí ayer en barcas dos mill hombres de la gente del dicho marqués Espinola, y despues acá me ha dicho que han adolescido mas, que se enviarán esta tarde en seguimiento de los que partieron ayer, para juntarse con ellos; y seria convenientísimo dar puestos al marqués Espinola para curar esta gente, porque de otra manera se perderá todo peresciendo miserablemente. Él hace diligencias extraordinarias para conservarla y curarla; pero es tan general la enfermedad que no bastan su caudal y diligencia para ello, si no se le señalan puestos para po derlos curar mejor.

En los demás tercios y regimientos hay algunos enfermos, pero no en cuantidad que nos embaracen como los de Espinola; y los españoles é italianos viejos, que no llegan á ciento, dejaré en Wert para que se curen alli.

Los del regimiento de Berlaimont andan desasosegados por ser pasado el plazo del último concierto que hicieron con V. A., y me han hablado diversas veces apretadamente sobre ello y hoy particularmente, y yo les sosegué lo mejor que pude, y los envié contentos, ofresciéndoles de escribir á V. A. se sirviese de mandar se cumpla con ellos. Suplico á V. A. se sirva de mandar se haga lo que hubiere lugar, pues sabe V. A. la razon y prendas que tienen para ello.

Tambien hablan con mas libertad de lo que seria justo, los del regimiento del conde Federico, al cual he hablado yo algunas veces, y á algunos oficiales suyos para que TOMO XLII.

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los sosieguen; y aunque el conde Federico hace lo que puede, paresciéndome que sus oficiales no lo toman con tanto calor, he hecho que les digan que miren lo que hacen sus soldados, porque á ellos se les ha de pedir cuenta en las vidas y en las honras, de cualquiera novedad que haya.

La gente de armas, me dice cada dia el conde de Fontenoy, que corre gran riesgo de irsenos de golpe por la necesidad, siendo la paga tan ténue y no haber recibido en los dos meses que han servido en campaña mas que ocho florines y medio, y ser poco el tercio de paga, aunque se continúe para entretenerlos mas. Y yo les he hablado al conde de Fontenoy y monsieur de Prelles, encargándoles hagan las diligencias posibles para sustentarles, y creo que. por lo que á ellos loca no faltarán; porque temen mucho lo que he dicho por la necesidad y por la consecuencia de lo que han hecho otras veces que han servido. Y entretanto que se provée lo que toca al dinero, tendria por conveniente que los entretuviésemos con mandar V. A. que se les guardasen las exenciones y libertades que V. A. les ha concedido, conforme á los privilegios antiguos de los hombres de armas.

De la caballería ligera falta asimesmo gente, habiéndose hecho las diligencias necesarias para que los capitanes no los dejen salir. Y porque ha habido algunos que han disimulado el salir de los soldados, ó han sido negligentes en remediarlo, he pedido al teniente general me avise cuáles son los mas culpados en ello, para suspenderles las compañías, porque ya no se me ofresce otro remedio para excusar este daño.

Al conde Theodoro y á don Alfonso de Avalos he envia. do á la corte de V. A., para que den razon de sí en el ne

gocio de las competencias; y aunque yo no quisiera enviar mas que al uno, cada cual dellos hizo tanta diligencia por ir, que fué necesario enviarlos á los dos; y entiendo que convendria al servicio de V. A. que, ordenándoles expresamente lo que se ha de hacer en lo principal, V. A. se sirviese de tomar algun expidiente suave en lo que toca á la demonstracion del castigo.

Contra el maestre de campo Juan Thomas Spina no hay mas que sospecha, de que él se ha descargado bastan temente, y ansí no me ha parescido hacer ninguna demostracion con él ni con otro de su nacion; porque siendo la culpa original que toca á tantos, y no pudiéndose castigar todos, tengo por mas conveniente al servicio de V. A. resolver la causa principal y disimular el exceso particular, por no castigarle con el rigor que merece, de que podria resultar mayor inconveniente.-En Grevevorst á 28 de agosto 1602.

Ayer avisé á V. A. de lo que se me ofrescia, de que envío el duplicado; y lo que agora tengo que decir es que la gente del marqués Spinola se vá acabando, porque de ayer acá han adolescido otros 200 y mas, y el mismo marqués anda de manera, que temo que ha de adolescer, porque trabaja y siente mucho la enfermedad de sus soldados, y hoy le tomó un desmayo estando conmigo, con accidentes que parescen indicios de enfermedad. Y lo que V. A. se sirviere de mandar que se haga con este ejército, ha de ser con prosupuesto que de la gente del marqués Spínola no se ha de hacer ningun caudal; porque marchando hoy, no llegaron á dos mill y quinientos soldados todos cuantos lcnia en su escuadron, y dentro de seis dias no creo que quedará ninguno al paso que van adolesciendo.

De un trompeta que ha venido hoy del campo del ene

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