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que avisar á V. A. es, que habiendo entendido que el enemigo hacia junta de gente y de artillería, y que la tenia cargada en barcas y pontones para ocupar á Emericqué, ó tomar á Dothecum (1), junté el primero dia de cuaresma cinco mill infantes y ochocientos caballos, y á los 25 de hebrero me puse sobre Emericque, echando primero al enemigo del dique que le tenia ocupado con artillería y sus navíos de guerra, que estaban pegados á las cortaduras del dique por donde se habia anegado el pais; y aunque los de Emericque estuvieron muy renitentes, en cuatro dias tomé la villa por concierto, y el primero dia de marzo metí en ella guarnicion de mill infantes, y' he de meter cien caballos en habiendo provisiones para entretenerlos; y puse por gobernador de aquella plaza al conde de Bucoy con cuatrocientos infantes de su regimiento y doscientos cincuenta alemanes y trescientos cincuenta ó cuatrocientos españoles, y cuatro piezas de artillería, con que por agora estará segura aquella plaza; y creo que el conde de Bucoy la guardará mejor que la gobernaba la primera vez que se ocupó aquel puesto. Y aunque yo esperaba volver á recobrar aquella plaza para castigarle en ella misma, por ser aleman y hermano del baron de Kisel, teniente coronel del regimiento del conde de Berlaimont, y los movimientos que hay en Alemania, me ha parescido no hacerlo agora á sangre fria, y remitir su causa á Bruselas, para que allá se le dé la pena que paresciere justa.

Hernando Lopez de Villanova partió de Colonia á los 18 de hebrero para la corte del emperador, y á la ida y á la vuelta irá haciendo las diligencias necesarias con los príncipes de Alemania para sosegarlos y darles satisfaccion de

(1) Doetichem.

las quejas que tienen deste ejército; y porque no se pierda tiempo va por otra parte el capitan Rodrirtz con otras car, tas mias para los príncipes convenidos en la memoria que va con esta, con instruccion de lo que con ellos ha de tratar; y creo se dará en todo muy buena maña, porque es hombre muy plático y prudente, y soldado muy viejo, que fué teniente coronel del conde Cárlos, y lleva gran deseo de acertar á servir á S. M. y á V. A.

Yo he servido á V. A. en este ejército dende que V. A. me le encargó, con los trabajos de cuerpo y de espíritu, y con los peligros y gastos y pesadumbres que V. A. puede considerar, sabiendo mejor que nadie el estado de las cosas y lo que con él se ha hecho, y la poca asistencia que he tenido para todo, y las grandes dificultades que se han ofrescido y ofrescen para conservarle, habiendo procurado con tanto estudio y cuidado los enemigos públicos y secretos de la Casa de Austria deshacerle, y asistidome con tanta remision los que habian de procurar lo contrario; y con todo esto se halla en el estado que á V. A. he escrito, y falto de las cosas que he pedido, haciendo diligencias para que las provean.

He entendido que el Cardenal quiere salir en campaña personalmente y meter en el gobierno deste ejército al marqués de Burgao su hermano; y aunque si los dos pudieran servir en algo á V. A., yo pasára por ello á trueque de que se hiciera su servicio, juzgando lo que se puede esperar de las acciones del Cardenal en las cosas de la guerra, por el expidiente que ha tenido en las del gobierno, que ha sido el que V. A. sabe; y conosciendo al marqués de Burgao, y sabiendo la cuenta que ha dado de otras cosas semejantes en que el emperador le ha puesto, no puedo dejar de suplicar á V. A. por lo que debo al servicio de Dios y al

de S. M. y al suyo, se sirva de remediarlo para que no suceda algo que tenga dificultoso remedio, ó dello resulte algun inconveniente que sea dañoso para la conservacion de los Estados y reputacion del ejército, teniendo el Cardenal harto en qué entender en el gobierno dellos sin ocuparse en el manejo de las armas; pues ni el Cardenal es tan soldado que pueda corregir yerros de otros cuando los hubiera habido, ni yo he dado tan mala cuenta de lo que V. A. me ha mandado, que sea necesario enviar quien lo enmiende; ni parece razon que, habiendo yo puesto las cosas en el estado que se hallan, y sustentado este ejército con tanto trabajo y cuidado mio y tanto riesgo de mi persona y gasto de mi hacienda, enemistándome con todo el mundo por servir al rey y á V. A., venga otro á descomponerme y á gozar del fruto que en las ocasiones venideras se puede esperar de mi trabajo, con tanto peligro del bien público y particular de estos Estados, como puede haber en la mudanza del gobierno del ejército, así respecto del sosiego dél, como de los efectos que con él pueden hacerse, y con tanto deshonor mio, que en tiempos tan peligrosos y estériles le he sustentado. Y el remedio es muy fácil si V. A. quiere cumplir con el Cardenal y hacer su negocio, tratando con Su Santidad no permita que el Cardenal salga en campaña siendo perlado, negándole la licencia si no la tiene para hacer guerra por su persona, ó revocándosela si ántes de agora se la ha dado, con que se cumplirá con todo. Y en caso que esto no haya lugar, yo suplico á V. A. humilmente se sirva de darme licencia para dejarlo todo en certificándome que el Cardenal ha de salir á campaña; porque ni cerca dél ni de bajo del yo no puedo servir á V. A. en la guerra con el cargo que tengo ni con el de la caballería, como es razon que lo haga; y no pudiendo hacerlo como deseo, me hallo

obligado á suplicar á V. A. se sirva de darme esta licencia, porque no es justo que intervenga en cosa que no estoy satisfecho que se pretende su servicio, y se llevan algunos intentos que no son para carta. V. A. habrá entendido de otros que le han avisado de todo lo que por acá pasa, y yo no lo he hecho ni lo hago con mas particularidad, porque por estar lejos no tengo entera noticia dello sino sombras y cosas que se infieren de otras acciones que podrian enderezarse á esto.

Tambien he entendido que en la forma de hacer la guerra al enemigo este año, hay gran variedad de opiniones en Bruselas, y que saliendo el Cardenal en campaña ó no, han de procurar se mude el intento que V. A. tenia cuando me mandó venir por esta parte (que yo pienso es el mejor) y así tengo por conveniente que V. A., pues está informado de todo, nos diga al Cardenal y á mí con resolucion lo que es servido que se haga, ó que V. A. lo remita al arbitrio de quien V. A. entendiere que desca mas su servicio, y ha de procurar mas acertar en él, y está mas prendado en ello.

En el puente de barcas para poder pasar con caballería y artillería se trabaja con calor, y en el fuerte para guardarle, se hará lo mismo agora que el tiempo va ablandando. Nuestro Señor, elc. De Rces á 3 de marzo de 1599.

Copia de carta del Almirante, mi señor, á S. A., fecha en
Rees á 6 de marzo de 1599.

Quéjase de los agravios que recibe del Cardenal gobernador.

SERENÍSIMO SEÑOR.

A los 3 deste avisé á V. A. por la via de Colonia de lo que hasta entonces se me ofrescia, y con esta envío el duplicado de mi carta; y lo que á ella tengo que añadir es, que despues acá me he certificado que el Cardenal quiere salir en campaña, y que viene con intencion de descomponerme; y cierto que si en ello no hubiese mas que lo que á mi toca, pasaría por todo con mucha paciencia; pero considerando que no es la voluntad de V. A. que se me haga este agravio, y los inconvenientes que podrian resultar dél, me tiene con mucho cuidado lo que he de hacer; porque entregarle el ejército para que le pierda, no me paresce que es justo, y resistir á lo que me mandare, cosa que tiene algunos inconvenientes, he hecho y haré las diligencias que pudiere para que se consulte á V. A., porque con saber su voluntad, cumpliré yo con todo; de que suplico á V. A. se sirva de avisarme á tiempo que se excusen los inconvenientes, y yo salga de la perplejidad en que me hallo. Y verdaderamente que no sé qué desgracia ha sido esta mia con el Cardenal, habiéndole servido y obedescido en cuanto me ha mandado, de la misma manera que á V. A., y disimulado muchos agravios que me ha hecho y sequedades que ha usado conmigo, con la misma equanimidad que si fueran favores, tomando sobre mí las quejas de todos cuantos las tienen deste ejército por salvar

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