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CAPITULO I.

Descripcion del Acueducto.

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Un ǹ monumento, cuya antigüedad no se puede fijar entre las investigaciones de los tiempos; cuya grandeza y magestad sorprende y admira al sabio y al rústico; cuya solidez ha resistido al furioso ímpetu de los huracanes, tempestades y terremotos; en cuya presencia se pasmaron y contuvie→ ron los guerreros y conquistadores; es sin duda un objeto digno de las tareas y desvelos de los amantes de la antigüe dad, y debe llamar la atencion de las academias consagra das á las artes y á las ciencias. Se consumen caudales inmensos para desenterrar en la Italia los restos sepultados y car→ comidos de la gran Roma, del Herculano y de Pompeya; el buril y el pincel, manejados por los mas diestros y acredita dos profesores, estienden por la Europa los dibujos de columnas, estatuas, mármoles y pinturas despedazadas, solo porque nos recuerdan la memoria del siglo de oro de las artes, y reproducen las ideas, que ya tenemos de la magnificencia romana y de la cultura y esplendor de la Grecia, y entre tan

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to el edificio mas útil, que dedicó la antigüedad á las glorias de la arquitectura; la obra mas grandiosa y benéfica del universo, ό yace desconocida en el mismo pais que ennoblece, ó solo se tienen de ella noticias oscuras, equivocadas y poco exactas: fatalidad que persigue á las grandezas de España.

2 Segovia, pueblo de mucha consideracion, rico y opulento en otros tiempos; ahora sombra nada mas de lo que fue: Segovia, que no debió su fundacion á las legiones romanas, triunfantes y opresoras de la incauta Celtiberia, ni á la ostentacion vana de los Césares, ni á la rapacidad de los Escipiones, Catones y Pompeyos: este pueblo, que en su nombre lleva marcada la remota antiguedad de su origen, y que para asegurarse de su pasada grandeza no ha menester adornarse con las fabulosas galas de Hércules, ni con las glorias fingidas de Hispan, justamente despreciadas ya por todos los que aman la verdad, y no buscan cuentos ni novelas en la historia (1): Segovia, esta ciudad de Castilla, es, despues de diez y nueve siglos, donde se conserva entero todavía aquel puente ó acueducto ostentoso, no menos digno del aprecio y la observacion, que lo fue la torre de Hércules en la Coruña, el templo de Minerva en Cadiz, y la gran columna de Trajano en Roma.

< 3^. Si en las grandes obras de las artes se halla tambien el sublime, que pasma y asombra en los oradores y poetas, preciso es confesar y reconocer que en el acueducto de Segovia llegaron los que le hicieron al mas alto grado de sublimidad artística. No hay español, ni estrangero, sea sabio, rústico, agricultor ó artesano, que no se admire y asombre al contemplarle aquellos pilares tan elevados y tan robustos; aquellos arcos tan magestuosos y tan sencillos; aquellas pie dras tan grandes y tan estrechamente unidas; aquel color cárdeno y sombrío, que está anunciando su ancianidad; su longitud, que se aproxima á tres mil pies; la abundancia de agua, que entra en la ciudad por su cima: todo esto, reunido á lá

(1) Mondejar, Juicio de los historiadores de España, §. 1.° - PP. Mohedanos, Histor. liter. de España, tom. 1. disc. 3. Masdeu, Historia crítica de España, tom. 2.° - Diario de literatos de España, tomo 6.° Debe tambien mirarse como perteneciente á los tiempos fabulosos cuanto refiere Justino, lib. 44. de Garoris, Hubides, bc.

grandeza de la obra, precisa á exclamar á cuantos le miran: ¡Qué ánimos tan heróicos tenian los hombres para emprender obras sublimes cuando te hicieron!

4 Pasmado tambien yo al contemplarle, y conducido en alas del amor que inspira la patria á sus hijos, voy á describir el acueducto; á tratar de su origen y antigüedad, de su restauracion y de sus deyes, para excitar el celo de los magistrados en el cuidado de su conservacion, fomentar el aprecio con que deben mirarle los ciudadanos de Segovia, y deshacer algunas involuntarias equivocaciones con que han discurrido sobre este puente algunos escritores muy dignos de nuestro aprecio, así nacionales como extrangeros; y tal vez este pequeño ensayo excitará á otros ingenios para que lo hagan con mayor tino, erudicion y sabiduría..!

5 Segovia, situada en las faldas de los montes Carpentanos, que la rodean á dos leguas de distancia por el oriente y mediodia, se halla colocada en la elevacion de un gran peñasco, que forma la figura de una nave con la popa al oriente y la proa al occidente. La circunferencia del peñasco (segun dice el licenciado D. Diego de Colmenares (1), exacto investigador de las antigüedades, historiador é hijo de esta ciudad) es de cuatro mil pasos en su corona; y su elevacion sobre las orillas del Eresma, que la baña por el norte, y el arroyo Clamores, que corre por el mediodia, es de trescientos pasos, ó seiscientos pies, que componen doscientas varas castellanas (2). En tan elevada eminencia se fundó desde su origen esta ciudad; y sus fundadores escogieron tan alta situacion para defenderse y vivir seguros de las rapacidades ó correrías, que eran tan frecuentes en los remotos tiempos, aun entre pueblos comarcanos; y despues sirvió de asilo á sus habitantes para guarecerse de las devastaciones y tiranías, que por tantos años ejecutaron en España los ejércitos de cartagineses y romanos. La misma eminencia de la

(1) Historia de Segovia, cap. 1.o.

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La altura de las aguas del Eresma (dice el Sr. Antillon en su Geog. pág. 249) sobre el nivel del mar, cuando pasan por debajo del Alcazar de Segovia, es de 1107 varas: el Alcazar está sobre el rio 96. Hasta este punto el Eresma corre desde San Ildefonso con mucho desnivel; desde allí por espacio de muchas leguas con muy poca rapidez. Observaciones barométricas y medidas geométricas, tomadas por el profesor de matemáticas del colegio D. Mariano Gil,

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