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presentan los jabalíes, ó puercos, que aun existen en ellos. II Tambien pudieron conseguir los habitantes de estas cuatro ciudades alguna victoria sobre sus enemigos; y queriéndola perpetuar, erigieron para ello estos bultos de piedra, dándoles en su figura una forma capaz de representar los signos militares que tenian en sus estandartes, ó banderas, los valientes soldados que la consiguieron. Porque como observa el P. Maestro Florez en su erudita obra de las Medallas de España, tratando de una de Clunia, „el jabalí era in„signia inilitar de los españoles celtiberos; y se puede añadir ,,que servía á la caballería, pues se ve un soldado de á caballo armado de morrion; y se hace mas persuasible trayendo ,,á la memoria la práctica de los romanos antiguos, que entre „los signos militares traían la figura del lobo, del minotauro „y del jabalí, como refiere Plinio, lib. 10, cap. 4; y en vista „de hallarse aquella insignia entre las de los romanos anti„guos, esto es, antes del segundo consulado de Cayo Mario, „segun Plinio, año 649 de Roma, 105 años antes de Cristo, ,,no podemos estrañar verla como estandarte de españoles, ó „bien porque estos la tomasen de los romanos despues de al„guna alianza, ó porque la tuviesen de suyo. Despues, digo, „de alguna alianza; pues segun Festo el motivo de tener los „romanos la figura del cerdo entre las insignias militares, fue „porque concluida la guerra con algunas gentes, se firmaba „la paz con el sacrificio de una puerca. Podian tambien tener„la de suyo los españoles en obsequio de Hércules, en memo„ria del jabalí Erimanteo, que mató aquel héroe en Eriman„to, monte de la Arcadia; lo que puede comprobarse con la „figura de Hércules con la clava sobre el jabalí, que pone „Colmenares en su Historia de Segovia." Sirven estas reflexiones del P. Florez para no despreciar la idea de que estos jabalíes de piedra pudieron levantarse en celebridad de alguna victoria conseguida por los guerreros de estos pueblos, en que se hallan estas figuras, que tal vez las llevarian dibujadas en sus estandartes. Monumentos de esta clase siempre se forman con algun motivo muy singular, y con el designio de que sean en las generaciones sucesivas recuerdos que presenten algun hecho digno de memoria, ó algun acontecimiento público de mucha consideracion. El señor Erro en su Alfabeto primitivo coloca entre otras una moneda de Clunia, en que

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se ve la figura del jabalí en un estandarte de la caballeria: la inscripcion de la moneda está en letras antiguas que no son

romanas.

pre

12 Pudieron tambien erigirse para señalar la celebridad de algunos juegos circenses dados por los Ediles de Segovia á sus habitantes, y á los pueblos comarcanos, en los que se presentaría en espectáculo la lucha de los jabalíes, fieras que abundaban en los montes Carpentanos, en los que aun se conservan animales de esta especie, y se hallan en los bosques de Valsain y San Ildefenso; y así se podrían con facilidad ofrecer en los públicos espectáculos. Se marcaban algunas veces estos famosos juegos, grabando en medallas la figura de las fieras sentadas en la arena, con los nombres de los que divertian y obsequiaban á los pueblos, como observa juiciosamente el padre Florez, y erigiendo otros monumentos que transmitiesen á la posteridad tales divertimientos. Tambien pueden denotar algunas fiestas celebradas en honor de Ceres, en las que se ofrecia á esta diosa de los campos una cerda, como escribe Ovidio en el lib. 4° de los fastos. "Sabemos por Varron (1) que en los misterios de Ceres, en las alianzas, en los tratados de "paces, y en las bodas de los antiguos poderosos se sacrifica"ban puercos. Esta fue costumbre de los antiguos latinós, de »los etruscos, y de los griegos de Italia. Un puerco fajado, ó con algun adorno en la cabeza puede denotar que iba destinado al sacrificio. Que Ceres tuviese culto público en España "no es dudable; pues aunque no hubiera quedado otra memoria que la inscripcion de Medellin, bastaba para convencerlo; "y que la costumbre de sacrificar puercos en España viniese "con la supersticion pagana, no se puede prudentemente du"dar. ¿Pues qué otra cosa puede significar la escultura de un "puerco vivo, quieto ó parado, y con algun adorno mas bien "que una víctima? La ocasion y el poder influyen en el tama"ño de las obras. Por este principio la escultura del jabalí "colosal que hay encajado en la pared de la torre, pudo de"pender de una ocasion-y-motivo grande, como sería el de "una alianza importante entre los arevacos y otros pueblos ; ó »las bodas de algunos consortes poderosos, quienes quisiesen

(1) Lib. 2.o, de Re rústica. Véase al señor Bosarte en la pág. 34 y siguientes de su viage á Segovia..

"dejar esta señal de su esplendor para la eternidad de las co"sas, segun la frase que á otro propósito usa Plinio:::: En los "misterios de Ceres desde luego se sacrificaban puercos, como "advierte Varron, acaso por aquella razon que ya apuntó Ma"crobio al lib. 1.o de los Saturnales. En suma el bulto de pie"dra de un jabalí como los que hay en Segovia, pueden signi"ficar el animal como destinado á víctima en sacrificio á Jupi"ter Stator, ó á Ceres, ó á otra deidad por cualquiera de los "motivos que los gentiles sacrificaban los puercos. Pero que "hayan estado siempre solitarios, y no delante de alguna ara, "no lo admitiríamos facilmente, aunque se hallen sueltos en las "ruinas de varios pueblos, y sin la ara á que pertenecieron." Admito gustoso las ideas del señor Bosarte, porque pueden ilustrar este asunto, que en realidad es muy obscuro. Tambien se ofrecian estos animales en sacrificios á Isis, deidad de los egipcios, de lo que hay muchas pruebas, y entre otras se puede citar la antiquísima escultura que vió el señor Ponz en la casa de campo del ingles conde de Peninbroke, situada en las llanuras de Salisburi, que representaba un sacerdote con bonete frigio sacrificando un puerco á Isis (1), cuyo culto estaba en España tan estendido como el de Hércules.

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Era memorable entre los romanos el símbolo de puerco, ó cerda (2), desde que se le apareció á Eneas en la conformidad que refiere Virgilio en su poema lib. 8.o, v. 43 y 82. El héroe se sorprende al mirarla rodeada de sus hijuelos, y considerando aquel encuentro con imaginacion religiosa la ofreció en sacrificio á la gran Juno para aplacar sus iras y venganzas segun dice el poeta.

En la verde ribera se presenta

La blanca cerda y sus hijuelos blancos·
Que el pio Eneas á tí, ó potente Juno,
Y ante tus aras religioso ofrece

En el sencillo altar que te consagra (3).

(1) Viage fuera de España, tom. 1.o, carta 2.a, núm. 36. Tambien se halló en las escavaciones de Duraton pintado en mármoles un sacerdote gentil sacrificando un jabalí.

(2) Florez sobre una medalla de Obulco, tom. 2.°

(3)

Viridique in litore conspicitur sus,

Quam pius Æneas tibi enim, tibi maxima Juno
Mactat sacra ferens, et cum grege sistit ad aram.

Antonino Pio la grabó en una moneda, al modo que figuraban la loba para denotar el origen de los romanos. El emperador Adriano, despues de reedificar á Jerusalen, mandó esculpir sobre una puerta de la ciudad la figura de una puerca, deriotando por aquel símbolo, que los judíos estaban ya sujetos bajo la potestad de los romanos, segun espresa San Gerónimo sobre el Cronicon de Eusebio (1). Era, pues, la figura de un cerdo, señal de la jurisdiccion y poder de Roma sobre los pueblos que habian subyugado y sometido á su imperio, y bajo de este aspecto pueden considerarse tambien los puercos que desde los mas remotos tiempos se ven representados en grandes piedras en Segovia, Coca, Avila y otros pueblos. Aunque no hay en estas conjeturas toda la seguridad que apetecemos, debemos espresar cuanto hemos recogido sobre este punto tan obscuro, para que el aficionado á la antigüedad pueda por sí mismo formar con nuevo estudio ideas que le pongan en un punto de vista mas claro y luminoso.

Está

CAPITULO II

Toro en la calle Real.

14 stá cerca del jabalí á distancia de pocos pasos, caminando hacia San Martin. Es un gran bulto de piedra berroqueña: tiene ocho pies de largo, dos pies y medio de grueso, y tres de altura, faltándole desde la rodilla abajo. Llega con el vientre al piso de la calle, en la que está empotrado. Su antigüedad es remotísima, pues no se le conocen las formas: la cabeza es pequeña, el cuello muy grueso, y el cuerpo todo colosal. Aun conserva algunos indicios del lugar donde estuvieron los ojos, las orejas y las astas. No se nota en su pescuezo haber tenido cosa alguna que indicase la crin de los caballos (2). Tampoco hay señal alguna de letras, ni inscripciones. Es de una sola pieza de piedra; y sin duda estuvo en lo antiguo colocada en la parte alta de la poblacion: no tiene fajas ni adornos, ni otra señal alguna, como las que tiene el jabalí

(1) Ad. ann. XX Adriani.

(2) El señor Colmenares le llama toro en la pág. 477. cap. 38, §. 6.o

que está cerca de él. Le falta tambien el nacimiento, ó señal que lo indique de la cola. El señor Bosarte creyó que era figura de un caballo, porque le falta esta particularidad: pero como no debemos exigir en tales esculturas antiquísimas toda la exactitud que se les daría ahora, y como lo demas nada tiene que se parezca á caballo, es preferible el modo de discurrir de nuestro historiador Colmenares, que le tuvo por toro; y el defecto de las vertebras que echa menos el señor Bosarte, tambien lo es, aunque hubiera sido caballo, pues debia tenerlas para indicar su cola.

15 Otro toro hay de la misma piedra berroqueña y figura que el anterior, empotrado en la pared de la huerta de Capuchinos, bajando desde el hospital al convento de Santa Cruz, contiguo á la puerta de la huerta, á mano derecha. Se colocó allí en el año de 1639, segun dice Colmenares en las adiciones de su puño, que puso á su historia impresa, y se conserva en el archivo de la catedral. Aunque no se descubre mas que la parte posterior, parece que fue toro ó becerro; lo que asegura el señor Colmenares, que le vió antes de colocarle allí, y lo indican las vertebras de la cola. Es mas pequeño que el de la calle Real, aunque no hay demasiada diferencia de uno á otro.

16 Son antiquísimas estas figuras de toro, que hay en esta ciudad, como lo son cuantas se ven en varios pueblos de España. Gil Gonzalez en la esplicacion que hace del toro de piedra que hay junto al puente de Salamanca, refiere hasta sesenta y tres. Esta declaracion es un tratadito M. S. breve, dedicado por el autor al licenciado Gil Ramirez de Arellano, oidor de la real chanchillería de Valladolid, su fecha en Salamanca á 25 de Agosto de 1598, y entre otras cosas notables á nuestro propósito, dice lo siguienre: "de aquí venimos á en"tender la razon de haber puesto los romanos en la puente de »Salamanca la figura del toro, como la pusieron en otras partes junto á los rios (habia dicho antes que el toro significa al "rio por las vueltas de sus cuernos, y por el bramido que es temeroso como el ruido de las aguas) en veneracion suya, y "tambien se entenderá la causa, porque en la victoria de Cesar "en España quisieron poner su memoria en los que hoy dia "se ven, y se dicen los toros de Guisando, los cuales figura"ban los rios mas principales de España, y de ellos mas cono"cidos y famosos." Prosigue despues, y hace otra esplicacion

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