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guna de las naciones invasoras. Estrabon llama á la España (1) nacion de mil ciudades. El mismo geógrafo pone doscientas en la Bética, ó Turdetania, y orillas del Betis, ¿ Dónde estarian colocadas las ochocientas restantes si no estaban en la Lusitania, Celtiberia y paises septentrionales? Plutarco asegura que Caton el Censor (2) hizo arruinar en un solo dia las murallas de cuatrocientas ciudades; y Polibio, citado por Estrabon, dice de Tiberio Sempronio Graco, que destruyó trescientas en solo la Celtiberia. Es verdad que Estrabon y Posidonio creen may exagerado este número, y que deben entrar en él las aldeas y cortijos; pero Polibio era uno de aqueHos pocos escritores que amaban la exactitud y la verdad: no era afecto á la adulacion y á la lisonja: estuvo en España; fue testigo ocular; y dificilmente puede recusarse su testimonio. Consta tambien por Plinio (3) que Pompeyo desde los Pirineos hasta los fines de la España rindió ochocientas cuarenta y seis poblaciones (4). Sin embargo, Pompeyo no sujetó toda la España al dominio romano, ni colocaria entre sus glorias la rendicion de aldeas y cortijos, porque sería la cosa mas ri dicula, sino ciudades y plazas fuertes. El orador filósofo de Roma, el elocuente y sabio Ciceron (5), refiriendo algunos pueblos y naciones que hacian ventajas á los romanos, atribuye á España la de sus numerosas poblaciones. Ptolomeo refiere en los pueblos arevacos diez ciudades, y en los vaceos veinte, y un número muy considerable en toda la Celtiberia. Todas ellas existian antes de las guerras de Roma y Cartago, y solo alguna otra fue mejorada por Roma. ¿Acaso en los tiempos de la mayor cultura, introducida por la comunicacion y dominacion de Roma, fue mayor nuestra poblacion? ¿y en naciones bárbaras se halla por ventura tanto número de ciudades considerables como las que habia en aquella edad?

87 Para demostrar el valor y la pericia militar de los celtíberos, no es necesario mas que recordar sus esfuerzos por la

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(3) Lib. 3., cap. 3. lib. 6. cap. 26.

(4) El testo dice desde los Alpes; pero este nombre se dió por los antiguos á los Pirineos. Véase á Alderete Origen de la lengua castellana, lib. 1.o, cap. 3.- Plinio formó el catálogo de las ciudades de España en tiempo del emperador Vespasiano, y en él cuenta trescientas y sesenta, de las que bien pocas fueron fundadas por los romanos. Véase su Historia natural, lib. 3.o y 4o

(5) Orat. de Arusp. resp. núm. 9.

-conservacion de su independencia, y sacudir el yugo pesado que les pretendian imponer los romanos. Los celtiberos, dice Floro (1), eran el nervio principal de la nacion española y Jantes que Roma los dominase, supieron vencer y triunfar de das tropas de Cartago, mandadas por Asdrubal. Ellos fueron los que militando en los ejércitos de Anibal vencieron en los Alpes, en Trasimeno y en Canas á las legiones romanas; y bien poco faltó para que hubiesen acabado con la gran república romana, como se hubiera realizado si Anibal no sè hubiera detenido con el embeleso de las delicias de Capua. De

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88 Las guerras de los celtiberos con los ejércitos de Roma son las mas memorables entre las que refieren los anales de las naciones, y estos pueblos pelearon por muchos años con abatimiento de las águilas vencedoras del mundo. Numancià aterró al imperio: Coca fue vencida traidoramente por el cónsul Lucio Licinio: Segovia y Termes fueron destruidas por el cónsul Tito Didio (2), y perecieron antes que rendirse a sus opresores espontáneamente. Cuellar sufrió siete meses de sitio primero que entregarse; y para reunir en pocas líneas las glorias militares de la España merecidas mucho antes que se rindiese á los romanos, copiaré el siguiente pasage de Veleyo Patérculo (3). "Las Españas son aquellas provincias en las "que se perdieron los generales y ejércitos romanos, y padeció muchas veces afrentas el imperio, y en algunas ocasiones "él peligró. Ellas son las que acabaron con los Escipiones, y "las que con su caudillo Viriato afligieron á nuestros mayores por espacio de diez años: las mismas con el valor de Nu❤mancia aterraron el imperio, y obligaron á los afrentosos tratados de Quinto Pompeyo y Mancino, que anuló el sena"do con ignominia del general rendido, (y de la gran Roma "que blasonaba de justa). En ellas perecieron muchos genera-> les consulares y pretorios; y en tiempo de nuestros padres "cobraron tanto valor las armas de Sertorio, que en ocho "años estuvo vacilante el imperio del mundo, y no se pudo „juzgar qué pueblo era el mas valiente: si el español o el ro. »mano sería el vencido, y el que habia de obedecer al otro

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(1) Floro, lib. 2.°, cap. 17. Titolivio, lib. 22, cap. 21. lo Annib.

1

(2) Año 94 antes de la era cristiana.."

(3) Libro 2.° de su Historia romana,

ó

Appiano, de Bel

"A estas provincias tan estendidas, tan populosas y tan valien"tes, redujo habrá cincuenta años, y las aquietó Augusto.” Titolivio dice tambien (1) "que la España era la mas apta y dispuesta entre otros pueblos para renovar y reparar la guerra por el ingenio de los hombres y la naturaleza de los lu"gares. Y por esta razon los romanos, que la comenzaron en ella primero que en otras naciones de tierra firme, la han "rendido la última de todas por Cesar Augusto."

1, 89 El P. Francisco Masdeu hace una descripcion de los españoles que habitaban el norte y el occidente al tiempo de las guerras y conquistas de los cartagineses, en la que se ve una mezcla de civilizacion y de barbarie que no deja de sorprender al lector reflexivo (2). A un mismo tiempo eran guerreros feroces, y manifestaban finura en sus armas, talento en las asechanzas militares, intrepidez en los asaltos, y serenidad en la muerte. Los cánticos, los instrumentos músicos, y la serenidad de ánimo los.alentaban en las batallas: y exequias pomposas y magníficas honraban á los guerreros en su muerte. Frugales en la mesa, unidos á sus parientes y amigos, en los convites brindaban con la cerveza y el vino, y comian con aseo y templanza. Concluidos los banquetes, bailaban al son de trompetas y flautas; y en los paises mas cultos mezclaban mugeres en los bailes, que se haciau con ademanes suaves y modestos. Los hombres vestian un trage que llamaban sayo, color negro, doble y velloso. Las mugeres se adornaban con vestidos matizados de flores de diversos colores, gargantillas de acero, y otros adornos en la cabeza, ensortijando el pelo al rededor de una columnita elevada sobre la frente, que dejaban muy ancha y descubierta. Usaban camas de yerbas: habia esmero con los enfermos, y se ejercitaba la justicia y las leyes, que prescribian castigos correspondientes á los delitos. En los matrimonios los maridos dotaban á las mugeres; y éstas, entregados aquellos á la caza y á la guerra, cuidaban de la casa y de la agricultura y demas negocios de la hacienda: ellas sucedian en la herencia, y á ellas pertenecia el establecimiento de sus hermanos: eran muy robustas; parian en el campo, si allí les venia el parto, y seguian en su trabajo.

3

(2) Tomo 3.0 España Cartaginesa, núm. 19 y siguientes, pág. 145.

Añade otras cosas que parecen incompatibles con la grosería y ferocidad de que son acusados estos pueblos, y yo no veo en tales usos y costumbres aquella bárbara situacion que tantas veces se pone en paralelo con la de los americanos cuando se descubrió el Nuevo Mundo. Si estos españoles hubieran srdo gobernados por un emperador, y hubieran estado reunidos como los mejicanos, ó los habitantes del Perú, jamás hubieran sido sujetados por los ejércitos de Roma.

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90 Los celtiberos, dice el mismo escritor (1), á pesar de la comunicacion con los griegos y cartagineses, conservaron tenaces, mas que los andaluces, muchos usos y costumbres de los antiguos españoles. El vestido de color negro, el sayo, ú gaban, el puñal, la espada, la coraza ligera en la guerra, el escudo pequeño, las grebas, el yelmo, el temple que daban á las armas de hierro, la manera de pelear á pie ó á caballo: de nada de esto eran deudores á otros pueblos con quienes tuvieron trato: estos usos eran propios de la nacion. Lo que recibieron de los estrangeros, por una suerte infeliz y funesta, fue la idolatría. Eran escelentes guerreros, y muy famosas y estimadas sus espadas: iban contentos á la guerra, y se sacrificaban con magnanimidad por la patria y sus amigos: eran muy limpios y aseados, ejercian la hospitalidad, eran constantes en el amor y lealtad á sus príncipes, de suerte que sentian sobrevivir á su pérdida acaecida en la batalla: ejercian la agricultura; y unian la humanidad, cortesía y afabilidad con un aire sério, grave y varonil... (2) Y ahora pregunto: pueblos de tan buenas prendas y cualidades ¿podian sin una injusticia conocida llamarse bárbaros, feroces é incultos?

91 Su industria y aplicacion al trabajo llegó á formar las espadas y las demas armas y morriones de un temple maravi lloso. Los trages de las mugeres y sus adornos, así como la formacion de las armas y morriones de los guerreros, demuestran que en las manufacturas habian hecho muchos progresos, y que poseían todos los conocimientos necesarios para dar perfeccion á sus artefactos. A Anibal regalaron los gallegos una armadura muy bella y escelente cuando iba á la guer

(1) Los celtíberos ocupaban parte de Aragon y de Castilla la Vieja, y otros pai

ses vecinos.

(2) El Sr. Masdeu cita por garantía de estas noticias á los escritores antiguos que hemos espresado.

ra de Sagunto, Los celtiberos usaban morriones de tres crestas, y esta fue una de las hermosas piezas de la armadura de Anibal (1). No solo el hierro y el acero, sino tambien el oro y la plata se sujetaron á la industria española. Estos metales, perturbadores de la paz entre los hombres, y origen funesto de las guerras y de las injustas agresiones, fueron los que formaron las cadenas de la esclavitud española en los antiguos tiempos. Los primeros gobernadores que envió Roma, manifestaron desde luego su avaricia y rapacidad. Sus tiranías se esperimentaron no solo en los paises donde se establecieron las colonias fenicias y griegas, sino tambien en la Celtiberia y Lusitania, dando su desordenado amor al oro y la plata de estos pueblos ocasion á diferentes guerras que les movieron para libertarse de su tiranía y desaforada ambicion.

92 La agricultura, cimiento de la industria y manantial de tantas artes, fue tambien una de las ocupaciones en que se ejercitaban los habitantes de Segovia y sus contornos. Diodoro Sículo (2) asegura que los vaceos eran muy celosos del cultivo de los campos; y siendo limitrofes con los arevacos no hay motivo para negar á estos la misma aplicacion : sin ella no hubiera sido posible la existencia de tantos pueblos y ejércitos como en estos mismos paises se disputaron la victoria antes que venciese Roma, ni se mantendrian solo con bellotas y otros frutos campestres desabridos y amargos. A la agricultura se sigue como compañera la cria y multiplicacion de los ganados. Las lanas españolas fueron célebres en la antigüedad, y desde aquellos tiempos no han perdido todavía sus bellas cualidades. Los vaceos y los arevacos no dejarian de fomentar la cria de ganados; y en mucha parte de estos paises se admira la finura de sus lanas, cuya introduccion no se descubre entre los antiguos escritores. Sea su buena casta originaria de la mezcla con los carneros de Africa, con los de Tarento, ó con los de Inglaterra (3) en los tiempos medios, ó sea ella propia y peculiar de las ovejas que trajeron consigo

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(1) Polibio, lib. 3.o, cap. 114. Diodoro Sículo, lib. 17.

(2). Idem lib. 5.°, cap. 3.°

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(3) Cap. 3.°, lib. 5. Columela de Re rustica. Varron, lib. 2.°, cap. 2.o En tiempo del rey D. Alfonso el XI vinieron piaras de Inglaterra á España: de aquí infiere el P. Sarmiento que se llaman nuestras ovejas merinas, por corrupcion ó mutacion de la a en e.

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