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mana. Este silencio de unos hombres, que por todos caminos pretendian engrandecer la magestad de los emperadores, ó ponderar el gobierno de la república, puede dar motivo á conjeturar que se han perdido algunos escritos en que se trataba del acueducto, ó á que los cónsules ó emperadores no tuvieron en su construccion influjo alguno benéfico ó pecuniario, y que se ejecutaria, como el puente de Alcántara, á espensas y contribuciones de los pueblos; sobre lo cual se veria regularmente alguna cosa en las inscripciones, si se hubiesen conservado.

Las cortas noticias que se han publicado hasta ahora del acueducto, han ocasionado las inexactitudes con que escriben sobre él algunos españoles y estrangeros. No hablo solo de aquellos que pertenecen á los siglos medios, y que se dejaron llevar de las ficciones

las fábulas; sino tambien de los que con mayor aparato de luces y estudio de la antigüedad lo han hecho en nuestros dias. Muchos trataron de él sin haberle visto: otros se fiaron demasiado de las relaciones que les dieron; y aun algunos, habiéndole visto, se equivocaron en su descripcion. En el tomo 10 de las Memorias Políticas y Económicas, publicadas por D. Eugenio Larruga, impreso en Madrid en 1791, memoria 53, en que trata de Segovia, despues de decir al principio que se la llamó por los antiguos Briga, Segeda, Segida y Segobriga, sin darnos documento alguno que autorice estos nombres, que por lo que dicen los geógrafos de estos pueblos, no convienen á nuestra ciudad, trata en la página 294 del acueducto, y dice: ces conocido mas por el famoso puente de Segovia, ó puente seco: es uno de los edificios admirables de España; y algunos dicen que es obra de los romanos. Toda su materia es de piedra cárdena berroqueña en lo esterior, y el interior está mazi

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zado con piedra menuda y mezcla: su longitud es de cuatro mil trescientos sesenta y dos pies...." Por este acueducto (añade pág. 296) se conduce agua para uso comun y cómodo de los habitadores de dicha ciudad. Los arcos bajos proveen de agua á los arrabales. A este acueducto le ciñen y rodean muchos pilones ó reservatorios, que están llenos de agua, cerrados con puertecillas de hierro: comunícase ésta por canalizos á las casas principales, en las cuales, abriendo una canilla ó compuerta, se toma la que es necesaria; y la que sobra se conduce por diversos atanores á los barrios fuera de la ciudad, donde se fabricaron fuentes públicas, principalmente en el ar rabal de los Tintoreros." Estas últimas noticias las tomó el señor Larruga literalmente del Diccionario de Moreri, y así en ellas, como en las que preceden, se advierten equivocadas las que da de nuestro acueducto. El autor del Diccionario universal geográfico, publicado por D. Antonio Vegas en Madrid año de 1795, tomo 5, pág. 361, llama á Segovia Segobriga en la tin, nombre que no la dieron los escritores romanos, y que conviene á otras ciudades, no á la nuestra, y dis ce: <<que tiene un famoso acueducto del tiempo de los romanos, segun la tradicion, y forma grandiosa, y particular solidez: da principio en la entrada de la ciudad, frente al puerto: prosigue por medio de ella con la altura de un arco hasta la plaza del Azoguejo, que son dos órdenes, donde toma la altura de ciento Y dos pies; y los arcos de todo el acueducto son ciento cincuenta y nueve." Aun es mas singular lo que se publicó en el tomo 39 del Viagero univer sal, impreso en Madrid en 1801, á saber: ceque el arquitecto Pedro Coza, que comenzó el salon de Padua en el año de mil ciento setenta y dos, fue el que fa bricó nuestro famoso acueducto." Equivocacion de gran

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tamaño, dejada correr por el compilador de aquellos viages sin la oportuna correccion.

Si así se han presentado á la nacion española en libros escritos, ó traducidos por españoles, las alteradas noticias del puente de Segovia, en una edad en que tanto aprecio se hace del estudio de la antigüedad y de la crítica, no deberemos maravillarnos de que los estrangeros, que han tratado de él, hayan incurrido en algunas equivocaciones. Citaré solamente dos ó tres pasages de obras estrangeras para comprobarlo. En el Atlas mayor, ó Geógrafo Bliviano, impreso en Amsterdan año de 1672, fol 192 del tomo que contiene los mapas y descripcion de España, tratando de nuestra Segovia, se escribe: ceque la ilustra aquel célebre edificio del memorable puente, sobre el arroyuelo Clamores, con ciento cuarenta y cuatro palmos de alto, y ciento cincuenta y nueve arcos, en dos órdenes de piedra de sillería, encajada sin cal ni otro betun, para conducir el agua por todas las calles de la ciudad, que algunos afirman ser arquitectura del Rey Hispano; como tambien su fortaleza y alcazar, uno de los mas vistosos palacios de los reyes de Castilla, insigne por las estatuas de sus Príncipes y Señores, segun la edad en que murieron, hasta el rey D. Fernando III, conforme lo dispuso el sabio rey D. Alonso su hijo. No falta quien diga fue la puente obra de Licinio Larcio Romano, pretor en la citerior España por el césar Flavio Vespasiano. La mas recibida opinion atribuye esta famosa arquitectura al emperador Trajano español." En pocas líneas hay muchas equivocaciones. Ni el acueducto está colocado sobre el arroyo Clamores, ni tiene ciento cuarenta y cuatro palmos de elevacion, ni todos los ciento cincuenta y nueve arcos están colocados en dos órdenes; ni el Alcazar ni el acueducto pertenecen á la misma edad;

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ni se hallan las estatuas de nuestros Reyes solo hasta D. Fernando III, sino hasta Doña Juana de Castilla, hija de los Reyes católicos D. Fernando V y Doña Isabel; ni es la opinion mas recibida que el acueducto fue obra del emperador Trajano, pues que nuestro historiador Mariana, en el lib. 1.o, cap. 9 de su Historia de España, se la habia atribuido, y en el lib. 4, cap. 4, escribe: que de Licinio Larcio, pretor de la España citerior por el emperador Vespasiano, se entiende que edificó la puente de Segovia, obra de ma÷ ravillosa traza y altura, tanto que el vulgo piensa que fue edificio del demonio. Otros atribuyen esta puente al emperador Trajano; pero ni los unos ni los otros alegan razon concluyente.

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En el gran Diccionario de Moreri, traducido por D. José Mirabel, de la Academia de la Historia, tom. 8, pág. 254, impreso en 1753, voz Segovia, se leen las palabras siguientes: celos romanos,, imperando Trajano, hicieron construir en Segovia un acueducto, que hallándose en el dia de hoy en su entereza, pasa por uno de los mas famosos monumentos que nos restan de la antigüedad. Este edificio, que tiene de largo tres mil pasos, estribando en dos montañas, ó sirviendo en trambas de remate, le sostienen setenta y siete arcos, por los cuales se conduce el agua que allí viene de muy lejos para el uso comun y cómodo de los habitantes de la ciudad." Añade luego lo que se ha in-sertado en la descripcion que hace el señor Larruga, y concluye: << este acueducto está hecho de cantos sillares, tan bien unidos, y tan sólidamente asentados unos encima de otros, que no tiene cal, ni argamasa; lo cual es destreza ignorada de los arquitectos y albaniles de estos últimos siglos; y consérvase entero este edificio hasta estos tiempos."¡Cuántas cosas equivocadas en el solo punto de nuestro acueducto! Errada está la mé

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dida de su estension, errado el número de sus arcos; y no existen las dos montañas en que dice estriba la grande obra. Hasta el sabió y célebre Benedictino Monfaucón, que en la descripcion que hace en el tomo 4 del suplemento á su grande obra de la Antigüedad ilus trada, puso una relacion mas conforme con la obra, que otros estrangeros, se desvió mucho del original en el dibujo que presenta del acueducto, con la cabeza de un mancebo en la parte superior, que no existe, ni ha tenido nunca, ni conviene en su forma con el carac ter de esta obra. Este sabio se conformó con la relacion y el dibujo que le remitieron ; y como no fuesen exactos, resultó la inexactitud en su apreciable obra.

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Bastan los documentos citados para convencernos de la oportunidad, y aun necesidad que hay de desvanecer las equivocaciones con que en obras clásicas, esparcidas por toda la Europa, se ha presentado á los amantes y estudiosos de la antigüedad una de las obras mas considerables, que nos han quedado de aquellos tiempos celebrados; presentando al mismo tiempo á la nacion una descripcion y relacion histórica de esta obra grandiosa de la arquitectura antigua, mas exacta y estensa que las que hasta ahora se han escrito. Los autores españoles que han tratado de ella, y aun nuestro historiador Colmenares, no la han mirado como único objeto de sus investigaciones; y así han hablado de ella con brevedad y sin precision. En esta misma ciudad, y á la presencia de este asombroso monumento, que debia inspirarnos el mas alto aprecio, y el mas activo celo por su conservacion, ni se tienen ideas exactas de la obra, ni se halla un escrito en que se vean reunidos los elogios que han hecho del puente los sabios; la estimacion con que le han protegido nuestros augustos soberanos, y las leyes justas con que han cuidado de su hermosura y conservacion.

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