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heróicos sitios de Zaragoza y Gerona, en las batallas de Bailen, Medellin, Talavera de la Reina y la Albuera, y en muchísimos encuentros parciales en donde se demostró que no hacen falta dineros ni ejércitos para combatir y vencer á los enemigos de la independencia de un país. Desde que Napoleon se olvidó de su origen y se creyó un César ó un Atila, oscureció su gloria y la de la Francia, que habia recibido en guarda y en depósito. Miéntras se creyó el primero de los ciudadanos franceses tuvo prestigio y fortuna, y supo vencer á sus enemigos; en el momento en que le trastornó el orgullo hasta el extremo de llamar мI pueblo al pueblo francés, y de querer destruir la independencia y ajar la dignidad de los demas países, cayó arrastrando en pos de sí las libertades que la Francia habia conquistado á costa de torrentes de sangre.

Durante esa guerra heróica que la España sostuvo contra la ambicion del emperador francés, Espartero, como se ha visto, habia permanecido constantemente en Sevilla, la Isla y Cádiz, tomando una parte muy activa en los pocos hechos de armas que en esos puntos tuvieron lugar. Por ellos recibió la cruz de la retirada del ejército de Alburquerque á la Isla de Leon y la de Chiclana, en cuyas dos funciones militares se distinguió del modo que hemos dicho. A poco de haberse incorporado á la division que mandaba el general Villacampa tuvo lugar la célebre batalla de Vitoria, que ganaron las tropas aliadas al mando del duque de Wellington el 21 de junio de 1813, batalla que acabó de decidir la definitiva retirada de las tropas francesas que invadian la Península.

Despues de esta accion todos los hechos militares fueron de escasísima importancia, y por este motivo á Espartero no le fue posible participar mas que en cortos términos de la gloria alcanzada por los bravos que componian el ejército á que se habia unido desde su salida de Cádiz. Sin embargo, todavía pudo asistir á la accion de Cherta, que tuvo lugar el 9 de noviembre de aquel año, y á la de Amposta, verificada el 22 del mismo mes, en las cuales salieron victoriosas nuestras armas. Tambien formó parte del ejército que bloqueó la plaza de Tortosa, y en todos sus actos siguió demostrando la animosidad y el valor que le habian distinguido tanto en la Isla de Leon.

Por este tiempo Fernando VII habia vuelto á la Península como rey de España, por la abdicacion que en 19 de marzo de

1808 habia hecho en su favor Cárlos IV, despues del motin de Aranjuez.

Napoleon, cuando presintió que la coalicion de las grandes potencias de Europa le derribaria, puesto que ya no contaba con el completo apoyo de la opinion pública, que era la que le habia elevado y sostenido, trató de buscar. alianzas en los antiguos tronos, en el poder tradicional y de raza, que él en nombre de la revolucion francesa habia degradado ó destruido, y empezó por devolver á Fernando VII la corona que los actos injustificables de Bayona habian colocado en las sienes de su hermano José Bonaparte.

La alianza de Fernando VII la necesitaba Napoleon más que para otra cosa para combatir á los ingleses, que eran precisamente los que en la lucha que habian sostenido los españoles para defender su independencia contra la ambicion del emperador de los franceses le habian ayudado más y continuaban ayudándole. Fernando, sin embargo, parece que accedió á todas las exigencias de Napoleon, quizás de acuerdo ya con las potencias coaligadas contra la Francia, ó tal vez sólo con la intencion de pagar al coloso su falta de fe anterior con otra falta de fe igual. De todos modos Fernando VII volvió á adquirir la corona contrayendo un compromiso del que le relevaron las circunstancias generales de Europa, muy oportunamente sin duda, porque aunque hubiera querido, de seguro no hubiera podido cumplirlo.

Esas circunstancias precipitaron los acontecimientos. Napoleon cayó, y los reyes destronados volvieron todos á sus respectivos tronos. Afianzado entónces el gobierno de Fernando, se trató de organizar la administracion pública y de atender á la conservacion y defensa de las provincias que España poseia en América. El desórden que durante la guerra de la independencia habia habido en la administracion, las ideas de independencia que en América se habian propagado desde que se emanciparon las colonias que pertenecian á la Gran Bretaña, las intrigas que Francia é Inglaterra ponian en juego para que perdiéramos nuestras posesiones ultramarinas, y sobre todo la poco recomendable conducta que generalmente observaba la España en la administracion de aquellas provincias, las que el gobierno del rey consideraba especialmente como una mina de oro en la cual no habia que hacer mas que extraer el precioso metal; todo esto, unido al abandono en que habian estado aquellas posesiones en

los seis años que duró la cruel y sangrienta guerra con la Francia, habia producido los funestos resultados que forzosamente eran de presumir. Méjico se habia declarado ya independiente, auxiliado en parte por muchos de los que allí tenian el deber de defender la dominacion de España, y en la América meridional tambien estaban en continua lucha contra los españoles, de cuya dominacion querian á todo trance sustraerse.

El gobierno determinó en vista de estos acontecimientos organizar un ejército expedicionario, que á las órdenes de uno de los generales más acreditados pasase á la América del Sur, á afianzar allí la dominacion española y á consolidar la paz en todas aquellas posesiones. El elegido para mandar esta expedicion fue el general D. Pablo Morillo.

Poco antes de esto habia sido nombrado el general Villacampa capitan general de Castilla la Nueva, y habia llevado de guarnicion á Madrid al regimiento de Soria, al cual pertenecia Espartero, siendo como ya hemos dicho subteniente de la sexta compañía. En este punto supo Espartero las disposiciones del gobierno relativas á las provincias de Ultramar, y deseoso de ir á buscar la gloria donde quiera que la ofreciesen los azares de la guerra, solicitó pasar al Nuevo Mundo. Se accedió á su demanda, y en 2 de setiembre de 1814 fue nombrado teniente del regimiento de Extremadura, que era uno de los que habian de formar parte de la expedicion mandada por Morillo.

El ejército expedicionario, compuesto de seis regimientos de infantería, dos de caballería, un escuadron de artillería y algunas compañías sueltas de obreros, minadores etc., se reunió para su embarque en Cádiz, y salió de aquel puerto el 1.° de febrero de 1815, haciéndose á la vela con direccion á Costa Firme. La fragata en que Espartero se embarcó se llamaba «Carlota.>>

Hablando de sus primeros pasos en la carrera de las armas, dice hoy el duque de la Victoria que en la guerra de la independencia se habia familiarizado tanto con la lucha, que creia que no podia haber ejercicio más propio del hombre que el del soldado; que nada le entusiasmaba más que las fatigas de los campamentos, ni le seducia tanto como asistir á las faenas militares, oir los cantares del soldado, escuchar en las tiendas y vivacs sus aventuras y cuentos, y saber que al toque de Diana habia de cargar al enemigo y empeñarse en alguna nueva accion. Así es que tuvo un verdadero sentimiento cuando se con

cluyó la guerra de la independencia, y recibió como un favor especial el permiso para pasar al ejército expedicionario de América. En la guerra del Nuevo Mundo buscaba, no grados y empleos, porque en aquel tiempo no pensaba ni aun en llegar á ser coronel al finalizar su carrera, sino ocasiones de satisfacer su constante anhelo por luchar y vivir en campos de batalla.

Y en efecto, para llenar en esta parte sus deseos no podia escoger mejor campaña que la de América, donde no habia grandes ejércitos ni grandes batallas, pero sí luchas constantes de todos los dias y de todas las horas, en las que podia apurar hasta el extremo su afan por la guerra y perfeccionar con la práctica sus conocimientos militares.

Mientras la escuadra recorre el camino, que es bastante extenso, vamos á empezar el capítulo siguiente examinando á grandes rasgos el estado político de España, porque extraño entonces Espartero á la política, no puede comprenderse esta época en la segunda parte de nuestra obra.

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CONSTITUCION DE 1812.-ESTADO DE ESPAÑA Y DE AMÉRICA.-LLEGADA DE LA EXPEDICION MORILLO Á COSTA FIRME.--OPERACIONES MILITARES.--TOMA DE LA ISLA MARGARITA.--ESPARTERO PASA AL EJÉRCITO DE LIMA.--SU COMPORTAMIENTO Y ASCENSOS EN SU CARRERA. - PACIFICACION DE LAS PROVINCIAS DE CHARCAS, POTOSÍ, COCHABAMBA Y LA PAZ.--CATECISMO DE LOS INCAS.

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do sólo con la fuerza de su amor patrio, trató de reorganizarse en medio de aquella sangrienta lucha, hermanando nuestras tradicionales instituciones con las ideas modernas que habian fermentado de la revolucion francesa. Las Cortes convocadas y reunidas en Cádiz cooperaban en cuanto podian para el buen

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