Historia de la literatura española, tr. con adiciones y notas por P. de Gayangos y E. de Vedia, Volumen2

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Página 384 - Y cuando he de escribir una comedia, Encierro los preceptos con seis llaves; Saco a Terencio y Plauto de mi estudio. Para que no me den voces; que suele Dar gritos la verdad en libros mudos; Y escribo por el arte que inventaron Los que el vulgar aplauso pretendieron; Porque, como las paga el vulgo, es justo Hablarle en necio para darle gusto.
Página 386 - Que aun no quisieron darle el matemático; porque considerando que la cólera de un español sentado no se templa si no le representan en dos horas hasta el final juicio desde el Génesis; yo hallo que si allí se ha de dar gusto, con lo que se consigue es lo más justo.
Página 144 - En el tiempo de este célebre español todos los aparatos de un autor de comedias se encerraban en un costal, y se cifraban en cuatro pellicos blancos guarnecidos de guadamecí dorado; y en cuatro barbas y cabelleras y cuatro cayados, poco más o menos.
Página 177 - Cuando la razón no lo demostrara, ni por otro camino se pudiera entender cuan amable cosa sea la paz, esta vista hermosa del cielo que se nos descubre agora, y el concierto que tienen entre sí aquestos resplandores que lucen en él, nos dan dello suficiente testimonio. Porque ¿qué otra cosa es, sino paz, o ciertamente una imagen perfecta de paz, esto que agora vemos en el cielo y que con tanto deleite se nos viene a los ojos?
Página 284 - El niño divino, que está cansado de llorar en la tierra por su descanso, sosegar quiere un poco del tierno llanto, «que se duerme mi niño, tened los ramos».
Página 197 - Muchos años ha que es grande amigo mío ese Cervantes, y sé que es más versado en desdichas que en versos. Su libro tiene algo de buena invención; propone algo, y no concluye nada: es menester esperar la segunda parte que promete; quizá con la enmienda alcanzará del todo la misericordia que ahora se le niega; y entre tanto que esto se ve, tenedle recluso en vuestra posada.
Página 555 - Es la muerte un antídoto dudoso al veneno del mísero rendido, que de propias desdichas sacudido, libra en eterno sueño su reposo. Puerto donde la nave combatida de la saña del mar contrario y fuerte, piensa tener propicia la acogida. Es un bien no estimado, de tal suerte, que todo lo que vale nuestra vida es porque tiene necesaria muerte.
Página 33 - El Cortesano no habla mejor en Italia, donde nació, que en España, donde lo mostró Boscan por extremo bien en castellano.
Página 45 - ... y la callada noche no refrena su lamentable oficio y sus querellas, trayendo de su pena al cielo por testigo y las estrellas...
Página 29 - Señoría) tratando con él en cosas de ingenio y de letras, y especialmente en las variedades de muchas lenguas, me dixo por qué no probaba en lengua castellana sonetos y otras artes de trovas usadas por los buenos autores de Italia: y no solamente me lo dixo así livianamente, mas aun me rogó que lo hiciese.

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