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miento, diéronse para fallar un mes de próroga, de dos para que estaban facultados. Al fin el 24 de junio se procedió á la eleccion, siendo San Vicente Ferrer el primero que emitió su voto, diciendo en voz alta, que en Dios y en conciencia él por su parte declaraba que la corona de Aragon pertenecia de derecho al infante de Castilla don Fernando, como nieto de don Pedro IV., primo del último rey don Martin, y por consecuencia el mas inmediato pariente de este monarca. Adhiriéronse al voto de fray Vicente Ferrer el obispo de Huesca, Bonifacio Ferrer, Bernardo de Gualbes, Berenguer de Bardají y Francisco de Aranda. Pedro Beltran espuso que desde el 18 de mayo en que habia sido nombrado en reemplazo de Ginés Rabassa no habia tenido tiempo para formar un juicio exacto en tan grave y complicada cuestion. El arzobispo de Tarragona, declaró que aunque la eleccion de don Fernando de Castilla le parecía la mas útil al reino en aquellas circunstancias, tenian mejor derecho el duque de Gandía y el conde de Urgel, entre los cuales, siendo parientes del último monarca en igual grado, podia elegirse el que conviniera mas al reino. Guillen de Vallseca se espresó en el propio sentido que el arzobispo, salvo que tenia por mas conveniente la eleccion del conde de Urgel. Pero contándose en favor del infante de Castilla las dos terceras partes de los votos, la eleccion estaba hecha. Cada cual firmó y selló su voto: levantóse un acta, que redactó don Bo

TOMO VIII.

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nifacio Ferrer, de la cual se hicieron tres ejemplares testimoniados por seis notarios, dos de cada reino, y de ella se dió uno al Arzobispo de Tarragona, otro al obispo de Huesca, y otro á don Bonifacio Ferrer, para que se custodiasen en el archivo de cada provincia. Mantúvose todo esto secreto, hasta que se hiciese la publicacion solemne ante los embajadores de todos los reinos.

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El 28 de junio fué el señalado. hacer la proclamacion de una sentencia que tenia en espectativa á toda la cristiandad. Cerca de la iglesia, en una eminencia junto al castillo, se levantó un gran cadalso ó estrado cubierto de paños de oro y seda: á sus lados se erigieron otros tablados donde habian de sentarse los representantes de los competidores, y otros caballeros. Los tres alcaides de los tres reinos que habian tenido la defensa y guarda del castillo, salieron con cien hombres de armas cada uno, cerrando la marcha Martin Martinez de Marcilla con el estandarte real de Aragon. A las nueve de la mañana salieron los nueve jueces de la sala del castillo á la iglesia con grande acompañamiento. A la puerta del templo, maravillosamente adornada, y en el lugar mas alto, habia un lujoso escaño en que se sentaron los jueces. En un altar alli erigido celebró el obispo de Huesca la misa del Espíritu Santo: predicó un fervoroso sermon San Vicente Ferrer sobre las palabras del Apocalipsis: Gaudeamus et exultemur et demus gloriam ei, quia vene

runt nuptiæ agni. Concluida la ceremonia sagrada, el mismo varon apostólico leyó en alta voz la sentencia del jurado, que declaraba rey de Aragon al ilustrísimo, y excelentísimo, y poderosísimo príncipe y señor don Fernando, infante de Castilla. Cada vez que San Vicente Ferrer pronunciaba el nombre del elegido, esclamaba: viva nuestro rey y señor don Fernando! y á estas esclamaciones respondian himnos y cantos de júbilo. Los alcaides del castillo levantaron ante el altar el pendon de Aragon, y las voces de los instrumentos músicos pusieron término á la solemnidad (1).

Inmediatamente se comunicó la sentencia al electo Fernando de Castillla, que se hallaba en Cuenca, al papa Benito XIII. y á los parlamentos y universidades de los tres reinos de la corona de Aragon. Aunque el pueblo se entregó aquel dia al regocijo, no fué tan general la alegría que muchos no sintieran que hubiese sido preferido un príncipe, qne miraban como estrangero, á los naturales del pais que venian tambien de la dinastía de sus reyes. Esto movió á San Vicente Ferrer á predicar al dia siguiente un sermon, ensalzando las cualidades y virtudes del príncipe castellano, haciendo ver la escelencia de sus prendas sobre las del conde de Urgel y los demas pretendientes, y ex

(4) En la mencionada coleccion de procesos de córtes y parlamentos de la corona de Aragon publicada por Bofarull, se hallan las actas diarias de los que con este motivo

se celebraron en Cataluña. En el tomo III. están las del Compromiso de Caspe, hasta la publicacion de la sentencia y terminacion definitiva de este negocio.

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