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HISTORIA GENERAL DE ESPAÑA.

PARTE SEGUNDA.

EDAD MEDIA.

LIBRO II.

CAPITULO XXIII.

ESTADO SOCIAL DE ESPAÑA.

ARAGON EN EL SIGLO XIV.

De 1335 1410.

I.-Juicio critico del reinado de don Pedro el Ceremonioso.-Carácter y política de este monarca.-Su comportamiento con el rey de Mallorca, su cuñado.-Su proceder con su hermano don Jaime.-Su conducta en las guerras de la Union.-Sagacidad y astucia refinada con que logró abolir el famoso Privilegio.-Bienes que produjo al pais.-Don Pedro IV. en las guerras y negocios de Cerdeña, de Castilla У de Sicilia. Paralelos entre don Pedro de Castilla y don Pedro de Aragon.-II. Juicio del reinado de don Juan I.-III. Reseña crítica del de don Martin.-IV. Condicion social del reino en este período. Modificaciones en su organizacion política.-Comercio, industria, lujo.-Cultura.

I.-Grandes alteraciones y modificaciones sufrió la monarquía aragonesa, asi en sus materiales límites

como en su constitucion política en el reinado de don Pedro IV. el Ceremonioso; y bien dijimos al final del cap. XIV. que el carácter enérgico y sagaz, la ambicion precoz y la índole artera y doble que habia despleg adosiendo príncipe, presagiaban que tan pronto como empuñára el cetro habia de eclipsar los nombres los reinados de sus predecesores.

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Con estas cualidades, que no hicieron sino refinarse mas con la edad y con la esperiencia en un reinado de mas de medio siglo, que alcanzó cuatro de los de Castilla, á saber, los de don Alfonso XI., don Pedro, don Enrique II. y don Juan I., dejó el monarca aragonés un ejemplo de lo que puede un soberano dotado de sagacidad política, que con hábil hipocresía y con fria é imperturbable serenidad sabe doblegarse á las circunstancias, sortear las dificultades, y resignarse á las mas desagradables sitúaciones para llegar á un fin, que fijo en un pensamiento le prosigue con perseverancia, y sujeta á cálculo todos los medios hasta lograr su designio. El carácter de este y de algunos otros monarcas aragoneses nos ha hecho fijarnos mas de una vez en una observacion, que parece no tener esplicacion fácil. Notamos que precisamente en ese pais, cuyos naturales se distinguen por su sencilla, y si se quiere, un tanto ruda ingenuidad, y cuya noble franqueza es proverbial y de todos reconocida, es donde los reyes comenzaron mas pronto á señalarse como hábiles políticos, y donde se empleó

si no antes, por lo menos no mas tarde que en otra nacion alguna csa disimulada astucia que ha venido á ser el alma de la diplomácia moderna. Atribuímoslo á los prodigiosos adelantos que ese pueblo habia becho en su organizacion política, y á las estensas relaciones que sus conquistas le proporcionaron con casi todos los pueblos.

Don Pedro IV. de Aragon continuó, siendo rey, la persecucion que siendo príncipe habia comenzado contra su madrastra doña Leonor de Castilla, contra sus hermanos don Fernando y don Juan, y contra los partidarios de ellos. Mas luego que vió la actitud de don Alfonso de Castilla, de los mediadores en este negocio y de los mismos ricos-hombres aragoneses, aparentó someterse de buen grado á un fallo arbitral, y reconoció las donaciones hechas por su padre á la reina y á los hijos de su segundo matrimonio.

Muy desde el principio habia fijado sus ojos codiciosos en el reino de Mallorca. Acometer de frente la empresa hubiera llevado en pos de sí la odiosidad de un despojo hecho por la violencia á su cuñado don Jaime II. Y éste, que no hubiera sido un reparo ni un obstáculo para un rey conquistador, lo era para don Pedro IV. que blasonaba de observador de la ley y de guardador respetuoso de los derechos de cada uno. Aguardó pues ocasion en que pudiera hacerlo con apariencia de legalidad, y se la proporcionó la cuestion sobre el señorío de Montpeller imprudentemente pro

movida por el rey de Francia, y sostenida con no muy discreto manejo por el de Mallorca. El aragonés se propuso entretener á los dos para burlarlos á ambos, y cuando supo que el mallorquin habia declarado la guerra al francés le reconvenia por aquello mismo de que se alegraba. La citacion que le hizo para las córtes de Barcelona cuando calculaba que no habia de poder asistir, fué un artificio menos propio de un jóven astuto que de un viejo consumado en el arte de urdir una trama. Temiendo luego que la venida de don Jaime á Barcelona neutralizára los efectos de aquel ardid, apeló á la calumnia, y le hizo aparecer como un criminal horrible, de quien providencialmente se habia salvado. Asi cuando se apoderó de Mallorca, se presentó, no como usurpador, sino como ejecutor de una sentencia que declaraba á don Jaime delincuente y privado del reino como traidor, y agregó las Baleares á sus dominios con título y visos de legitimidad.

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Al despojo de las Baleares siguió el de los conda

dos de Rosellon, Cerdaña y Conflent. Lo uno era natural consecuencia de lo otro. Siendo don Jaime traidor y rebelde, procedia la privacion de todos sus estados, y no era hombre don Pedro que cejára en su obra ni por consideracion ni por piedad. Si alguna. vez forzado por las circunstancias alzaba mano en alguna guerra, hacía creer al mediador pontificio que obraba por respetos á la santa iglesia romana. Pero aquel santo respeto duraba mientras reunia mayores

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