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dado en el camino que se aparejase para ir con las provisiones reales á la cibdad del Cuzco, para notificallas al cabildo y vecinos della.

CAPÍTULO XXII

Cómo los del cabildo de la cibdad de Los Reyes trataron de inviar mensajeros á la cibdad del Cuzco para que en ella no hobiese ningun alboroto, y de cómo viniendo Pedro de Hinojosa y Diego Centeno y Lope Martin á Los Reyes se volvió Hinojosa del camino, y de lo que pasó con el visorrey el tesorero Alonso Riquelme.

Quedando aposentado, como hemos dicho, el visorrey Blasco Nuñez Vela, los regidores y alcaldes acordaron entrar en su cabildo, adonde trataron en su ayuntamiento y congregacion que seria cosa decente que pues el tesorero Alonso Riquelme era tan docto, que en nombre de todos hablase al visorrey para que, sabida su voluntad, hiciesen mensajero á la cibdad de Cuzco; y ansí, venido el tesorero en una silla, que por la enfermedad de la gota que tenia no podia andar, le dijeron su intencion, y él fué á hacerlo con gran voluntad. Y llegado á donde estaba el visorrey se holgó mucho de vello y lo abrazó, y el tesorero le dijo: Muy ilustre señor, vuestra señoría sea muy bien venido como aquel que viene por mandado de nuestro rey y señor natural; pluguiera á Dios que vuestra señoría hobiese venido con más brevedad, pues el cabildo con sus cartas le avisó del daño que resultaba de su detenida y del provecho que rescrecia venir aquí. Ninguno que á ninguna provincia va á negocios nuevos conviene tratallos con los arrabales, sino derecho venirse á las cibdades principales, pues al fin las fuentes y rios pequeños se consumen en los mayores. Vuestra señoría se ha fatigado en gran manera; descanse y huelgue algunos dias; tiempo tendrá despues para hacer lo que fuere servido, que nosotros lealmente le serviremos, é yo en nombre del cabildo é vecinos desta cibdad ansí lo prometo. El visorrey alegremente respondió que no dudaba en la lealtad que debian á su rey tantos caballeros como en aquella cibdad estaban; que fuese en buen hora á reposar, pues su mala disposicion lo permitia, quél aguardaria á los Oidores y se fundaria el Audiencia y se daria órden en lo que más al servicio de S. M. conviniese y al bien y paz de las provincias. El tesorero se partió muy alegre con la buena respuesta, y dió cuenta á los del cabildo, y todos se holgaron y praticaron que seria bien inviar á la cibdad del Cuzco para que

no hobiese algun alboroto, y hacer saber las buenas nuevas del visorrey, del deseo que mostraba de hacer por todos.

El alcalde Diego Centeno é Pedro de Hinojosa, regidor de la villa de Plata, que es en el riñon de Los Charcas, venian acercándose á la cibdad de Los Reyes para dar órden en hacer lo que les habia sido mandado de parte de su villa. Con ellos venia Lope Martin, vecino de la cibdad del Cuzco; y como hobiesen salido de Los Reyes Gaspar Rodriguez de Camporredondo, y Bachicao y los demás que hemos receptado, y contasen del visorrey cosas que, por cierto, no era justo decirse en un tal varon, contando que las Ordenanzas las ejecutaba y cumplia y quitaba por donde quiera que venia los indios á los que habian sido tenientes; pues como aquello fuese oido por Pedro de Hinojosa y Diego Centeno, como ya se hobiesen visto con el capitan Gonzalo Pizarro é supiesen que habia de venir al Cuzco, acuerdan de que Pedro de Hinojosa se volviese y le diese aviso de todo, y Diego Centeno que prosiguiese su camino á la cibdad de Los Reyes, yendo tambien Lope Martin, y ansí se hizo. E allegado Diego Centeno á la cibdad de Los Reyes fué muy bien recibido del visorrey y le mostró grande amor.

Los del cabildo de la cibdad de Los Reyes, estando en su ayuntamiento les paresció que seria cosa decente que luego hiciesen mensajeros á la cibdad del Cuzco para que no se moviesen fácilmente con la ida de Gaspar Rodriguez é los demás, é que no diesen lugar á movimientos, ni que hobiese ningun alboroto, pues vian la gran dificultad que venia si se hiciese; y hablaron al tesorero Alonso Riquelme y al veedor García de Saucedo para que de parte de todos ellos rogasen á Lorenzo de Estopiñan que fuese con la carta de creencia para este efeto. Estopiñan se ofreció á hacer aquello que le decian, é ya que se queria apercibir entraron en su cabildo y consulta, adonde acordaron de nuevo de que los negocios se guiarian mejor con que Diego Centeno, pues habia de volver á su villa, los llevase é hiciese entender á los del Cuzco la voluntad que tenia el visorrey de hacer por el reino; y ansí, dieron parte dello á Diego Centeno, el cual habia ya pedido licencia al visorrey para se volver á Los Charcas. El cual fué luego á donde estaba y le dijo cómo él habia venido á aquella cibdad como procurador de la villa de Plata, de lo cual él estaba muy alegre por le haber visto y conocido, porque entendía que á todos en nombre del rey haria mercedes, y que los del cabildo de aquella cibdad le habian

hablado sobre que llevase ciertos despachos | al Cuzco; que su señoría viese lo que mandaba y seria dello servido. A lo cual respondió el visorrey que no tenia menos confianza de su persona, pues era hijodalgo, y que se holgaba que llevase las cartas que los del cabildo le diesen, sin las cuales él le daria el trasunto de las provisiones reales que de S. M. traia, para que por virtud dellas le recibiesen por visorrey en la cibdad de Goamanga y en el Cuzco; diciéndole más, que le rogaba hablase á todos los vecinos de aquellas cibdades no entendiesen en ningun mudamiento, ni su venida, pues era en nombre del rey, fuese parte para los alborotar. Diego Centeno prometió de lo hacer ansí, el cual, despues de haber praticado otras cosas con el visorrey se despidió dél y le fueron dados los despachos y provisiones.

E porque en lo de adelante hemos de hacer gran mincion de este Diego Centeno, por las cosas altas que emprendió, aunque las más acabó infelicemente y con desgracia, por algun secreto juicio de Dios, diremos aquí en esta parte su naturaleza y padres quiénes eran. Y ansí, digo que Diego Centeno era natural de Cibdad Rodrigo; su padre se llamó Hernando Carveo, su madre Marina de Vera; hijodalgo, no de muy alto cuerpo, blanco, el rostro alegre, la barba rubia, nobles condiciones; no le tuvieron por liberal de su hacienda, y de la del rey que gastó muy largo, notándole de algunos vicios generales que los hombres de Indias con el vicio y soltura dellas tienen; y tambien le podrian agraviar algunos afectos naturales, aunque los malos y envidiosos nunca dejan de hallar que notar de los buenos y virtuosos. Pasó á estas partes de las Indias de edad de veinte años; tuvo grande afinidad con el capitan Peranzules y con otros caballeros deste reino.

Tomadas las provisiones y despachos se partió para la cibdad del Cuzco; Lope Martin, lo mismo. Llegado á Goamanga fueron las provisiones del virrey obedecidas como S. M. lo mandaba. Y diremos agora de cómo fué rescibido en el Cuzco Gonzalo Pizarro por justicia mayor y procurador.

CAPÍTULO XXIII

De cómo estando Gonzalo Pizarro muy triste porque los del Cuzco no le acudian como él creyó, vino Mezcua, que habia ido por espía, y trujo cartas de algunos, y lo que más pasó.

En lo de atrás ha hecho la historia mincion cómo allegado á la cibdad del Cuzco el

capitan Gonzalo Pizarro, no embargante que le visitaban Alonso de Toro, Villacastin y Tomás Vazquez con otros algunos, los cuales le mostraban gran voluntad, diciendo ser sus amigos fieles, habia en todos una rimision grande para no cumplir lo que él deseaba; la causa era saber cómo era público el visorrey estaba ya en Los Reyes é no les parecia que seria cordura oponerse contra el mandado real. Y como Pizarro aquello viese, muy triste y algo enojado decia quél habia sido necio y falto de conocimiento en moverse por cartas ni palabras de comunidad, y mandó que luego fuesen venidos indios para salir del Cuzco; y ansí cuentan que todo su fardaje salió. Y estando ya su persona para hacer lo mismo allegó Gomez de Mezcua, que es el que dijimos que por su mandado habia salido del Cuzco á ser informado de lo que habia en la cibdad de Los Reyes; el cual, yendo á hacer lo que le fué mandado encontró en Goamanga con Gaspar Rodriguez de Camporredondo, y con Bachicao y con los otros que venian abrasando la tierra y echando de sí palabras feísimas contra el visorrey y sus Ordenanzas; los cuales, como de Mezcua supieron estar el capitan Gonzalo Pizarro en la cibdad del Cuzco, grandísimo fué el placer que rescibieron, diciéndole que luego se volviese y le avisase de su ida, dándole cartas que le traian de algunos vecinos de Los Reyes, que por ellas daban á entender el odio que tenian con el visorrey, y que con todas sus fuerzas habian de procurar por le echar del reino si no quisiese suspender las Ordenanzas hasta que S. M. del rey nuestro señor fuese informado del agravio grande que se les hacia. Mezcua, con mucha presteza, por llevar tan alegres nuevas, anduvo hasta que llegó al Cuzco á tiempo que, como decimos, Gonzalo Pizarro se queria salir dél.

Pues como fué entendido en la cibdad la venida de los vecinos y las cosas que se decian del visorrey, alteráronse en gran manera, diciendo que no habian de sufrir tan gran mal; é Pizarro, llamando á Alonso de Toro é Villacastin y á los otros amigos suyos, les mostró las cartas que de la cibdad de Los Reyes le escribian, y ansímismo mandó á Mezcua que dijese lo que habia oido á Gaspar Rodriguez y á los demás; por las cuales nuevas, cesando ya su querer ir á Los Charcas, incitaba los ánimos de los vecinos para que le eligiesen por procurador general para defender que las leyes no se cumpliesen y suplicar para ante S. M.

Por aquí puede ver el lector este mundo cuán frágil y deleznable es, pues tantos movimientos hay en cada hora que en él vivi

mos, pues estando Gonzalo Pizarro con voluntad de se volver é los del Cuzco sin ninguna de le rescibir por procurador ni dalle otro ningun cargo, hubieron de venir los vecinos que de Lima salieron para alterar su cibdad, é quel otro con la cobdicia del mandar desease se ver metido en tal mando que pudiese como superior de todos ir á la cibdad de Los Reyes á echar al visorrey della, y despues. por virtud de la cláusola del testamento del marqués su hermano, hacerse rescibir por gobernador. El gran Pompeyo, pasado Julio César el Rubicon, fué recibido por capitan general contra él, y estando en la Grecia, por parecer del cónsul Lentulio le fué dada comision para poder hacer gente y nombrar capitanes y despachar flotas contra aquel que ya tenian por enemigo y se habia nombrado contra su cibdad. Los simples y gentes de todas naciones, como vieron el mandamiento del senado romano y quel gran Pompeyo era nombrado por defensor de la república y capitan general, fácilmente se movian á seguir aquella opinion, creyendo que Pompeyo solamente peleaba por el bien comun, lo cual sabe Dios, si como fué vencido venciera, ques lo que hiciera.

Y ansí, en el reino del Perú, extendida la fama de que los del cabildo y más vecinos habian nombrado á Gonzalo Pizarro por procurador, creyendo quél no quisiera más de mostrarse por todos, alegráronse y acudian los que le acudieron, y teniendo más tiempo que tuvo Pompeyo para aclarar la intencion que en el tiránico pecho tenia, lo mostró. ¡Dichosos aquellos que estaban en el reino y pudieron con industria dejar de seguir las banderas deste tirano! Mas, ¿qué hablo yo, pues estando metidos en los espesos cañaverales de Quimbayá hubo este furor de extenderse hasta allá y darnos á entender las guerras civiles cuán crueles son?

CAPÍTULO XXIV

De cómo allegaron á la cibdad del Cuzco Gaspar Rodriguez y los otros vecinos, y de cómo Gonzalo Pizarro fué rescibido por capitan contra el Inga.

Ya es tiempo, cibdad del Cuzco, que contemos los movimientos que en ti se levantaron, que de no pocos lloros y clamoreos fueste causa; pero no te alabarás dello, pues las obsequias de los cibdadanos se hicieron con grande derramamiento de sangre, pues la guerra que tú emprencipiaste consumió á todos los más de tus confines, como la triste

batalla de Guarina dará dello testimonio. Encendidos en grande ira los vecinos de Cuzco en haber oido lo que decian del visorrey, allegó Gaspar Rodriguez y Hernando Bachicao con los demás, los cuales, como Gonzalo Pizarro estaba allí, muy alegres fueron á le ver luego, dándole cuenta de lo que pasaba en la cibdad de Los Reyes, y de cómo el visorrey habia quitado los indios á Diego de Mora y Alonso Holguin y Diego Palomino y á otras personas, y que lo mismo decia habia de hacer en todas partes y cumplir las leyes sin que ninguna quedase; de lo cual todos entendian el grande agravio que á todos se hacia. Y como aquello fué oido, claramente acuerdan de tomar á Gonzalo Pizarro por su defensor, é juntamente con él ir á suplicar las nuevas leyes no fuesen en todo cumplidas. Gaspar Rodriguez, Hernando Bachicao afirmaban que los de Lima habian de prender al visorrey si todavia quisiese ejecutar las nuevas leyes. Con aquestas cosas que se praticaban y altercaban habia gran rumor en el Cuzco, mostrando los vecinos que de oillas rescibian pena gravísima, y entre todos andaba una variedad de pensamientos, teniendo los más los ánimos airados y aparejados para cometer cualquiera hecho sobre el no obedescer las leyes.

Pasado, pues, el tomulto que rescreció con la venida destos, acordaron de buscar manera para que Gonzalo Pizarro pudiese en nombre de todos ir á responder por ellos, aunque no les parescia que seria cosa acertada estando ya Blasco Nuñez dentro en la cibdad de Los Reyes y en ella recibido por visorrey, de dar poder á Gonzalo Pizarro. Por otra parie, dejar de dárselo decian que era locura y que les vendría gran daño; y como no dejasen de venir de Los Reyes cartas y lo mismo de la provincia de Andaguáilas, de Pedro de los Rios y de Diego Maldonado, entreviniendo en ello Francisco Maldonado é Hernando Bachicao y Juan Velez de Guevara y otros, segun dicen, conciertan con el pueblo é con los de su cabildo que nombren á Gonzalo Pizarro por capitan contra el Inga, que segun entonces hobo nueva se decia tener voluntad de venir contra la cibdad. Y como la abtoridad destos fuese mucha y Gonzalo Pizarro de sí diese grande esperanza, fácilmente se pudo aquello acabar con los vecinos de la cibdad, y por todos ellos acordado, juntos en su cabildo lo nombraron y elijeron por capitan contra Mango Inga si viniese á les dar guerra; y para que pudiese hacer gente y buscar armas le dieron poder cumplido en nombre de su cibdad, lo cual fué debajo de industria, para que con

aquel color Gonzalo Pizarro pudiese allegar | pañado de gente de guerra y mostraba ya gente y ponerse á punto de guerra para la resistencia del Inga.

Pues como su deseo de Pizarro no parase aquí y desease verse recibido por justicia mayor y procurador general, con la cual abtoridad podria conseguir su deseo, escribió á la provincia de Andaguáilas á Diego Maldonado, regidor perpétuo del cabildo, para que luego viniese á la cibdad, y tambien se escribió á Pedro de los Rios para que viniese al Cuzco; y no embargante que ellos deseasen de se estar en aquella provincia y no hallarse presentes en cosa de las que se levantaban, no aprovechó su deseo, porque tantas cartas les fueron que hubieron de venir al Cuzco. Y sabido que Gonzalo Pizarro era nombrado capitan contra el Inga, de todas partes se allegaban soldados bien proveidos de arcabuces y pólvora para le seguir, deseando que ya los bullicios se convirtiesen en guerra para salir de la probeza que con la paz tenian.

CAPÍTULO XXV

Cómo Gonzalo Pizarro procuraba con sus amigos quel cabildo de la cibdad del Cuzco le nombrase por justicia mayor, lo cual se hobo de hacer contra la voluntad de muchos.

Como el capitan Gonzalo Pizarro se viese ya nombrado por capitan contra el Inga, en gran manera se alegró, porque le paresció era un escalon para subir á donde el deseaba; é hablando con los más principales del Cuzco, sobre que pues ya sabian el visorrey Blasco Nuñez Vela queria ejecutar las Ordenanzas y él se habia movido á salir de Los Charcas por los servir, que todos juntos le nombrasen por su procurador para poder ir á responder y suplicar dellas. Y como de la cibdad de Los Reyes y de otras muchas partes viniesen siempre cartas para que con brevedad saliese del Cuzco, entraron en su cabildo y ayuntamiento, y despues de haber altercado sobre aquel negocio muchas práticas que acerca dél tuvieron, acordaron todos juntos en su congregacion, como estaban con ánimos prontos y de lo sustentar, de dar á Gonzalo Pizarro poder complido en nombre de su cibdad para que pudiese ir á la cibdad de Los Reyes á suplicar de las Ordenanzas para ante S. M. el rey nuestro señor, obligando para este efecto sus personas, bienes é haciendas.

Hecho esto, Gonzalo Pizarro andaba acom

por las palabras que de su pecho lanzaba extenderse su deseo á más que ser procurador. El licenciado Leon habia ya llegado á la cibdad del Cuzco y holgábase grandemente, á lo que cuentan, con lo que pasaba; y el licenciado de la Gama había escrito sus cartas tratando en ellas mucho mal de las cosas del visorrey, segun dicen.

Luego, pues, que Gonzalo Pizarro se vió nombrado por procurador, habló con Gaspar Rodriguez de Camporredondo y con Cermeño y Alonso de Toro, Tomás Vazquez y otros amigos suyos, para que moviesen los ánimos de los vecinos á que le rescibiesen por justicia mayor, y esto hizo por tener enteramente mando sobre todo. Y como los del cabildo aquello vieron alteráronse en gran manera, paresciéndoles que Gonzalo Pizarro, con su favor, sin tener ellos voluntad, se queria alzar con el reino y oponerse contra el visorrey; y paresciéndoles mal su intencion no acordaron de lo hacer, antes mormuraban algunos dellos, diciendo: ¿Por ventura no veis con la calor que quiere éste abajar á contender contra el visorrey? Y maldecian muchas veces á los que de Lima habian escrito, pues creyéndose Gonzalo Pizarro fácilmente de sus cartas, dejó de se volver á la villa de donde él era vecino.

Pizarro, como entendió las voluntades de algunos, de industria decia quél no queria ser procurador ni tener nombre de capitan de cibdad tan ingrata, no dejando de andar acompañado de arcabuceros y escopeteros. Y juntos de nuevo en cabildo los señores dél, propuso lo siguiente, á la letra sacado del original que yo vi en poder de un notario, y dice ansí:

«En la cibdad del Cuzco, veinte y siete dias del mes de Junio de mill y quinientos y cuarenta y cuatro años, en presencia de mí, Gomez de Chaves, escribano público, paresció el capitan Gonzalo Pizarro é dijo: quél se desistia y apartaria del cargo de capitan general y procurador desta cibdad, por cuanto para lo que conviene á proveer en esta cibdad, los señores justicias y regimiento della no le quieren proveer del cargo de justicia mayor; que si le proveyeren de tal cargo de justicia mayor, que no se da por desistido ni apartado del cargo, sino que lo usará y ejercerá como se lo tienen encargado; y porque conviene á la pacificacion de la gente de guerra, y porque se lo han pedido, quiere que le elijan de tal cargo; y que esta es su voluntad, y firmólo de su nombre. Testigos: El capitan Francisco de Almendras y el capitan Cermeño».

Luego que Gonzalo Pizarro esto dijo turbáronse en gran manera algunos de los que estaban en el cabildo, porque vieron que por una parte Gonzalo Pizarro decía que se desistia del cargo de capitan é procurador, y por otra parte alegaba que la gente de guerra que consigo tenia pedia que le elijesen y nombrasen por justicia mayor, y no se osaban determinar á lo que harian. Los arcabuceros que estaban fuera de allí disparaban algunas pelotas, dando á entender que si no lo hacian, que lo mismo harian con ellos si no le obedeciesen. En conclusion, pasadas algunas práticas é cosas que intervinieron, se dieron los votos en esta ma

nera:

Juan Velez de Guevara, alcalde ordinario por S. M., dijo: quél vota y da por su parescer que sea capitan general y justicia mayor el capitan Gonzalo Pizarro, y questo le parece, y firmólo de su nombre.

E luego dijo Antonio de Altamirano, alcalde ordinario: que daba por su voto y parecer que sea justicia mayor Gonzalo Pizarro, y firmólo de su nombre.

E luego el capitan Diego Maldonado el Rico dijo: que por cuanto su deseo es acertar en aquello que conviene al servicio de Su Majestad, pide á sus mercedes le den licencia para quél se informe de un letrado, y quél está presto y aparejado de responder, y firmólo de su nombre.

Como pendió el negocio de Pizarro de este proveimiento, quiero ser largo para que en lo foturo se pueda entender, é para que en lo presente se conozca quién fueron los que le nombraron por justicia mayor. Y prosiguiendo lo comenzado, segun que lo voy sacando de los oreginales que en aquellos tiempos se hicieron, dice así:

Hernando Bachicao, regidor, dijo: que su voto y parescer es que sea justicia mayor el capitan Gonzalo Pizarro para todo lo necesario. hasta tanto que S. M. provea, y lo firmó de su nombre.

E luego Francisco Maldonado dijo: que su voto y parescer es, que porque los alcaldes ordinarios están ocupados en pleitos civiles y criminales y hay mucha suma de gente de guerra en esta cibdad, y de cada dia se recojen más, y que porque los alcaldes no pueden entender en los pleitos criminales, que es su voto y parecer que sea justicia mayor, por la mucha gente que hay, y que mande el capitan Gonzalo Pizarro y sea teniente general, porque ansí conviene para la pacificacion desta cibdad, y firmólo de su nombre.

E luego Diego Maldonado de Alamos dijo:

que su voto y parecer es quél querria acertar en el servicio de Dios Nuestro Señor y de S. M. y bien y servicio desta cibdad y vecinos della; que no es letrado para poder acertar en lo pedido por el capitan Gonzalo Pizarro, ni sabe si de derecho él puede al dicho Gonzalo Pizarro hacer justicia mayor, y que todo lo que puede hacer de justicia mayor como regidor desta cibdad, aquello hace é da por su parecer y voto, y firmólo de su nombre.

E luego Juan Jullio de Hojeda dijo: que se arrimaba al voto y parecer de Diego Maldonado de Alamos, y que ello es su parecer, y firmólo de su nombre.

Y luego aparece un abto en pos de otro que á la letra dice así:

«E luego incontinenti, vistos los votos por los señores justicias y regimiento, dijeron que nombraban y nombraron al capitan Gonzalo Pizarro por justicia mayor, é le daban poder complido cual de derecho en tal caso se requiere, y recibieron dél juramento en forma debida de derecho, el cual prometió de lo usar y ejercer segund dicho es, y firmaron de sus nombres Gonzalo Pizarro, Juan Velez de Guevara, Francisco Maldonado, Diego Maldonado de Alamos, Hernando Bachicao, Juan Jullio de Hojeda».

Dicen que en este tiempo, tratando estas cosas el licenciado de la Gama, el licenciado Carvajal, el licenciado Leon, el licenciado Barba, el bachiller Guevara, dieron votos y paresceres sobre que Gonzalo Pizarro podia con mano armada ir á suplicar de las Ordenanzas, diciendo, segund dicen, que lo mostrarian por leyes y derechos. Y otras cosas cuentan aún más feas déstos, que yo por alguna cabsa dejo; basta que los votos sabemos que los dieron, y aún que no redundaron poco daño, pues muchos simples, creyendo que lo que afirmaban era ansí, siguieron al tirano en sus desatinos.

CAPÍTULO XXVI

Cómo el alcalde Antonio Altamirano se salió del cabildo, y lo mismo el capitan Diego Maldonado el Rico, y al fin hobieron de firmar; y cómo el procurador Pero Alonso Carrasco no quiso en nombre de la cibdad dar peticion sobre el proveimiento.

Al tiempo que daban los votos é paresceres dentro en el cabildo donde tenian sus congregaciones, Antonio Altamirano, alcalde, viendo que la intencion de Gonzalo Pizarro era tiránica y malvada salióse del ca

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