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como con una cuerda, porque es nervosa y tiene quince y veinte brazas y más de luengo; generalmente hay muchos bexucos en todos los montes, y sirven para todas cosas de atar y son muy provechosos.

CAPÍTULO XIII

Arboles de la isla Española.- Manera que los indios tenian de producir el fuego.

Referidas las fructas que en esta Isla hay naturales y silvestres, digamos de los árboles más principales de que tenemos más frecuente noticia; esto es general en todos, que nunca pierden la hoja en todo el año. Ya dejimos arriba la multitud y grandeza y hermosura de los pinos, los cuales creo que ocupan cincuenta leguas de sierras, mayormente en la provincia de Cibao, que son las minas del oro, donde más numerosidad dellos hay; son derechos como cirios, muy altos y muy gruesos para másteles de muy grandes naos; son muy jugosos por la mucha resina que tienen para hacer mucha y muy buena pez; llevan unas pigñitas chequitas, inútiles; finalmente, son de los que en Castilla llaman negrales; puédese hacer gran tablazon dellos y nunca acabarse. El árbol que se llama guayacan en lengua desta Isla, la sílaba postrera luenga, cuya agua se toma para sanar de la enfermedad de las bubas, es árbol bien grande, como nogal, pero más lindo; la hoja me parece que será como la del peral de Castilla y más clara, verde y más chica; el tronco principal y las ramas son como plateadas y doradas, 2 entreveradas de dos ó tres colores; para sacar el agua se ha de cortar la madera y hacer dos ó tres almozadas de pedacitos muy menuditos y echallos á remojar en agua del rio, que haya cuatro azumbres, cinco y seis dias y más; despues cocello que mengüen los tres azumbres y quede sólo el uno. Ha de tener, el que lo toma, muy gran dieta, sin comer sino un par de yemas de huevos, y de tres, á tres 6 cuatro dias, un cuartillo de una polla con unos bizcochillos; y más delicado y sano, y para esta cura más provechoso, creo ques el cazabi xabxao, que no los bizcochos de pan de trigo; dél no ha de beber, todo el tiempo que determina tomallo, agua ni vino, sino solamente aquella agua del palo, que no es menos amarga que hieles 6 acíbar; desta manera lo han tomado mucho tiempo en esta Isla; pero ya hay más experiencia en la

1 grandes. -2 cuasi.-3 pero la manera.

manera como se ha de tomar y en la dieta que han de tener, especialmente en Castilla; todavía digo que requiere sobre todo extre ma dieta y no beber otra cosa sino aquella agua. Acostumbróse á tomar en esta Isla desta manera, que tomándola con mucha dieta, despues de pasados los nueve ó quince 6 más dias que la determinaban tomar, tenian una olla, como dicen, podrida, y comian mucho de todo lo que en ella estaba, y como el estómago estaba tan delgado de la dieta pasada prorrumpia luego en cámaras dos ó tres dias, por las cuales purgaba todo el humor malo y así quedaban del todo muy sanos; y yo tuve dello experiencia, que lo vide y tambien lo of haber acaecido á algunos. Tengo por cierto que no sólo para las bubas, pero para cualquiera enfermedad que proceda de humor frio, tomándola, será cierta la sanidad, y cuando acaece del mal de las bubas ó de otro alguno, con ella no sanar es porque procede de humor calliente, y esto tengo por cierto dias ha; el palo de la isla de Sant Juan se tiene por mejor, no sé si es de la misma especie de lo desta Isla 6 de otra que difiera en cualidad, al cual llaman los españoles el palo santo. Hay en esta Isla y comunmente en todas estas Indias, donde no es la tierra fria sino más calliente, unos árboles que los indios desta Isla llamaban ceybas, la y letra luenga, que son comunmente tan grandes y de tanta copa de rama y hoja y espesura que harán sombra y estarán debajo del quinientos de caballo, y algunos cubrirán mucho más; es muy poderoso, alegre y gracioso árbol; tiene de gordor más que tres y cuatro bueyes su principal tronco, y algunos se han hallado, y creo questá uno en la isla de Guadalupe, que fueron diez 6 doce hombres, los cuales abiertos los brazos, y aun con dos pares de calzas extendidas, no lo pudieron abrazar, y así lo oí certificar. De ser comunmente grandísimos y grosísimos y admirables ninguno debe dudar, ni tener por exceso que aquél fuese tan grande, porque en esta Isla, en la ribera de Hayna1 ocho ó diez leguas de Sancto Domingo, yendo hácia la Vega, hobo uno que llamaban el árbol gordo, y cerca dél se asentó una villa de españoles que la nombraron así, que si no me he olvidado cabian dentro de sus concavidades pienso que trece hombres, y estaban cubiertos, cuando llovia, del agua, y á mí en él acaeció lo mismo, y creo que no lo podian abrazar diez hombres, si, como digo, no me he olvidado. El mástel 6 tronco principal antes que comiencen las ramas terná dos y

1 una ó dos leguas.

tres lanzas en alto; comienzan las primeras ramas, no de bajo á alto como los otros árboles, sino extendidas mucho derechas por lo ancho, que parece maravilla con el peso que tienen no quebrarse, y por esto lo hacen tan capaz y que tanta sombra haga; son tan gruesas comunmente las ramas dichas como un hombre, aunque tenga más que otros de gordura; las hojas son verdes escuras, delgadas y arpadas, si bien me acuerdo; no siento que haya en Castilla á qué las comparar, sino es, sino me engaño, á las del que llamamos árbol del paraíso. Y porque lo dicho no parezca increible, léase lo que dice Estrabon en el XV libro de su Geografía, donde cuenta que hay árboles de admirable grandeza en las Indias, algunos de los cuales apenas podrán cinco hombres abrazar, los brazos extendidos; así, pues, como hay tan gruesos que los troncos ó másteles dellos no los puedan cinco hombres abrazar, parece que aunque se diga que seis y diez tienen que hacer en abrazar alguno, no será increible maravilla, cuanto más que habemos visto lo que decimos. Hay en algunas partes robles, pero en pocas y pocos; haylos más que en otras en la provincia de Yaquimo, en unos valles cerca de la mar, y en esta provincia hobo y hay el brasil, pero no mucho, de donde pensó el Almirante que descubrió este orbeque salieran grandes riquezas, como abajo diremos. Tiene tambien otros árboles esta Isla, que llamaban caoban, la o letra luenga, los indios; tienen muy buena madera para arcas y mesas, algo colorada ó encarnada con algun olorcillo bueno, que parece que quiso ser cedro pero no lo es, porque en esta Isla no hay cedros, en la de Cuba sí muy excelentes. Otros árboles hay, como hayas, algo blancos; en lengua de indios no sé el nombre dellos. Hay otros árboles delgados, pequeños, en los montes de la costa del Sur hácia Sancto Domingo especialmente, que los indios llamaban caymitos, la penúltima luenga, que tienen la madera para hacer arcos como de tejo, y destos creo que los hacian los indios; tiene la hoja muy señalada, porque de una parte la tiene muy verde como la del naranjo, aunque es chequita, y de la otra parte como si toda fuese alheñada. Hay otros que llamaban los indios guaçimas, la media sílaba breve, que proprios son moredas en la hoja, puesto que la tiene áspera y gruesa, pero cuando comienza la nueva creo que sería para criar seda ó poco menos; la fruta es de hechura de moras, pero es muy dura y negra, puesto que

haya otros.- sacar.

tiene algun zumo pero muy poquito, y es dulce como miel, por lo cual los puercos le comen y con ella engordan y la van á buscar donde la huelen, como tras los hovos dejimos en el precedente capítulo. Deste árbol sólo sacaban huego los indios; tomaban dos palos dél muy secos, el uno tan gordo como dos dedos, y hacian en él con las uñas ó con una piedra una mosquecita, y ponian este palo debajo de ambos piés, y el otro palo era más delgado como un dedo, la punta redondilla, puesta en la mosca; con ambas palmas de las manos traíanlo á manera de un taladro, y esto con mucha fuerza; con este andar de manos salia del palo de abajo molido polvo, de la misma manera delgado como harina; cuanto el palo de abajo se ahondaba con el de arriba, y cuanto más el hoyo se ahondaba y el polvo salia, tanto más se hacia á priesa con las manos y con fuerza ó vehemencia, y entonces el mismo polvo ó madera molida que del palo de abajo salia era encendido de la manera que se enciende la yesca dando con el eslabon en el pedernal en Castilla. Y esta es la industria que los indios para sacar huego sin hierro y pedernal tenian, la cual es antigua, segun della hace mencion Plinio en el libro XVI, capítulo 41, donde dice: «que los soldados en las guerras, y los pastores en los montes ó campos, hallaron este secreto, como no tuviesen pedernal ni eslabon para sacar huego»; sacábanlo de la manera dicha, segun él, de las ramas de los morales y laureles y de los tejos, porque son cálidos de su naturaleza. Callide morus laurus, hedera et omnes quibus ignaria fiunt, exploratorum hoc usus in castris pastorumque reperit, quum ad excutiendum ignem non semper lapidis occasio est; teritur igitur lignum ligno, ignemque concipit attritu excipi, etc.; materia aridi fomitis frugi rel foliorum facillime conceptum; sed nihil hedera prestantiusque teratur lauro, laurumque terat; hæc dice Plinio. Por manera que las guaçimas de estas tierras son morales 6 specie dellos, segun parece por estas palabras de Plinio; y mírese aquí que hedera tiene dos significaciones: una por la yedra y otra por el tejo, árbol.

2

CAPÍTULO XIV

De otros árboles de la isla Española.

Hay en esta Isla eso mesmo unos árboles que los indios llamaban xaguas; árboles son

1 manera huego encendian para.

raguas.

hermosos y copados como naranjos, pero mucho más altos y la hoja verde escura; no me acuerdo á qué la pueda comparar; tiene una fructa de hechura de huevos grandes de abutardas, blanca la tez y dura por de fuera; lo de dentro no hay á qué lo pueda comparar de las cosas de Castilla '. El zumo desta fructa es blanco y poco á poco se hace tinta muy negra, con que teñian los indios algunas cosas que hacian de algodon y nosotros escrebíamos. Este zumo ó agua de las xaguas tiene virtud de apretar las carnes y quitar el cansancio de las piernas, y por esto se untaban los indios las piernas principalmente y tambien el cuerpo; despues de pintada se quita con dificultad en algunos De las dias aunque se lave. Estos mismos árboles y la misma fructa, á lo que parece, porque ninguna diferencia parece tener, hay en la isla de Cuba, y allí tambien los llamaban los vecinos naturales de allí xaguas; dándoles con un palo ó piedra, porque son duras, y poniéndolas juntas muchas dellas á un rincon, tres ó cuatro dias ó pocos más, se maduran y se hace la carne dellas muy zumosa ó llena de un licor dulce como miel y cuasi de la color de miel, que las hace como una breva muy madura, y tan dulcísimas, que pocas ó ninguna fruta les hace ventaja de las de Castilla; pero en esta Isla española no las comian los vecinos della, ó porque no cayeron en ello, ó porque por ventura son aquéllas de otra especie, aunque no lo parecen por ningun indicio. Otro árbol hay muy provechoso en esta Isla, y es el que llamaban los indios hibuero, la sílaba penúltima luenga; éste produce unas calabazas redondas como una bola y no mayores comunmente, aunque algunos las echan un poco luengas; están llenas de pepitas y carne blanca como las de Castilla, y son tan tiestas y duras las teces despues de secas, por de dentro y por de fuera, no como las de Castilla, que son fofas y fácilmente se quiebran, sino como si fuesen de hueso; sacada la carne y las pepitas, servíanse dellas de vasos para beber y de platos y escudillas. Hay tambien unos arbolitos tan altos como estado y medio, que producen unos capullos que tienen por de fuera como vello y son de la hechura de una almendra que está en el árbol, aunque no de aquella color ni gordor, porque son delgados y huecos; tienen dentro unos apartamientos ó venas, y estos están llenos de unos granos colorados, pegajosos como cera muy tierna ó viscosa. Des

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desta fructa se hace.- pero sacado todo aque. llo y.-3 luego.

tos hacian los indios unas pelotillas y con ellas se untaban y hacian coloradas las caras y los cuerpos, á jirones con la otra tinta negra, para cuando iban á sus guerras; tambien aprieta esta color ó tinta las carnes. Tírase tambien con dificultad; tiene un olor penetrativo y no bueno; llamaban esta color los indios bixa. Almácigos tambien hay muchos, segun decia el Almirante, si almácigos son aquellos que él decia; no siento á qué los comparar y nunca vide que se probase sacar dellos almáciga. Hay otro árbol en esta Isla que los indios della llamaban cupey, la penúltima sílaba luenga, del cual se puede alguna cosa nueva referir; es árbol más alto que un alto naranjo, aunque no así copado sino algo más abierto; tiene tres cosas notables: la una las hojas, que son tan grandes 1 y cuasi de la hechura de una azuela de hierro de un carpintero, imaginándola que sea lo agudo della redondo y sin gavilanes; es muy verde y escura y hermosa, gruesa como un real y tiesta, no floja, y por esto con un alfiler, y mejor con un palillo agudo, escribe el hombre todo lo que quiere, y luego señálase la letra amarilla, de un sudor ó zumo cuasi como el de la çabila, y desde á poco tórnase la letra blanca; deste papel y péndolas, por falta del de Castilla, los tiempos primeros en esta Isla usábamos. La otra cosa es la fructa que produce aqueste árbol, no para comer, ni hay á qué comparalla sino a unas rosas, no llanas, de madera, que ponen sobre las cuatro varas de las camas de campo, doradas, bien hechas, con unas coronillas encima cuasi de la forma de las adormideras; por de fuera son blancas y que tiran á verdes claras, puesto que se abren 6 desquebrajan; lo de dentro es pez negra, con que se puede cualquiera cosa, como con pez, empegar 4; tiene algunas pepitas que comen las aves, ó lo que con ellas está pegado. La tercera cosa es más notable, que cuando las aves están en este ó en otro árbol, y en él purgan algunas de las dichas pepitas, las que páran ó se pegan en el árbol allí nacen como si las ingiriesen, y lo que nasce son unas raíces de gordor de una lanza muy lisa, y todo su crecer es ir carabajo á buscar la tierra y en ella despues arraigarse y 7 echadas raíces nasce della otro árbol como el que la fruta hobo dado; estas raíces, descendiendo hácia abajo, como el árbol es alto, son de 25 y 30 y más palmos, y éstas son muy lindas astas de

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3

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1 como.-2 de un zumo amarillo cuasi como.- en alguna manera parece algo.-4 la 3a es.-- estercolan. -6 fuese. arraigadas despues.

lanzas, todas muy derechas y muy nervudas y lisas, que no han menester dolallas 6 alisallas. Y deste árbol que dejimos llamarse cupei salen de la manera dicha las varas de lanzas, y no como algunos piensan de los árboles que se llaman xaguas. Estrabon, en el libro XV de su Geografía, refiere haber en la India que está más al Mediodía unos árboles grandísimos que algo parecen á lo que deste cupey habemos dicho, aunque digno de mayor admiracion. Destos dice que sus ramas, despues que han crecido hasta grandor de doce codos (debe ser en soslayo y no hacia arriba), van creciendo para abajo en busca de la tierra, y llegadas en la tierra echan allí raíces y dellas nasce otro árbol como él mismo; el cual, despues de crecido y las ramas crecidas como las primeras, van carabajo buscando la tierra y echan sus raíces y dellas crece otro árbol, y así de uno se hacen muchos, y de todos se constituye una como cámara ó pabellón grande puesto sobre muchas colunas; de aquí podemos colegir que estas nuestras Indias son parte de aquella nombrada India. Otro árbol hay ', principalmente en la provincia de Higuey, hácia la costa de la mar, y más cantidad en la isla de la Saona y por aquellas isletas, que los indios llamaban guao, la primera sílaba luenga, el cual será, el más alto, de estado y medio de un hombre, que con sus ramas no hace mucho bulto; árbol seco y estéril, y así no se halla sino entre peñas, cuya hoja es como la coscoja ó carrasco que queman en los hornos en Castilla, con sus espinitas alrededor de la hoja, y tambien tiene algunas por las ramas y todo él (á lo que creo, porque ha dias que no lo vide) 2; la leche deste árbol es ponzoñosa, y della Ꭹ otras cosas hacen los indios la yerba que ponen en las flechas con que matan. Andando por los montes destos árboles, como son espesos y bajos y los caminos angostos, tocando las ramas en la cara, con las espinillas, parece que salpica la leche, y luego se hincha la cara y abrasa como si se cubriese de la que llamamos del monte, y por muchos dias no se quita y amansa, y esto comunmente hace daño á las caras de los hombres que son muy blancos y delicados y flemáticos; á los colóricos y que tiran en el pelo á taheños y á los bermejos ningun daño hace; y á mí me dieron las ramas muchas veces en la cara y nunca me hizo mal, porque no soy de los muy blancos ni flemático. Fuera de las provincias y tierra que dije, por toda esta Isla no hay este árbol guao, sino uno

comunmente.- estas espinillas.

de

de cuando en cuando, porque toda la tierra, fuera de aquella ques estéril, en esta Isla es fertilísima, que sean montes ó valles.

CAPÍTULO XV 1

Siguese tratando de los árboles que hay en la isla Española.

Hay otro árbol de que se hace artificiosamente el bálsamo, que llaman en esta Isla bálsamo; este árbol será como pequeños naranjos; la hoja tiene verde escura, del tamaño de medio real ó poco más, cuasi es de la forma de un corazon; donde yo lo he visto es en el monte, una legua pasando de la villa de Santiago, yendo camino de Puerto de Plata y por los montes por allí adelante. Hácese por arte desta manera: Que los palos 6 rajas dél se cortan muy menuditos con una hacha (y mejor es azuela, porque cuanto más menudos se cortaren mejor es); estas cortaduras, en cantidad de dos celemines 6 tres, échanse en un lebrillo grande que quepa dos arrobas y aun media más lleno de agua, y así, con esta proporcion, más o menos segun la cantidad de la madera, el agua proporcionable; déjase así estar remojando ocho dias; despues en una caldera muy limpia pónese á cocer y mengua de cuatro las tres partes; cocido y menguado así, en muchas escudillas se echa y reparte, poniéndolo al sol dos ó tres dias, el cual se espesa como miel y pára de color de arrope ó de miel algo escura, y el olor cobra algo suave. Yo lo he hecho hacer por este modo y salió mucho bueno, y obra de un cuartillo ó poco más que envié á Castilla á cierta persona, en el año de 28 6 30, lo vendió, segun supe por veinte ducados. La experiencia que deste licor se tiene hoy es que para cualquiera heri da donde salga sangre, y donde no haya miembro ó nervio ó casco cortado, puesto en ella caliente, bien empapada y atada, no es menester más de una vez curalla. Las palmas desta Isla son muy provechosas, mayormente las que tienen las hojas y ramas como las de Castilla, porque hay otras especies de palmas que las tienen tiestas y como una mano abiertos los dedos, ó como la hoja de las de los palmitos de Castilla, sino que las de Castilla están parradas con el suelo y éstas son altas tres y cuatro estados dél, y destas hay dos ó tres maneras dellas, y el provecho que hay dellas es cubrir las casas en algunas

2

1 Dejese aquí algo blanco para el sumario. -2 dellos que en la hoja.

partes desta Isla con ellas. Nacen comunmente en los lugares no fértiles, y no en montañas sino en llanos rasos; pero las primeras que dije, que tienen las ramas y hojas como las de Castilla, éstas son muy hermosas y provechosas, fértiles y nunca se hallan sino en tierra muy fértil y de muchas aguas y rios cerca; éstas son muy altas, tanto y más que las de España, porque tienen diez ó doce y quince brazas en alto, y muy derechas; el mástel dellas no es á pencas como las nuestras, sino lisas y duras, mucho más que si fuesen de hueso. Son huecas, pasados dos dedos buenos de gordo que tiene lo que digo, que es muy dura, y están llenas de unas hilachas, las cuales quitadas ó sacadas, que se quitan y sacan fácilmente, quedan como una culebrina 6 lombarda, que suelen servir, enteras ó partidas por medio, de canales por donde venga el agua para edificios, en especial donde se hace el azúcar, que se llaman ingenios; desta madera hacian los indios las que llamaban macanas '. Llegando á lo alto, que es pasando todo lo que digo ser duro como hueso, comienza el palmito, que terná seis palmos y siete de alto, y terná de grueso como un hombre por la cintura y más grueso, y es algo más que el mismo mástel que viene desde el suelo; este palmito, que dije tener seis ó siete palmos, está vestido de unas hojas que los indios llamaban yaguas, la última breve, de las cuales tiene 2 diez y doce, tantas cuantos son los ramos de la palma y unas sobre otras; las primeras, como se van secando, las despide la naturaleza, y como aquéllas caen las segundas son ya primeras, y despues las otras; y entre tanto que unas están para caer, otras se erian de nuevo, y así nunca faltan unas y y otras perpetuamente. Son por la parte de fuera algo verdes y por la de dentro blancas; despues de secas quedan en la misma color con poca diferencia; despues de caidas en el suelo son tan anchas y tan largas, y casi de la forma y manera que un cuero de un grande becerro, y así tienen lomo é ijadas; con una se cubre un hombre del sol y del agua sin mojarse un pelo, y no las pasa el agua más, antes menos, que á un grueso cuero. Con éstas se pueden cubrir y cubren las chozas, andando camino, y aun en los pueblos las casas; son, finalmente, para mil provechos y cosas buenas. De lo postrero ó que es más alto de cada yagua, nace un ramo, y cuando cae á su tiempo que se despide la yagua, cae el ramo, porque en ella, como

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1 como en el capítulo... dejimos.- cuatro y cinco las. naturalmente.

dije, es originado; de cada yagua, como dije, sale un grande ramo de la misma hoja y manera de los d'España que llevan los dátiles, y así hacen arriba la copa muy graciosa y muy ancha. No llevan fructo sino aquellos como manojos blancos en que las de Castilla producen los dátiles, y en aquellos nacen ciertas contecitas no grandes. El palmito, desnudo de siete ó de ocho yaguas y otras cortezas que se siguen á ellas muy albas 6 blancas, antes que se llegue á lo comestible, es muy dulce todo él, con muchos cogollos que dentro de sí contiene, y la cabeza en especial, que comienza, como dije, donde el mástel todo acaba, y ternan en él que comer veinte hombres y más, como sea tan grande. Nogales hay algunos 1 pero muy raros, y no sé que los haya sino en lo alto de las minas de Cibao, la provincia que dije llamarse Haytí, la última sílaba aguda, de donde se denominó toda este Isla; las nueces que echan no son de provecho alguno, porque todo lo de dentro es madera y cuasi nada tienen de meollo; si los ingiriesen por ventura se harian domésticos y darian buen fructo. Zarzasmoras hay algunas, pero cuasi sin fructo porque las morillas que hacen valen poco. Parras monteses de las que se cree que Noé plantó la viña, que en latín se llaman labruscas, y que dan de sí uvas tintas menudas, pero verdaderas uvas, en diversas partes desta Isla, en los montes apegadas á otros árboles, hay muchas; son acedas porque nunca bien maduran; madurarian, segun yo creo, si las cultivasen y les diese el sol y el aire, lo que no tienen por estar en los montes pegadas á los árboles y siempre á la sombra: la hoja no la tienen escotada por dos partes como la de Castilla, sino una sola; es sin aquello algo más luenga que redonda, pero arpada á la redonda. Cañas y cañaverales hay infinitas en esta Isla, en todos los rios y arroyos y riberas dellos hasta entrar en el agua, y siempre es muy fértil y viciosa la tierra, más que otra, donde las hay; difieren de las de Castilla en esto, que son cuasi macizas porque están llenas de hilos de la misma natura, puesto que por defuera tienen sus ñudos y señalados los cañutos. Jamás se quiebran por medio aunque con un trozo dellas den muchos y grandes golpes en cualquiera cosa, sino rájanse por muchas rajas 6 hendeduras de alto á bajo; las hojas y hermosura dellas proprias son como las de Castilla, sino que todavía muestran ser más silvestres y no tan delicadas. Carrizos hay tambien muchos en las ciénagas y lagunas ó

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