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CAPÍTULO CXC

En el cual prosigue la ventaja que las gentes de la Nueva España hicieron á todas las demás en las cerimonias y solicitud, temor y devocion, etc., con que los sacrificios ofrecian.

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Fueron las gentes de la Nueva España señaladas y sobrepujantes á munchas y quizá á todas las antiguas, en lo quinto, que son las cerimonias, y en la solicitud, temor, mortificacion y grandísima devocion en el culto de sus dioses y en ofrecerles sacrificios. De las cerimonias parece asaz la gran multitud que en las fiestas y en los sacrificios tuvieron, por lo muncho que cerca de ambas cosas se ha dicho. Las cerimonias que hacian en la fiesta del postrero dia de la hedómada ó semana de sus años, cuando encendian huego nuevo, que mataban todos los huegos de los templos y de las casas por mandado de los pontífices. Otra, que iban ciertos ministros del gran templo dos leguas, y en el templo que estaba en un collado, á la media noche sacaban nueva lumbre con ciertos palos, que son yesca y pedernal. Otra, que á gran priesa, la nueva lumbre, antes que alguno encendiese della, la llevaban á presentar en el gran templo de la ciudad mexicana, donde la ofrecian á los ídolos. Otra cerimonia, que tenian luego aparejado un esclavo que ante. ellos y por su honor sacrificaban. Otra, que el summo sacerdote tomaba el corazon del sacrificado y rociaba el huego, á manera de bendicion, con la sangre. Otra cerimonia, que 3 concedida licencia del gran sacerdote, cada uno de los presentes de munchos pueblos alrededor llevan de aquel huego sagrado. Otras cerimonias munchas y particulares se habian hecho para el aparejo de celebrar dignamente aquesta gran fiesta, de las cuales algunas hemos declarado. El dia festival llegado, antes que amaneciese juntábanse todos los sacerdotes y ministros del templo, todos los señores, caballeros, nobles y ciudadanos, y toda la multitud de la ciudad; dy venidos de otras partes, que eran innumerables. Otra, que tenian el ídolo ó estátua del gran Dios que allí adoraban muy adornada y ataviada de las ropas é insignias á él dedicadas, y con joyas ricas de oro y plata y plumas y todo lo demás y mejor con que podian honralla. Otra cerimonia, que salia el sum

1 para encender, que se mataban todos los huegos de los templos y de las casas, por mandado de los pontifices, commo iban ciertos. - México.-5 dada.

con

mo pontífice con los más principales y de mayor dignidad sacerdotes, como colaterales cardenales, vestidos él y ellos de sus vestiduras pontificales ricas, segun la festividad grande lo demandaba, y para vestirse de pontifical tenian munchas cerimonias que no alcanzamos, como las tienen los obispos cuando se visten de pontifical en el pueblo cristiano. Otra, que el summo pontífice tomaba la dicha estátua, que no debia ser grande; otros munchos sacerdotes y ministros, con incenciarios llenos de brasa echando inciencio y perfumes odoríferos, iban delante, saliendo del templo en muy ordenada y devota procesion con silencio admirable, como si estuvieran en capítulo un vento de muy religiosos frailes, siendo las gentes que a esta fiesta ocurrian innumerables, porque esta es natural propiedad de todas estas universas gentes deste orbe indianas, cient mil, y docientos mil, dellos que estén juntos no hacer más estruendo ni suenan más que si fuesen cuatro. La primera estacion que hacian y cerimonia. salidos del templo, era ir al barrio y plaza llamado Tlatelulco, donde creo que debian hacer algunas cerimonias y sacrificios, pero no lo advertí para preguntarlo cuando lo pudiera. De allí salia la procesion fuera de la ciudad é iba una legua con la misma órden, donde hechas munchas cerimonias sacrificaban ciertos hombres. De allí á otros lugares donde hacian otras más con sus sacrificios, Ꭹ de aquel á otros, hasta que á medio dia tornaba la procesion á entrar en la ciudad, habiendo andado cinco leguas, como en el capítulo ... dejimos. A vueltas de todo esto eran munchas las cerimonias que para sacarse sangre todos hacian, punzándose las orejas y otros lugares con las espinas que decimos ser como alesnas, y sajándose con las navajas de los lugares arriba dichos de sus cuerpos. Hacian otra cerimonia, y era coger la sangre que les salia, que era muncha, en papeles, y con los dedos la esparcian sobre los ídolos, como hacemos el agua bendita. Pues las que guardaban y hacian, é industria de que usaban en el sacrificar los hombres y animales y las otras cosas, mayormente sacar los corazones, no eran cualesquiera, como queda 2 en el capítulo... escripto. Las cerimonias que hacian ofreciendo sacrificios al dios del agua, véanse arriba en el capítulo del dios del huego en el siguiente, las cuales, aunque eran crueles, pero eran menudas, sotiles y exquisitas. Pues las que hacian en la Pascua y fiesta del dios Camaxtle

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...

y las

la gente de la provincia de Tlascala, en el principio del mes de marzo, cierto, cerimonias eran de gente discreta y religiosísima; una era la exhortacion que hacia el summo pontífice á todos para que se aparejasen á celebrar la gran pascua de Camaxtle, diciendo: Hijos mios, ya es llegado el año de nuestro Dios y señor Camaxtle; esforzaos á le servir é á hacer por él alguna penitencia. Quien se hallare flaco y sin espíritu, sálgase de aquí, etcétera, como en el capítulo ... queda escripto. A los cinco dias tornaba á hacer otra cerimonia, preguntando si estaban todos allí. Otra, que se partian todos los sacerdotes á una gran sierra, cuatro leguas de allí, de gran subida; en lo alto della, un poco antes de la cumbre, quedábanse todos, y solo subia en lo sumo el summo pontífice; allí, en el templo de la diosa Matlalcueye hacia otra cerimonia, ofreciendo ciertas piedras, y plumas verdes de las preciosas, y papel y sahumerios. Hacia otra de indicio de gran religion, y esta era grandes y fervientes oraciones, rogando al dios y á la diosa les diesen fuerzas y esfuerzo para entrar y perseverar en su penitencia y ayuno. Despues 2, tornados á la ciudad y venidos otros sacerdotes, hacian otra: cuatro dellos cantaban á las navajas con que se habian de desangrar cantares para el tiempo y sacrificio tocantes. Otra, que tañian atabales. Otra, que callaban los atabales y cantaban los cantores ayes tristes y como de Cuaresma y penitencia, cantares con los cuales lloraban. De allí sucedian las otras cerimonias y abrirse las lenguas y sacar por ellas tantas veces los palos. Otra era que Îlevaban todos aquellos palos llenos de sangre al ídolo presentados, como queda ya explanado. Otra era que al cabo de los ochenta dias del ayuno tornaba el viejo sacerdote ó el summo á la misma sierra, de noche, donde ofrecia muncho papel, munchos sahumerios y codornices munchas. Otra era que cuatro dias ó cinco antes de la Pascua aderezaban los templos y adornábanlos de cuanto en el mundo podian polillos y adornallos. Otra era que al tercero dia los sacerdotes se pintaban poniendo de diversas colores, unos de blanco, otros de negro, de verde otros y otros de colorado. Hacian otra, que á las espaldas del templo por todo un dia bailaban 3. Era otra que vestian de ricas vestiduras el ídolo de Camaxtle, y cuando lo vestian era con munchas cerimonias, cuasi á la manera como visten á los obispos el pontifical. Otras infinitas cerimonias sin las dichas, y entre ellas ha

de allí.- venidos otros sacerdotes.- En el ms., blay laban.

cian más, que pueden colegirse de lo que en los capítulos... donde habemos de los sacrificios de aquellas gentes tratado, queda explicado. Y para conclusion de todas, las de los Totonacas es bien que brevemente repitamos, las cuales, supuesto el error universal de los dioses, no fueron irracionales. Razonable y de gente muy religiosa era esta cerimonia, ordinariamente: luego que salia el Sol de mañana, el summo pontífice con todos los otros sacerdotes ir al templo. Entrados en él, hacer su mesura con sus cabezas bajas y corvados los cuerpos á los dioses, era otra. Encomendarse allí al Sol y á los dioses hechas sus oraciones, era otra. Otra era quel segundo sacerdote, que tenia por su dignidad el lugar segundo, traia un incenciario con sus brasas, y llegabase al summo pontífice, el cual ponia en ellas ciertos olores suaves de cosas aromáticas, tocándolas con la mano como en señal de bendicion. Otra cerimonia era que aquel segundo sacerdote ', alzando en alto el incenciario con sus perfumes, poniéndose derecho hacia el Sol, hacia la reverencia, y sahumándole tres veces, teniendo por opinion que del cielo y por mandado del Sol habian descendido los otros dioses. Otra era tomar el summo sacerdote aquel incenciario con sus perfumes é ir al altar donde estaban los ídolos, y incensar primero tres veces con grande autoridad y reverencia al ídolo grande, como á principal dios, que está en medio de los otros. Era otra sahumar é incensar una vez á cada uno de los otros, como menos principales. Otra era que tomaba luego el incensario aquel segundo sacerdote, y como que le servía de diácono al summo pontífice incensaba y sahumaba; de allí se iba y sahumaba á cada uno de los otros seis sacerdotes, uno de los cuales, tomando el incensario, íbase al sacerdote summo y puesto en coclillas tornaba el summo sacerdote á poner en el incenciario de los dichos perfumes que tenia junto á sí, y salia fuera y con profundo acatamiento venerando sahumaba el Sol, y esta era otra no chica cerimonia. Ya quedaba toda la brasa bendita, la cual repartia el summo sacerdote por cuatro partes de los altares como que de nuevo los consagraba, y esta era otra cerimonia. Era otra que cada uno de los otros sacerdotes tenia su incenciario con su brasa, y esta derramaban por los altares. Hacian otra: que sentado despues desto el summo pontífice, y los sacerdotes cada uno, segun su dignidad y órden, á la hora de las ocho ó nueve horas venian el rey 6 señor principal, y los nobles, y con ellos toda

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la gente principal, y para entrar en el templo todos se descalzaban y así entraban los pies del todo desnudos y descalzos. Otra era que saludaban á Dios, diciendo en su lengua: sálvete, Dios, ayúdanos y consérvanos en tu servicio. Era otra no de poca reverencia y obediencia y veneracion á los ministros de los dioses y hombres espirituales, que se iba luego el señor y todos los caballeros y nobles al summo pontífice y sacerdotes, é inclinadas sus cabezas, decíanles: el gran Dios y sus dioses te conserven la vida por munchos años. Era otra cerimonia que todos los sábados iban todos los señores y nobles y populares, grandes y chicos, de mañana, á los templos, y estaban en los patios dellos una hora. Otra era que de allí se iban los señores y caballeros principales á la estátua ó ídolo grande, ante la cual se sacrificaban 2 harpándose un poquito de las lenguas con una navaja que cada uno traia, ó se la horadando metíanse por ella veinte y cinco pajas munchas veces. Otras eran que los otros sábados no se sangraban de las lenguas, sino de otros miembros. Otra era que los sacerdotes, despues de hechas aquellas cerimonias y sacrificios, se retraian y á su tiempo comian, y despues de comer, el summo sacerdote contaba historias, y de la bondad y excelencia del Sol y de los otros dioses. Este era su ordinario culto y religion, con otras munchas cerimonias que se pueden ver y colegir, y señaladamente la confesion que con tantas señales de contricion y pesar de sus pecados (como en el capítulo... se vido) que hacian. Item, la comunionó supersticion que rescibian, y las que hacian de año á año cuando cada un vecino llevaba los ídolos que tenia en su casa á los templos y poníanlos junto al Dios grande, cuasi ofreciéndole obediencia y recognosciéndole superioridad. Otra era que pasados cinco dias, como que novenas celebraran los mismos dioses por honra del mayor, tornábanlos á recoger, y con su procesion ordenada iban cantando coplas y cosas graciosas en loa de sus dioses, bailando y dando saltos con alegría y regocijo inestimable hasta metellos en sus casas. Pues las cerimonias que hacian en las tres fiestas principales de cada año no eran de poca religion, ni de menos devotas voluntades y juicio vivo y claros entendimientos. Vestíanse los sacerdotes con el summo pontífice de sus vestiduras pontificales, y los señores y toda la nobleza las suyas. y toda la otra gente todos de ropas las más preciosas que tenian, muncho de las

1 bajadas.- cortándose.-3 que hacian. commo á la larga.- como á superior.

otras fiestas diferentes. Otra era enramar y henchir de flores los templos. Otra, que los señores y caballeros cantaban coplas y cantares de alegría en alabanzas de sus dioses, dándoles gracias por sus beneficios. Otra, que ayuntado todo el pueblo en los patios de los templos, sentándose en coclillas en el suelo, todos los ojos bajos, con gran silencio, sin que pareciese que habia en ellos alguna persona, siendo infinitos, rezando pasito, encomendándose á los dioses con munchos gemidos dentro de sí, representándoles sus cueitas y las necesidades que tenian, con palabras dulces y amorosas y como si halagaran á sus mismos hijos, para tenerlos propicios. Otra eran los sermones que los dos sacerdotes al pueblo hacian. Otra era quel tercero sacerdote, tomada la bendicion del supremo, como la toma el diácono en nuestra Iglesia para decir el Evangelio, el sermon que á voces altas, como pregonero hacia éste, era: que supiesen todos que se habia criado el cielo y la tierra y todas las criaturas, etc., por el gran Dios, que era el Sol, y que habia de venir el hijo del Sol al mundo, y las otras menudencias notables que arriba en el capítulo ... quedan dichas, convidándolos á todos para que estuviesen presentes al gran sacrificio que aquella noche se hacia. Otras munchas cerimonias señaladas en los sacrificios, y despues dellos, allí ejercitaban, que daban testimonio del grande y nobilísimo concepto y estimacion que del Sol, principalmente, y de los otros sus dioses, tenian concebido, y por consiguiente, de su bueno y sotil juicio de razon.

CAPÍTULO CXCI

En el cual se determina y concluye lo que en el capítulo precedente no cupo en lo tocante á la ventaja que estas nuestras gentes hicieron á las antiguas en las cerimonias, etc.

De todo lo que se ha dicho en los tres precedentes capítulos, cuando hablábamos de los sacrificios de la Nueva España, puede asaz colegirse la diligencia y solicitud, temor reverencial, mortificacion y devocion grandísima con que celebraban sus fiestas y ofrecian sus sacrificios. La diligencia y solicitud no es más de una virtud que pertenece y es parte de la prudencia, y no es otra cosa sino una presteza del ánimo que presto procura de buscar y traer lo que falta para alcanzar el fin que se pretende. Qué diligencia

1 testificaban el gran.

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y solicitud, y cuánta fuese, podemos argüir | en aquellos que así ataviaban sus templos, adornaban sus ídolos, vestian de nuevos atavios sus personas, pontífices y sacerdotes, ó reyes y señores, ciudadanos y plebeyos; hacian sus sumptuosísimas procesiones y que duraban cuatro y cinco leguas; aparejaban las cosas de que habian de ofrecer sus sacrificios, proveyendo de tanta multitud de aves, y que volaban en las aires tan infinito número de codornices, que era lo que más de las aves que ofrecian; tanta diversidad de animales, de tantos venados, de tantos conejos y liebres, leones, onzas, tigres, culebras, lagartijas, y del mayor sacrificio, que eran hombres, y de otras cosas infinitas; cierto, sin diligencia y solicitud summa, cuidado y ánimo prestísimo y vigilantísimo, aquello todo, ni muncha parte dello, podia por manera ninguna proveerse ni hacer que á efecto viniese. Item, las penitencias y ayunos tan prolijos, el no dormir sesenta dias y despertarse unos á otros cuando cabeceaban 6 se dormian, dándoles las puas ó espinas con que se sangraban, ¿podian ser sin summo cuidado, grande solicitud y diligentísimo ánimo? Pues del temor reverencial que tenian á sus dioses, el cual es causa que sea mayor la diligencia y solicitud en las personas que lo tienen, como la seguridad les causa 2 que no tengan tanta, ¿cómo lo podremos encarecer? Como quiera que aunque les ofrecian los sacrificios delante dellos, no les osaban alzar los ojos para mirarlos, y cuando los vestian y adoraban los dias de sus fiestas y pascuas, lo hacian tan delicada y sotilmente que no les osaban tocar, temblándoles sobre esto las carnes. Parece todo esto en los capítulos..., y más largo en el capítulo..., donde hablamos de la provincia de Honduras, y un pueblo poderoso que allí habia, que creo era el que llamaban los indios en su lengua Naco. De todo lo dicho se colige á la clara ser grandísima su devocion, que es un acto de la voluntad, el cual mueve al hombre para que pronta y totalmente se ofrezca y dé al servicio de Dios, y es el principal acto de la religion en cuanto es virtud; y la causa intrínseca de la devocion es la consideracion y la contemplacion de la bondad de Dios y de sus beneficios, y considerar el hombre sus faltas y defectos y necesidades, la cual excluye toda presuncion y estima de sí mismo. Pues como aquellas gentes tuviesen tan delicado y expreso y desplegado concepto y estimacion de la bondad y beneficios del Sol, á

andaban, moraban. -de ser aquella menor.3 del Sol, que tenian por.

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quien tenian por Dios, y de los otros dioses, como parece por todo lo que por ellos hacian y padecian, y cognosciesen tambien sus defectos y necesidades y de raiz tuviesen desterrada de sí toda presuncion y estima, por ser de su naturaleza gente sin doblez, humílima y mansuetísima, porque comunmente abunda más que en otro género de personas la devocion en los simples y humildes, manifiesto es que era grandísima su devocion, y, por consiguiente, que fueron gentes religiosísimas. Solas las gentes que iban por voto y por su devocion en romería, y ofrecieron sacrificios á la diosa Siria, hallo en munchas cosas más cercanas en cerimonias y en el trabajo y diligencia y en algunos sacrificios de las destas Indias. Esto parece por las cosas que de aquella diosa en el capítulo... dije. Ser tambien grandísima y señaladísima, modestísima y religiosísima la honestidad de que usaban en todos sus ritos, cerimonias, sacrificios y divinos oficios, que es el séptimo punto, de todo lo dicho en munchos capítulos consta manifestísimo. Véase, pues, muy bien, todo lo que se ha referido de las cerimonias, de las fiestas y pascuas, ayunos, penitencias y aparejo para las celebrar y ofrecer sus sacrificios, y escudríñese todo cuanto fuere posible, y no se hallará cosa 3 deshonesta, ni acto alguno chico ni grande, indecente ni del divino culto indigno, y en tanto grado eran todos los actos y obras que en el culto de sus dioses hacian honestos y decentes y de toda vileza, falsedad y deshonestidad desnudos y limpios, que, quitados los sacrificios horrendos y sangrientos que ofrecian, que nuestra religion cristiana y ley dulce y suave de Jesucristo prohibe, y algunas cerimonias y actos que parecia enderezarse á los ídolos, todo lo demás, de hacerse y complirse dentro de nuestra universal Iglesia, aprenderse dellos era dignísimo, y pluguiese á Dios que quitadas las horruras dichas, en nuestro sacerdocio, que de sí es limpísimo y sanctísimo, con tanta decencia y honestidad y aparejo, temor y mortificacion, humildad, solicitud y diligencia nos hobiésemos, y los reyes y príncipes y todo el demás pueblo cristiano á la religion y culto del verdadero Dios y á sus ministros así vacasen y promptamente se sometiesen. Cuanto al octavo punto, tambien lo que en ello podriamos muncho decir, de todo lo muncho dicho asaz bien se sigue (conviene á saber) la excelencia y sanctidad que concebian y estimaban tener y concurrir en sus pascuas y festivida

1 totalmente.- consta manifestísimo.- indecente ni acto. y aprenderse de.- contenerse, encerrar.

des solenísimas que de ciertos en ciertos años caían. Esto parece, pues, con tantos trabajos y dolores y penitencias y cerimonias y sacrificios tan costosos, y con tal mortificacion, lágrimas, honestidad y devocion y santidad, segun de parte suya era, las celebraban 1 y celebrar solian. Y en cuanto al noveno artículo, creo que eran munchas las festividades que dentro de cada año, y las que de ciertos en ciertos años 2 tenian; pero porque no miré cuando pudiera saberlo, en el número, á juzgar que á las de los romanos excediesen, no me atreveria. Comparemos, pues, las gentes antiguas, en las cerimonias que hicieron y con que celebraron sus fiestas y ofrecieron sus sacrificios á sus ídolos, á éstas de estas Indias, y porque de las otras naciones callemos, excepto las de Siria, por haber poco en estas delicadeza que decir, nuestra comparacion y ocupacion, principalmente de las griegas y romanas, como más sabias y políticas, se debe cotejando entremeter. Munchas cerimonias muy generales se refirieron en el capítulo... que tuvieron los romanos y otras gentes, de las cuales algunas no mostraron tener fealdad ni deshonestidad alguna, y otras fueron honestas, segun que con la idolatria se puede compadecer honestidad, como éstas eran las que se hacian en la romería y sacrificios de la diosa Siria, de las cuales arriba en el capítulo... queda dicho; otras habia indiferentes. En aquestas y otras semejantes, y en especial en algunas de las que se contaron en el capítulo... allí siguiente, donde pareció que los antiguos romanos fueron devotos y en el culto y servicio de los dioses muy solícitos y diligentes, no parece haber ventaja muncha déstos á aquéllos, ni de aquéllos á éstos, puesto que en algunas particularidades, sin duda ninguna, estas gentes vencieron á aquéllas, como en las cerimonias que se mezclaban con gran trabajo y dolor suyo, y en otros actos de la summa diligencia y solicitud que para traer las materias de que se habian de hacer los sacrificios, y en otras, vencerian aquéllas á éstas, y no creo que en munchas, porque si éstas tuvieran un Valerio Máximo de sí mismas nacido, como Roma tuvo, que con tanta elo.cuencia su religion y cerimonias y ritos y lo demás que á esto pertenecia escribiera, pintara y encareciera, por ventura, y aun sin ella, hallara más que escrebir y encarecer que de los romanos primeros halló Valerio. Claro y manifiesto, cierto es, que de mil, ni de diez mil partes, una no hemos al

hacian. segun lo que juzgo por argumento y razones tenian, que commo en lo demás que tenian.

canzado á saber de la religion y particularidades della questas gentes tenian, segun lo que en tiempos de su prosperidad é infidelidad era. En lo de la devocion, lo mismo afirmaria que á los primeros y buenos romanos, por devotos y religiosos que hayan sido, éstas, empero, muncha ventaja les hiciesen, por cuanto la devocion más se asienta (como se dijo) en las personas simples, humildes y sin dobleces, como eran éstas, que no en los muy presumptuosos y altivos y que tienen gran estima de sí mismos, como los romanos por la mayor parte, aun de aquellos primeros tiempos, la tenían; y así, creo que éstas fueron sobre todos devotísimas y religiosísimas, de lo cual se pueden colegir en lo que queda escripto munchos otros argumentos.

CAPÍTULO CXCII

En el cual se prosigue la comparacion con solos los romanos y griegos, principalmente, cerca de los susodichos puntos, y aquí se trata de los cinco.

Las gentes que iban en romería por honor de la diosa Siria mostraron muncho más que otras ser devotas y pias; pero dejados los primeros antiguos romanos ', de los cuales no fueron nuestros indios inferiores, como se ha probado, y tomando los que despues sucedieron, aun muncho antes de los emperadores, mayormente desque los hobo, cotejemos estas indianas gentes con ellos y con los troyanos. Estas dos naciones (como es claro) fueron en las artes y sabiduría mundana egregias, y que á todas las otras gentílicas en ellas hicieron ventaja; y porque ante Dios no se pueda gloriar ni presumir de que algo es, alguno de los mortales, permitió la divina providencia que con igual ceguedad y tupidas tinieblas, en cosas vilísimas y absurdas, lejanas de todo buen juicio de razon, más que otra gente alguna se derrocase y encenagase. Para hablar, pues, de la ventaja que estas indianas gentes, mayormente las de la Nueva España, en aquellas ocho cosas, decimos que cuanto á todas y en todas hicieron á los griegos y romanos absolutamente, sin alguna duda, esta infinita ventaja. Porque cuanto á la primera, que fué la preparacion y disposicion devota que para ser dignos de celebrar las fiestas y ofrecer sacrificios á sus dioses debieran tener, segun razon natural,

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