Imágenes de páginas
PDF
EPUB

de su hijo don Diego, lo cual parece indicar que habia abrazado el cristianismo.

1

En Leon, por el contrario, debió continuarse el elemento mudejar, como lo prueban crecido número de escrituras. Una de ellas, correspondiente al año 916, trata de cierta propiedad in rivulo Ceia subtus Castro de Abatub, lo que hace pensar á Mr. Dozy 1 que los sarracenos en este país conservaban tambien castillos. En otra correspondiente á una donacion de Fortis, obispo de Astorga, año 925, de veintinueve confirmantes, nueve son árabes 2, que no añaden la designacion de conversos 3. Del mismo modo en la carta de fundacion del monasterio de Peñalva, otorgada en 937, despues de confirmar obispos, presbíteros, diáconos, el príncipe Ramiro y otros doce nobles, aparecen entre los confirmantes Zuar iben Mohaiscar, Iaia iben Achri, Zuleyman iben Apelia, Ferreole Algualit, Aiza Citavit, Aboamar Hamdinit, Apze iben Aumar, Mohasen Zibalur, Abozahaie Mahomin, mezclados con otros diez y ocho testigos.

Finalmente, leemos en escritura de donacion que hizo doña Elvira, hija de don Bermudo II, al monasterio de Santa María de Tera, con ocasion de regalarle la villa de Pozola la historia de la posesion de aquella propiedad, que habia empeñado al rey (pariavit) su dueño Meizara, de acuerdo con su mujer Omayub, por fianza de su hijo Ahmed 4.

1 Recherches, 2.e edition, t. I, pági- escrituras en las diócesis de Astorga y de na 136.

2 Son los siguientes: Apelia iben Zaite, Hamdino iben Ferriolo, Zucar iben Mascar, Dei (Daud) iben Zale, Ebucila iben de Castro, Abze Ibenaumar, Ensila iben Abdila, Ero Hab (España Sagrada, t. XVI).

3 Á pesar de cuanto observa el diligente Sr. Herculano, Historia de Portugal, tomo III, sobre el sentido de la voz conversus en la Edad Media, seria fácil multiplicar entre otros los ejemplos de disposiciones conciliares, que demuestran haberse emplado en la Península durante aquella edad, conforme á su acepcion recibida.

4 España Sagrada, t. XVI. La circunstancia de hallarse la mayor parte de estas

Leon, junto con la conservacion de nombres berberiscos en muy castiza forma, como Taurel y Hamdinit, no añade poco peso á la opinion de Mr. Dozy, quien los juzga pertenecientes á restos de los primeros invasores, apazguados con los cristianos. Sin los motivos de las conquistas posteriores, todavía pudieran ofrecerse como muestras de la larga permanencia de los muslimes en este país, las indicaciones de un censo de bienes de la iglesia de Astorga, verificado en tiempo de Alonso V, en el cual se mencionan (año 1027), Córtes de Hamdin, Foris Xodauevel, Ibdomola de Visana, Otero in Xamuz, hereditatem Abnazar, Corte de Velliti, Habibiz, Fatiniz, etc.

CAPÍTULO II.

Consideracion general sobre el carácter del período histórico, en que comienza a tener importancia la existencia de los muslimes en el seno de los estados cristianos.—Decadencia del califato de Córdoba.-Elevacion de la casa de Navarra.-Capitulaciones de Cea, Viseo, Lamego y Coimbra.-Sumision de los reyes de Toledo y de Sevilla al vasallaje impuesto por don Fernando I.-Expedicion de don Sancho á Zaragoza.

Llegamos á momentos de más sostenido interés en la historia de los mudejares. Los cristianos, frecuentemente vencedores de los muslimes, no cejan ya un paso en la iniciada reconquista, antes, avanzando de contínuo en la obra de la restauracion, sujetan gradualmente lo más granado de la Península Ibérica que, con escasas interrupciones, y estas producidas por sacudimientos violentos, operados en una raza mal hallada con la servidumbre, rinde vasallaje á sus príncipes victoriosos.

Repuestos los antiguos refugiados en las montañas de Cantabria, del terror producido generalmente por las alarmantes profecías del siglo X, y las no menos conturbadoras victorias de Almanzor, no vacilan en emprender la ofensiva, y abierto el pecho á una esperanza nueva, entran ciudades y castillos, ocupan fortalezas y lugares avanzados, y recorriendo en todas direcciones las comarcas del Mediodía, trasladan sus reales sucesivamente desde el Duero al Tajo, desde el Tajo al Guadiana, desde aquí al Guadalquivir y al extrecho de Tarifa. Un nuevo impulso habia venido á avigorar los espíritus, que parecian postrados; las aspiraciones no tuvieron ni en lo gigantesco límites; las circunstancias les favorecieron.

No bien habia vacado en Córdoba el cargo de primer ministro á la muerte de Sanchol, hijo del hagib amirita, recobrada apenas la nobleza

árabe de la honda brecha, que abriera en sus privilegios la prepotencia del orgulloso Almanzor, se encontraron en la córte de don Sancho, conde de Castilla, los embajadores de Mahdi y de Suleyman, quienes aspirando ambos á regir á nombre de Hixem II la maltratada nave del califato, cada cual intentaba atraerle à su partido, no sin ofrecerle por el servicio crecido número de fortalezas y lugares. Declarado el conde por Suleyman, buscó Mahdi el auxilio del de Barcelona, quien peleó en las orillas del Guadalquivir con los auxiliares castellanos. Y aunque triunfaron los catalanes por la inexperiencia de Suleyman, á la muerte de Mahdi volvió á sus ambiciones aquel caudillo, acudiendo otra vez á don Sancho, brindándole con la entrega de las fortalezas, que el valeroso Almanzor conquistara. Astuto el conde, y escarmentado de la cobardía de aquel, tuvo por mejor recibirlas directamente de Guadih, ministro de Hixem II, quien se apresuró á satisfacer sus deseos, ajustando con él la paz ante la amenaza de que favoreceria á su enemigo.

En virtud de esta negociacion le fueron devueltas doscientas fortalezas, entre las cuales se contaban San Esteban, Coruña del Conde y Osma. Noticioso otro conde del dichoso galardon, que grangeaban en la córte de los califas la audacia y el atrevimiento, acudió allí con una demanda semejante, que tambien quedó satisfecha. Así se desmoronaba el califato de Córdoba.

En tanto se deslizaba con rapidez la primera mitad del siglo XI, que ve sentado en el trono de Castilla y de Leon un Fernando I, en cuyo tiempo se trocó la suerte de muslimes y cristianos en la epopeya de la reconquista, reducidos aquellos á permanecer las más veces á la defensiva, y trasformados estos de almogavares ó guerreros de algarada en verdaderos conquistadores. No es de extrañar, por lo tanto, que el mudejarismo entrase en una faz nueva.

La memoria de los vasallos moros de don Alfonso y don Ramiro I, la de los dueños de propiedades en el reino de Leon, si no los más remotos recuerdos de la capitulacion de Amir en Barcelona, pudieron concurrir, como otros tantos precedentes sobre la organizacion de los mudejares, á preparar y regularizar este suceso. Vinieron á agregarse hechos recientes, cuyo influjo debe ser atendido.

En los tiempos de Almanzor, segun queda apuntado arriba, habia pasado bajo tributo á la dominacion de los muslimes considerable número de villas cristianas y de castillos fuertes. Derramada por ellos la poblacion sarracena, dejó aquel caudillo á los cristianos sus goberna

dores y condes, de los cuales le acompañaron buena parte á la expedicion de Compostela. Restituidos despues aquellos lugares al poder de los cristianos independientes, seria difícil concebir cómo la entrega de doscientos á un tiempo hubiera de verificarse, con expulsion completa

de los habitantes muslimes.

Volviendo á la historia de Fernando I, bien se echa de ver, considerando los diferentes períodos de su vida, que no usó política constante respecto de los moros sometidos. En los primeros años de su reinado, bizarro, emprendedor, de ánimo para mucho y no nada receloso, guarda con los vencidos tanta cortesía y condescendencia, que raya en la tolerancia; despues se dá sin miramiento á desalojar los habitantes de los pueblos de la frontera, tornando en su ancianidad á alguna parte de su primitivo sistema de capitulaciones y alianzas.

Ni fuera aventurado, puesto que ajeno de la consideracion presente, el indicar que el mudejalato en Navarra y en Aragon tenia más profundas raices que en el territorio castellano, pudiendo considerarse aquella primera política de Fernando como una tradicion de familia '. En todo caso, es indudable que inauguró su reinado con hechos que revelan política firme al par que conciliadora.

Aun no habia trascurrido un año desde que sucediera á su cuñado Bermudo III en el trono de Leon, cuando saliendo contra los moros de Portugal, que hacian correrías por su reino, les asoló el país, haciéndoles crueles matanzas. Tras rudo combate se apoderó de la ciudad de Sena ó Cea (1038), cuyos moradores permanecieron en la ciudad, pagando tributo 2. El mismo año fué tomada Viseo y las fortalezas Alafoens, concediéndose sitio para habitar á los pobladores árabes 3.

1 Aunque no sea nuestro propósito hablar del mudejarismo en Navarra y Aragon, sino bajo el concepto de compararle con el de Castilla, nos limitaremos á recordar el gran número de sarracenos, que militaban por don García en la batalla de Atapuerca.

2 «Primo ingressu, caesis pluribus, cepit Senam, eo pacto, ut incolae remanerent, et essen subditi sub tributo». Rodrigo de Toledo, lib. VI, cap. XI, Sandoval (Cuatro Reyes, cap. I); Circourt (O. C., t. I, pág. 89); Amador de los Rios (Historia crítica de la literatura, t. III, pág. 368). La Estoria de

España, escrita por don Alonso (IV Parte, cap. X), refiere de esta suerte la expedicion: «Sacó su hueste, é fué contra los moros de contra Portugal é tierra de Luçena (Lusitania), que es agora llamada de Mérida é de Badajoz, que tenian estonces los moros; é desy priso á Cea é ganó á Gañe, que son en Portugal, é otros castillos que son en derredor; pero de esta manera que fincassen los moros por sus vasallos, é diéronle los alcázares y las fortalezas de las villas.

3 Los Anales de Resende dicen:

«Era MLXXVI, IV Kalend. Julii, capitur

29

Por recto juicio parece, sin embargo, que tales concesiones tendrian más aplicacion en el último lugar que en el primero, donde fué vengada con rigor la muerte de Alonso V, si bien pretenda Sandoval que esto solo tuvo ocasion en el primer ímpetu con aquellos que mostraron

resistencia.

Al siguiente mes fué reducida Lamego con las mismas condiciones y por entrega que de ella hizo Zidan Aben-Huim-ben-Huim Abo-l-hacen, régulo prudente, que aun siendo el más poderoso que habia dominado en aquella ciudad, no se atrevió á mantenerla por sí, aunque continuó al frente de su gobierno á nombre del rey don Fernando 1.

Viseu die XVIII, postquam obsideri coepta est. Sequenti die, hora tertia, traditur munitio Alafum Araba (Arabibus) obtento loSandoco habitandi». Este Alafum, que val interpreta cual nombre de un moro, es el lugar de Alafoens en Portugal, al norte de Viseo, que proviene de dos fortalezas ó castillos, llamados en arábigo

Alajoen, los dos hermanos. Verdad es que en tales habitantes debia haber multitud de cristianos arabizados, segun resulta de un pasaje de Muhammad ben Ibrahim de Sevilla en el Raihano-l-bab (m. s. de Leiden), publicado por Dozy (Historia Abbad, tomo II, pág. 7). Tratando el citado autor de las expediciones de Almotadid, por los años de 1020, dice lo que sigue

ser de la descendencia de Gebala ben Alaiham Algazaní (rey de los Gazanitas en tiempo del califa Omar), que abrazó el cristianismo».

1 Tales son las palabras del citado diario de Resende: «Eadem Era, XI Kalend. Augusti, capitur Lameco ab eodem Rege, dedente Zeidan iben Huim filius Huim post multam pugnam. Iste fuit maior regulus regulis de Lameco, et multa populavit loca á Durio usque Tavara vacua flumina, et mansit cum tributo». Mendez (Poblacion general de España, f. 185 v.) dice que Munden fué poblada por Zadam Aben Uvin, último rey de Lamego, año 1030, llamándola de su nombre corrupto en el corriente. Antes (f. 152) habia manifestado que ganada Lamego por Alfonso III en 904, como se perdiera despues, reconquistóla Fernando I en 22 de julio de 1038, siendo

الأخوان وهما حصنان ببرتقال حصنی

régulo suyo Zadan Aben Urim, volviéndo متقابلان بيذنهما محرم فظفر بالروم

- la iganar últimamente el condo don Enri الذين كانوا فيها معاهدين بعهد موسى

13

بن نصير لابائهم وفيهم كثير ممن يتكلم -que narrando el Silense la toma de Lame با العربية وكانوا يزعمون أنهم من

ذرية جبلة بن الايهم الغساني الذي تنصر

«Y cayó en Portugal sobre dos castillos llamados Alajoen, uno enfrente de otro, con un precipicio en medio, haciendo presa en los cristianos que vivian allí apazguados con el pacto, que concediera Musa ben Noseir á sus abuelos, entre los cuales habia muchos que hablaban arábigo, y pretendian

que en 1102 del príncipe Eiha, quien bautizado con apellido Eiha Marun, quedó pacíficamente como tributario. Verdad es

go, cuenta que la mitad de los moros fueron degollados y la otra mitad encadenados para las obras de las iglesias, especie que repite la Estoria de don Alonso, con suprimir la circunstancia de las cadenas; pero las autoridades citadas, demás de la de Brandaon (lib. XV, cap. 10) y la de Vrito (libro VII, cap. 28), hacen más aceptable la narracion que hemos presentado.

« AnteriorContinuar »