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INTERJECCION.

De las interjecciones que cita Ballot deben suprimirse ea (que es castellana, y equivale al ey catalan); ó para no confundirla con la conjuncion, por mas que en lo antiguo se encuentre alguna vez, y ser mas gramatical el oh, que tambien se encuentra en todos siglos; upa, que sin duda confundió con apa, (voz usada por los niños en el sentido de arriba,) puesto que es un nombre equivalente á tono ó fastuosidad, como cuando decimos era gent de molta upa; va, que no es va y sí ba; cáspita y ta por no ser catalanas; y en cambio, deben añadirse el eb, que equivale en castellano á cuidado, cuidado! ayre, que equivale à vivo, á fuera y á vamos vamos, como cuando decimos: ayre, minyons! ayre de aquí, canalla! ayre, ayre, poca gresca! y vaja, que puede usarse en el mismo sentido que el vamos y vaya y el ba castellanos.

CONJUNCION.

Repito aquí, como en otras ocasiones análogas, que no hay necesidad de definir, puesto que no me propongo escribir una gramática, sí tan solo guiar para el uso de nuestra lengua á los que tengan conocimiento ó idea de aquella en cualquier idioma que la hayan estudiado. Recordando, pues, tan solo que el empleo de las conjunciones es siempre unir, y que fuera de este caso pasan á ser adverbios, mayormente si se unen á algun verbo ó lo califican, observaré lo que crea oportuno.

Y es conjuncion copulativa con igual uso que en castellano. En casi todos los escritos anteriores al siglo XVI y en algunos posteriores raramente se emplea la y, usándose en su lugar la e, como puede verse en la crestomatía, del mismo modo que se usaba tambien en el castellano antiguo, pues venia á ser en todas las lenguas neolatinas el equivalente del et latino, que tambien se usaba y con el que alternaba. Téngase presente en comprobacion de esto el actual uso de dicha conjuncion en el francés é

italiano. Atendiendo, empero, á la fuerza del uso y á que en el lenguage hablado, lo mismo en Cataluña, que en Valencia y en Mallorca, se ha desterrado del todo la e, empléese tan solo la y, supliéndola únicamente con aquella por regla de buen gusto y para evitar cacofonía, cuando sigue una palabra que empieza con i, como Fransa é Italia. Las mismas reglas pueden aplicarse á la disyuntiva ó supliéndola con ú. No parecerá sobrada esta observacion, si se atiende á que el objeto es evitar que los arcaistas entronicen como conjuncion absoluta la e, ó nos escriban donas ó homens, lleons ó òssos, en vez de donas ú homens, lleons ú òssos, por la sola razon de que los antiguos lo hacian.

La conjuncion causal puix, que cita Ballot, raras veces se encuentra en lo antiguo, y en cambio abunda el pus, que, por la semejanza con el pues de la lengua castellana y por la influencia de esta, ha venido á convertirse en el lenguage hablado y vulgar en pues. El puig, que puede considerarse igual al puix, aunque escrito de diferente modo, ni se usa en el lenguage hablado ni se encuentra en ningun escrito antiguo, pudiendo asegurarse que su uso se hizo especial de los autores de gozos de santos, donde nunca falta:

Puig que sòu, verge María,

dels confrares del Roser.

Así, pues, conviene de todos modos prescindir de tan infundadas transformaciones, y de la influencia estraña, y restablecer en los escritos el pus, tanto mas cuanto son muchas las` comarcas donde todavía se conserva.

En los escritos antiguos se encuentra á veces ne en lugar de ni, y era natural que la disyuntiva fuese ne, si la copulativa era e, pero habiendo sustituido á esta la y, es claro que tambien se ha de usar ahora el ni, tanto mas, cuanto se evita confundirla con la inversion del adverbio en, de que se ha hablado en su lugar. Por ningun estilo se empleará la disyuntiva ni como copulativa, segun se empleaba rara vez en lo antiguo, diciendo: si homens, ni donas, ni cavallers, ni donzellas asistian á la festa,

pues debe decirse: si homens y donas y cavallers y donzellas asistían á la festa.

Car, revera y otras por el estilo, déjense tan solo para cuando se quiera escribir en lenguage antiguo, puesto que en su lugar tenemos el perque y verdaderament.

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SINTÁXIS.

La semejanza que hay, respecto á la construccion y al régimen, entre la lengua castellana y la catalana, ahorra aquí el trabajo de fijar una porcion de reglas y observaciones de que no hay necesidad, atendido el objeto de este sistema gramatical, tanto mas cuanto, segun repetimos en diferentes parajes, lo hemos escrito para personas que se supone tienen idea de lo que es gramática general. Por la misma razon ¿qué provecho resultaria de presentar ejemplos de vicios de la oracion, si el barbarismo y el solecismo lo mismo son en castellano que en catalan? Solo, á lo mas, podríamos manifestar, respecto á lo primero, ciertas construcciones antiguas, que gradualmente han ido desapareciendo, como por ejemplo: lo senyor Rey li hac donades cartes; nul hom no hi feu mas cantar; Quéus en faria plus largues noves? Aço tench deu jorns á tots dies. Tothom passa datendre á Caragoça; recordando al mismo tiempo el arbitrario sistema, nó estilo, de escribir párrafos cortos, empezando cada uno de ellos con la conjuncion: E arribá lo Rey, e prengué comiat. E quant á cells quil_acompanyaven donat lhac, restá sol. E venguéren les donzelles, que devant de ell cridat havien los pages, e començá la festa, el goig, el deportar. Pero ni como antiarcaista debo recurrir á estos modelos, ni hay necesidad de ejemplos, cuando basta la crestomatía que presento para acreditar como se ha ido formando el buen estilo, y como se han ido olvidando las construcciones antiguas.

Pongo à continuacion los mismos ejemplos antes citados, con la construccion y lenguage que ahora les corresponde; compárelos el lector con cuidado, y al hacerlo, podrá conocer cuanto mas gramatical y ordenado que el antiguo es el lenguage que le ofrezco á continuacion. Lo senyor Rey li doná cartas; altra cosa no's feya que cantar; Quantas novas mes llargas no us contaria encara! Per espay de deu dias se mantingué en aixó, contant dia per dia. Tothom passá á Saragossa, ab ánimo de esperar allí.

PROSODIA.

De las seis páginas que ocupa la prosodia de Ballot, las cuatro, de paso, sirven para probar de cuantos sonidos ó sílabas se componen las palabras, cual si se hubiera de aprender á leer, y de cuantos tiempos necesitan las vocales, para pronunciarse, pasando luego á tratar del acento.

Conviene, pues, en lo primero, suplir su omision y esplicar el verdadero uso y valor de las vocales que es porque los tiempos son mas o menos largos, dependiendo esto de la recta acentuacion que les corresponda.

En todo diptongo con i, ya la tenga delante ó detrás, se empleará la y griega, de manera que basta verse la y en este caso, para no contar dos sílabas y sí hacer el diptongo. Uso es este que encontrará el lector desde los tiempos mas remotos, y así en códices como en las constituciones y en toda clase de documentos; por ejemplo: ay, queya, lley, oy, mayol, vuyt. En los únicos casos donde no se empleará es en aquellas voces que acaban con g, como puig, vaig, por no tener aquí la i su verdadero valor y ser tan solo signo convencional de un sonido que no le corresponde, pues sabido es como se pronuncian tales terminaciones, y cuando es sílaba final de nombres breves ó que tienen el acento en la penúltima, con intermediacion de una consonante antes del ia, como rábia, Lívia. En el caso, pues, de que la i no haya de formar diptongo, se escribirá latina, y por lo mismo se observará que casi siempre en este caso, y sobre todo en las terminaciones en ia de los verbos es larga, por lo que no tiene necesidad de acento, puesto que ya es larga por sí misma. Así escribirémos havia prenia, vindria, ortografia, senyoria, sin acento en la i, los ya citados rábia, Lívia, Eussébia sin acento en la i, pero con acento en la sílaba penúltima, y teya, joya, toya sin acento alguno, por no tener estas voces consonante intermedia entre las dos sílabas, y ser el diptongo como doble. Siám, siáu, del verbo ser, y otras

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