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luña, ni tan siquiera asomado en aquella ocasion. Y este esfuerzo ó tentativa individual es tanto mas laudable, cuando la musa callejera, de que antes he hablado, harta de asuntos y nunca de inspiraciones con los odios y encarnizadas luchas políticas por que tuvo que pasar desgraciadamente nuestra patria, parecia hacer mas antipática la lengua que empleaba, al expedir sus báquicos alaridos, y hasta habia tenido la presuncion de ceñirse la corona de Talía, medio capaz por sí solo de degradar la lengua á la mayor postracion. No tengo necesidad de exponer mas mi intento, cuando de muchos son conocidas ciertas composiciones que solo llegaron a ser populares por lo ridículas y asquerosas, y cuando todos recordamos la representacion en nuestros teatros de los sainetes de Robreño y de otras piezas burlescas y anónimas en que personages como Mossen Benet, Mossen Anton y su rey Carlos V solian ser los principales protagonistas.

Preciso, pues, se hace que dé cuenta de aquel esfuerzo ó tentativa individual, mas laudable, cuando tenia lugar en la época que parecia mas impropia para el restablecimiento literario de una lengua, por lo mismo que à vista del público la vulgarizaban mas y mas los ingenios vulgares y la empleaban para objetos que desdecian de toda cultura; preciso es que consigne la virtud de aquellas preciosas semillas nacidas entre abrojos, pero que habian de ser el gérmen, ya inestinguible, de la restauracion que se ha intentado en nuestro tiempo, respecto al cultivo de la len→ gua catalana. Aludo á las sentimentales composiciones tituladas: Llágrimas de la viudesa, de nuestro respetable amigo, distingui→ do escritor y hábil jurisconsulto D. Miguel Martí y Cortada, y á la patriótica oda á la patria de nuestro malogrado Buenaventura Cárlos Aribau, las primeras expresion de los sentimientos mas íntimos y delicados que puedan albergarse en un corazon sensible, rodeado de amargura, y la segunda, llama desprendida de un comprimido foco donde se rebulle el mas volcánico amor patrio. A la lectura de estos admirables partos del ingenio catalan, aun cuando nada mas se haya leido en este idioma, no podrá me nos de esclamar el lector :-¿Como es posible que lengua que

tan bien expresa los nobles sentimientos del corazon humano, se la deba considerar como vulgar y despreciable? Quien no pretende saber la pasada gloria de su suelo, despues que un solo canto ha bastado para inflamar en el alma la mas viva llama del antiguo y hasta ahora amortiguado amor patrio? Es posible que esta lengua con que se hacen derramar nobles lágrimas sea la misma que solo se creia capaz de hacer romper en báquicas carcajadas á la plebe ?

Pero no debo pasar aquí mas adelante sin consignar un hecho de importancia, que ha podido contribuir, en parte, mas que al conocimiento literario de la lengua, à la aficion é estudiarla y cultivarla. Muchos años antes que se dejaran sentir las dos inspiradas liras catalanas á que antes he aludido, precisamente cuando todavía no habia germinado en nuestro suelo la influencia de las ideas modernas, pues era en el período de plena antipatía contra la Francia, en 1814, ó mejor, cuando puede considerarse que el país no habia adelantado un solo paso en su ilustracion desde el anterior siglo, publicó el docto Ballot una Gramática de la lengua catalana, escrita en catalan, con la idea, segun expresa en el prólogo, «de satisfacer à la mayor parte de los naturales que la deseaban y á los estrangeros, que, por razon de su comercio, llegan á esta capital y necesitan perfeccionarse en la lengua para poder comerciar en el interior del Principado,» de manera, que no guiaba al autor de tan esforzado trabajo la esperanza tan siquiera de que, facilitando el medio de poderse escribir gramaticalmente la lengua catalana, pudieran aparecer nuevos escritores en ella, ó nuevos é inspirados vates que la emplearan para cantar las glorias de su patria ó expresar nobles Y delicados sentimientos: su objeto era solo facilitar al estrangero y al comerciante el conocimiento práctico de una lengua que no se sabia hablar ni escribir porque no se enseñaba ó carecia de método para ser enseñada. Pero nada tenia de estraño en aquella ocasion, y este fútil cuidado é infundado temor, cuando no era tan desconocida la lengua castellana en los demás paises que con ella no pudiese darse á entender cualquier estrangero, ni era

tan poco parecida á la nuestra que no la comprendieran hasta nuestros labriegos, despues de familiarizados con las tropas españolas durante la guerra de Independencia, prueban tácitamente, que el laudable esfuerzo del doctor Ballot habia de ser en cierto modo inútil en resultados, tanto mas, cuanto à medida que se desarrolla la ilustracion pública y toman arraigo las nuevas ideas en las grandes ciudades, centros de civilizacion, el estudio y aplicacion de la lengua castellana se hace mas comun entre el comercio y otras elevadas clases de la sociedad catalana, y cuanto para los literatos no ofrecia grande aliciente la nueva gramática, cuyo método no era el mas acertado para facilitar el manejo de un idioma que, escrito gramaticalmente, se habia de diferenciar mucho del lenguaje hablado, y cuyas fuentes y datos no eran los mejor escojidos, como de ellos puede convencerse el que tenga ocasion de examinarlo. Al dar esta opinion acerca de la gramática de Ballot, no se crea, sin embargo, que dejo de mirarle con respeto, pues aun cuando no dudo de que era dicho autor mas gramático que conocedor del idioma, reconozco el mérito heróico que contrajo al emprender, en una época no literaria, la composicion de una gramática sin guia anterior para escribirla, sin ejemplos clásicos de tiempos inmediatos, con sobra de aquellos en que la lengua era diferente y gramaticalmente inculta, teniendo que adivinar en cierto modo su ortografía y la manera propia de escribir, conforme exijian los adelantos de las demás lenguas de igual orígen ( sin embargo de haberse dado á luz pocos años antes un diccionario que él mismo censura con sobrada razon,) y teniendo, por fin, que emplear un improbo trabajo para ir recogiendo y clasificando las voces correspondientes á cada una de las partes de la analogía.

El mérito, pues, contraido por el Dr. Ballot, tocante á su resolucion y empresa, como asimismo á la parte de trabajo material y de coordinacion, nadie podrá negarlo; mas, por lo que toca á resultados prácticos, la mejor prueba se encontrará en los mismos escritos de cuantos se han dedicado, despues de él, al cultivo de la lengua catalana. Ni los dos autores ya citados, ni cuantos han

seguido despues de ellos han empleado mas sistema que el que su buena razon y los ejemplos de otras lenguas les han sugerido: cada cual ha conjugado los verbos segun ha sido su respeto y sujecion á los principios de gramática general, segun ha sido la influencia de la costumbre local, segun ha sido la mayor ó menor aficion à dejar en su rica libertad å la lengua; respecto á ortografía y acentuacion, ninguno hay que pudiera merecer, por la que use, llamarse discípulo de nuestro gramático; y tocante al uso de las figuras gramaticales, que es la parte en que mas se caracteriza el trabajo del Dr. Ballot, y la que este mas especialmente recomienda, no ha tenido imitador alguno.

Prueba es esta por la que puede acreditarse que todo trabajo hecho sin el análisis del espíritu histórico y sin recobrar el país la importancia que le puede disponer para cualquiera restauracion, será siempre estéril. Por esto, à medida que van renaciendo ambas circunstancias, la aficion y el desarrollo de la lengua catalana van apareciendo con mayor fuerza. Apuntaré ligera, mente algunos de los primeros destellos de esta nueva luz, que empezó á guiar para los adelantos que hemos llegado á conseguir, así como iré consignando los grados que iba avanzando en su marcha la restauracion literaria de la lengua catalana. Despues que los amantes de la historia patria habian adquirido con gusto los condes de Barcelona vindicados, por don Próspero de Bofarull, y cuando Mr. Raynouard, en su famosa obra, habia devuelto su olvidada importancia á la lengua de los Jaimes y de los Muntaners, haciéndola ocupar el lugar que le correspondia entre las lenguas del Mediodía, y reconociéndola siempre con el nombre de Lengua Catalana; en los últimos años de la guerra civil, cuando el país se preparaba ya para el goce de una situacion pacífica, durante la cual pudieran desarrollarse los gérmenes de ilustracion y bienestar que le correspondian; en la capital de Cataluña dejáronse sentir bien pronto señales de que el espíritu histórico volvia á renacer. Sin contar ciertos trabajos de reducida importancia que asomaron alguna vez en las columnas de nuestros periódicos y alguna composicion poética, (de todo lo

cual es solo estimable, por lo que hace á nuestro objeto, la parte de recuerdos que pudieran presentar), otro trabajo importante se emprendió en aquel período, mas importante por expresar cual seria el espíritu de sus editores que por la influencia inmediata que pudiera ejercer: una sociedad formada de distinguidos académicos emprendió la traduccion y publicacion de la Crónica de Pujades. Si la obra del cronista catalan fué leida ó no de cuantos, en gran número, la colocaron en sus bibliotecas, lo ignoramos, pero por lo que voy á decir se verá, que, cuando menos, el espíritu histórico se rebullia en ciertos espíritus privilegiados, y que algun resultado habia de dar su afan en lo futuro. Véase en que lo fundo. Uno de los mismos editores del Pujades, el antiguo sacrísta de la Seo de Barcelona y entonces obispo de Astorga, don Félix Torres Amat, sin duda venciendo dificultades inmensas, y no sin continuadas vigilias, dió á luz Las memorias para agudar á formar un diccionario crítico de escritores catalanes, obra de gran recomendacion, no por su mérito absoluto, atendido á que era el primer paso en un ramo difícil, y á que la elevada categoría del autor no podia hacerle accesible muchas veces la comprobacion de datos que se le facilitaran, sino por la gran influencia que habia de ejercer en los que la estudiasen, y por ser un trabajo de dificilísima ejecucion. Algunos habria que, leyendo el diccionario del dignísimo obispo catalan, se regocijaran al sentirse convencidos de que en su patria habian existido hombres ilustres en letras, y por ello quizá llegaran á percibir deseos de estudiarlos, conocerlos y acaso imitarlos.

Otro libro puedo citar todavía en corroboracion de mi aserto, pues, entre los individuos que lo compusieron y dieron á luz, habia algun académico y otros que, si entonces no lo eran, lo fueron algunos años mas tarde: tal fué el diccionario Quintilingüe, del que se publicó la parte catalana con su correspondencia castellana y la inversa de aquella. Hubiera podido ser esta obra de gran ayuda, sino de gran utilidad, para los que hubiesen querido estudiar el idioma, pero, despues de ser simplemente una traduccion del diccionario de la academia española en

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