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despues de la destruccion de Jerusalen muchos judíos, y el último rey de la raza homeirita se habia convertido al judaismo, lo cual le costó perder la corona y la vida en una batalla. Con esto y con distinguirse los árabes, en árabes primitivos, árabes de la pura raza de Jectan, y árabes mixtos ó descendientes de la posteridad de Ismael, hallábase el pais dividido en una confusa multitud de sectas y de cultos, cuando nació Mahoma en la Meca, ciudad de un canton de la Arabia Feliz, hácia el año 670 de Jesucristo.

Pertenecia la Meca á la tribu de los Coraixitas, que se suponian descendientes en línea recta de Ismael, hijo de Abraham. Gobernábanse por una especie de magistrados nombrados por ellos mismos, que eran al propio tiempo los sacerdotes y guardianes del templo de la Caabah, que decian construido por el mismo Abraham. A los dos años de su nacimiento quedó Mahoma huérfano de su padre Abdallah, el hombre mas virtuoso de su tribu. A poco tiempo le siguió al sepulcro su esposa Amina, que dejó á Mahoma por toda herencia cinco camellos y una esclava etiopia. El huérfano fué confiado á una nodriza, hasta que le recogió su tio Abutaleb, que hizo con él veces de padre, y le dedicó al comercio, llevándole consigo á todos los mercados. Púsole despues en clase de mancebo en casa de Cádija, viuda de un opulento mercader, que prendada del ingenio, de la gracia, de la elocuencia y del noble continente del jóven, le ofre

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ció su fortuna y su mano. Tenia entonces Mahoma 25 años, y la que se hizo su esposa 40, y á pesar de la diferencia de edad no quiso Mahoma, dicen los arábes, en todo el tiempo que vivió con ella usar de la ley que le permitia tener otras mugeres. Dueño ya de una inmensa fortuna, prosiguió algunos años dedicado á la vida mercantil, corriendo las ferias de Bostra, de Damasco, y de otros pueblos aun mas lejanos, al frente de sus criados y sus camellos.

No era esta, sin embargo, la ocupacion á que Mahoma se sentia llamado. Otros y mas elevados eran sus pensamientos. Por espacio de quince años, al regreso de cada viage, y despues de reposar en los brazos de Cádija, retirábase á una gruta del monte Ara á entregarse á sus silenciosas meditaciones. Alli fué donde se le apareció (al decir suyo) una noche el ángel Gabriel con un libro en la mano: «Mahoma, le dijo, tú eres el apóstol de Dios, y yo soy Gabriel.>> Su libro estaba hecho: Mahoma comenzaba su mision: de alli salió proclamándose el Profeta, el Enviado de Dios. «No hay mas Dios que Dios, decia, y Mahoma es su Profeta.» Hé aqui su gran principio. Daba á su nueva religion el nombre de islamismo, consagracion á Dios. Proponíase acabar con la anarquía religiosa que reinaba en la Arabia, y principalmente con la idolatría, que habia llegado al mayor grado de desconcierto. En solo el templo de la Caabah se adoraba á mas de trescientos ídolos, representados muchos de

ellos en ridículas figuras de tigres, de perros, de culebras, de lagartos y de otros animales inmundos, á los cuales se sacrificaban hombres y niños, y bajo este concepto la religion de Mahoma que predicaba la unidad de Dios era un verdadero progreso.

Escaso fué no obstante el número de prosélitos que en los primeros años logró hacer Mahoma. Fueron estos su muger Cádija, Alí, á quien dió en matrimonio á Fátima su hija, Abubekr, con cuya hija se casó él cuando murió Cádija, Omar, Zaid y algunos otros. Cuando ya contó con adeptos entusiastas que le ayudaran en la obra de su mision, comenzó á hacer lectura pública de su libro, Koran, ó Al-Koran, que significa la lectura. Mas aunque tenia ya su libro acabado, ni le leia ni le revelaba todo de una vez, sino por páginas sueltas y gradualmente segun las escribia y entregaba el ángel Gabriel, recitando en las plazas públicas con aire y voz de hombre inspirado los versos mas maravillosos de su Coran, los mas á propósito para herir las ardientes imaginaciones orientales, aquellos en que prometia á los buenos У justos la posesion de un paraiso de delicias, de una mansion de deleites, embalsamada de suavísimos aromas y perfumes, donde descansarían en los purísimos senos de hermosísimas huríes que los embriagarian de placer. Pero al paso que con tan seductora doctrina halagaba la sensualidad de aquellas gentes y ganaba secuaces, escitaba mas los celos de los Co

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raixitas, sacerdotes del templo de la Meca, que no podian consentir una predicacion que daba al traste con su influjo y sus riquezas. Conjuráronse contra tan peligroso innovador, y pusiéronse de acuerdo para asesinarle una noche. Fué avisado de ello Mahoma, burló á los conspiradores fugándose con su discípulo y amigo Abubekr, con el cual llegó felizmente á Yatreb, llamada desde entonces Medinath-at-Nabi, ciudad del Profeta, y despues por excelencia Medina (la ciudad). Esta huida memorable fué la que sirvió de cómputo para la cronología de los árabes. Llámanla hegira, que significa huida (1).

Tenia entonces Mahoma 54 años, y era el décimo cuarto de su apostolado. Contaba en Medina con partidarios numerosos, y la antigua rivalidad entre Medina y la Meca favoreció los designios del gran refor

(1) La hegira comienza en el primer dia de moharren, primer mes del año árabe, que corresponde al 16 de julio de 622 de J. C. Aunque la fuga de Mahoma se verificó el 8 de rabie primera de este año, y su llegada á Medina fué el 46 del mismo mes, los árabes comenzaron a contar su era desde el primer dia del año en que tuvo lugar la huida, no del dia mismo en que se realizó. Para buscar la relacion entre los años árabes y los cristianos, hay que comparar los dos calendarios, comenzando á contar el primero de los árabes por el 16 de julio de 622 de Cristo, teniendo presente que el año arábigo no es solar como el cristiano, sino lunar de 354

dias, 8 horas y minutos, y que la diferencia de diez ú once dias en un año, viene á ser considerable á la vuelta de un siglo, puesto que 97 años solares equivalen casi á 400 lunares. Estas diferencias, no bien conocidas de nuestros antiguos cronistas, dieron ocasion á muchas equivocaciones cronológi cas, que han ido desapareciendo desde que se fijaron con la posible exactitud las correspondencias. Hoy tenemos ya tablas bastante minuciosas y exactas.

La huida de Mahoma de la Meca su patria, es una buena confirmacion del proverbio del Evangelio: Nemo es propheta in patria sua: Nadie es profeta en su patria.

mador. Uniéronsele alli muchas familias principales, y los emires ó gefes de las mas poderosas tribus. La espada de Dios vino luego en ayuda del Profeta, como decian sus sectarios, y en pocos años logró señalados triunfos contra sus perseguidores los Coraixitas, contra los incrédulos, los idólatras y los judíos. Fuerte y poderoso, púsose á la cabeza de sus fieles, que le siguieron entusiasmados, y acometió la Meca; rindió á los Coraixitas, se apoderó de la ciudad, abatió los ídolos del templo, le purificó y consagró al verdadero culto que él decia. Mahoma fué proclamado sobre la colina de Al-Safah primer gefe y soberano pontífice de los islamitas. Rendida la Meca, todas las tribus de la Arabia se agruparon en derredor de sus estandartes, todas las kabilas se fueron inclinando ante el Coran,

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la Persia y la Siria se veian amenazadas del proselitismo. Volvió Mahoma á Medina, y entonces fué cuando dispuso la famosa peregrinacion á la Meca. Ochenta mil peregrinos le siguieron en aquella célebre espedicion: él ejecutó escrupulosamente todas las ceremonias del Coran: dió siete vueltas alrededor del templo de Caabah, besó el ángulo de la misteriosa piedra negra, inmoló sesenta y tres víctimas, tantas como eran los años de su edad, y se rasuró la cabeza: Khaled recogió sus cabellos, á los cuales atribuyó sus victorias posteriores. Hecho todo esto, regresó á Medina, y ya se disponia á llevar la guerra santa á la Siria y la Persia, cuando le arrebató la

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