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CAPÍTULO XIV

JESUÍTAS ESPAÑOLES FUERA DE ESPAÑA

SAN FRANCISCO JAVIER

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SUMARIO: 1. Es enviado á la India San Francisco Javier.-2. Llegado á Goa en 1542 evangeliza en la capital durante cinco meses. 3. Predica en la Pesquería, y al cabo de un año vuelve á Goa.-4. Pasa al reino de Travancor y á las islas de Manar y Ceilán.-5. Expedición frustrada contra el rey de Jafanapatán.-6. En 1545 llega el santo á Malaca.-7. Expedición del santo á las Malucas y á otras muchas islas de Oceanía.-8. Vuelto á Goa, dirigese al Japón en 1549, y allí trabaja dos años y medio. 9. De vuelta á la India, intenta entrar en la China, y muere en Sanchán en 1552.-10. Virtudes de Javier.-11. Cómo gobernaba á la Compañía.12. Cómo procedía en las misiones.-13. Su celo apostólico.-14. Milagros y profecias.-15. Fruto de sus misiones.

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FUENTES CONTEMPORÁNEAS: 1. Monumenta Xaveriana. - 2. Cartas de San Ignacio.3. Archivo secreto del Vaticano, Brevi.-4. Procesos para la canonización del santo.— 5. Simón Rodríguez, De origine et progressu S. J.-6. Polanco, Historia S. J.-7. Alphonsi Salmeronis....., Commentarii.-8. Cartas que los Padres y Hermanos de la Compañia de Jesús escribieron desde 1549 hasta 1581.-9. Roma, Archiv. di Stato, Censurae librorum.

1. Llegamos al año 1556, cuando nuestro Padre San Ignacio pasó de esta presente vida á recibir en el cielo el galardón de sus inmensos trabajos. Hemos explicado el principio y desarrollo de la Compañía en España; pero sería el cuadro muy imperfecto, si no expusiéramos también la acción de los jesuítas españoles en todo lo restante de la Compañía universal, pues es muy cierto que, sin contar al santo fundador, los hombres más eminentes que tenía la Compañía de España eran, por lo regular, los que trabajaban fuera de España. Hubo entonces una especie de irradiación de nuestra Asistencia en las otras de la Compañía, y en estos primeros tiempos apenas hay provincia, misión ó colegio, donde no veamos distinguirse algún jesuíta español.

Al tratar de estos operarios ilustres, el primer nombre que se viene á los labios es el de Francisco Javier, varón incomparable, que acostumbramos colocar al lado de San Ignacio y al frente de

la Compañía, como ponemos á San Pablo junto á San Pedro, al frente de la Iglesia universal. Digamos, pues, algo del apóstol de las Indias y del Japón, aunque no pasarán nuestros datos de breves indicaciones, pues debemos dejar para los biógrafos del santo y para los historiadores de la Asistencia de Portugal el desarrollar el cuadro sublime de la vida y carrera apostólica de San Francisco Javier.

Nadie esperaría á principios del año 1538 lo que había de ser aquel hombre. «Hallándose en Bolonia, cayó Javier, dice el P. Simón Rodríguez, en una cuartana vehementísima, y con el frío, pobreza y falta de todo lo necesario contrajo tal palidez, y se puso tan flaco y distinto del que antes era, que no parecía hombre vivo, sino como un cadáver. Cuando después le vi yo en Roma tan gastado, enjuto y casi exhausto, pensé que nunca se había de reponer y recobrar sus primeras fuerzas; más aún: me persuadí que había de quedar inútil para todo género de trabajos» (1). Este hombre tan pálido, gastado é inútil, había de ser el mayor de los misioneros. ¡Cuán admirable es Dios en sus santos!

Fué destinado Javier para la misión de las Indias, juntamente con el P. Simón Rodríguez, á principios del año 1540. El P. Simón se embarcó en seguida en Civita Vecchia y llegó felizmente á Portugal (2). Nuestro santo salió de Roma el 16 de Marzo (3) en compañía del embajador portugués D. Pedro Mascareñas, y entró en Lisboa por el mes de Junio (4). Mientras llegaba el tiempo de embarcarse para las Indias, aplicáronse ambos Padres á ejercitar los ministerios de la Compañía en Lisboa. Coronó sus esfuerzos tan copioso fruto, que el buen D. Juan III no quería ya enviarlos á la India, sino emplearlos en Portugal. Consultado, empero, el negocio con San Ignacio y con el papa, se conformó Su Alteza con el dictamen del primero, quien le insinuaba que enviase á Javier á las Indias y se quedase con el P. Simón (5).

2. Así se hizo. El 7 de Abril de 1541, después de permanecer nueve meses en Lisboa, hízose á la vela Javier para la India. Llevaba consigo para compañeros de sus misiones al P. Pablo Camerte, sacerdote italiano, y al H. Francisco Mansilla, estudiante portugués, ambos re

(1) De origine et progressu S. I., p. 53.—(2) Polanco, Historia S. J., t. 1, p. 86. (3) Cartas de San Ignacio, t. I, p. 83.

(4) Pueden verse los incidentes de este viaje en las cartas 2 y 3 de San Francisco Javier. (Monumenta Xaveriana, t. 1, pp. 207 y 213.)

(5) Polanco, Historia S. J., t. I, p. 94.

cién admitidos en la Compañía (1). Iban en la nave de Martín Alonso de Sosa, nombrado gobernador de la India. Trece meses duró el viaje, en el cual las calmas, las enfermedades y otros contratiempos ofrecieron á nuestro apóstol un buen noviciado para los inmensos trabajos que en Oriente le esperaban. Los trabajos de la navegación le obligaron á dejar en Mozambique á sus dos compañeros, que llegaron á la India un año después. El 6 de Mayo de 1542 desembarcó Javier en Goa; el 2 de Diciembre de 1552 murió en Sanchán. Diez años y siete meses no más duró el apostolado de este hombre prodigioso, cuyas proezas parece que anonadan á quien atentamente las considera. Es imposible conservar la serenidad histórica al referir hechos tan portentosos, y la narración más seca usurpa insensiblemente las formas de entusiasta panegírico. Para dar alguna idea en breves páginas del apostolado de Javier, nos ha parecido el medio más conveniente describir primero el itinerario de sus misiones, y explicar después lo que solía hacer en ellas y los frutos que recogió con sus apostólicas fatigas.

Para dar más autoridad al santo, había obtenido Juan III del papa que le confiriese la dignidad de nuncio apostólico de la India, con facultades amplísimas para administrar los sacramentos (2). Luego que Francisco puso los pies en Goa, presentóse al arzobispo Juan de Alburquerque, franciscano, y mostrándole todos sus poderes, protestó que de ninguno de ellos usaría, sino con el beneplácito de su Señoría. Alabó el prelado la humildad de Javier, y bendiciéndole con paternal afecto, le dió plena facultad para ejercitar su celo. Empezó sus trabajos nuestro apóstol sirviendo á los enfermos en los hospitales, para implorar de Dios con esta obra de caridad el favor que necesitaba; luego, tomando una campanilla, recorría las calles, rogando á voces á los ciudadanos que enviasen sus niños á oir la doctrina cristiana.

(1) Monumenta Xaveriana, t. 1, p. 250. En esta carta y en la anterior refiere el santo los trabajos, verdaderamente penosos, de esta navegación.

(2) En el Archivo secreto del Vaticano se conservan las minutas de los cuatro breves que con esta ocasión expidió Paulo III. Los dos primeros van dirigidos á los PP. Javier y Rodríguez. En el uno se les nombra nuncios apostólicos de Su Santidad para las regiones de la India, y en el otro se les conceden varias gracias y facultades para desempeñar bien sus ministerios. El tercero se endereza á David, rey de los etíopes ó abisinios, y en él, después de notificarle el nombramiento de Javier y Rodríguez por nuncios apostólicos, le exhorta el papa á que en todos los negocios ocurrentes les dé su favor. El cuarto está concebido casi en los mismos términos que el anterior, y se dirige en general á todos los principes y señores de la India. Vide Brevi Paulo III, t. III, números 646 y 669; t. iv, números 872 y 873.

Cuando tenía reunido un buen número de ellos, los conducía á una ermita de Nuestra Señora, donde les explicaba el catecismo y les exhortaba á ser buenos. El concurso de niños que le escuchaba, era cada vez mayor. Pasaban algunas veces de trescientos los que rodeaban al santo apóstol y aprendían de sus labios el catecismo (1). Este cuidado de los niños y la admirable caridad con que servía en los hospitales atrajeron sobre el santo las miradas y el respeto de toda la población. Preparados así los ánimos, subió al púlpito y tronó contra los vicios que infestaban á Goa. No cayeron en desierto sus palabras, y pronto se manifestó una saludable reformación de costumbres en todas las clases de la sociedad.

3. Cinco meses duró este apostolado en la capital de la India. En este tiempo, un sacerdote portugués, llamado Miguel Vaz, dió noticia á Javier de cierta cristiandad fundada en la costa de la Pesquería, entre los pueblos llamados paravas, la cual, por falta de ministros evangélicos que la mantuviesen, habíase perdido casi por completo. Ofrecióse el santo á restaurar esta cristiandad, y obtenida la venia del arzobispo y del virrey, por Octubre de 1542 embarcóse para Cochín, situada unas cien leguas al sur de Goa, y de allí á pie anduvo otras cincuenta hasta ponerse en medio de los paravas (2). Ya empezaba la Compañía á difundir el Evangelio entre los infieles á los dos años de su fundación. Esta misión de la Pesquería, la primera que estableció San Francisco Javier, alcanzó con el tiempo un aumento felicísimo, y entre varias vicisitudes ha perseverado y persevera en nuestros días. No tenía el santo otro auxilio más que el de tres jóvenes indios educados en Goa, dos de ellos ordenados de diáconos y el tercero de menores, que entendían medianamente el idioma de los paravas y le servían de intérpretes. Con ellos recorrió aquellas regiones, catequizó á los paravas que estaban bautizados, y convirtió además un gran número de infieles. Un año pasó en la costa de la Pesquería, y ofreciéndosele ciertos negocios con el arzobispo y el virrey, hubo de volverse á Goa. Dejaba en la Pesquería muchos miles de cristianos (3).

Llegado á la capital de la India, tuvo el consuelo de abrazar á sus

(1) Monumenta Xaveriana, t. 1, p. 257. Esta práctica de congregar á los niños con la campanilla no la hizo solamente en Goa. Repetíala también en otras ciudades. Se la vió hacer en Malaca la testigo Juana de Melo. (Process. S. Franc. Xav. Pars. 11 Coccini, test. 2.°)-(2) Ibid., p. 273.-(3) No habla claramente el santo de este viaje á Goa, pero lo afirma el P. Lancilloti y se deduce de otros datos ciertos. Véase Monumenta Xaveriana, t. I p. 297, nota.

dos compañeros el P. Camerte y el H. Mansilla, que habiendo quedado algunos meses en Mozambique, habían desembarcado en Goa mientras Javier trabajaba en la Pesquería. Entonces resolvió Javier aceptar la dirección de un colegio, fundado en Goa bajo la advocación de San Pablo, y que el virrey deseaba encomendar á los Padres de la Compañía. Era este colegio un seminario donde se educaban jóvenes indígenas, que con el tiempo debían ayudar á la predicación del Evangelio. Habíanlo fundado pocos años antes algunos piadosos portugueses, y dirigíalo al presente Diego de Borba. Ahora con el favor del virrey tratóse de ensanchar la casa y poner la institución en manos de la Compañía. Admitió Javier la oferta y encomendó la dirección del colegio al P. Pablo Camerte. No sabemos cuánto tiempo se detuvo el santo en Goa; pero nos consta que por Enero de 1544 ya estaba en Cochín de camino para la Pesquería, adonde se dirigió con el H. Francisco Mansilla y algunos sacerdotes y catequistas seglares, que quisieron compartir sus apostólicas fatigas (1).

4. Empezó á predicar el Evangelio como antes en la Pesquería, y al poco tiempo, dejando en ella á sus compañeros, avanzó él hasta las regiones del Maduré; pero pronto hubo de volverá la costa, porque una invasión de ciertas gentes, á quienes se daba el nombre de badagas, había dispersado parte de la cristiandad. Trabajosísimo fué este año 1544 para Javier. Aplicóse ante todo á buscar limosnas para socorrer á muchos pobres neófitos, que huyendo de los badagas se habían refugiado en varios islotes de la costa, y allí perecían de hambre y necesidad. Por el mes de Junio cargó de provisiones veinte grandes barcas, y poniéndose al frente de esta caritativa escuadra, visitó y socorrió como pudo á aquellos pobrecitos, á quienes había engendrado en Jesucristo (2). Trató después de contener las invasiones de los badagas; pero como le faltasen fuerzas militares para conseguir este objeto, un día, cuando los enemigos se adelantaban · para ejecutar una de sus irrupciones, se presentó á ellos Javier, y reprendiéndoles los desafueros que cometían, les mandó en nombre de Dios volver atrás y dejar en paz á los cristianos. Concurrió Dios

(1) El 15 de Enero de 1544 escribió Javier á nuestros Padres de Roma la célebre carta que tanto corrió por Europa y que despertó la vocación del P. Nadal y de otros muchos á la Compañía. Bajo cierto respecto es sin duda esta carta la más importante del santo, pues en ella nos explica el modo de proceder que tenía en sus misiones (Monumenta Xaveriana, t. 1, p. 278). En la pág. 287 habla algo del colegio de San Pablo, llamado por otro nombre de Santa Fe.

(2) Monumenta Xaveriana, t. 1, p. 327.

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