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á conocer la historia natural de los insectos
únicamente con el fin de satisfacer una loable
curiosidad; se presta muy poca atencion á esas
vanas investigaciones sobre lo mas o menos
ingenioso de las clasificaciones y sobre si son
más o menos naturales unos métodos, que no
hacen adelantar á la ciencia un solo paso, y
que tienden mas bien á hacerla retrogradar
haciendo su estudio mas dificil. Los hombres
de sano juicio miran como inútiles, y acaso
tambien perjudiciales, esos trabajos ambicio-
sos que sus autores designan con los nombres
de nuevo método, moderna clasificacion, etc.,
pues fuerza es decirlo, estas obras no son por
lo comun mas que la espresion de la impoten-
cia de sus autores para dedicarse á alguna co-le han asignado por el Creador.
sa seria ó dificultosa, como la de estudiar com-
pletamente y en todos sus pormenores un gru-
po de seres, á fin de aplicar su estudio à la
perfeccion del método natural y sobre todo á
las necesidades de los hombres.

un individuo masculino á las flores de un indi-
viduo hembra colocado frecuentemente muy
lejos del primero. Grupos enteros de insectos
de muchos órdenes no tienen otro destino; la
naturaleza los ha formado con este objeto, pro-
veyéndolos de pelos y brochas maravillosas
destinadas á recoger el pólen para que puedan
luego llevarlo á grandes distancias.

Si cierto número de insectos está destinado á la mision de coadyuvar á la propagacion de las plantas, otra porcion mucho mas considerable debe arreglar su multiplicacion á fin de que los vegetales conserven la proporcion que guardan todos los seres esparcidos sobre la tierra y que ninguno pase de los limites que se

Tambien están destinados los insectos á reponer la materia en la circulacion general, no permitiendo que aquella quede un instante inútil, y concurren á este fin con otros agentes físicos y químicos. Muchos están destinados á in-producir enfermedades en los animales y vegetales sanos, y otros únicamente sirven para apresurar la muerte en los enfermos, no pudiendo desarrollarse ni en los seres sanos ni en los privados ya de vida. Otros hay que deben completar esta obra atacando á los seres muertos ó en descomposicion, y otros hacen desaparecer las deyecciones de los animales de mas tamaño para evitar que el aire se inficione. Todos cambian estas materias en una tierra fecunda y contribuyen á su trasformacion en gases vivificantes.

El estudio de la historia natural de los sectos suele mirarse por las personas estrañas á la ciencia como un simple recreo ó como una cosa inútil, sin embargo, es de la mayor importancia. Malebranche tenia ciertamente razon cuando decia, que es mas positiva y provechosa la ciencia que se adquiere estudiando un insecto que la que podamos adquirir con la lectura de la mayor parte de los libros dados á luz por el ingenio humano. Aparte de sus aplicaciones á la vida material, á la agricultura, y con especialidad á la industria, el estudio de la entomologia desarrolla en el hombre el gus- Cada insecto tomado aisladamente no ejerto á la observacion y le da el hábito de clasi- ce sino una débil influencia; pero cuando se ficar sus ideas presentándolas con órden. Tam- encuentran reunidos en número muy considebien produce grandes ventajas morales, pues-rable y obrando casi simultáneamente, constito que nos lleva siempre á admirar la providencia del Hacedor, que se manifiesta de un modo tan maravilloso en la organizacion, en las costumbres, y sobre todo en el papel importante que estos pequeños seres desempeñan en la naturaleza.

tuyen una de las mayores fuerzas de la naturaleza, y harian desaparecer de la superficie del globo á ciertas especies vegetales si la prevision del Creador no hubiese puesto límites á su multiplicacion. Estos limites constituyen lo que se llama el parasitismo. En efecto, caEs sabido que el número de insectos que da especie de insectos alimenta uno ó muchos existen en nuestro globo es prodigioso y que parásitos, sin contar sus enemigos, que son sus especies se cuentan por centenares de mi-los mamíferos, las aves, los reptiles, algunos les. En cuanto á los individuos son innumera- peces, muchas especies de su propia clase, y bles, y si se quisiese presentar una cifra proba- algunas plantas criptogamas. ble deesta inmensa clase seria preciso contarlos por millones de millones. Ahora bien, como nada ha sido creado en vano, se ha tratado de saber para que tantos insectos como pueblan nuestro globo han sido creados, y muy pronto se ha reconocido que desempeñaban un papel muy útil y de la mayor importancia. Si se encuentran esparcidos en tan inmenso número, dotados de formas y costumbres tan diversas, es sin duda alguna porque son indispensablemente necesarios al equilibrio y armonía del mundo que habitamos. Ellos tienen relaciones mas ó menos íntimas con los vegetales, ya para proteger su multiplicacion, contribuyendo, como el aire, á colocar el pólen de las flores sobre el pisilo, llevando este polvo fecundante tomado de

Si los insectos son indispensables para mantener el equilibrio entre los seres que cubren nuestro globo; si su multiplicación está regulada sobre la de los vegetales en la naturaleza abandonada á sí misma, se hacen peligrosos y causan graves daños, cuando el hombre está interesado en hacer que dominen ciertos vegetales indispensables à sus necesidades. Al propagar dichos vegetales y al multiplicarlos con esceso, tiende á romper las armonias de la naturaleza, y esta viene å oponérsele multiplicando en las mismas proporciones los insectos destinados á impedir aquella perturbacion. Asi es como nuestros grandes cultivos de cereales, viñas, plantas oleaginosas y sacaríferas, nuestros bosques, prados, etc.,

te una sola especie. Se descubrirá en una estacion un hecho de su vida; pero el individuo perecerá por esta causa ó por la de haberle sacado del sitio en que yacia. Al año siguiente podrá verse otro hecho, y tal vez no se adelante un paso en muchos años por no tener ocasion de encontrar al mismo animal en otras épocas de su vida. Sin embargo, si estos hechos han sido bien observados y consignados convenientemente en escritos que se hallen en armonía con el estado actual de la ciencia, quedarán como jalones, entre los cuales habrá algunos vacios que llenar; lo que conseguirán tarde ó temprano nuestros sucesores, y llegará un momento en que todo lo que es necesario saber para hacer alguna aplicacion útil se tendrá en beneficio de la ciencia agrícola.

se ven atacados en épocas muy próximas por eficaces y susceptibles de ser empleados en numerosos insectos que disminuyen nuestras los grandes cultivos para oponerse á sus decosechas y aun las aniquilan completamente. vastaciones. Estas investigaciones no pueden No obstante, aunque là multiplicacion de es- hacerse con mucha rapidez: no sucede con estos insectos sea inmensa en semejante ocasion, tos estudios como con un analisis químico cuyos y aunque pueda al pronto temerse que tantos materiales están siempre á disposicion del samillares de enemigos destruyan completamen- bio, sino que comunmente se necesitan mute los referidos vegetales, las leyes de equili-chos años para llegar á conocer suficientemenbrio que hemos indicado se oponen á ello con fuerza irresistible; los parásitos de estos insectos devastadores se propagan en razon directa de su multiplicacion, y al fin, todo vuelve á entrar en el órden normal; no han sido destruidos los vegetales atacados, la naturaleza ha conseguido su objeto, deteniendo la escesiva multiplicacion de una especie tal como el trigo, el olivo, etc. Pero si ha obrado con la mira de establecer un justo equilibrio, y si ha hecho entrar la produccion de estas especies en los límites que les habia designado, la naturaleza ha procedido contra los intereses del hombre en sociedad, porque éste necesita de los productos de estos vegetales para alimentarse, vestirse y construirse una habitacion, y por lo tanto debe tratar por todos los medios posibles de eximirse de esta ley general, proteger sus cultivos y estorbar la multiplicacion de aquellos insectos. Y asi como combatimos las enfermedades de los animales domésticos, y los gobiernos encargan á los veterinarios mas instruidos hagan incesantes estudios sobre las epizootias ¿por qué las enfermedades de los vegetales, esas enfermedades que pudiéramos llamar epidendrias, no han de ser objeto de trabajos é instituciones parecidas? De seguro llegaríamos á disminuir considera-dirse entre los agricultores. Este ramo tan imblemente los destrozos que tales enfermedades causan en nuestran plantas cultivadas. Si no en todo, en parte nos libertariamos del impuesto que ha tanto tiempo hace pesar la naturaleza sobre los productos de nuestros campos; impuesto que con respecto á los cereales sube, por ejemplo, á un décimo, un quinto, ó un cuarto de nuestras cosechas, segun los años, causándonos una pérdida que pudiera evaluarse en muchos millones de duros.

Podríamos añadir otras muchas consideraciones para demostrar mejor la utilidad de la entomologia bajo el aspecto de sus aplicaciones á la agricultura y a la industria, pero los limites de esta obra nos obligan á detenernos. Lo que precede creemos que bastará para hacer ver que este asunto pide la mas seria atencion, y que el conocimiento de la historia natural de los animales que dañan tan gravemente á la riqueza de las naciones debe difun

portante de las ciencias naturales merece ocupar un lugar en la enseñanza agricola con no menos justicia que la física, la química, etc., confiadas en las naciones cultas á los sabios mas eminentes, y los principios de esta ciencia deberian difundirse por medio de cursos públicos y de tratados especiales puestos al alcance de los hombres prácticos. Nunca se repetirá demasiado el que ya pasó aquel tiempo en que parecia que la ciencia se avergonzaba de bajarse al nivel del pueblo y de sus intereses materiales; hoy comprende mejor su deber, cono

que debe concurrir al bienestar general; se honra con su filantrópica mision, y los hombres que la cultivan con decision y que la hacen progresar se apresuran á porfia en ponerla á disposicion de la industria y de la agricultura á fin de que todos se aprovechen de sus beneficios, y obtengan por consecuencia la mayor suma de bienestar y de prosperidad.

Se comprende cuán importante sería para la agricultura el encontrar remedios contra las enfermedades de los vegetales útiles. Es racio-ce nal y de sumo interés el buscar los medios de conservar la vida de los árboles frutales, la de los de nuestros bosques que se destinan á la construccion, y la de los vegetales que nos alimentan. Pues bien, estos remedios no podrán encontrarse sino á costa de observaciones minuciosas y de trabajos completos sobre la organizacion, propagacion y hábitos de estos insectos destructores. Es preciso conocer los ardides que emplean estos animales para ocultar su existencia y preservar sus gérmenes de los ataques de sus enemigos, etc.; solo cuando se tengan estos conocimientos que ahora apenas puede proporcionarnos la ciencia, será cuando podrá esperarse hallar medios

Antes de señalar algunos de los principales hechos relativos al daño que los insectos nos causan, debemos declarar que no todas sus especies son nocivas, y que muchas, por el contrario, nos son muy útiles. Desgraciadamente estas últimas están en minoría, pero esto depende de la indiferencia con que hasta aqui se han acogido las observaciones que

tienden á aumentar su número, á dotar á nues- | Nueva Holanda consumen muchas de las grantro pais de especies capaces de darnos produc- des especies de ortópteros tan notables en tos, muy importantes ya en otras partes, y á aquel pais. tralar, finalmennte, de naturalizar algunas especies saivages en la actualidad, pero que seriau susceptibles de utilizarse.

Entre los insectos inmediatamente útiles al hombre, deben figurar en primera línea las AREJAS, los GUSANOS DE SEDA Ó BOMBICES DEL MORAL, las COCHINILLAS, los KERMES y las CANTARIDAS. (Véanse estas palabras.) Estos insectos nos dan la miel y la cera, la seda, la púrpura ó carmin y medios curativos para nuestras enfermedades; originan en el comercio y en la industria movimientos de fondos muy considerables y dan ocupacion á poblaciones enteras. No hacemos mas aqui que señalar estos insectos, puesto que su historia se ha estudiado con sus correspondientes pormenores en diversos artículos de esta Enciclopedia, pero diremos alguna cosa acerca de otros menos conocidos, aunque ya empleados en distintos paises, ó que son susceptibles de utilizarse mas adelante.

Todas las personas que han vivido en las colonias del Africa, de la India y de la América, saben que los negros son muy aficionados á los termitas alados que en ciertas épocas salen en gran número de los nidos que las larvas ú obreras construyen en los campos. Tambien se asegura que los pueblos de la India buscan las crisálidas de diferentes bombices de seda como una golosina, y en China es un manjar de mucho lujo un plato de gusanos de seda preparados por un hábil cocinero. El piojo, ese repugnante parásito del hombre medio salvage que desdeña las mas sencillas prácticas de aseo personal, pasaba en Méjico, antes de la conquista, por un bocado esquisito; y aun todavía se los suelen comer los negros inmediatamente que los cogen.

Seria muy largo el enumerar todas las especies de insectos que el hombre ha comido, y aun come en la actualidad, ó las que podrá comer cuando haya desechado ciertas preohom-cupaciones todavía arraigadas. El reverendo Hope, distinguido entomologista, ha publicado sobre este asunto una memoria muy curiosa, inserta en las Transacciones de la sociedad entomológica de Londres, cuya lectura recomendamos á los que quieran profundizar aqueste asunto.

Pueden considerarse como utilísimos al hombre todos los insectos que se alimentan de otras especies del mismo grupo, sea que se apoderen de ellos por la fuerza ó por la astúcia, como los insectos carniceros de diferentes órdenes, ó sea que vivan como parásitos á su costa, como los ICHNEUMONIDES, los CALCIDITIOS, etc. (Véanse estas palabras.) En efecto, todas estas razas vienen eu nuestra ayuda destruyendo una multitud de especies que atacan nuestras provisiones, uuestros bosques y nuestras plantas cultivadas; es, pues, muy importante señalárselos á los agricultores y á los industriales para que no se encarnicen en su destruccion, como por desgracia se ha verificado no pocas veces en nuestras campiñas.

Antes de la civilizacion, cuando los bres buscaban su alimento en los bosques, solian entrar en su régimen alimenticio muchos insectos ya en su estado perfecto ó en el de larvas. Aun en el dia los pueblos salvages, y con particularidad algunas tribus de la Nueva Holanda, buscan diferentes insectos para este uso, segun refieren los viageros, y recientemente el capitan Grey cuenta haberles visto buscar con avidez un gusano llamado por ellos bardé, y que no es sino la larva de un capricornio. Los romanos, aun en medio de su civilizacion tan adelantada, comian el cossus, que unos creen fuera la larva del abejorro, y otros la del cerambyx heros, pero que no debe ser la repugnante y asquerosa larva de la mariposa nocturna que los naturalistas han llamado cossus ligniperda. Tal manjar era para ellos de los mas delicados y de mas lujo, y tanto, quo solamente los patricios epicúreos podian gozar de la ventura de hacérselo servir con ostentacion en sus opiparas mesas. En la actualidad los colonos de las Antillas comen con placer las larvas del calandra palmarum, que llaman gusano palmista, y muchos viage- Deberiamos señalar otros muchos insectos ros que lo han probado le encuentran de un útiles al hombre, aunque de un modo menos gusto muy esquisito. Los árabes de la Argelia eficaz y directo, tales como los coccus de la comen esas desastrosas langostas qu con tan- China, que nos dan la goma laca; dos cochita frecuencia vienen á nuestra península á nillas del Brasil, observadas en aquel pais por ejercer sus funestos estragos, y aun hacen el doctor Chavannes, que producen una espeprovision abundante de ellas salándolas. Mon-cie de cera; los coccus fraxini, que con sus sieur Lucas, miembro de la comision científica, al hablar de este hecho, refiere hasta las palabras árabes que acostumbran pronunciar al preparar estas provisiones, para atraer sobre ellas la proteccion del Profeta y lograr que se conserven mucho tiempo. Por lo demas, no es solamente en Argel en donde se emplean las langostas para alimento del hombre, pues cuentan los viageros que los habitantes de la 4590 BIBLIOTECA POPULAR.

picaduras ocasionan la salida del maná medicinal que se nos trae de Calabria, y de los que lo sacan del tamarindo de la Arabia. Tambien deberiamos dar á conocer el coccus ceriferus de Madras, el coccus pé-lá de China, y otra especie de la Cochinchina, que dan una hermosa cera, de la cual se fabrican bujías. El coccus pé-lá se cuìtiva en grande por los chinos, y la cera que produce forma eu este país un ramo Ꭲ. XXIV. 29

su presa que no vuelve á soltar. Su picadura causa un dolor ardiente á que se sigue rubicundez, hinchazon, inflamacion y un prurito incómodo al que sucede con frecuencia uu boton supurante muy doloroso. Esta hormiga es peligrosisima para los niños de poca edad que se dejan solos en sus cunas. «Mi propio hijo, dice Mr. Delacoux, que no tenia mas que veinte meses, ha

de comercio bastante considerable. Seria ne-
cesario hablar tambien del chloenius sapona-
rius de Olivier, carábico de que los negros del
Senegal se sirven para fabricar un escelente
jabon, con el cual blanquean sus lienzos; de
una hormiga de Cayena que forma una especie
de hilas muy útiles para detener las hemorra-
gias; de otra cicindela de Méjico, que mace-
rada en aguardiente produce un licor delicio-bia
so; de las limonadas que se hacen en Suecia
con el ácido fórmico; y de otros muchos in-
sectos que se buscan como adorno, y forman
por lo tanto un objeto de comercio; pero nos
falta espacio para ello, y solo podemos reco-
mendar la lectura del Tratado de zoologia
aplicada á la agricultura y á la industria,
que debe ya haber dado á luz Mr. Guerin Me-
neville, y del que se han sacado los materiales
para el presente articulo.

quedado solo en una habitacion, cuando á media noche me despertaron unos gritos penetrantes. Al principio ignoraba la causa de aquelos lamentos; pero al querer conocerla quedé helado de espanto viendo á mi niño acometido por un enjambre de hormigas de que me costó trabajo el librarle. A la mañana siguiente el cuerpo de la pobre criaturita estaba cubierto de granos que le causaron una violenta fiebre.»

El hombre se ve tambien atacado, pero de un modo menos grave, por ciuco parásitos que chupan su sangre ó sus humores, por una porcion de dipteros del género mosquito, que

Los insectos perjudiciales al hombre, son por desgracia abundantes en todos los paises; los hay que le atacan directamente incomo-le dándole, haciéndole emfermar y hasta morir; y otros le atacan indirectamente ó en sus medios de existencia.

atormentan de tal suerte en los paises cálidos que llegan á ocasionarle enfermedades graves como se ve en un artículos de Mr. Delacoux inserto en la Revista zoológica de 1847, págiEntre los que le atacan directamente cita- na 424. Con frecuencia es víctima de diferenremos algunas hormigas de los paises cálidos, tes especies de estros cuyas larvas se introduque se arrojan sobre él en gran número, le cen en sus músculos, y á Mr. Isidoro Geoffroy lienan de picaduras envenenadas, ardientes y Saint-Hilaire se deben investigaciones interedolorosas que le hacen perder el conocimien- santes sobre este asunto, insertas en un informe to, cae, y bien pronto se ve cubierto de innu- leido á la Academia de Ciencias con motivo de merables legiones de estos insectos y en pocas unas observaciones dirigidas á la misma por horas queda reducido al estado de esqueleto. Mrs. Guerin Meneville y Roulin. Muchas mosEstos hechos han sido observados muchas ve- cas viven durante su primer estado en el esces en Méjico y están afirmados por el doctor tómago del hombre, en su vejiga y en sus inDelacoux, médico instruido que ha vivido mu- testinos, ocasionándole á menudo graves accichos años en aquel pais. En una memoria que dentes. Mr. Hope, cuyo nombre hemos citado remitió á los redactores de la Revista Zoológi- antes, se ha ocupado en recoger las observaca en 4848, se encuentra el siguiente pasage: ciones esparcidas en los autores acerca de este «Ciertas especies de hormigas que nunca salen objeto: y nos demuestra que son numerosas, y de los bosques, son tal vez mas temibles toda- que las enfermedades ocasionadas por estos vía que las que penetran en las habitaciones, insectos se terminan frecuentemente con la y no pocos individuos estraviados en aquellos muerte despues de terribles padecimientos. El sitios han sido asesinados por las hormigas. sabio decano de los entomologistas franceses, Bien público fué en 4834 el que un joven de Mr. Dumeril, ha observado muchos hechos pabuena familia yendo de Tampico á Méjico tu- recidos, consignando su última observacion revo la imprudencia de bajarse del caballo para lativa á una muger muerta de esta enfermedad descansar al pie de un árbol y las hormigas le en los Boletines de la Academia de medicina, asaltaron y le devoraron completamente. A lat. XII n. 7 de enero de 1847, pág. 244. Demañana siguiente ya no se encontró sino su ben colocarse finalmente entre los insectos noesqueleto cubierto con los vestidos. Yo mismo civos al hombre, al menos en ciertos casos, en los bosques de las cercanías de Tampico es- las abejas que le pican cruelmente cuando tuve á pique de morir víctima de aquestos in- cree que él se acerca á sus colmenas para dessectos. Apenas hacia algunos minutos que es- arreglarlas ó hacerles daño; las abispas y los taba arrimado a un árbol, cuando de repente polistos que le pican tambien y ademas le rosentí por todo el cuerpo mordeduras tan crue- ban sus frutos; los tábanos, los crisops, los heles que la misma violencia del dolor me hubie-matopotos, y los estomoxos que le pican de un ra hecho sucumbir sin la oportuna llegada de dos compañeros de cacería que se apresuraron á quitarme los vestidos que me impedian el desembarazarme de tan terribles enemigos.» Otra especie citada por el mismo observador, busca con particularidad los cuerpos crasos en las habitaciones; muerde atrozmente agarrándose ál

modo muy desagradable; algunos miloies, cuya mordedura es tan venenosa como la picadura de las víboras y de los escorpiones, y diferentes insectos que desarreglan nuestra economía cuando los tomamos interiormente ó comemos algunos de sus productos. Las cantáridas, los meloes, los milabros y otros epispás

ticos son violentos venenos. La miel de algu- | otros granos de trigo ó en los mismos de que nas abejas y avispas causa accidentes pareci- salió la hembra, y en los cuales vuelve á endos, y Jenofonte cuenta que en las cercanías de trar para continuar royéndolos. Como es preTrevisonda los soldados del ejército de los ciso que la temperatura sea cuando menos de Diez mil, sintieron sintomas de envenena- 8o de Reaumur para que estos insectos puedan miento á consecuencia de haber comido la miel reproducirse, se ha imaginado el entorpecerlos que hallaron en aquellos campos. En estos úl- manteniéndolos á una baja temperatura en sitimos años Mr. Augusto de Saint-Hilaire, via-los, cuevas ú otros lugares à propósito para jando en el interior del Brasil se sintió acometido de violentos dolores, delirio y convulsiosiones, por haber probado la miel de una avispa llamada lechaguana.

este objeto. El célebre anatómico Mr. Leon Dufour, se ha apoyado en este principio para proponer un método de conservar los granos. Se sabe tambien que estos insectos necesitan Los insectos que atacan al hombre indi- que se les deje en un largo reposo para sufrir rectamente ó en sus medios de existencia son su metamorfosis, y que el movimiento, la luz lan numerosos que seria preciso un volúmen y el aire libre los ahuyentan; y justamente al para darlos á conocer. Unos devoran las ma- conocimiento de este hecho se debe la práctiterias alimenticias animales o atacan á los ani- ca de apalear los granos en los almacenes; y males domésticos de que se alimenta. Entre para conseguir esto con mas economía, es palos primeros citaremos solamente los dermes-ra lo que Mr. Valery ha inventado máquinas tes, muchas especies de moscas, y sobre todo harto ingeniosas. Por lo demas nos falta esla llamada mosca de la carne, que en muy po- pacio para mencionar los numerosos trabajos co tiempo echa á perder las carnes de ganados publicados acerca de un asunto tan importany de aves. Entre los segundos están los estros, le, trabajos que manifiestan la impotencia del que rinden á nuestros caballos, bueyes y car-hombre contra los insectos, esos animales tan neros enfermos, los hacen languidecer y les impiden engordar.

pequeños que se libran de sus ataques con la mayor facilidad, que le resisten con mas Muchas especies de insectos devoran las energia que los animales mas fuertes y temisustancias alimenticias procedentes del reino bles de que fácilmente puede hacerse dueño, vegetal; la larva de un tenebrion llamada gu- y que aún puede destruir cuando le plazca. sano de la harina, y la de un trogossita nom- En el Tratado de zoologia aplicada de Guebrada cadelle entre los franceses, se alimentan rin-Meneville se mencionan todos estos trabade las harinas que se conservan en nuestros jos, haciendo resaltar su grado de importanalmacenes haciendo muchísimo daño á nuestras cia y los progresos que con ellos se ha hecho provisiones. Muchas especies que hemos teni- en una cuestion que ocupa ha tanto tiempo á do ocasion de estudiar en ejemplares enviados los hombres en el estado de sociedad. Los que al ministerio de Marina destruyen las provi- no tengan proporcion de ver la citada obra, siones de galleta en nuestros buques y pudieran pueden ver el artienlo GORGOJO de aquesta causar escasez en los largos viages; otras de- Enciclopedia, advirtiendo, que el insecto revoran las frutas secas, como almendras, higos, presentado en el Atlas de Historia Natural, lánueces, etc., y en los paises cálidos las hormi-mina XXXI, fig. 13, está considerablemente gas son un azote para los fabricantes de azúcar y los drogueros. Se arrojan en tanta cantidad sobre los azúcares brutos, que es preciso tenerlas en cuenta para el peso. Hay que lavar el azúcar que ha de servir para almíbares, y por muy clarificados que estén, conservan siempre un sabor desagradable y un olor á hormigas que hace desagradables al gusto los dulces de frutas y demas preparaciones azucaradas.

aumentado. La fig. 14 representa el corte de un grano de trigo roido por uno de estos desastrosos animales. Añadiremos finalmente, que este insecto, como todos los que dafan á nuestros vegetales útiles, está sometido al parasitismo, á ese gran medio por el que la naturaleza conserva el equilibrio entre todos los seres; y que el coronel Gonreau, observador instruidísimo cuyo nombre se cita con frecuenPero entre los insectos mas dañosos deben cia en la mencionada obra, ha visto sobre sacolocarse sin disputa á los que atacan á nues- cos llenos de trigo atacado por los gorgojos, tras provisiones de cereales conservadas en gran número de calcidites pequeños que sanuestros graneros, al arroz y á las legumbres lian evidentemente de estos granos, y debesecas, como habas, guisantes, etc. Todos cono- rian haber vivido á costa de las larvas de los cen al desastroso gorgojo (calandra grana- gorgojos. Pero aquesta observacion se quedó ria L.), y se sabe que son tales sus devastacio- en este estado y debiera seguirse conveniennes, que hay veces que devoran todo el grano temente por entomologistas capaces, de modo de un granero sin dejar mas que las envueltas que en adelante perteneciese á la ciencia, esto esteriores ó salvado. Cada larva consume la es, que será preciso conocer los caractéres y harina de un solo grano y se metamorfosea hábitos de este pequeño himenóptero y no lidentro de la cascarilla. Si la temperatura es mitarse á saber que existe y viene en nuestra suficiente (8o Reaumur) á fin de abril ó prin- ayuda, ó confundirle con otras especies, como cipios de mayo, no tardan en aparearse los dos parece haber sucedido con otro calcidité parásexos, y muy pronto verifican su postura sobre I sito del alucito, que se ha referido á la especie

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