Refutación y mentis: Algunas reflexiones sobre el discurso inaugural de la Academia venezolana correspondienteImpr. del Comercio, 1884 - 244 páginas |
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Refutacion y Mentis: Algunas Reflexiones Sobre el Discurso Inaugural de la ... Víctor Antonio Zerpa Sin vista previa disponible - 2017 |
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Pasajes populares
Página 116 - Divina Elisa, pues agora el cielo con inmortales pies pisas y mides, y su mudanza ves, estando queda, ¿por qué de mí te olvidas y no pides que se apresure el tiempo en que este velo rompa del cuerpo, y verme libre pueda...
Página 117 - Un no rompido sueño, un día puro, alegre, libre quiero; no quiero ver el ceño vanamente severo de a quien la sangre ensalza o el dinero.
Página 116 - El cielo en mis dolores cargó la mano tanto, que a sempiterno llanto ya triste soledad me ha condenado; y lo que siento más es verme atado a la pesada vida y enojosa, solo, desamparado, ciego sin lumbre en cárcel tenebrosa.
Página 116 - Después que nos dejaste, nunca pace En hartura el ganado ya, ni acude El campo al labrador con mano llena.
Página 115 - Corrientes aguas, puras, cristalinas ; árboles que os estáis mirando en ellas, verde prado de fresca sombra lleno, aves que aquí sembráis vuestras querellas, hiedra que por los árboles caminas, torciendo el paso por su verde seno...
Página 117 - Vivir quiero conmigo, gozar quiero del bien que debo al cielo, a solas, sin testigo, , libre de amor, de celo, de odio, de esperanzas, de recelo. Del monte en la ladera por mi mano plantado tengo un huerto, que con la primavera, de bella flor cubierto, ya muestra en esperanza el fruto cierto.
Página 115 - ¿Quién me dijera, Elisa, vida mía, cuando en aqueste valle al fresco viento andábamos cogiendo tiernas flores, que había de ver con largo apartamiento venir el triste y solitario día que diese amargo fin a mis amores?
Página 107 - Refrescaban en omne las caras e las mientes, Manaban cada canto fuentes claras corrientes, En verano bien frias, en yvierno calientes.
Página 111 - Recuerde el alma dormida, avive el seso y despierte, contemplando cómo se pasa la vida, cómo se viene la muerte tan callando...
Página 115 - El sol tiende los rayos de su lumbre por montes y por valles, despertando las aves y animales y la gente: cuál por el aire claro va volando, cuál por el verde valle o alta cumbre paciendo va segura y libremente: cuál con el sol presente, va de nuevo al oficio, y al usado ejercicio do su natura o menester le inclina: siempre está en llanto esta ánima mezquina, cuando la sombra el mundo va cubriendo, o la luz se avecina. Salid sin duelo, lágrimas, corriendo.