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co con la brevedad que permitan las circunstancias y nuestros recursos. En el año de 1807 habia concluido la Académia la publicacion de las Siete partidas del Rei D. Alonso el Sábio, emprendida en el de 1798 bajo la proteccion y auspícios del Gobierno. Desde luego habia solicitado la Académia que se autorizase su edicion para el uso de los tribunales en la forma que lo está la que el Sr. Gre gorio Lopez hizo en tiempo del Emperador Carlos V: pero la invasion de los franceses habia cortado el curso de esta solicitud, en que se interesaban igualmente la utilidad pública, el lustre de la Académia y aun el honor del Rei sábio, autor de aquel impor tante código. Restablecida ya y asegurada la paz, la Académia ha renovado su solicitud, que S. M. se ha dignado oir benignamente, nombrando una junta de ministros á fin de que examine la edicion académica de las Partidas é informe acerca de su mérito, correccion y conformidad con el antiguo y verdadero texto de ellas. La junta continua trabajando en el desempeño de su encargo, y podemos lisongearnos de que el foro español llegará en breve á gozar del fruto de nuestra prolijidad y esmero en llevar al término posible de perfeccion esta empresa.

Ha tenido la Académia el gusto de oir en sus juntas ordinárias las producciones con que vários de sus indivíduos han acreditado su erudicion y buen gusto, contribuyendo á la ilustración de diferentes puntos de nuestra história. Tales han sido la Apologia hecha por el Mro. Fr. Antolin Merino de nuestro difunto académico el Mro. Fr. Manuel Risco, contra la censura que D. Juan Francisco Masdeu hizo de su obra intitulada La Castilla y el mas famoso castellanos el discurso del Sr. D. Juan Varela, en que reproduciendo muchas notícias sobre los antiguos pueblos gallegos, la daba de los régulos independientes que conservaron aun después de extinguida la dominacion romana y establecida la de los suevos; la disertacion del Sr. D. Joaquin Ezquerra acerca de una inscripcion romana hallada en la ciudad de Calahorra; el informe dado por el Mro. Fr. José de la Canal sobre un papel escrito por un religioso franciscano de Espejo, en el réino de Cordoba, quien copiando cierta inscripcion hallada en aque llas inmediaciones, intentaba probar que el famoso Belisário, capitan

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de las tropas del Emperador Justiniano, habia pasado la última parte de su vida y estaba sepultado en Andalucia; el prólogo, lleno de erudicion y de crítica, dispuesto por el Sr. D. Ambrósio Ruibamba para su edicion del geógrafo Toloméo, como asimismo su informe sobre el uso que puede hacerse de las notícias contenidas en los papeles manuscritos del licenciado Juan Fernandez Franco para el conocimiento de la geografia antígua de España; y el discurso sobre la parte que tuvieron los españoles en las cruzadas de orientè, que leyó su autor el Sr. D. Martin Fernandez Navarrete y que la Académia tiene acordado se publique en el tomo V de sus Memórias. Séame lícito hacer aquí mencion de las ilustraciones sobre algunos asuntos del reinado de Doña Isabel la católica, que en diferentes juntas he tenido el honor de leer á la Académia, y manifestarle mi gratitud por la benignidad é indulgéncia con que se ha servido. escucharlas.

La diligéncia y actividad que desde su fundación ha mostrado la Académia en juntar libros y documentos históricos de todas clases, no se ha desmentido en el último período, que en esta parte ha sido afortunado y fecundo. La coleccion diplomática formada en los archivos de Barcelona por nuestro académico el Sr. D. Juan Sans de Barutell, que habia estado depositada durante algun tiempo en poder de la Académia, se habia trasladado de orden superior á la secretaria del despacho universal de Marina. La importància y variedad de los documentos, y la exactitud con que los habia copiado el colector, daban realce á esta compilacion, cuya mayor parte estaba duplicada. Esta circunstancia alentó á la Académia para pedir á S. M. que se dignase concederle la parte copiada, y permiso para copiar la restante, y asi se le otorgó por real resolucion comunicada en 30 de mayo de 1815.

de

Con igual felicidad solicitó y consiguió la Académia la correspondiente real orden, que se le dirigió en 3 agosto último, para que se le entregue la preciosa y abundante coleccion de documentos pertenecientes á la história de Indias que formó nuestro difunto indivíduo D. Juan Bautista Muñoz. Esta coleccion, fruto de muchos viages y tareas de aquel docto é infatigable acadé

mico, sin la cual seria imposible en el dia escribir con alguna novedad la história de nuestras posesiones de Ultramar, no ha llegado todavia á entrar como la otra en nuestro poder, pero entrará, segun es de esperar, mui en breve; y desde entonces podrá disfrutar la Académia un tesoro á cuya posesion anheló ya en otro tiempo con menos fortuna.

A estas donaciones que honran no menos al Gobierno que las hace que al cuerpo que las recibe, debe agregarse otra que pudiera parecer mas estimable por no haber sido efecto de solicitud alde la Académia, sino de la espontánea generosidad con que guna el Gobierno la favorece. Hablo de la entrega que de real orden se ha hecho á la Académia de los manuscritos originales de la história del Emperador Carlos V, y la crónica de la orden de S. Benito por D. Fr. Prudéncio de Sandoval, de algunos opúsculos y de la crónica general de España por Ambrósio de Morales, de la vida del carde-nal Cisneros por Alvar Gomez de Castro, y de los cuatro libros de -la história de la orden de S. Gerónimo por Fr. José de Sigüenza: alhajas acreedoras á todo aprécio, con que el Rei manifiesta el que hace de este ilustre cuerpo y de su aplicacion al desempeño de su instituto. La Académia al expresar el respeto con que ha recibido estas demostraciones de la munificéncia y dignacion de S. M., dá el debido lugar en su gratitud al influjo del Sr. secretário del despacho de Estado D. Pedro Cevallos, especial honrador suyo, sin olvidar lo que debe en estos puntos á los buenos oficios de sus dignos indivíduos los señores Ruibamba y Navarrete, y al celo del Sr. D. Tomás Gonzalez canónigo de Plaséncia y encargado del arreglo del archivo general de Simancas, donde paraban los expresados originales.i

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Si estas muestras del favor del Gobierno aumentan el esplendor de la Académia, quizá no interesan menos su sensibilidad las que le dió de su afecto y memória D. Juan Francisco de Aguirre, capitan de navio de la real armada, legándole al tiempo de morir sus obras manuscritas. Este digno oficial é ilustre patriota, perseguido por los franceses se ocultó en una casa solitária junto al monte de Cabarga en Astúrias, donde falleció en febrero de 1811, dejando en

cargado se entregasen á la Académia cinco volúmenes que con el título de Diario comprenden várias obras suyas, relativas á la geografia, navegacion é história de los domínios de América, en cuyo continente estuvo comisionado para la demarcacion de límites entre las coronas de España y de Portugal. La revolucion general de las cosas no dejó llegar en algunos años estas notícias á la Académia, que las recibió junto con los manuscritos en agosto próximo pasado.

En orden á inscripciones y escrituras, solo se han recibido en este tiempo una cópia sacada por el doctor D. Felix Torres y Amat, indivíduo correspondiente, de una lápida sepulcral que servia de asiento en la parróquia del lugar de Sampedor, no lejos del monastério de benedictinos de Bages en Cataluña, de donde á instáncias de este benemérito literato se trasladó al cementerio del pue blo, junto con un bulto antiquísimo de abad que acompañaba á la lápida, colocándose en parage decente; y algunas cópias de documen tos de los archivos de la ciudad é iglésia catedral de Santo Domingo de la Calzada, de donde las tomó el doctor D. Benito Fernandez Navarrete, dean de la santa iglésia metropolitana de Zaragoza, nuestro correspondiente, quien las ha enviado á la Académia acompañadas de várias descripciones de pueblos de Rioja, como un testimónio de sus deseos de contribuir á los trabajos académicos.

La universidad literária de Zaragoza nos remitió en marzo del año pasado un ejemplar de la medalla de plata que habia hecho acuñar para perpetuar las glórias de aquella insigne ciudad y la entrada del Rei en ella al volver de su cautivério. D. Luis Folgueras, dean de la iglésia catedral de Orense y nuestro académico, ha remitido igualmente un ejemplar de sus fábulas castellanas; la real Académia Española un ejemplar de la octava edicion de su ortografia; y el Sr. D. Casimiro Ortega, nuestro censor y decano, en quien el amor á la Académia parece que crece á par de su respetable ancianidad, su traduccion de los Elementos de Agricultura escritos por el célebre Duhamel. La Académia que se précia de agradecida, ha manifestado su reconocimiento á los que la han favorecido con estas muestras de su consideracion y afecto.

Otras ha recibido asimismo la Académia de parte de dos lite

ratos extrangeros: una del señor D. Carlos Pougens, del Instituto real de Francia, que le ha enviado un opúsculo suyo intitulado Dudas y conjeturas sobre la Diosa Nealénia adorada en Celanda; y otra del poeta inglés D. Roberto Southey, que le ha remitido un ejemplar de su poema épico en dos tomos, intitulado El Rodrigo: asunto tomado de nuestra história, cuya eleccion manifiesta bien á las claras la inclinacion de su autor á las cosas de España. Ambos han acompañado sus dones con cartas sumamente honoríficas para la Académia, y para complemento de delicadeza, escritas en castellano.

La Académia, que desde la época de su fundacion ha merecido siempre al Gobierno las pruebas mas señaladas de confianza, ha continuado disfrutando sin interrupcion de este fruto de su celo y de sus merecimientos. Antes de la venida de S. M. á España, las Cortes la habian autorizado para recoger las notícias y materiales pertenecientes á la história de nuestra gloriosa revolucion, que se terminó por la expulsion de los franceses y la restitucion de S. M. al trono de sus mayores. Tambien le destinaban la honrosa prerrogativa de proponer para los tres oficios de cronistas dél réino, que se pensaban establecer; y le encargaron la formacion de las inscripciones que habian de ponerse en los sepulcros de las víctimas del memorable dia 2 de mayo de 1808. Después que volvió S. M. á tomar las riendas del gobierno, tuvo á bien mandar que la Académia hiciese la inscripcion que debía colocarse en la fachada de la casa destinada á la sociedad económica de esta corte. Efecto fué tambien de la confianza del Gobierno supremo la real orden que se le dirigió en mayo último, acompañándose la minuta del decreto en que se mandaba recoger y colocar decentemente los huesos de algunos españoles ilustres, que por haberse arruinado durante la pasada guerra las iglésias donde yacian, estaban privados de este honor tan justamente debido á su memória, á fin de que la Académia informase sobre este punto lo que se le ofreciese y pa-reciese. El informe, lleno de vária y amena erudicion y doctrina, á que dió ocasion esta real orden, justificó plenamente la confianza que S. M. habia hecho de la Académia, así como tambien la que la Académia habia hecho de su indivíduo el Señor D. Juan Agustin Cean Bermudez encargándole la extension del informe. El cual, segun

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