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LOS IBEROS.

PRÓLOGO.

I.

Existe hoy, arrinconado en un ángulo de la península española, un pueblo llamado «basco», cuyo verdadero nombre es Euske, pues asi se llama en su lengua maternal.

Ocupa en nuestra península las provincias de Álaba, Bizcaya, Guipúzcoa y Nabarra, y del otro lado del Pirineo, on territorio de la República francesa, el departamento llamado de los Bajos Pirineos.

Averiguar el origen de este pueblo, señalar su patria, trazar el itinerario de su emigracion, puntos son, que en lo que va de siglo se han ocupado grandes inteligencias, y si fuera verdad que tanto esfuerzo ha sido inútil para adelantar en el conocimiento de los orígenes euskarienses siendo todo lo hecho hasta aquí pura vaniloquia, con razon se desconfiára de la ciencia moderna, de su lan famosa critica, y de los grandes y poderosos instrumentos de trabajo que tiene á su disposicion:-amen del considerable esfuerzo de los hombres del siglo pasado, que no debemos olvidar la ruda tarea de los pionners ya que por ellos gozamos del terreno y campo conquistado.

Cuando en esta cuestion de los origenes euskarienses se mantiene uno apartado de la lucha, la imaginacion exaltada por el estruendo del combate considera la victoria dudosa al ver los fuertes batallones que de uno y otro lado contienden; si uno se mezela en el mismo, el ardor de la peTOM. III. 27

lea enciende la sangre y se piensa más en combatir que no en vencer; pero para el que, frío espectador, se acerca tan solo para ver lo que pasa, no tarda en reirse del susto que le dieran el fragor de la lucha y los golpes de los combatientes al notar que todo es algazara y rebullicio, pues en verdad no se trata de una batalla sino de un simulacro.

Perdonen este modo de ver los héroes de las batallas euskarienses, aunque esperamos probar la verdad y exactitud de nuestra opinion: pero es lo cierto, que como mortifica é irrita aún el perder en funcion de cañas, los combatientes de uno y otro lado no están en el caso de aceptar sin discusion una solucion en que todos pudieran caber, porque no se trata de una concordia sino de un triunfo.

Vencen, segun nuestro entender, los que sostienen el origen español de los Euskes por haber tenido la prudencia y sabiduría de confesar sus errores y purgarse de ellos, y aunque esta confesion y enmienda se deba, no á su propia iniciativa sino al esfuerzo de los contrarios, no por esto deja de ser ménos meritoria por lo sincera y leal, siendo imperdonable la soberbia que el triunfo ha despertado en los adversarios, soberbia que compromete, no el éxito pues que este es un hecho, sino la importancia y trascendencia del método y sistema que les valió fa victoria.

Saber dudar es lo primero que se necesita para saber y para aprender: pero cuando se duda por dudar sin método y sin ciencia, esto es escepticismo, enfermedad que en lo moral es hermana de la ictericia en lo físico, de suerte que todo se vé del color del cristal con que se mira.

Creemos, con lo dicho, haber manifestado claramente. nuestra opinion, y confesado, que léjos de creer que en el estado actual del conocimiento de la cuestion lo más cuerdo y prudente seria abstenerse de toda conclusion, creemos que ya no bay progreso realizable sino se parte del hecho confesado de una manera tácita ó expresa por todos, y no se procura corregir lo que de defectuoso se haya obtenido, limando y puliendo, pero no en modo alguno, y esto es

lo importante, refundiendo la obra entera en nuevo molde, que no debe vaciarse sino en el que abrió el poderoso ingenio del grande Humboldt.

Léjos, por lo tanto, nosotros, del escepticismo del señor Bladé, no nos interesan los zig zags que el progreso del conocimiento de los orígenes euskarienses ha trazado en su camino, que así en lo físico como en lo moral, es necesario siempre retroceder para avanzar.

Si tomamos la cuestion ex ovo, cúlpese al deseo de que tenemos, no solo de hacer agradable el asunto aún á los ménos dedicados á los estudios filológicos, sino que tambien. al de interesar á todos los españoles en una cuestion que tiene tanto de científica como de política, esto último en el recto sentido de la palabra, es decir, que los orígenes euskarienses importan á los hombres que en la política de un pueblo se mueven llevados de la idea nacional y cuyo desenvolvimiento procuran á través de los accidentes. históricos.-Demostrar, pues, lo que hay de fundamental y comun en la unidad española en el terreno científico, es dar al hombre politico todo la fuerza necesaria para combatir en nombre de la ciencia las teorias puramente históricas, como accidentes realizados en la vida de un pueblo por fuerzas ó causas extrañas que hoy resucitan, dando tambien á éstas toda la satisfaccion que de derecho reclaman en virtud del estado vivo de su principio.

II.

Para investigar los orígenes de un pueblo, la Ciencia moderna tiene à su disposicion:

La Antropologia; y

La Filología,

y un Método deductivo que parte de lo conocido para llegar á la construccion sistemática del objeto.

Mediante este método la ciencia moderna no parte para inquirir los orígenes de un pueblo de las teorías que á priori determinan y explican los orígenes humanos, y no porque de ellas prescinda, pues por lo contrario, le merecen profundo estudio, sino por cuanto partiendo de lo inmediato conocido puede llegar á estas mismas síntesis y robustecerlas con todo el aparato científico de que carecen y que hoy necesitan para continuar dominando é informando el espíritu humano.

Con auxilio de la Antropología se estudia al hombre como á sér animal, en su organismo hominal.-Se le estudia en su particular constitucion anatómica, y mediante la comparacion de ésta con la de otros hombres se determina una relacion entre ellos cualquiera que sea el punto del globo en que habiten; y fácilmente se comprende que cuando dos ó más individuos como á pueblos ocupan en la tierra puntos distantes, nacen dos cuestiones:-la de la vía por donde emigraron, y el punto de partida.

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La Filologia, que es algo más que la ciencia de las lenguas ó idiomas comparados, estudia en primer lugar la lengua de un pueblo, busca las lenguas hermanas, y remontando su curso llega al conocimiento de la lengua madre. Encontrado el tronco, sus ramas establecen la identidad de su origen, se conoce el pueblo en que nació, y la parte del globo en que echó sus raices.-Si existe solucion de continuidad, esta desaparece profundizando el conocimiento de los orígenes lingüísticos de aquellos puntos ó pueblos en que aparece el claro producido abiertamente por fuerza extraña, esto es, buscando en los nombres geográficos y to-pográficos de la comarca, extraños à la lengua del pueblo irruptor, la explicacion de un hecho fenomenal cuando son desconocidas sus causas.

Si la irrupcion ó irrupciones han sido tan poderosas y enérgicas que amen de haberse perdido todo testimonio literario, la lengua primitiva hasta haya dejado de hablarse por haber muerto el pueblo que la hablaba, es posible reconstruir la existencia del pueblo desaparecido buscando los

elementos de la lengua muerta depositados en los nombres propios de los lugares y accidentes topográficos del país en que habitaba.-Hoy por la generalidad de los españoles son nombres desconocidos, y que sin embargo revelan la existencia de pueblos desconocidos, Málaga y Barcelona, Huesca y Madrid.

Cuando la lengua se ha salvado en todo ó en parte, y faltan los monumentos literarios, estudiando las palabras que componen dicha lengua se hace posible reconstruir parte de su vida moral, entrar en el fondo de sus creencias, y conocer los fundamentos de su organizacion social y política.

Si, ademas, la lengua se habla, aunque sea en reducida comarca, como vive el pueblo, éste conserva de su historia primitiva, de sus primeras creencias, vaga tradicion ó recuerdo en apólogos, leyendas, cuentos, etc., y mediante su explicacion se profundiza más el conocimiento del pueblo cuyos orígenes se buscan.

Luego se piden a los monumentos de todas clases que de ignorado orígen hayan quedado los testimonios fehacientes de ese pueblo desconocido y perdido; se interrogan sus inscripciones, y si de éstas no se conocen ni las letras de su alfabeto, ni la lengua en que están escritas, modiante mil conjeturas y tropiezos se llega al cabo à su desciframiento, siendo entonces inmortal gloria para los pueblos é individuos que en ese estudio se han afanado los que consiguen poner claro el asunto. Por esto Francia y el mundo. celebran los nombres de Champollion y Opperet que descubrieron el alfabeto y lengua de las inscripciones egipcias y asíricas: por esto España debe gloriarse y honrar la memoria del insigne Perez Bayer, ya que el mundo le honra, por haber descubierto la lengua y alfabeto fenicio; y lambien deberá en su dia, cuando la opinion se haya hecho, elevar un monumento á Antonio Delgado, à quien debemos la invencion del alfabeto ibérico, tan necesario para la investigacion de los origenes españoles.

No sólo las lápidas, por insignificantes que scan, ilustran los orígenes de un pueblo. Sus obras arquitectónicas,

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