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ción de Ritos, que se trasladase dicha festividad á otra época menos cruda y desapacible, lo cual no pudo conseguirse. Por acuerdo de 12 y 19 de Enero de 1820, se dispuso que se procediera, en unión con el Cabildo eclesiástico, á practicar las gestiones necesarias para conseguir la tras lación de la procesión á un día domingo en que pudiara rezarse el oficio propio del Santo, lo cual tampoco tuvo efecto.

En 1827 pidió la ciudad que se le hicieran en aquel acto honores de Mariscal de Campo, á cuya petición se contestó por el Capitán General que no podía accederse, mientras no recayese soberana disposición sobre el particular.

En 1830, con motivo de haber tenido que diferir por más de ocho dias la procesión, á causa de la inclemencia del tiempo, el Ayuntamiento renovó la resolución de 1820, de que sin perjuicio de observar como festivo de primera clase el día 20 de Enero con ayuno en el anterior, se trasladase la procesión á otra estación más benigna y apacible, que podría ser una dominica entre la Resurrección y Pentecos. tés; cantándose en la parroquia del Antiguo aquel día misa votiva del Santo. Añadía que por este medio se evitarían los inconvenientes indicados y se podría además, cosa que no se había hecho nunca, predicar el sermón de su Santo titular, durante la misa mayor, á la que asistiría el Ayuntamiento en Corporación.

Por decreto del Obispo de Pamplona de 22 de Agosto de 1820, se dió facultad para que haciéndose el día propio del Santo patrono la correspondiente función solemne en la parroquia matriz de Santa María, con procesión por las calles de la ciudad, y observándose en aquel día los preceptos de oir misa y no trabajar en obras serviles y el de ayuno en su víspera, se pudiera trasladar la procesión con que se acostumbraba ir á la parroquia extramural del Antiguo, á la dominica tercera post Pascha ó á la inmediata anterior ó posterior, si en ella se celebrase la procesión de San Marcos. Añadía que no estaba en sus facultades el conceder que en la mencionada dominica se celebrase misa votiva del Señor.

En su consecuencia, se suprimió la referida procesión y también los sermones de tabla de Pentecostés y Trinidad, que hasta entonces se habían predicado en las parroquias, colocando en ellas el panegírico de San Sebastián, su propio día.

Esta parroquia del Antiguo, de glorioso origen y de una antigüedad venerable, desapareció incendiada en el ataque carlista del 3 de Agosto de 1836, así como el convento, y en sustitución de la misma se erigió una basílica donde se ejercían los actos parroquiales. El convento no volvió á habilitarse, pasando las monjas á establecerse en el punto de Uba.

Para la construcción del palacio Real de Miramar que había de ocupar el solar en que esta. ba emplazada la mencionada basílica del Antiguo, se derribó ésta y se construyó por el Ayuntamiento la parroquia que hoy existe, inaugurándola el día 8 de Septiembre de 1889, siendo de advertir que la derruida no llenaba las condiciones necesarias ni por su construcción, ni por sus dimensiones, ni por el sitio en que se hallaba, para las necesidades actuales de aquel barrio.

La misma transformación que ha sufrido la parroquia, ha sufrido el resto del barrio con la apertura de la nueva carretera y el emplazamiento de los nuevos edificios, diferenciándose totalmente el que ahora conocemos, del que existía en los tiempos primitivos á que se ha

hecho referencia.

SOKA-MUTURRA ETA ZEZEN-SUSKOA

Mucho se ha hablado de la afición predilecta que los donostiarras muestran por correr los toros ensogados y que es conocida por los naturales con la denominación euskara Soka-muturra, así como de ver los toros de fuego que las noches de fiesta acostumbran á quemar y denominan en la misma lengua Zezen-suzkoa.

De su antigüedad y origen no es fácil hallar noticias ciertas, porque en los diferentes incendios que ha sufrido esta ciudad, se han destruído todos los documentos que poseía, privándonos de mil noticias curiosas que pudiéramos hallar, referentes á los gustos y costumbres de sus antepasados.

El arreglo que de este Archivo Municipal se acaba de hacer, ha dado á conocer, sin embargo, varios documentos anteriores al incendio de 1813, que, salvados por algunos particulares, han sido devueltos al Municipio. Entre éstos, hay dos libros de extractos de actas, que contienen una sucinta relación de algunos de los acuerdos tomados por el Ayuntamiento,

desde el año 1570 á 1738, habiendo, entre otros, uno de fecha 6 de Octubre de 1570, que dice así: «Se da cuenta de una carta de D. Domingo de Iraeta, escrita desde Laredo el día 2, dando cuenta de la llegada de la Reina (1) y se acuerda que en regocijo de la dicha venida se hiciese procesión general y que á la noche pusiesen los vecinos de la villa lumbres en las ventanas de las casas y fuegos por la villa y que se juntasen las piezas de artillería é chopiñas é otro cualquier género de artillería que se pudiese haber y se juntase en el Engente y en el Puyuelo y que se hiciesen algunos ingenios de cohetes y que los Carniceros corriesen con sogas algunos bueyes la dicha noche».

Tenemos, pues, que el año 1570 existía ya la soka-muturra, con la circunstancia agravante de que salía de noche.

A poco que meditemos sobre el particular, caeremos en la cuenta de que no existiendo alumbrado público en las calles, no sería fácil librarse del Miura y de la soko-muturra, por muchos fuegos que encendiesen en las calles y por muchas lumbres que pusiesen en las ventanas de las casas, y es seguro que para obviar estos inconvenientes, el mismo cornúpeto iría armado de luces, dispuestas en una ú otra for

(1) Se refiere á D.a Ana, hija del Emperador Maximiliano II de Alemania, que vino á casarse con Felipe II y desembarcó en Santander el día 3.

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