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Prim vuelve á distinguirse notablemente en los campos de Peracamps, con cuyos hechos de armas termina el primer periodo de su historia militar.-Relevo del general Valdés.-El Duque de la Victoria penetra en Cataluña despues de haberse apoderado de Morella.-Toma de Berga.-Terminacion de la guerra civil.

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ARIAS son las causas que se atribuyen á la separacion del general Valdés. Como no entra en nuestro plan el desentrañar los secretos de hechos que pertenecen esclusivamente á la conciencia de los hombres, nos limitamos á reproducir el siguiente párrafo de una alocucion dirigida al ejército de Cataluña por el Duque de la Victoria, en cuanto el vencedor de Luchana reunió tambien el mando superior de las fuerzas del Principado. Dice así:

<< Conseguido este bien (el de la paz) en Aragon y Valencia, triunfando de los feroces enemigos que hasta ahora lo retrasan, me tendreis entre vosotros con las fuerzas suficientes hasta completar el es

terminio de los de Cataluña. Mientras tanto, y ya que la falta de salud del digno teniente general D. Gerónimo Valdés le ha privado de seguir á vuestra cabeza, dirigirá las operaciones el no menos digno teniente general D. Antonio Van-Halen, nombrado por S. M. general en jefe interino y capitan general propietario de Cataluña. »

Durante el mes de enero de 1840 tuvieron lugar algunos encuentros en el Ampurdan que no carecieron de importancia. Citaremos solo uno. Sobre tres mil carlistas habian invadido aquella comarca con el fin de sacar recursos de ella; pero Carbó, decidido á libertar á su distrito de la devastacion de los enemigos, cayó sobre ellos en las colinas de las Timbas. El combate fué encarnizado, haciendo los facciosos una resistencia desesperada en todos los puntos de la línea. La carga de las tropas de la reina era, sin embargo, tan impetuosa, que aun cuando tenian tambien que luchar con los accidentes del terreno, bien pronto ocuparon todas las posiciones y atrincheramientos del enemigo, al que persiguieron hasta larga distancia. Cinco oficiales y treinta individuos de tropa muertos, y mas de doscientos heridos, fué la pérdida que esperimentaron los carlistas.

El dia 1.° de febrero emprendió el general Buerens un movimiento combinado desde Biosca para conducir un convoy á Solsona. Al llegar á la vista de las formidables posiciones de Peracamps, rompióse el fuego por algunas masas enemigas que salieron de flanco, trabándose un reñido combate entre ellas y las divisiones de Azpiroz y Castrillon. El jefe de la reina dispuso entonces que el convoy se separára del camino marchando en direccion paralela, y dando el frente á relaguardia, continuó la marcha hácia Solsona sosteniendo una série de ataques con un vigor y un órden admirables. Diéronse brillantes cargas de caballería por los constitucionales, distinguiéndose mucho los batallones 1.o y 2.° de francos por la intrepidez y por la serenidad con que rechazaba al enemigo. La mayor parte de las tropas pernoctaron aquella noche en las inmediaciones del Hostal del Boix, mientras el convoy, fuertemente escoltado, entró en Solsona sin que pudieran detenerle los obstáculos que encontraba á su paso. A consecuencia de un fuerte temporal de agua y viento, tuvo Buerens que descansar dos dias en la plaza, descanso casi necesario aun cuando no lo impidiera el mal tiempo, porque los soldados estaban

TOMO I.

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rendidos de fatiga y habia además que proveer á la curacion de los heridos. Pero era tal la precision que tenia Buerens de atender à otros puntos, que el 4 salió el ejército de Solsona, no obstante de continuar el temporal con tanta violencia como los dias anteriores; nevaba y llovia copiosamente; y los que conducian los heridos veíanse obligados à pasar arroyos y rios con agua á la cintura. En fin, la marcha se hacia penosísima bajo todos conceptos, cuando el enemigo rompió de nuevo el fuego desde las alturas del Milagro y San Pedro de Padullers. La accion se estendió desde luego por las tres alas, no terminando hasta que los carlistas se vieron precisados à replegarse, acometidos en todas direcciones con desesperado denuedo. Al principio del combate sufrieron las tropas constitucionales un fuego tan vivo y certero, que sus pérdidas se elevaron à dos oficiales muertos, veinte y cuatro heridos y diez y siete contusos; y treinta y seis soldados muertos y cerca de seiscientos heridos. -Cuatro dias de contínuas privaciones y fatigas, y teniendo que sostener dos de sangrientos combates en un país rebelde y erizado de obstáculos, fueron sin duda alguna una honrosa prueba de lo que puede sufrir el soldado español cuando se halla en buenas condiciones de disciplina.

Las gloriosas jornadas que acabamos de reseñar, ilustran tambien mucho las brillantes páginas de la historia militar de PRIM. Encargado siempre de lo mas difícil y peligroso, tuvo el primer dia de accion que abrir paso al ejército, distinguiéndose muy particularmente por el órden y correcta formacion con que hacia marchar á sus soldados en medio de un diluvio de balas, demostrando una vez mas sus dotes militares, y que no en vano los generales depositaban en él su confianza.-En los combates del dia 4 cubrió la retaguardia haciendo prodigios de valor.-Veíase contínuamente molestado por el enemigo, al cual le era imposible escarmentar, porque sobre no poder separarse de su puesto, tenia que luchar con los accidentes del terreno y contra las ventajosas posiciones que aquel ocupaba, y en tal aburrida situacion creyó que solo por medio de un estratagema de guerra, podria contener algun tanto la tenacidad de los que le hostilizaban casi á mansalva. Aprovechó, pues, una de las revueltas del camino, y consiguiendo atraer á los carlistas en paraje donde pudiera alcanzarlos, dió una carga tan terrible al frente de algunos caballos, que la fac

cion retrocedió llena de espanto al ver el arrojo de aquel puñado de valientes.-PRIM selló, sin embargo, tanta bizarría con su sangre, viéndose además altamente espuesto a ser cogido por el enemigo, ó á perecer de una manera desastrosa. En lo mas encarnizado de la carga fué herido de bala de fusil en la pierna izquierda y muerto el caballo que montaba; visto lo cual por el bravo capitan Molera, voló en su ausilio despreciando el peligro que corria, consiguiendo, despues de mucho trabajo, sacarle de debajo del caballo y librarle de una muerte casi segura, porque los carlistas se encontraban á tan corta distancia, que un solo paso de retroceso por parte de los constitucionales hubiera sido lo suficiente para apoderarse de su persona. Citamos este incidente para consignar que así correspondia Molera (1) á la prueba de compañerismo de que fué objeto en Ager.

Con una recomendacion altamente lisongera, y con el empleo de teniente coronel mayor, se le recompensó á PRIM el mérito contraido en aquellos brillantes hechos de armas.

En tanto tenian Ingar los reñidos combates en las inmediaciones de Solsona, el cabecilla Cabrera se restablecia en Mora de una grave enfermedad, que le llevó á los bordes del sepulcro, y otros jefes carlistas de menos nombradía sufrian algunos descalabros en San Llorens, Claverol y Borriol, perseguidos tenazmente por Castañeda.

El general Carbó, por otra parte, se proponia penetrar en Alpens, consiguiéndolo con bastante facilidad no obstante la resistencia que hicieron los carlistas. El 11 de marzo se puso en movimiento pernoctando en San Hipólito, y marchando despues por puntos estraviados para ocultar mejor sus intenciones al enemigo, en la madrugada del dia siguiente fueron envueltos simultáneamente los pueblos de Alpens y Vidrá, apoderándose de ambos á las pocas horas de haber efectuado la sorpresa. En Alpens tenia la faccion sus oficinas civiles y militares, de las cuales salian las órdenes para la ecsaccion de contribuciones; así es que todas ellas quedaron destruidas, siendo prisioneros unos treinta empleados.-El efecto moral que aquella operacion produjo entre los carlistas fué terrible. No les faltaba otra cosa para

(1) El Sr. Molera hizo toda la guerra civil al lado de PRIM, figurando tambien mas tarde en otros sucesos, con una nobleza de sentimientos que le honra sobremanera, no confundiendo nunca el cariño fraternal que le ha profesado y profesa, con el respeto que debe el subalterno á su jefe.

desconcertarlos completamente, que sufrir el desastre que les causó al mes siguiente el nuevo capitan general D. Antonio Van-Halen.

Sabian los rebeldes que Van-Halen trataba de inaugurar su mando conduciendo otro convoy á Solsona, y por lo tanto se concentraron en las formidables posiciones en donde tantas veces habian medido sus armas con los constitucionales, y estableciendo además dos fuertes reductos sobre las crestas de inaccesibles montañas. Las alturas dominantes de Peracamps se hallaban ocupadas por veinte y un batallones, distinguiéndose tambien sobre unos setecientos caballos situados en puntos convenientemente elegidos. Las fuerzas de la reina consistian en diez y ocho batallones, setecientos cincuenta caballos y veinte y seis piezas de artillería. Van-Halen acampó el 23 de abril en las inmediaciones de San Pedro de Padullers, llevando consigo mas de nuevecientas acémilas, y al amanecer del 24 dispuso que las divisiones de Azpiroz y Clemente atacasen las primeras posiciones que se corrian por el flanco izquierdo, mientras el mismo general en jefe atacaba de frente á la cabeza de la brigada de reserva, ochenta tiradores de caballo y la compañía de guias, y marchando en masa con arma á discrecion à pesar del nutrido fuego del enemigo. A muy poca costa y en pocos momentos se hizo dueño de todas las alturas de Peracamps y de las casas fortificadas del pueblo, estableciéndose en ellas los batallones que habian protegido el ataque. Desde allí pudo Van-Halen observar que Segarra maniobraba con unos diez mil hombres y toda la caballería, con el objeto sin duda de atacar la retaguardia, y entonces mandó que se suspendiese la marcha por la cordillera. La fuerza carlista corrióse en seguida por el otro lado de las Birlotas dando frente á Van Halen, y desde aquel momento se renovó el ataque que dió por resultado el que la casa y elevada posicion de Sacanellas fueran sucesivamente ocupadas por las tropas de la reina, venciendo la viva resistencia que oponian los contrarios. Mientras ocurria esto en la izquierda, el general Azpiroz tomaba valerosamente los puntos intermedios hasta el reducto de Casa-Serra, al cual se dirigieron los disparos de artillería. Tanto este como el de Casa-Bacons, fueron tomados por asalto; y para completar el plan del general en jefe, solo faltaba que Azpiroz practicase un reconocimiento en direccion à la casa del Boix, como realmente lo efectuó apoderándose de ella y de un

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