Imágenes de páginas
PDF
EPUB

á las partidas que recorrian por aquella parte, y Llauder en el tránsito de Santa Coloma de Queralt á Igualada alcanzó á otras pequeñas facciones obligándolas á guarecerse en la espesura del terreno.

Ni el Llarch de Copons ni Tristany fueron mas afortunados.

El antiguo canónigo de Gerona, á quien se consideraba como á uno de los primeros jefes que la faccion tenia en Cataluña, unia, á la tenacidad de sus convicciones, una dureza de carácter y una energía, que ciertamente era mas á propósito para la guerra, que para el servicio del altar.

Cuando Galcerán dió el grito de insurreccion, no tardó Tristany en presentarse en el pueblo de Monistrol, para capitanear una partida que, á pesar de sufrir contínuos reveses, engrosaba de dia en dia. Fué tal sin embargo el buen resultado de las operaciones militares que combinó Llauder, que no solo Tristany se vió precisado á ocultarse vergonzosamente, sino que igual suerte les cupo á Boquica, Muchacho, Ros de Eroles, el albeitar de Biosca y á otros varios cabecillas que infestaban el territorio de Berga.

La historia de los primeros tiempos de aquella guerra no es mas que una série no interrumpida de adversidades para los carlistas. Los planes mejor concebidos eran destruidos por los jefes de la reina.

El Ros de Eroles, perseguido por los urbanos de Igualada, Vendrell y Villafranca, salvaba su existencia con pocos de los suyos en los montes de la Llacuna.

Otra partida de urbanos consiguió capturar, por medio de varios estratégicos movimientos, al cabecilla Pujades que con una corta fuerza vagaba por las inmediaciones del valle de Andorra.

Los restos de la partida de Boquica eran perseguidos tenazmente por la parte de Berga, siendo dispersados en la altura del Mas de la Riera despues de haber tenido que abandonar bastantes armas, sufriendo por último una pérdida de 20 hombres en una refriega que trabaron con un destacamento de cazadores del regimiento del Rey.

La fuerza que capitaneaba el estudiante Guardiola fué asimismo destruida con la prision de su jefe en las inmediaciones de Sanahuja por la columna que cubria la línea del Llobregat.

Los cabecillas Antonio Mas (a) Chavana, y Pablo Ginart (a) Grabat

de Llinás, eran aprehendidos al propio tiempo por los mozos de la escuadra; el primero fué pasado por las armas en Berga y el segundo murió en el acto de su captura por haberse resistido.

Al terminar el mes de mayo, reapareció el Ros de Eroles, pero tuvo que ocultarse bien pronto porque era tan viva la persecucion que sufrian los carlistas, que por espacio de algun tiempo no se habló de ellos mas que para recordar sus contínuos desastres.

Convencidos los principales caudillos de aquella rebelion que su impotencia consistia en su falta de unidad, efecto del aislamiento con que obraban, se concibió el plan de poner todas las facciones del Principado á las órdenes de un jefe autorizado, cuyos antecedentes y capacidad pudieran naturalmente dominar todas aquellas ambiciones personales á la disciplina y necesaria gradacion de la milicia.

El infante D. Sebastian, secundado por el general Romagosa, era quien debia ponerse al frente del ejército que se organizase. Al efecto llegó el infante á Barcelona á fines de julio bajo la salvaguardia del juramento de fidelidad que habia prestado á su sobrina. Llauder trataba al príncipe con todas las consideraciones de su alta gerarquía, pero bien pronto tuvo que variar de conducla amenazándole con adoptar medidas enérgicas, puesto que sabia por conducto seguro que su presencia en la capital tenia relacion con el plan que debia iniciar Romagosa.

La firme actitud de Llauder obligó al infante á que se marchase de Barcelona, dirigiéndose en seguida á defender en Navarra la causa de D. Carlos.

Romagosa, nombrado teniente general, recibió toda clase de recursos para que sublevára toda Cataluña. Un bergantin sardo le dejó en las playas de San Salvador y la punta de Bará, burlando la vigilancia que practicaban los cruceros españoles y una escuadrilla fran

cesa.

Desembarcado el nuevo jefe catalan, se situó en la casa del cura párroco de Selma y desde allí dictó sus primeras disposiciones, gracias á la cooperacion del alcalde del pueblo.

Pero á Romagosa le seguia sin duda una mala estrella.

Avisadas las autoridades de su próximo desembarco, tomaron tales medidas, que á los cuatro dias de haberse verificado, fué aprehendido

[graphic][merged small]

bandos y proclamas en los pueblos que trataba dominar; mas los bien combinados movimientos que por la parte de Camprodon ejecutaban las tropas de la reina, consiguieron diseminar su gente penetrando alguna en Francia.

Para que el resto de las facciones siguieran igual camino, estableció Llauder una línea de columnas que desde Borradá se estendian por San Jaime de Montañá, la Pobla de Lillet y Bagá hasta Coll de Fou. Esta y otras disposiciones produjeron magníficos resultados. El cabecilla Muchacho fué atacado en el caserío del Raurell de Segás por la columna que mandaba el coronel D. Antonio Oliver, compuesta de 80 carabineros, 20 mozos de la escuadra y la compañía de voluntarios á que pertenecia PRIM. Este formaba en las guerrillas, y á los primeros tiros se lanzó intrépidamente sobre él enemigo logrando en su retirada herir de un bayonetazo al mismo Muchacho en una nalga. Por tan bizarro comportamiento fué recomendado por su capitan Sr. Ochoa y propuesto para el grado de subteniente.

Cuéntase que á los pocos dias de haber ocurrido la accion que acabamos de citar, encontró el Muchacho á un arriero conocido suyo y le dijo: «Ahí tienes media onza y entrégala al valiente voluntario que me hirió en el Raurell de Segás. »-«Está bien, contestó el arriero, cumpliré tal como V. desea su encargo, pues me consta que el que le hirió á V. es un cadete que se llama PRIM. »-« Pues entonces, replicó el Muchacho, devuélveme la media onza y hazte la cuenta que no te he dicho nada porque no quiero contribuir á que lo hagan oficial. »— ¡Qué lejos estaria de creer entonces este jefe carlista en el brillante porvenir que la fortuna tenia reservada para el valiente voluntario á quien él no queria favorecer indirectamente!

Una buena parte de las partidas de Targarona y Tristany se vió precisada á traspasar la frontera; Boadella fué preso con otros cinco en una cueva por los urbanos de Santa Coloma de Farnés, y fusilados en los pueblos de su naturaleza; igual suerte cupo á Tradera, cogido en el corregimiento de Tortosa, en donde no eran menos afortunadas las tropas de la reina, pues el coronel Azpiroz y el brigadier Colubí, gobernador del distrito, hicieron mas de 50 prisioneros, obligando á presentarse á indulto á todos los facciosos que no pudieron pasar el Ebro.

[merged small][ocr errors]
[graphic][merged small]
« AnteriorContinuar »