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manera desastrosa para las huestes carlistas. Habia sin embargo una razon para que esto aconteciese que reconocen todas las personas imparciales. ¿Hay algun contemporáneo que ignore, que á la sombra de la bandera de D. Carlos, se cometieron en aquella época crímenes sin ejemplo? Pues nada tiene de estraño que los defensores del absolutismo no encontráran en los pueblos el apoyo que necesitaban, y que se atrageran, por el contrario, las maldiciones de todos los ciudadanos honrados.

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Despues de un mando de dos años que no se podrá tachar ciertamente de inaccion ni de falta de resultados, tuvo Llauder que resignarlo para ir á tomar posesion del ministerio de la guerra, cuyo cargo le habia sido conferido por Real Decreto de 2 de noviembre. Es necesario convenir en que sin su gran actividad y energía, no se hubiera podido contener el desarrollo de la rebelion carlista en un país tan á propósito para la clase de lucha que se sostenia. Esta es la razon por la cual los partidarios del pretendiente odiaban sobremanera á Llauder, al paso que los liberales reconocian los grandes servicios que habia prestado à la causa constitucional.

El general Santocildes se encargó interinamente del mando del Principado. Continuando con la misma fortuna de su antecesor, las derrotas de los carlistas no tenian intermision; el 7 de diciembre fueron fusilados en Vich los cabecillas Jaime Turi, (a) Roqueta, Isidro Prat y José Camps, mientras la partida de Grau sufria una dispersion completa. En la alta montaña el coronel D. Antonio Van-Halen obligaba á que la fuerza de Caragol pasara la frontera. Las disposiciones de Colubí, comandante general del corregimiento de Tortosa, fueron tan acertadas que destrozó completamente la faccion que capitaneaba Vallés; y con el objeto de augurar la sumision del país, combinó una batida general que debia secundar las fuerzas que mandaban los coroneles Churruca y Azpiroz. Acorralados en los puertos los cabecillas Paraceite, Vallés, Guerrista y Chambonet, simuló Azpiroz un movimiento hácia Valencia, trasladándose á la Cenia de cuyo punto contramarchó para emboscarse en el Coll de Suar; el teniente coronel D. Salvador Martí se dirigió con dos compañías por el barranco de la Caranolla; y Colubí al frente de una columna compuesta del regimiento de Saboya y de 16 caballos, marchó igualmente á ocultarse en los pozos de Cheste. Así dispuesta la batida, fueron las columnas cercando al enemigo, sobre el cual Azpiroz rompió el fuego; los carlistas no resistieron mucho tiempo; la derrota fué comple-ta; 40 muertos en el campo, entre ellos los jefes Paraceite y el Guerrista, y 26 prisioneros incluso el coronel Vallés à quien se fusiló en Tortosa, fué el resultado obtenido á últimos de diciembre por las tropas que operaban en aquella parte de Cataluña.

El primer año de la guerra civil terminó en el Principado de una

manera desastrosa para las huestes carlistas. Habia sin embargo una razon para que esto aconteciese que reconocen todas las personas imparciales. ¿Hay algun contemporáneo que ignore, que á la sombra de la bandera de D. Carlos, se cometieron en aquella época crímenes sin ejemplo? Pues nada tiene de estraño que los defensores del absolutismo no encontráran en los pueblos el apoyo que necesitaban, y que se atrageran, por el contrario, las maldiciones de todos los ciudadanos honrados.

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Hechos de armas de Prim.-Operaciones militares.-Quema de los conventos.-Muerte del general Basa.-Progresos de los carlistas.

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progresos que hacian los que recorrian las demás provincias. Las operaciones continuaron, pues, al entrar el año 1835, con tanta actividad

como antes.

Aprovechando el brigadier Colubí una declaracion prestada por Vallés, hallándose en capilla, dispuso otra batida sobre las cuevas de los puertos, que sirvió para privar á los rebeldes de sus principales recursos y para que pereciese el cabecilla Juan Soler (a) Carabasa, en las inmediaciones de Godall.

La columna que mandaba el brigadier Munt, y de la cual formaba parte la compañía en donde servia PRIM, tuvo un encuentro el 4 de enero con las facciones reunidas de Grau, Badía y Pelegrí en la casa Bancell, en donde el jóven cadete dió otra prueba de su bravura. Allí, separado algun tanto de sus compañeros á consecuencia de lo que le embriagaba el combate, luchó cuerpo á cuerpo con el faccioso Pedro Sanmartí á quien dió muerte despues de haber agotado casi todas las fuerzas. PRIM contaba entonces unos 20 años de edad; creemos que este es el mas elocuente comentario que puede hacerse de aquel brillante hecho de guerra.

El canónigo Tristany fué el primero que tomó la ofensiva á fin de tentar un postrer esfuerzo estimulado por el mando que se le habia conferido de comandante en jefe de todas las huestes carlistas; eludió hábilmente un lazo tendido por el general D. Pedro Nolasco Basa; y, el 9 de febrero, á la cabeza de 350 hombres, trabó una reñida accion con la columna móvil de Sanahuja, retirándose en buen órden con escasa pérdida, como queriendo hacer comprender á su gente que para retirar no era necesario acudir á la fuga.

El dia 10, otros 200 carlistas atacaron cerca de Valls á 65 soldados del regimiento de Saboya que escoltaban un convoy de caudales que solo pudieron salvar despues de una vigorosa defensa. Varios jefes subalternos trataron tambien de organizarse al abrigo de las escabrosidades del Monseny, con el objeto de secundar el movimiento de sus compañeros, pero bien pronto tuvieron que fraccionarse huyendo de las tropas que les perseguian.

El general Llauder, que habia de nuevo tomado el mando de su antiguo distrito (1), se consagró enteramente á cortar el naciente vuelo

(1) Llauder dirigió á los catalanes la siguiente manifestacion fechada en Lérida el 3 de febrero de 1835.

<Capitanía general del ejército y Principado de Cataluña.-Habitantes de Cataluña, individuos del ejército y de la milicia urbana.-Vuelvo á este suelo, para mi tan grato, á continuar al frente de vosotros para afirmar la paz y sosiego que disfrutais conservando la pública tranquilidad.

>Graves eran las circunstancias cuando fuí llamado á desempeñar el ministerio de la guerra; ya os insinué que este delicado encargo era superior á mis fuerzas y conocimientos, pero la obediencia y gratitud á la mejor de las reinas, cuya confianza me honraba, decidieron mi marcha.

>Mi intencion era pura y siempre arreglada á los principios que profeso, los cuales conoceis bien por mis obras eu el mando de este Principado; y mis deseos los mas deci

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