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blo en el camino de Kalafat, con el resto de la columna en reserva. El estampido del cañon hubo de prevenir sin duda á los destacamentos rusos prócsimos de Mussiré y Birlesch, y la fuerza de Citaté, confiada en ellos, se retiró á las trincheras llamando hacia aquella parte la atencion, presumiendo con fundamento que una vez empeñados los turcos en el ataque, se verian sorprendidos por la espalda. Así fué en efecto. Un cuerpo raso, compuesto prócsimamente de nueve batallones, dos regimientos de caballería regular y diez y seis piezas, al mando del general Belgard, apareció de repente sobre el flanco derecho de Ahmet-Bajá, dirigiéndose precipitadamente á ocupar el camino de Kalafat y cortar la retirada. Halláronse con esto los turcos colocados entre dos fuegos, pero sin turbarse por la sorpresa hicieron un cambio de frente à relaguardia y se presentaron en línea de batalla con cinco batallones, dos regimientos de caballería y seis piezas. Una bala rasa que desmontó un cañon turco, produjo algun movimiento á su alrededor hácia el flanco derecho, y los rusos, queriendo aprovechar aquellos momentos, dirigieron un vigoroso ataque; pero una granizada de metralla, sembrando el espanto y causando un terrible estrago en sus filas, les obligó á detener su movimiento ofensivo, precipitándose sobre ellos la infantería turca con tal ímpetu, que desde luego se pronunciaron en precipitada y vergonzosa fuga.

La accion terminó á las tres y media de la tarde, y como por la velocidad con que se llevó a cabo la operacion y por algun descuido injustificable de quien no debiera esperarse, el soldado estuvo veinte y cuatro horas sin tomar alimento, necesario era que despues de tan señalada victoria se le diese descanso y raciones. Resolvióse el règreso á Kalafat, verificándolo con el mayor órden y llevándose todos los heridos. La pérdida de los turcos ascendió á trescientos treinta y ocho muertos y setecientos diez y ocho heridos, y la de los rusos á mil quinientos muertos y escaso número de heridos. Al lado de los generales Ahmet é Ismaél-Bajá, figuró dignamente en esta jornada el jóven comandante Tefik-Bey, marchando con sus cazadores á la cabeza de la columna, y vertiendo lágrimas de profundo sentimiento al ver los individuos que habia perdido su batallon.

Desde los generales hasta el último soldado de la columna de Cilaté habian aprendido la escuela de Omer-Baja; de manera que la

noticia de aquel brillante hecho de armas llenó de orgullo al aguerrido Muchir, quien premió con entera satisfaccion el mérito de aquellas tropas repartiendo en abundancia ascensos y condecoraciones entre todas las clases.-En el combate que acabamos de reseñar probaron los turcos que sabian medir sus armas y vencer al enemigo en campo abierto, con la misma inteligencia y bravura que detrás de los parapelos; y los rusos aprendieron à su vez que se las habian con un ejército hábil y tan diestro en movimientos tácticos como cualquiera de los de Europa.

El resultado de la batalla de Citaté produjo la retirada de la division rusa que habia puesto sus miras sobre Kalafat, y desistiendo de la empresa, se paralizaron las operaciones en la pequeña Valaquia.

Como el Emperador Nicolás abrigaba la esperanza de ganar resuellamente al Austria en su favor, envió á fines de enero á Viena en comision estraordinaria al Conde de Orloff; pero el gabinete del jóven Emperador Francisco José veia en la ocupacion de los Principados el peligro que le amenazaba, y hé aquí porque la mision del enviado ruso no produjo efecto alguno favorable. El conde de Orloff marchó de Viena à principios de febrero convencido de no poder arrastar al Austria á la causa del Czar, á favor de la cual, despues de todos sus esfuerzos, solo pudo conseguir la neutralidad de la Alemania, inclusa la Prusia, que por consideraciones á los vínculos de parentesco que unian al Czar con el Rey Federico Guillermo, y á la influencia del partido de la alta nobleza, reprimia sus antipatías y no inveterados instintos de hostilidad contra la Rusia, legados á su pueblo por el Gran Federico.

Las potencias aliadas quisieron tambien mostrar sus razonables deseos de un arreglo pacífico; la reina de Inglaterra se espresó en este sentido en el discurso de apertura de las Cámaras, y el Emperador de los franceses observaba la misma conducla, dirigiendo una carta al Czar, de acuerdo con su poderosa aliada, concebida en términos muy amistosos, y en la que al lado de la dignidad imperial resaltaba la mas delicada prudencia y tolerancia. Nunguno de estos medios, que la cordura aconsejaba á los gabinetes de Occidente, tuvo el resultado que se prometian al ponerlos en juego. La Rusia, desatendiendo los prudentes argumentos de una avenencia razonable, movió todos los

resortes de que acostumbraba á echar mano su hipócrita diplomacia, y al mismo tiempo que el Emperador Nicolás contestaba á Luis Napoleon por medio de una carta sofística rechazando la responsabilidad de la guerra, dirigia un manifiesto á su ejército, no para escitar su entusiasmo ni retener à sus tropas fieles á sus banderas, porque el ejército ruso no se subleva ni su abyecta esclavitud le permite la espansion de los afectos del alma, sino para presentarse á su pueblo como inexorable mantenedor de unos derechos que el ignorante súbdito no podia conocer, y que usurpaba ó concedia el arbitrario y tiranico poder de su señor.

En todo el mes de febrero ningun acontecimiento notable llamó la atencion en el Danubio; todo se redujo á varias escaramuzas en las inmediaciones de Kalafat, ventajosas siempre para los turcos, y algunos pequeños encuentros en las islas del rio entre las tropas de ambas orillas. Hácia mediados del mes un cuerpo de 50,000 hombres mandado por el general Liprandi, invadió la pequeña Valaquia con la firme intencion de ocupar á Kalafat, prenda codiciada por el interés y amor propio de los rusos. Omer-Bajá hizo marchar tropas de Sofia y Chumla para contrarrestar el formidable ataque que amagaba Liprandi, conslando la guarnicion de aquel punto, á la llegada de los refuerzos, de treinta y un batallones, cinco regimientos de caballería, seiscientos bachi-buzucks, cincuenta y dos piezas de campaña y cuarenta y cinco de grueso calibre en el recinto y fuertes del campo atrincherado. A pesar de los preparativos con que Liprandi se presentó, no tuvo por conveniente realizar el ataque, retirándose á fin de febrero detrás del Alseta y Schyl, dejando empero un ejército de 10,000 hombres en observacion.

El ejército turco no desperdiciaba en tanto la ocasion de buscar al enemigo, y no obstante el crudo invierno que se hacia sentir, las fuerzas de Kalafat tenian sus destacamentos estendidos junto á los puestos rusos, y los seiscientos bachi-buzuks al mando del intrépido coronel Iskender-Bey, infatigable guerrillero que se envanecia en confesar que las lecciones mas provechosas las habia recibido en la guerra civil de España, molestaban continuamente al enemigo, al que causaban numerosas bajas con su sistema de sorpresas y temerarias acometidas en terrenos quebrados y accesibles solo á aquellas hordas

de irregulares, que tan pronto se diseminaban y desaparecian en una retirada, como atropellaban en masa compacta á fuerzas superiores desprevenidas.

La guerra en la pequeña Valaquia la sostuvo con écsito brillante durante todo el invierno el famoso Iskender-Bey, cubierto en todas estaciones con una piel de cordero y sosteniendo artificialmente por medio de bebidas espirituosas su asendereada vida, cuyos accidentes contrastaban sobremanera con su esmerada produccion y delicados modales.

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Sublevacion de la Grecia.-Declaracion de guerra de Francia é Inglaterra. Los rusos pasan el Danubio.-Bombardeo de Odessa.-Organización del ejército aliado.-El Conde de Reus vuelve à Oriente para continuar en el desempeño de su comision.-Sitio de Silistria.-Situacion del Austria.-Accion en la isla de Rustchuk.-Retirada de los rusos al Pruth.-Proyecto de espedicion à Crimea. -La Comision española abandona el teatro de la guerra, al tener noticia de la revolucion iniciada en los campos de Vicalvaro.-Consideraciones.

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AMÁS se habian acumulado tantos elementos de guerra como los que se aprestaban en la primavera de 1854 para combatir á la Rusia, cuya potencia disponia tambien á su vez de inmensos recursos y de un ejército tan formidable como aguerrido. El coloso del Norte buscaba, sin embar

go, ausiliares; y perdida la esperanza de atraerse el Austria ó la Prusia, se fijó en la Grecia para que al menos pudiera distraer por sus fronteras algunas fuerzas turcas.

TOMO I

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