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No hayamos escrito en vano sobre las barricadas: pena de muerte al ladron.»

Llegó el dia de la eleccion, que fue el 16 de diciembre.

<Stockolmo 27 de octubre de 1870.- SI; S. M. verá con gusto la solucion «que indicais.>

<Número 7.-El señor conde de Bismark al ministro plenipotenciario de la Confederacion de Alemania del Norte en Madrid.—28 de octubre de 1870:

<Hemos sido los primeros en reconocer en un discurso del trono el <derecho que tiene España para decidir por sí misma sobre su porve<nir. No nos separaremos de este principio, ni imitaremos el ejemplo <que la Francia ha dado antes de la guerra, procurando mezclarse en «<los asuntos interiores de España, haciendo depender su solucion del <consentimiento de la Francia.

«Esperamos las resoluciones que España adopte en sus propios ne<gocios, y reconoceremos el resultado, haciendo los mas sinceros vo<tos por su felicidad.>>

«Número 8.-El ministro de Negocios extranjeros al ministro de S. M. neerlandesa en Madrid:

«El Haya 28 de octubre de 1870.-El Rey verá con satisfaccion la elec«cion del duque de Aosta. S. M. espera que esta eleccion contribuirá á <que se asegure la prosperidad de España.»>

«Número 9.o-El ministro plenipotenciario de S. M. imperial y real apostólica en Madrid al ministro de Estado en España:

<Madrid 30 de octubre de 1870. - Señor ministro: Deseais saber de qué <manera veria el Gobierno imperial y real la candidatura eventual de «S. A. R. el duque de Aosta al trono de España.

<Tengo hoy la honra de poder participará V. E. que, léjos de elevar la <menor objecion contra esta candidatura, el Gobierno de S. M. imperial ay real apostólica forma votos para que el advenimiento de este Príncipe <pueda asegurar la dicha y la prosperidad de España.

<Recibid, etc.>>

«Número 10.-El encargado de Negocios de España al señor ministro de Estado:

<Pera 3 de noviembre de 1870.

El gran Visir me encarga manifieste <á V. E. que el Gobierno otomano ve con gran satisfaccion la eleccion <del duque de Aosta para el trono de España. Esta candidatura es su<mamente grata al Sultan, que conoce personalmente al Principe.> «Número 11.- El encargado de Negocios de España al señor ministro de Estado.-Madrid.

<Roma 4 de noviembre de 1870.-Al notificar la candidatura real, el car«denal Antonelli ha respondido que hacia los mas sinceros votos por <que España se constituya definitivamente cuanto antes, consolidán<dose el gobierno. Esta noche verá el cardenal al Papa, mañana sabré «la contestacion directa de Su Santidad.>>

Sombríos estaban todos los ánimos, melancólico era el aspecto general de Madrid. Presentíase que el remate del edificio seria lo mas monstruosamente barroco que puede con

CONTESTACIONES RECIBIDAS AL TELÉGRAMA DIRIGIDO Á LOS REPRESENTANTES DE ESPAÑA EN EL EXTRANJERO, PARTICIPÁNDOLES LA PRESENTACION Á LAS CORTES DE LA CANDidatura del SEÑOR DUQUE DÈ

AOSTA.

<Despachos telegráficos.-Número 1.°-Bruselas 4 de noviembre.-Madrid 5. El ministro de España al Excmo. señor ministro de Estado.Madrid.

<<He recibido el despacho telegráfico de V. E., fecha de hoy, partici«pándome la presentacion á las Cortes de la candidatura del señor du<que de Aosta, lo que he comunicado á este Gobierno segun V. E. me <previene. Este señor ministro de Negocios extranjeros ha oido con la «mayor satisfaccion tan importante noticia.>>

«Número 2.°-Tours 4 de noviembre.-El encargado de Negocios de España al señor ministro de Estado:

«Cumpliendo con la órden que V. E. se sirve darme en su telégrama «de ayer, que acabo de recibir, he participado al señor conde de Chau<derdy que el presidente del Consejo de ministros habia presentado á <las Cortes constituyentes la candidatura del señor duque de Aosta al <<trono de España, y el señor conde me manifestó, en nombre de este «Gobierno, que acogia con el mayor agrado la noticia, deseando since<<ramente que la nacion española inaugurase con su constitucion defi«nitivo una nueva era de paz y de prosperidad >>

«Número 3.o-Londres 5 de noviembre.-Madrid 6idem.-El ministro de España al Excmo. señor ministro de Estado.- Madrid.>>

<<Contestando al billete en que le daba cuenta de la presentacion á las <Cortes de la candidatura del duque de Aosta, lord Grandville me pide <congratule al Gobierno por haber propuesto dicha candidatura, y aña<de que sabrá con satisfaccion que es agradable á las Cortes y á la na«cion.>>

«Número 4.°-Roma 5 de noviembre.-Madrid-El encargado de Negocios de España al Excmo. señor ministro de Estado:

«Su Santidad, enterado de la candidatura real presentada á las Cor«tes, ha contestado que pide à Dios fervientemente que España al ele<gir rey asegure sobre firmísimas bases la tranquilidad y bienestar «para prosperidad del país y aumento de la religion.>>

«Número 5.o-Viena 5 de noviembre.-Madrid id. id.-El ministro de España al señor ministro de Estado:

«El canciller de este imperio, conde de Beust, á quien he dado cono<cimiento de la presentacion á las Cortes de la candidatura del duque <de Aosta para ocupar el trono de España, me acaba de manifestar que, <como tiene ya telegrafiado y sabe V. E por medio del representante <austriaco en Madrid, este Gobierno ve con satisfaccion dicha candida<tura, que ha merecido el asentimiento de los Gabinetes europeos.>>

cebirse. Imponente aparato militar se desplegó para mantener á raya el empuje de la ira popular y de la indignacion radicionalista. Á la puesta del sol quedaron cerradas todas las tiendas; algunos grupos esparcidos en las principales calles, comentaban las noticias que procedian de la Asamblea. Los republicanos intentaron hablar antes de la eleccion; pero Ruiz Zorrilla les impuso silencio, en medio de un tumulto de protestas y de amenazas. La votacion se verificó dando por resultado à favor del duque de Aosta ciento noventa y un votos; al duque de Montpensier veinte y siete; á Espartero ocho; à D. Alfonso dos, á la hija del duque de Montpensier uno, encontrando además diez y nueve papeletas en blanco.

La votacion terminó á las nueve de la noche.

Sin mucha sagacidad se podia comprender que la obra terminada no conseguiria existencia secular. Duró todo lo que podia durar trazada por aquellos arquitectos y levantada por semejantes albañiles: ¡ dos años!

CAPITULO XXXI.

Venida á España del rey de la Revolucion.

Para rey de la Revolucion no cabe duda alguna que Amadeo de Saboya estaba perfectamente escogido. Hé aquí una eleccion que los hombres de Setiembre la habian acertado. Hijo de Victor Manuel, educado en la escuela de Cavour, sin nada que revelase la majestad real, ni en su rostro, ni en sus modales, ni en sus hábitos, con costumbres esencialmente democráticas, es menester convenir que los revolucionarios, para quienes la monarquía no habia de ser una institucion, sino simplemente un símbolo, una especie de lienzo colgado en la pared de un alcázar real, solo para po

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TOMO II.

der decir á los amigos de la República: «habeis hecho tarde, el puesto ya esta ocupado,» esta vez lo acertaban á las mil maravillas, puesto que el duque de Aosta, sin iniciativa política, no solo no habia de obrar pero ni siquiera hablar, ya que ni los españoles le entenderian á él, ni él entenderia á los españoles.

¿Cómo habia de sostenerse un poder semejante? Un rey revolucionario es ya de suyo una anomalía. Se sientan estos reyes en tronos que están fuera de su puesto, y por mucho que se haga, al fin se vienen abajo. Entra esto en las condiciones mismas de la cosa: un rey significa estabilidad, mientras que la Revolucion significa cambio. Rey y Revolucion son dos cosas que tienden a destruirse, y viene una hora ó en que ó el rey acaba con la Revolucion, ó la Revolucion ha de acabar con el rey. Amadeo habia sido buscado á propósito para que no pudiera sobreponerse nunca à la Revolucion.

Sin ostentar en su frente el rasgo característico del genio, sin sostener en su cinto una espada que recordasé algun triunfo, faltándole la auréola con que cubre á los reyes la tradicion histórica, lo que da à su mision un sello providencial, que se sobrepone á los defectos personales, no podia esperar al sentarse en el trono de los Reyes Católicos, que le apoyaran con el prestigio de su poder los ilustres generales, ni con la influencia de su pluma, de su palabra ó de su tacto político los hombres de talento, porque de estos, los que en aquella época no estaban ya por la Restauracion, tampoco eran partidarios de D. Amadeo.

¿Podia contar con las masas? En unos puntos estas se declaraban en favor de los carlistas, en los mas, y especialmente en los grandes centros industriales, no ocultaban su preferencia en favor de los republicanos; pero en ninguna parte las masas eran amadeistas.

La eleccion del duque de Aosta fue recibida en un principio, por parte del público, con indiferencia, que degeneró muy pronto en disgusto, y hasta en manifiesta oposicion.

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