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vamente con los recursos del país. Decir á este que no puede pagar mas de lo que paga; decir, por consiguiente, que hay que contentarse con un presupuesto reducido, es, sobre incurrir en una inexactitud grave, contribuir consciente é inconscientemente á agravar el mal y adelantar camino para que llegue à ser incurable.

«Habíamos dicho dias atrás que por lo menos se necesitarian dos mil ochocientos millonos de ingresos; todavía esto no es bastante. Un presupuesto de tres mil millones de ingresos reales, positivos y permanentes, es absolutamente necesario, indispensable. El país puede pagarlos.

¿Debe ser jurado quien no quiera jurar?

¿Parece bien que lo sea el delincuente de que habla el artículo 734 de la ley?

IX.-De las pruebas, de la acusacion y de la defensa.

¿Ha habido algo digno de observar en la impresionabilidad de los jurados por los efectos contrários de la acusacion, de la defensa y del resúmen del juicio?

¿Aprovechan notablemente los resúmenes de la presidencia sobre la naturaleza jurídica de los hechos y las doctrinas jurídicas relativas á sus circunstancias?

Dada una legislacion penal, filosófica en sus conceptos y de construccion artística, & convendría separar absolutamente los hechos del derecho, reservando á los magistrados la calificacion jurídica del delito, apreciacion de sus circunstancias y la participacion legal en su comision?

X.-De las deliberaciones y decisiones del Jurado.

¿Qué casos notables han ocurrido que merezcan especial mencion sobre el acierto é imparcialidad de los jurados?

¿Qué efecto han producido en la opinion y qué juicio han merecido á los tribunales de justicia?

XI. De los recursos de reforma del veredicto y de revista de la causa por nuevo Jurado.

¿Ha habido casos notables de estos recursos?

¿ Conviene conservar el de revista?

XII.-Finalmente, ¿qué exige la buena administracion de justicia respecto al Jurado: la reforma de la ley ó su derogacion?

Y en general: ¿puede continuar el juicio público sin que la administracion de justicia sufra graves entorpecimientos con la actual organizacion de los tribunales?

«Ciertamente si solo se necesitaren dos mil millones, el país estaria mas desahogado. No creemos que por este descubrimiento pida nadie privilegio de invencion.

«Pero dos mil millones de ingresos son de todo punto insuficientes; y una de dos, ó hay que declarar desde luego la bancarota completa y absoluta, ó continuar haciendo empréstitos, si es que pudieran hacerse para saldar los déficits de los presupuestos, y llegar al poco tiempo, à muy poco tiempo, à la bancarota inevitable en ambos casos, pero en el segundo agravada como importancia y como resultados. «Y cuando decimos que hay que pedir al país tres mil millones de ingresos permanentes, no es porque contemos incluir en el presupuesto de gastos los intereses de la deuda integros. Esto no es posible. Con esa partida no habria presupuesto posible. Acaso la reduccion de los intereses de la deuda á la mitad no sea suficiente; acaso no haya otro remedio que dejarlos reducidos à una tercera parte. Esto es lo mas probable, y en capítulo aparte lo hemos de examinar.

<<No se han de completar los tres mil millones de ingresos solo con impuestos nuevos, sino con el aumento de los existentes, y este aumento, no con mejoras lentas y progresivas que se vayan realizando, sino con medidas inmediatas basadas en una reforma radical de la administracion.

«Contribucion hay de las actuales, que con estas medidas doblaria su rendimiento, sin que los contribuyentes que hoy pagan quedasen mas gravados que lo están actualmente.

«La administracion no se reforma solo reformando el personal de esta ó de la otra manera, que tambien este punto de la reforma del personal hemos de tratar. Se necesita reformar inmediata y radicalmente el sistema.

«El ministro de Hacienda que crea que con un presupuesto de mil novecientos ó dos mil millones ha de salvar la situacion financiera, no se espone à un cruel desengaño, sino que se le prepara con toda seguridad. Y si el desengaño habia de ser desagradable para el amor propio financiero de un ministro, para el país habia de ser de lamentables re

sultados, porque poco, muy poco, acaso solo meses, tardaria en verse la misma situación de hoy y agravada.

«Hay que prescindir de ilusiones; hay que prescindir de halagar al país, con cuyos halagos se le está haciendo un grave daño; hay que decir al país la verdad; y la verdad es que se necesita un presupuesto de tres mil millones de ingresos positivos y permanentes, en los cuales no contamos para nada recursos puramente transitorios como los productos de ventas de bienes nacionales, desamortizados ó á desamortizar. No ha de faltar empleo aparte à esos recursos, pero volvemos á repetir que el presupuesto necesita recursos permanentes.

«Sabemos desde luego que ha de haber quiénes al leer estas ligeras indicaciones nos tachen de exageracion.

«Entre los que quieren que el pais cierre los ojos à la evidencia en punto al aumento de ingresos, y los que quieren halagarle por otro medio hablándole de economías, han hecho mas daño que todos los desaciertos financieros cometidos.»

Pero ¿cómo hacer frente à las imperiosas reclamaciones de las necesidades nacionales teniendo en el seno de la patria encendidas dos guerras tan formidables como son la de Cuba y la carlista?

Y puesto que nos es preciso ocuparnos de esta desgraciada lucha, digamos que léjos de disminuir su vigor despues del 3 de enero, creció su importancia, llegando el caso de ofrecerse pavorosas batallas en las que se contaban centenares de víctimas. En el principado de Cataluña, Savalls presentaba una division de tres ó cuatro mil soldados, que, como en Prats de Llusanés y Llusá, obligaban à las columnas de Estéban y Cirlot à regar copiosamente con sangre de sus subordinados el camino de su triunfo. Vich, Olot, Solsona, Igualada, toda la alta montaña se acostumbraban á obedecer las órdenes del gobierno de Estella. El castillo de Figueras estuvo amenazado de un atrevido golpe de mano, å mediados de mayo, y pocas semanas despues, la ciudadela y el castillo de la Seo de Urgel eran sorprendidos por los

carlistas, que sin graves estorbos que vencer, trazaban tranquilamente sus planes, escogiendo la oportunidad del momento de realizarlos.

Recorria la montaña de Cataluña D. Alfonso, hermano de D. Cárlos, que con la autoridad de infante, atraia el respeto de la sencilla gente, entonando el cuadro de aquellos combates é imprimiendo el sello de cierta majestad por los campestres besamanos y recepciones que admitia, bien que su presencia al frente de las huestes catalanas producia escisiones entre los jefes, y quejas amargas, por los entorpecimientos que la guardia especial de su persona creaba à la marcha de la guerra. Para evitar mayores conflictos, dióse à D. Alfonso el mando de las facciones del Centro, teatro en el que fue poco afortunado, pues derrotadas las fuerzas mandadas por Segarra, Vallés, Parera y Polo que le acompañaban, escapó penosamente.

La ausencia del infante carlista no apagó las rivalidades de los caudillos catalanes, para hermanar á los cuales, mandó D. Carlos á Lizárraga, comandante del batallon de Arapiles en los últimos años del reinado de D.* Isabel, jefe apreciable, mas que por su talento y dotes militares, por su carácter sincero é íntegro. Pero los caudillos de Cataluña no se hallaban dispuestos à someterse á ningun poder estraño; no tardó en convencerse de ello Lizarraga, pues surgido un conflicto de autoridad entre él y Miret en Igualada, prevaleció la pretension del súbdito y fue desdeñada la dignidad del jefe.

Savalls, siempre independiente, sostenia aparte y por cuenta propia la campaña, imprimiéndola el sello de una crueza, que, sea dicho en honor de la verdad, trataron de dulcificar muchos de sus compañeros de armas.

Entre los hechos que afean la historia de la actual guerra, ocupará siempre repugnante lugar el fusilamiento injustificado de doscientos cinco prisioneros entre jefes y soldados de la columna de Nouvilas.

En el último período de la Revolucion de Setiembre, la

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