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Villalobos, y nieto paterno del maestre de campo D. Martín de Guzmán y de D. María de Rivera.

En el testamento que otorgó el 16 de Marzo de 1682 D. María de Rivera, viuda de Gonzalo Verdejo, hija de D. Juan de Rivera y de D. María Rodríguez Delgado, que consta al folio 105 del Protocolo de instrumentos públicos que pasaron ante el escribano José Flórez Araya, aparece el pormenor de los bienes de esta fundación.

VALENCIANOS EN LAS CBRAS DEL PALACIO REAL DE MADRID

AÑO 1751

De los 298 millones y pico de reales, que según el erudito Fernández de los Ríos costó la construcción del Palacio Real de Madrid, una parte muy insignificante se empleó en satisfacer jornales á varios vecinos de nuestra villa que tomaron parte, de un modo indirecto, en las obras de aquel soberbio Alcázar, morada de nuestros reyes; cierto que su intervención no pudo ser más modesta ni menos pretenciosa, y padecería error el que creyese, al leer nuestro epígrafe que los valencianos, en aquella ocasión, se habían distinguido en cualquiera de las artes liberales que tan brillante manifestación tiene en el Real palacio, ora contribuyendo con su ciencia al trazado y dirección del mismo, ora llevando á cabo su ornamentación y decorado.

Nada de eso; la parte que nuestros paisanos tomaron en la fábrica del Palacio, se redujo á conducir con sus carretas, desde Badajoz á Madrid, parte del mármol empleado en la traza y construcción del Alcázar, ideado y dirigido por Saquetti; sin aquel espíritu desunido, que según nuestro Salas, domina á los extremeños, las noticias que acerca de este particular vamos exponiendo, jamás habrían salido á pública luz, se habrían perdido ya entre las sombras del olvido, y por consiguiente, ignoraríamos que hubo un Miguel Santos Ganchoso, un Alonso Badillo, un Mateo Ayre, un Bartolomé Cardoso, (criado de un Juan Mayoral) que con otros compañeros suyos, pasaron á Badajoz con sus carretas, y se invirtieron, como dicen los verdaderamente extremeños, en conducir mármol, desde esta extrema región, á la villa y cortǝ de Madrid para edificar el Palacio que por vez primera ocupó Carlos III el 1.o de Diciembre de 1764 al volver del Escorial.

Aun cuando parezca extraño, no es menos cierto que el Cardoso (criado de Mayoral) salió con los otros de Valencia, en Agosto de 1751 con dos carretas y dos pares de bueyes, pero sin un real en el bolsillo, fiando sin duda, en la divina Providencia, y en los jornales que al final de su etapa había de cobrar, pero ocurrió que antes de llegar á Badajoz, y después de salir de Badajoz, ya en ruta para Madrid, tuvo necesidad de hacer gastos, para comer, pagar derechos de portazgo, satisfacer el paso de bareas y otras menudencies más que se ofrecieron cosas todas que le pusieron en el mayor de los aprietos, encontrándose, como hemos dicho que se encontraba, sin dinero alguno; gracias que pudo hallar remedio á su apurada situación, en la generosa conducta de su compañero y paisano Santos Ganchoso, que satisfizo, además de sus gastos propios, los de Cardoso, ofreciendo éste que le abonaría en Madrid

las sumas anticipadas en su obsequio, cuando les pagasen á todos el dinero de los portes del mármol.

Y llegaron á Madrid y descargaron junto á las obras del Alcázar, que tenía ya por entonces construído el piso principal, aquellos enormes bloques de mármol, causa luego de desavenencia entre nuestros paisanos, y cobraron los jornales devengados, sin que Cardoso, libre por el momento de necesidades, se acordase de pagar á Santos Ganchoso, 103 reales á que en total habían ascendido las sumas facilitadas en distintas ocasiones en el transcurso del viaje; regresaron á Valencia de Alcántara y aquí, hechas y liquidadas las cuentas, convino el deudor en que era cierta la cantidad que reclamaba Ganchoso, mas no pudieron entenderse amigablemente y fué llevado el asunto, en 1753, á los Tribunales de justicia, y aun cuando se reconoció desde luego el derecho que asistía á Ganchoso, fué preciso que el gobernador D. Juan Pedro de Navas, tomase con interés el asunto, para que en 1756 se pudiese hacer efectiva del Mayoral, la cantidad que hacía cinco años se le venía reclamando.

No fué el único, el caso que dejamos relatado; un tal Alonso Badillo, con otros compañeros, llevó piedra de jaspe á Madrid, para las obras de Palacio; de regreso, fueron á cargar trigo á Peñaranda y de allí Badillo se adelantó para regresar á Valencia y dejó sus carretas y bueyes al cuidado de Antonio Granadino, á quien entregó, para la manutención del ganado, cuatro fanegas de centeno.

En Alba de Tormes, Granadino mandó moler tres fanegas; una y media, grano suyo y la otra y media del que había dejado Badillo, pero al ganado de éste no le dió de comer, sino solamente al suyo, por lo que se murió un buey, y los otros llegaron al pueblo en muy mal estado; además, al pasar por Salorino, le vendió al Badillo un caldero de su propiedad, motivos por los cuales fué denunciado á la justicia, y entró Granadino en la cárcel y le embargaron cuatro bueyes que poseía, terminando esta querella con una transacción, reconociéndole derecho á cobrar de Badillo cierta suma de maravedís por su salario en cuidar los bueyes y conducir las carretas.

No estuvo mal el cuidado que tuvo el bueno de Granadino!

De los apuntes referentes á estas minucias, que se conservan, resulta: que de nuestro pueblo á Badajoz emplearon cinco días; camino de Madrid se detuvieron en la villa de Sanzeruela y tardaron veintiocho días.

Estuvieron en el puerto de Guadarrama, y de Madrid á Peñaranda emplearon quince días y el recorrido de Peñaranda á Valencia lo efectuaron en treinta y ocho.

De Peñaranda á esta villa gastaron:

En el puente de Monte-Mayor, portazgo, 12 cuartos.

En el de Galisteo, 3 cuartos.

En las barcas de Alconétar, por cinco carretas y doce bueyes 40 reales. En bellota, desde Galisteo, Ventas y Brozas, 40 reales.

Entre Cañaveral y Brozas, sin explicar en qué, gastaron además 3 reales. Lo que no se consigna, y es lástima, el precio á que hicieron el porte de la piedra á Madrid.

EL VOTO DE SANTIAGO: POR QUÉ NO LO PAGABA VALENCIA

AÑO 1789

En un curioso estado de las primeras materias de las Artes y Manufacturas enviado á la Intendencia de la provincia en 10 de Febrero de 1789 por el gobernador de esta plaza, D. Juan Mackenna, se lee la siguiente

NOTA: En el recinto de este término se dice hay minas de diferentes metales, especialmente de hierro, por haber salido de aquí el primero para la fábrica de la Santa Iglesia de Compostela, por cuya razón están libres estos vecinos de pagar el Voto de Santiago. »

PRIMERAS ELECCIONES

celebradas en Valencia de Alcántara, capital de Extremadura, con arreglo á la Constitución del

AÑO 1812

< Reunida la Junta preparatoria ha decretado en acta de este día, lo que sigue: -- 1.° El domingo 6 de Septiembre se ha de celebrar la elección parroquial en cada pueblo, de los electores que han de pasar á las cabezas de partido.-2.° El domingo 13 de Septiembre se ha de celebrar en la cabeza de partido la elección de los electores que han de pasar á la capital de la provincia. 3. El domingo 27 de Septiembre se ha de celebrar la elección de Diputados para Cortes, y al siguiente día la de Vocales de diputación, en Valencia de Alcántara, que se tiene por capital de la provincia, por hallarse todas las autoridades, según previene la Constitución, pues que los electores deben ser tres los elexidos en cada cabeza de partido, los que han de pasar á Valencia de Alcántara, como queda prevenido, cuyo número es el triple de los seis Diputados y dos suplentes que corresponden á Extremadura y previene la Constitución.-Y para que tenga el debido cumplimiento puntual todo lo dispuesto, las cabezas de partido cuidarán de que para el día 6 de Septiembre, en el que deben hacerse los primeros nombramientos, estén ya circuladas las órdenes á los pueblos subalternos.-Dios guarde á V. SS. muchos años.-Quartel general de Valencia de Alcántara 21 Agosto de 1812. -El Marqués de Monsalud.-Sres. Justicia y Ayuntamiento de Alcántara.» Efectuadas las elecciones en Valencia, resultaron elegidos diputados: Ilmo. Sr. D. Juan García Benito, obispo de Tuy.

D. Antonio María Izquierdo, vecino de Monte Molinos, caballero del Orden de San Juan de Jerusalén.

D. Martín Rodríguez Ojea, abogado de Zarza de Montánchez.

D. Fernando Solís y Quintano, marqués de San Fernando, vecino de Xerez de los Caballeros.

D. Alonso Ayala y Silveira, abogado de Guadalcanal,

El vizconde de Albarragena, D. Francisco Vicente de Cabrera, de Cáceres. Suplentes:

D. Josef Hernández Ballesteros, de Torrejoncillo.

D. Joaquín Marín del Valle, de Zafra.

El álamo de la plaza de la Constitución

AÑO 1826

Se plantó, siendo gobernador D. Juan de Amarillas, en el año citado, que fué el mismo en que salieron de nuestro pueblo D. Cipriano Segundo Montesino y su señora hermana D. Virginia, para reunirse con su padre en Portugal, y marchar emigrados á Inglaterra.

De esta fecha conservaba perdurable memoria el que fué después segundo duque de la Victoria y la oimos de sus labios el lunes 10 de Junio de 1895 que llegó de Madrid, con su señora, su hija política, la actual duquesa D. Carmen Angoloti y la hermana de ésta, señorita D." Angeles.

LOS CARLISTAS EN EL CASERÍO DEL PINO

AÑO 1855

En la noche del 18 de Noviembre de 1833, á eso de las siete, entraron en el Pino, procedentes de Portugal, 18 6 20 hombres, parte de aquellos que habían salido de Valencia á las órdenes del titulado brigadier D. Fernando Peñaranda, para defender la causa del Pretendiente D. Carlos, que como es sabido, estuvo en Marván, antes de pasar á Francia y ser confinado ó poco menos, en Bourges.

De la partida que llegó al Pino, fueron conocidos nuestros paisanos Antonio Romero, Francisco Ramajos. José Paredes, apodado el Cubero; Manuel Perera, Manuel Rodríguez, José Azañero, Juan Pulga y dos carabineros, todos los cuales dieron vivas á Carlos V. y mueras á María Cristina, con otras expresiones que no se pueden estampar y disparando tiros al aire, con cuya hazaña atemorizaron á todo aquel pacífico caserío.

No paró ahí la broma; apalearon á Juan Rea, á quien hirieron en la cabeza; maltrataron á José Lagartera, vecino de San Julián (Portugal) y á otros varios sujetos, especialmente á Manuel Belo, estanquero, que fué el que salió peor librado; le rompieron las puertas de su casa, entraron, le hirieron y saquearon cuanto tenía, llevándose el tabaco de la Hacienda, su ropa y la matanza, y terminadas todas aquellas tropelías, por Puerto-Roque se internaron de nuevo en Portugal.

El médico D. José Macón, reconoció y cuidó á los heridos y D. José de Viu, como alcalde mayor, actuó en las diligencias que se instruyeron.

ESTRAGOS

que hizo el rayo que cayó en el castillo la tarde del 9 de Mayo de 1680

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Lo refiere el P. Fray Antonio de Trujillo en sus Varones heróicos, en virtud y santidad,» &., al folio 478 y 479.

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En este mismo año (1680) aunque no en el mismo mes, porque fué á 9 de Mayo, sucedió un caso raro en la villa de Valencia de Alcántara.

Llegó nuestro Convento de San Bartolomé de dicha villa á estar muy necesitado, porque ni pan ni trigo tenía para sustentar la Comunidad, La limosna, era tan corta, que apenas llegaba al martes. Era entonces Guardián de él Fr. Juan Molinos de la Concepción, Predicador. Hallándose en este aprieto, salió á la villa á ver si hallaba quien por Dios, ó prestado, le remediase.

«Acudió á las personas devotas, y todas estaban con la misma falta por haber sido el año muy estéril. Una de ellas le aconsejó fuese á cierta casa, que podría ser le ayudasen con algo, por estar actualmente vendiendo trigo. Partió el Guardián; significóle la necesidad en que se hallaba, no sin lágrimas, por ser mucha; pero negóse totalmente, diciendo no tenía más de una poca de harina, que reservaba para su casa.

Volvióse desconsolado para su Convento; encargó á los Religiosos encomendasen á Dios esta necesidad, porque sólo era quien les podría remediar. A cosa de las dos de la tarde, estando antes, el cielo muy sereno, se levantó una nube, que se fué extendiendo, con amenazas de tempestad. Sucedió ésta con grandes relámpagos y truenos. Desatóse en rayos, que cayeron en diversas partes; uno de ellos cayó en el Castillo y rompió el almacén de la pólvora, en que se hallaban mil y quinientas arrobas; encendióse ésta, é hizo un estrago grandísimo, con muerte de mucha gente. Arruinóse la casa del que había negado el trigo á los pobres frailes, y con ella más de cien fanegas que tenía, se perdió sin poderlo aprovechar.

Causó esto notable temor, y presumió la gente había sido castigo que había Dios enviado, por haber negado la limosna á los pobres religiosos. Desde aquel día acudieron con tal cuidado al Convento, que tuvieron pan con abundancia hasta que se recogió el nuevo, y hubo persona que comiéndose en su casa pan de millo, les enviaba á los frailes el de trigo para

comer.

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Añadióse á esto otra cosa no menos rara; que habiendo volado las piedras, y arruinado una casa, en la cual tenía su dueño diversas tinajas de vino, y entre ellas señalada una de cuatro á cinco arrobas para San Francisco, las otras todas quebró y derramó y sola ésta se reservó. Dieron por todo muchas gracias á nuestro Señor, que en las mayores aflicciones sabe socorrer á los que en él confían.»

奶奶

MATANZA DE GORRIONES

AÑO 1745

«Acordose que para evitar el perjuicio que ocasionan los pardales en los panes y mieses de esta jurisdición, se publique que cada vecino lleve seis cabezas á las casas del presente Escribano, Francisco Diaz Garzón, en todo

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