EL LIBRO DE VALENCIA DE ALCANTARA MONOGRAFÍAS, DOCUMENTOS, NOTAS Y APUNTES REFERENTES Á HECHOS LOCALES VISTOS, OÍDOS, LEÍDOS Ó ESCUDRIÑADOS POR el ex-administrador de "El Antruejo,, Valencia romana y árabe hasta su incorporación á la Orden de Alcántara Positivamente no se sabe de cierto la época de la fundación de Valencia de Alcántara, ni quiénes fueron sus primitivos pobladores; se supone por unos autores que debe su origen á los celtiberos vettones, ocho siglos antes de la venida de Jesucristo y opinan otros que fué fundada, con otra serie de pueblos, á ambas orillas del Sever, por los herminios, que ocuparon y habitaban la sierra de la Estrella. No queda rastro de tan remota edad, ni de la dominación de las razas que sucedieron á celtíberos y alanos, hasta la dominación de los romanos, en cuya época toda esta región, por los vestigios que restan, estuvo pobladísima y debió alcanzar el más alto grado de prosperidad y riqueza. Estímase como opinión general, que Julia Contrasta, ó una villa dependiente de ella, fué nuestro pueblo, cuyos términos y núcleo de población, se extendía hasta el Sever, hallándose también en sus inmediaciones otro pueblo muy importante, Meidobriga, á 6 kilómetros de la actual frontera y 12 al O. de Valencia, á la que juzga corresponde la actual Marván, y anteriormente, Aramenha, como corrupción de hermenha, vocablo que los romanos latinizaron en herminio, sinónimo de áspero, rudo, desabrido. Existe fundamento para sospechar que Marván se edificó sobre las ruinas de Meidobriga, por los diferentes y curiosos objetos que en sus inmediaciones se han hallado, incluso edificaciones subterráneas, pudiéndose aún comprobar restos de un puente romano sobre el rio Aramenha, en el mismo valle de Marván. Acerca de Meidobriga, conviene recordar aquí lo que escribía Viu, á mediados del siglo pasado, único autor que con conocimiento de lo que trataba se ha ocupado de estas antigüedades de la región en que se asienta Valencia; los escritores que después le han seguido, no han hecho más que copiarle, aceptando todas sus opiniones; he aquí las palabras del antiguo juez de nuestro pueblo: Meidobriga se hallaba dentro del actual Portugal, una legua adentro en el sitio que hoy se llama San Salvador, en el delicioso prado de Marván, sobre la orilla izquierda del Sever. Todavía se conservan minas romanas; pero puede inferirse lo que sería esta ciudad, considerándose que en lo que va del presente siglo han sido extraídas á Inglaterra más de veinte lindas estatuas de muy grande mérito entre otras muchas mutiladas y de otros preciosos restos. En la inmediata plaza de Marván hay una cantidad de columnas de mármol azul destinadas, según á su vista misma se nos ha informado, para aserrarlas ó hacerlas trozos con destino á proyectiles en caso de necesidad. Esto escandaliza; pero más aún nos ha encolerizado el ver una magnífica estatua consular de más que de tamaño regular, servir de mascarón para arrojar el agua por la boca en una quinta de la Excusa inmediata á la desgraciada Meidobriga. Esta estatua fué escavada poco tiempo há, haciéndose una pared, con otras curiosidades que fueron tiradas, y después de servir de juguete, la dieron el innoble destino que ahora tiene, habiéndola desfigurado en el semblante cual puede concebirse. Su cincel no puede ser más puro. No queremos hablar de las profanaciones de Meidobriga.» Esta Excusa que cita Viu, es el poblado contiguo á Porta da Espada; en el valle que forman, es donde se afirma existió Aramenha, primitiva Meidobriga; lo cierto y positivo es que en su campo se han hallado monedas de oro de Vespasiano, Tito y Trajano, y en la Academia Real de Ciencias de Lisboa, se custodia una buena lápida, hallada en 1797 por el duque de Lafoes y en la quinta Aceña blanca, del Sr. Fonseca Coutiño, se recogió un magnífico pórtico de cantería labrada, procedente también de Meidobriga; trasladóse después á Castello-de-Vide, construyéndose con ella la llamada Porta de Aramenha, que el Sr. Coutiño regaló en 1706 á D. Juan V. Hoy la puerta ha desaparecido y en su lugar se alza un soberbio edificio dedicado á asilo y educación de niños. De la primitiva aldea que dió origen á nuestro pueblo, escribe Viu lo siguiente: Algunos creen que Valencia de Alcántara es la Julia Contrasta de los romanos, y así lo estampan todos los diccionaristas. Nosotros, después de bien inspeccionar el país, nos hemos decidido por la negativa. Valencia ocupa, con efecto, el sitio en donde hubo una villa romana, como si dijéramos una aldea de recreo, dependiente de Julia Contrasta, situada una legua corta al NO. Destruída Contrasta por los Vándalos, cuando asolaron á la vez á Meidobriga, á Budua y otras poblaciones que hallaron á su paso hacia el S., no quedaron sino ruinas. Viniendo después los árabes, fundaron un pueblo sobre la tal aldea, sin duda porque tenía agua abundante de fuentes y porque estaba más central para el cultivo de los campos. Dos únicas antigüedades romanas hay en esta villa: la fuente llamada de la dehesa, y el famoso acueducto que trae las ricas aguas de la fuente de San Pedro desde una legua, á las puertas de la población, venciendo muchas di'ficultades, entre ellas salvando un barranco por medio de un puente de diez y siete arcos, y otros veinte pequeños por más aligerar la obra. La longitud del puente es de trescientos noventa pies, y su altura noventa. Los arranques de los arcos principales son de pura construcción romana; lo restante, mil veces restaurado, es posterior. Entre el arco noveno y décimo, empezando á contarlos por el SO., hemos notado una muy rara inscripción en caracteres desconocidos sobre una piedra destrozada, por lo cual creemos será perteneciente á otro edificio anterior. Es muy digno de observarse, que habiendo en Valencia de Alcántara unas setecientas cincuenta casas dentro de murallas, se cuentan entre ellas doscientas setenta y nueve con portadas uniformes y conocidamente arábigas. Sin duda que bajo la dominación morisca, todas estarían así y que la variación que se nota procede de la arbitraria reparación de ellas desde entonces. Sin embargo, todavía no ha llegado el turno á estas doscientas setenta y nueve, pero no es tarde. Ahora hablaremos de Julia Contrasta. En la misma orilla del Sever, en el término de Valencia, y á una legua escasa, se descubren las más evidentes muestras del fausto romano, aunque ya en el estado de un fué que no es! A buen seguro que por espacio de un cuarto de legua se ve escombrado de piedras labradas de gran tamaño, soberbios sepulcros de una pieza, ladrillos de hechura saguntina, trozos de mármoles, mosáicos degradados, pedazos de columnas, bellos capiteles corintios, pedestales y un sin fin de restos por el estilo. En estas ruinas vírgenes, de que ningún anticuario ha hecho mención, hemos advertido vestigios de un bello acueducto, y hasta tres arcos de templos, de los cuales uno magnífico, cuyas columnas tenían tres pies y medio de diámetro en su base. Consérvanse muchos zócalos y basas; mas como sólo el arado ha trabajado aquí dirigido por hombres rústicos, no hemos adquirido noticias exactas, que sin duda producirían exploraciones en regla. En España no hay, lo aseguramos, otro campo en que los paleólogos puedan aprovechar mejor el tiempo. Además, á cosa de una legua al N. NO. existe otra gran población arruinada, y más abajo, en la misma orilla derecha del Sever, en jurisdicción de Herrera, hay casi en pie y murada, otra ciudad evidentemente romana, pero muda y silenciosa. Los habitantes de Herrera se propusieron el año 1843 hacer excavaciones en Castello Vello, que así se llama aquélla, en vista de que algunos pastores ociosos habían hallado varios utensilios domésticos; y puestos en movimiento bajo el pie de un repartimiento igual entre ellos, de los tesoros que pensaban encontrar, llevaron la obra con ardor por espacio de muchos días, en cuya faena pudieron penetrar por el muro, y reconocer un pequeño recinto ó barrio. Mas en vista de que si bien sacaban muchos efectos comunes, como cuchillos, pesas, monedas romanas de cobre y otras cosas así, todas enmohecidas, no acababan de llegar al gran depósito de oro y pedrería que habían soñado, se aburrieron y abandonaron el pueblo misterioso. Creemos que sería dependiente de Julia Contrasta, pues no se cesa de ver canterías labradas desde allí hasta el sitio que ésta ocupaba en una extensión de dos leguas á lo largo de la orilla del Sever». Confirma la importancia de esta zona de Extremadura en tiempo de los romanos, los dos caminos militares, que cortaban el término de Valencia de Alcántara; copiamos lo que acerca de estas vías dice Viu, que las describe en la siguiente manera: También había desde la colonia pacense un camino directo á Norba Cæsarea; que yendo al N. NO. pasaba por Xerea ó Albacuercus, hoy Alburquerque, de cuyo itinerario tenemos noticias. Las ruinas que aún se ven por toda la travesía, manifiestan que el país enclavado entre las grandes poblaciones de Pax, Budua, Septem Aras, Plagiaria, Emérita, Castra Cæcilia, Norba, Julia Contrasta, Meidobriga, etc., era muy habitado y rico. Todavía está por resolver si Albacuercus fué realmente población romana, ó si sólo de un punto dado; nosotros creemos, según lo importante de su posición, que sí, y nos fundamos en que los romanos aprovecharían indudablemente para poblar un paraje que constituye la llave y domina á dos fértiles comarcas en las cuales debió pulular el gentío, á juzgar por las ruinas desparramadas por ellas. Entre estas ruinas sobresalen las llamadas de Benavente, á una legua de Alburquerque, en que el erudito y curioso D. Higinio Duarte ha hallado muchas preciosidades, y una inscripción relativa á un tal Gallo Cuadrato Cuestor, y á su mujer Serenia, mandada grabar por Gallo Siriaco y Allia Macuma, padre y madre respectivamente de aquéllos. En Albacuerous, por lo visto, se ramificaba de nuevo el camino, y mientras el principal se dirigía al puente del Salor, á través del Mons Herminins (hoy Sierra de San Pedro, de Salorino, de Membrío, etc.), se apartaba el otro por la izquierda hacia Meidobrigas y Contrasta. La primera jornada militar del primero desde Albacuercus, era á lo alto del Herminius, en el sitio que ahora se llama Asiento de Jarrapo, en el cual todavía hay porción considerable de ruinas y un palacio gótico medio destruido, fundado so paredones antiquísimos, á distancia del mismo Albacuercus diez y seis millas; y la segunda jornada era Norba Caesarea, á veinte millas de Herminius. El camino que desde Albacuercus se separaba para Meidobriga y Julia Contrasta, distantes veinte y dos millas, aunque separados ambos pueblos en triángulo, pasaba por el actual Asiento de Topete, en donde igualmente existen grandes vestigios de población romana, y aun inscripciones de las cuales la menos maltratada es ésta: GN: VS-GEST... Cuyo sentido no alcanzamos bien por estar ilegible la mitad restante. Igualmente hay sobre el portal de una capilla antigua una larga y bien grabada inscripción circular del siglo XIV, alguna columna, y sobre todo la hermosa que está sosteniendo una cruz de piedra á pocos pasos al N. de la capilla. Siendo tan áspero aquel terreno, y abundando de pruebas materiales de su antigua prosperidad, ¿no debemos inferir que en los planos y feraces de esta región habría una rica, numerosa y activa población? En efecto, además de evidenciarlo así la multitud de escombros que se ven por las inmensas encomiendas de Azagala, Piedra Buena, Mayorga, etc., en que hoy reemplazan las ovejas, los cerdos, los venados, jabalíes y lobos á los habitantes de innumerables pueblos de la época romana (según nos informan hombres muy prácticos en el terreno, y en parte nos consta á nosotros mismos, existen más de cincuenta ruinas de pueblos en un diámetro de diez leguas, sin las de muchas casas rurales aisladas. Si esa población había en una comarca montuosa, y sin rios de perenne curso, ¿cuál sería la de otras situadas más ventajosamente? Apenas por casualidad se escava para hacer una choza ó cosa semejante, se hallan cada día más restos y señales de la industria y lujo de aquellas felices generaciones. No lejos de San Vicente, camino de Valencia de Alcántara, al sitio llamado de San Antón, se conoce también que hubo una ciudad, cuyo nombre no descubrimos ni en la historia ni en las inscripciones; pero sabemos que algunas de éstas han sido extraidas de allí, y sobre todo una votiva que aún existe en San Vicente (en la fachada de la casa número 42, calle Corredera) que dice así: Monumento sagrado construido por Moniano, hijo de Palcino, á MercurioTambién se ve arrinconada en la ermita del Señor de la Sangre, una ara, la cual ha servido para sostener la pila del agua bendita y tiene esta inscripción: Rufo Longo cumplió un voto á los dioses Lares. No menos procede de allí una ara magnífica, cuanto bien poco estimada, que fué llevada cerca de Valencia, sin embargo de deber pesar más de treinta quintales. En el día se encuentra haciendo parte de la pared de un olivar á la salida de Valencia, al separarse los caminos de Membrío y San Vicente, á mano izquierda, y dice así á su espalda: No sabemos otra cosa, pues, sino que en esa ara se sacrificaba á Júpiter (acaso Olímpico). Igualmente han sido descubiertas en 1849 al sitio del Richoso, en el término llamado Alpalante, como á media legua de San Antón, unas ruinas muy pronunciadas de población romana, que ocupaba por lo visto más de 5.000 varas cuadradas de superficie. Las grandes piedras que asoman á flor de tierra, todas perfectamente labradas, se tocan entre sí. Hállanse utensilios domésticos, medallas romanas, ladrillos de los que en aquellos tiempos se fabricaban, y así otros restos: desgraciadamente el terreno está sólo reconocido por la punta de la reja del labrador, el cual no había hecho hasta aquí, ni hace ni hará caso alguno de estos significativos vestigios. El nombre del campo (Al-Palante) nos parece asimismo de origen romano, como si significara Consagrado á Palas, conociéndose bien el baño que al atravesar la época árabiga, le comunicó ésta: Al-Palante.» Estos párrafos merecen algunas aclaraciones y vamos á hacerlas siguiendo el mismo orden descriptivo que encontramos en Viu, en las páginas en que trata del Mons Herminius y de las poblaciones que en su camino atravesaba la vía militar de Badajoz á Alcántara. Del Monte Herminio ó sierra fría, escribe Torres Tapia en estos términos: El rio Tajo era uno de los puntos fijos del Obispado de Coria, y que no pasa adelante; y de aquí se convence el error de los que quieren que Asa (que como ellos interpretan á su modo significa sierra fría) sea una que con este nombre se ve hoy en el camino que va de la villa de Valencia á Portalegre. Siendo así, no podía ser la sierra fria el límite de los términos de Alcántara, dados á D. Armengol, pues entonces Valencia y su comarca estaban en poder de moros. La que se llama sierra fría, nunca en lo antiguo su nombre fué Asa, sino Monte Herminio, como dice Andrés Resende, diligente inquisidor de las antigüedades de Lusitania, y tiene su asiento no lejos de la ciudad de Portalegre, villa de Marván y otros lugares; en cuya falda se ven hoy día rastros de edificios de la ciudad Meidobriga, que del nombre del Monte se llamó Herminia, y ahora con alguna corrupción, Arameña, dos leguas de la villa de Valencia. Prueba esto con razones valientes deducidas de los escritos de Hircio y Opio, autores antiguos, y del itinerario del emperador Antonino |