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REINANDO EN LAS ESPAÑAS EL GRANDE Y CATÓLICO MONARCA CARLOS SEGUNDO SE

REEDIFICÓ ESTE PIRÁMIDE, SIENDO GOBER

NADOR POLITICO Y MILITAR DE ESTA MUY NOBLE

Y LEAL VILLA DE VALENCIA Y SU PARTIDO EL CAPITAN DE CA-
BALLOS CORAZAS D. DIEGO DE GODOY PON-

CE DE LEON, CABALLERO DEL ORDEN DE ALCÁN-
TARA, EN EL AÑO DE 1687.

1

RESPUESTAS

X.-Frey D. Nicolàs de Obando.-Desde 1496 desempeñó el cargo de visitador general de la Orden

de Alcántara, en unión de Frey Juan
Méndez, comendador de Badija. En
el Capítulo celebrado en Alcalá de

Henares á 15 de Enero de 1498, fué confirmado en el precitado cargo y, como tal, con Frey García Alvarez de Toledo, giró la visita al convento de San Benito en 1499. Cesó el año siguiente en el mes de Septiembre.

Teniendo en cuenta que el nombramiento de gobernador de la Españo la le fué expedido en 3 de Septiembre de 1501, embarcándose para su destino á mediados de Febrero de 1502, podemos afirmar que en ese tiempo no vivió en Valencia, al menos con residencia fija.

Aunque no existieran estos datos en favor de nuestra opinión, excluye la probabilidad de haber estado avecindado en la villa, Obando, el espíritu austero con que observó siempre la Regla de su instituto, y ésta, fuera del tiempo de guerra, obligaba á los caballeros á permanecer en el convento.

Estuvo en Valencia en 1496 al visitar el convento de los Majarretes. -E. E. P.

XI. El cara de la llave.--No fué Montaño el cura de la llave; el hecho á que se refiere el suscritor L. V., ocurrió en tiempo del gobernador Amarillas y el protagonista, según tradición, se llamaba D. Cayetano Perales, cura que fué de la ermita de San José, que vivía en la Corredera, casa solariega de D. García de Contreras, más tarde de D. Víctor Díaz, donde murió repentinamente el presbítero Montaño.

El gobernador había dispuesto que persona alguna, después del toque de queda, transitase por la villa con armas, palos ó bastones; el cura necesitaba un palo donde apoyarse al caminar; una noche le sorprendieron los corchetes y le llevaron á la casa Gobierno por haber infringido el bando, y reconvenido por Amarillas, el cura hizo observar que era incierta la denuncia, y ante el asombro de los pre

sentes, exhibió lo que se estimaba como palo, cuando en realidad era una llave de hierro, de un metro próximamente de longitud, que le servía de muleta ó báculo y que empuñándolo casi en mitad de la calle de la Corredera, frente á su casa, abría tan fácilmente la puerta cuando se retiraba de noche á descansar.

Rió la ocurrencia el gobernador; marchó el cura sin reconvención ni multa alguna; siguió en adelante utilizando su llave-baston, cómo y cuando quiso, y celebróse tanto el hecho, que como se ve, aún perdura su memoria entre nuestros convecinos. Don Cayetano Ramón Perales Vivas, clérigo de prima en 1811, fué natural y vecino de Coria.

Se le adjudicó por el Tribunal eclesiástico de Coria y su obispado, la capellanía que en Valencia de Alcántara y su parroquial de Santa María de la Encarnación, fundó D." Catalina de Gallego, Tórtoles y Frias, vecina de Alburquerque.

A causa del seguimento de sus estudios, que le imposibilitaba pasar á Valencia, Perales, en Coria, á 21 de Enero de 1801 otorgó poder á favor de D. Manuel Andrés Nafria, para la administración de la capellanía de referencia, llamada de Tórtoles.

En 29 Mayo de 1812, Perales era capellán de coro de la Catedral de Palencia; años después vino á Valencia.-To-No.

XII.-Los linajes de la villa.Los que se han extinguido de los caballeros que vinieron á poblarla, después de la reconquista, corresponden á los siguientes apellidos: Aro, Ponce de León, Cárchenas, Oviedos, Ulloa, Refolio, León, Figueroa, Blanco, Carvajo, Pardo, Belvís, Aldana, Raudona, Contreras, Tordoya, Guzmán, Alba, Páez, Corrales, Bravo de Xérez, Barba, Rojas, Valdenebro, Yáñez, Calvo, Vicioso, Topete, Chumacero, Marta,

Naranjo, Maldonado, Caldera, Plata, Medellín de la Rosa, Araya, Mondragón, Lobo, Malaber, Villar, Chamizo, Habela, Tabares, Sanabria, Jerez ó Xerez, Saz y Castillo, Faria, Villagutiérrez, Freytas, Carbajal, Bravo de Laguna, Sotomayor.-T.

XIII.-El buque Antonelli en aguas de Herrera.-El ingeniero italiano Juan Bautista Antonelli, recibió de D. Felipe II la comisión de hacer navegable el Tajo, en 1580. Dentro del mismo año navegó desde Lisboa á Alcántara, y dos más tarde pudo llegar á Toledo, no sin bastantes dificultades. Le asesoraba nuestro famoso Herrera.

Realizó un segundo viaje en 1584 y otro en 1588, este último sin menos dificultades que en los anteriores.

Este ingeniero tan competente como atrevido, dirigió la construcción del barco.

Murió en Toledo á 15 de Marzo del citado año de 1588.

Para más detalles puede verse la Revista de Extremadura, T. VIII, página 304 y siguientes Alconétar y Garrovillas.-E. E. P.

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XIV.-El Dr. D. Pedro Vivas Carvajo. Dice en su testamento: En la calle de Santiago, donde nos criamos; debe ser pues, natural de Valencia y nacido en dicha calle, en la casa contigua á la llamada de la Cuna, por bajo de la solariega de Pe

ñaranda, donde ha poco falleció doña Angelita. Le acompaño un puñado de papeles, testamentos, títulos y documentos originales, en portugués y en español, relacionados con el doctor, por si EL CURIOSO quiere publicarlos.

Pertenecen á la sexta nieta, cabeza de la rama primogénita, por línea de varón, de D. Ana Vivas, hermana del dicho bienhechor, y encontrará entre ellos el título de comisario del Santo Oficio, dado en Lisboa á 28 de Agosto de 1684; el de vicario general del Obispado de Viceo, á 8 de Noviembre de 1685; el de presbítero de Hábito de San Pedro Mayor, de Castello de Vide, su data en Portalegre, á 22 de Diciembre de 1676.

Fíjese, que en este curioso documento, inédito hasta ahora, como todos los demás, se afirma que el doctor es natural de Valencia: título de gobernador del dicho Obispado de Viceo, á favor del doctor, dado y firmado con su sello original, por el prelado reverendo padre R. Russel; título de abad de Santiago de Cepoín, su fecha 10 Octubre de 1688; título de vicario general de la Proveedoría de Abrantes, dado á 19 Julio de 1687, y finalmente una carta Demissoria por tempo de un anno, librada por el doctor Pedro Fernández Garro, á favor del doctor D. Pedro Vivas, en Portalegre á 17 Julio de 1676, en la que se afirma también que el Vivas era natural de Valencia».

Debemos considerarle sin ningún género de duda, paisano nuestro.

A. Y M.

Convento de San Pedro de los Majarretes

Distante una legua de la villa y contiguo á la frontera portuguesa, en paraje agreste y solitario, se halla situado este convento entre empinados riscos y frondosas alamedas, que predisponen el ánimo á la meditación y al estudio.

Antiguamente era conocido con el nombre de Santa María, más tarde con

el de San Francisco y últimamente con el de San Pedro de Alcántara, agregándose en todos estos tres títulos, la denominación de los Majarretes, por. ser éste el nombre con que, en la comarca, se acostumbraba á designar los peñascos que le circuyen.

Se ignora el año de su fundación y sólo consta que es de antigua fecha. La villa de Valencia conserva la tradición de que su origen se remonta á la época en que vinieron á España los primeros discípulos de San Francisco de Asís, y á confirmarla vienen la estrechez y pobreza de la casa, y la soledad del sitio donde se construyó.

Según documentos, dignos de crédito, se sabe que, en el año de 1496, ya ocupaban esta casa los frailes claustrales. Así resulta de la Visita practicada en dicho año, á nombre de la Orden de Alcántara, por el famoso comendador D. Nicolás de Obando, quien halló en el convento cinco religiosos, cuyos nombres se consignan en la Visita.

Interrogados los frailes por Obando acerca de la licencia en cuya virtud habitaban el convento, resulta del expediente que contestaron en estos términos:

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«E luego el dicho Vicario respondió que la dicha casa era muy antigua, y que creia que, cuando se edificó, seria con licencia é consentimiento del «Maestre ó de su Orden, y que sobre ello habria alguna Bula, ó facultad del Papa; mas que con las guerras é movimientos que ha habido entre estos << Reinos de Castilla y Portugal los tiempos pasados, por estar el dicho Eremitorio tan cerca de Portugal las dichas escrituras se perderian; y que él no sabia de ninguna de aquellas, ni en la dicha casa las habia; mas que él <entendia de ir á su Superior, y procuraria de saber todo lo que en este <caso pudiese, é nos daría razon de ello.»

Bien clara aparece de esta manifestación la antigüedad del convento, así como también las causas de no poder puntualizar la fecha en que se fundó.

No transcurrieron muchos años, tres ó cuatro á lo sumo, sin que la Claustra perdiera este convento, el cual pasó á la provincia de Santiago, que tenían los observantes en Extremadura, en cuyo poder tampoco duró mucho tiempo, pues Fray Rinaldo de Castignola, general de los conventuales, dió este convento á la Custodia del Santo Evangelio, que pronto se convirtió en la provincia de San Gabriel.

En apoyo de esto mismo, merece leerse el acuerdo del Capítulo general de la Orden de Alcántara, celebrado en Sevilla en 1511. Dice así:

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«

El Concejo de Valencia dice que, á una legua de dicho pueblo, está un <monasterio de San Francisco, que se dice los Majarretes, en el cual han estado Frailes Claustrales, é que han vendido y gastado bienes del dicho monasterio, haciendo otras cosas no permisas. E que ha pocos días que vino al dicho Monasterio un Fray Miguel Roco, y otros frailes de la Observancia, que son personas honestas y de buena fama.

«Que suplican á Su Alteza le plega dar lugar para que estén en el dicho monasterio. Respondió Su Alteza que se haga, tomando posesion por la Orden; y visitándose siempre por los Visitadores de la Orden.»

En 1587 se trasladó este convento á la villa de Valencia, quedando sólo dos ó tres religiosos para atender al cuidado espiritual de los habitantes de la campiña, logrando así conservar tan antigua casa y favorecer al mismo tiempo al vecindario de tan dilatada comarca.

Ajustándose á tan elevados pensamientos, el obispo de Coria D. Fray

Pedro Núñez, que miró este sitio con singular predilección, después de crear una parroquia en el Pino, y darla un coadjutor, señaló á éste como punto de residencia los Majarretes, con obligación de celebrar en la iglesia del convento, que carecía de culto desde la exclaustración.

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Da importancia á este convento la circunstancia de haber ingresado en él, en 1515, y profesado al año siguiente, nuestro S. Pedro de Alcántara. En el Palancar hemos tenido ocasión de ver un retrato del santo. La donante, doña Joaquina Fonseca de Díaz Jiménez, en carta al superior del convento, dice: Este cuadro se hallaba roto y casi borrado en el convento de los Majarretes: mis padres lo recibieron y mandaron restaurar hace 37 años. Cuando se lo dieron les aseguraron ser verdadero retrato de San Pedro, hecho por un amigo suyo; si así fuera ésto, sería su valor no escaso; pero de ello no tengo auténtica». Los rasgos fisonómicos de este cuadro tienen mucho parecido con los de la escultura que trabajó para el Vaticano nuestro Vergara.

CONVENTO DE SAN BARTOLOMÈ

Deseosa la villa de tener en su recinto á los franciscanos, solicitó la traslación del convento de los Majarretes, y la provincia de San Gabriel accedió á la petición. Escogióse para sitio del convento la ermita de San Bartolomé, y el día 8 de Mayo de 1585 se puso la primera piedra. Las obras continuaron con tanta actividad, que el 8 de Septiembre de 1587 pudo ya instalarse la Comunidad, trasladándose procesionalmente el Santísimo desde la parroquia de Roque-Amador.

Este convento ha sufrido en varias ocasiones las tristes consecuencias de la guerra. En 14 de Junio de 1664 sitiaron los portugueses la plaza de Valencia, que tuvo que rendirse á los diez días de asedio. La plaza quedó en poder del enemigo, que obligó á los religiosos á abandonar el convento, entrando á ocuparle los franciscanos de la provincia de los Algarbes.

Hechas las paces entre Castilla y Portugal en 1668, volvió la Comunidad española á ocupar su casa. La encontró en lamentable estado: los altares completamente destrozados, las celdas sin puertas, rejas ni ventanas, y la cerca de la huerta derribada, con dos ermitas que había en ella, una bajo la advocación de San Bernardino y otra de la Virgen.

Con motivo de la guerra llamada de Sucesión, sitiaron á Valencia las tropas del archiduque, en 2 de Mayo de 1706. Los religiosos del de San Bartolomé, antes que retirarse á otro convento, ó rendir obediencia al archiduque, prefirieron las molestias del sitio y, deseando prestar ayuda á nuestras tropas, se trasladaron al interior de la villa, á casa de D.a María Barrantes. En el hospital, en los templos, en las murallas, donde quiera había algún servicio que llenar, aparecían, en primer término, y sin temor á las balas, los franciscanos.

En los tres primeros días se había limitado el enemigo nada más que á escaramuzas, pero el 5 emprendió el ataque con vigor, jugando á la vez la artillería. Sin embargo de que sólo ascendían á 500 hombres, las fuerzas que guarnecían la plaza, la defendieron con bravura hasta que, abierta brecha en la muralla el día 8, tuvieron que capitular.

Los vencedores, particularmente los ingleses, cometieron muchas trope

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