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Ya en la cárcel, y si el delincuente lo merece por su delito, ó si no tiene medios para redimirse

en la de Alcalá la Real; salas de pelo, en la de Caspe; dormitorio del golpe (suple gente), en la de Ayamonte, y dormitorio del pelotón, en la de Martos.

El casino de la cárcel de Alcalá la Real es donde los presos guisan sus comidas; la grillera de la cárcel de Motril y Málaga y la perrera de las de Sueca y Teruel, son nombres de la mayor parte de nuestros depósitos de prevención, que en Bélgica aún conservan el antiguo nombre castellano, el amigo; y, por último, el nombre de conchinchina de las cárceles de Jaén y Badajoz, tiene, al parecer, una estructura jergal, y me parece onomatopéyico.

No sé si pertenecen á la categoría de nombres expresivos del hacinamiento carcelario, los de trueno, que existe en la cárcel de Baeza; trinquete, en la de Daroca; bomba, en la de Alicante; coto (departamento de hombres), en la de Andújar; la cuadrona, en la de Cangas de Tineo, y cuarto de los chorizos (alude probablemente al miembro civil), en la de Plasencia. En la cárcel de Baeza (antigua casa de corregidores, construída en el siglo XVI), las denominaciones son evidentemente eróticas; el dormitorio de los hombres se llama pajarito y el de las mujeres conejero.

Otras condiciones de la cárcel han motivado numerosos calificativos. La cárcel es todavía oscura, y oscuro se llama el calabozo en las cárceles de Cervera y Baeza; fosqueta, en las de Jaca y Barbastro; la cárcel es todavía subterránea, como lo indica el pozo de Gerona, Daroca, Elche y Barco de Avila; el cubo de Nules, la cuba de Caspe y la cubeta de Valderrobres; es húmeda, como lo descubren los calabozos del agua en Zafra, del pez en Cuenca y del besugo en Aoiz; es calurosa, como lo asegura el sudador de Chelva; y es estrecha, ó mienten los mellizos de Zafra, los ratones de Badajoz, el medio celemin de Guadix, los celemines de la Carolina y los cofres de Medinaceli.

Tiene la cárcel vistas á la libertad, con la esperanza de La

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de la sujeción, lo primero es ponerlo en prisiones, es decir, calzarlo (calzar echar grillos). Entonces ya es preso calzado y antojado (1), y hasta puede ser Juan Diaz (cadenado) si el apasionado no se compadece ó se contenta.

En la cárcel y á disposición del Juez, el nuestramo, empezará á escribir con aquella pluma suya cuyo cañón, según Quevedo, es más temible que si fuera de bronce reforzado; y aquí empiezan las requisitorias, el declarar ó destebrechar (2), como ellos dicen.

Si el destebrechador (declarador ó intérprete) no da su descargo (alivio), será forzoso que «purgue los indicios» y que lo lleven al tormento (peligro, ansia, presa, molino, torno y torneo); ó á la cama de cordeles (trinquete); ó al burro ó potro, (parrillas). Si niega, lo llamarán sufrido; si declara, lo llamarán cantor. (Cantar en el ansia, gargantear confesar en el tormento).

Después viene la sentencia, que si es absoluto

Guardia y Zafra; tiene vistas al indulto con el perdón de Pamplona, y al suplicio con el ahorcado de Logroño.

Canta la cárcel con la perdiz, en Cuenca; rebuzna con el burro, en Sahagún; ruge en el cuarto de los leones, de Murcia, que así se llama al departamento de los chicos, y se divierte con el quita penas de Montoro.

(1) De ANTOJO (de ante y ojo)

ANTEOJO. Por la forma de los grillos, que la equiparan á la de los anteojos ó quevedos. Á idéntica representación equivale el occhiali di Cavurro (las esposas) de la jerga siciliana.

(2) Brechar = meter un dado falso. Dado falso es dado cargado. Destebrechar significa, evidentemente, descargar.

ria, es libertad, es calle; si es condenatoria, es castigo, estiba (1); y aún queda un término medio entre la absolución y la condenación, que es la fuga, calleja.

En aquel tiempo no había más penas que la de destierro (mando), la de vergüenza (disciplinante de luz), la de cotón colorado ó séasc de azotes (disciplinante de penca, pencado, fajado, envesado (2) y sagitario) (3), llamándose éstos duros, tocino (4), pencazos, quesos y fajas; la de galeras (penas, gurapas, ansias y angustias), para manejar por seis ó diez años la pluma (el remo) (5), y ser apaleador de sardinas y penado, después de ir por tránsitos enganchado en la cereceda (6) á poco de

(1) Está tomado por extensión del concepto de estibar (ESTIBAR, apretar, recalcar, como se hace con la lana cuando se ensaca) y alude å las apreturas que se pasan con la pena. Estibar castigar. Estibado castigado.

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(2) De ENVES (de inverso) m. REVÉS, fam. ESPALDA. (3) Todos estos nombres califican á los azotados. (4) Azotar: pencar, envesar, frisar, palmar. Actualmente los muchachos, al jugar al juego del «navero», dicen tocino siempre que pegan en la espalda al muchacho que está sentado en el centro del corro, al que llaman «la madre». Las niñas, al jugar á la comba, para pedir velocidad á las que mueven la cuerda, dicen también tocino.

(5) Lo denominan así por la forma del remo, semejante en cierto modo á la de la pluma. El galeote de tercer banco, se llama tercero.

(6) De CEREZA, por el engache de esta fruta, cuando se quiere sacar alguna del canasto. Es la cadena en que iban atraillados los galeotes al conducirlos á la galera.

librarse de la tiradera y la madrastra (1) y de los charniegos (2), calzas, anillos y antojos; y, en fin, la sentencia de muerte (noche, tristeza), para ser doble (3) (condenado á muerte) y racimo, bornido ó bochado (ahorcado) en la viuda (4), balanza, basilea (5), borne (6) ó finibusterre (horca), y pasar del verdugo al planteador (sepulturero).

Para terminar este concepto, queda el término de embargado (pesado. Embargo peso y nabo), que no representa, en mi concepto, el embargo

(1) Cadenas de sujeción en la cárcel.

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(2) Voz imitativa del ruido que producen los grillos al andar. Este mismo concepto imitativo existe en la denominación de la carreta, que la llaman galera y galea, aunque esta última está tomada literalmente del italiano galea, galera. (3) Es concepto de doblez y traición. Doble el que ayuda á engañar á otro. Doblarse entregarse alguno á la justicia debajo de amistad.

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(4) ¿Querrá decir que siempre está casada con el ahorcado y siempre viuda? En el argot también veuve es la guillotina. (5) Debe significar lo propio que balanza: balanzerin se dice en jerga bábara, tomándolo del italiano.

(6) Del francés borne, extremo, límite. Equivale tal vez á finibusterre. Pero la verdadera representación está en la situación del ahorcado (bornido) que, pendiente de la horca, puede ser vuelto en redondo en todas direcciones. En la Pícara Justina se maneja muchas veces ese término. Dice: «que en fin, los corridos, el nombre se lo dice, que tienen caras de tornillo para bornearse» (pág. 64, col. 2.), «y ví que el gustosillo y blando céfiro de mis regaladas y airosas palabras borneaban su cabeza» (pág. 90, col. 1.): «Cuanto y más, que la medida de un medio celemín no es palabra de rey, que no puede tornar atrás y bornearse un poco» (pág. 70, col. 2.a): «borneadizos de empeña, á puro torcedor» (pág. 161, col. 1.a)

judicial, sino el estado de ánimo que con ese nombre se conoce.

CONCEPTO DELINCUENTE.-Este concepto, por los particulares que comprende, no se puede tratar sin fraccionarlo. Comprende, en primer lugar, un concepto económico con las voces representativas de la fortuna, el préstamo y el robo, las del dinero, y, como apéndice, las que se refieren al vestuario, calzado, equipo y utensilio. Comprende después el concepto propiamente delincuente, con los términos que aluden á las relaciones y actos para delinquir, á la actividad y la persecución, á la bravatería, riñas, heridas y golpes, y, como apéndice, á las armas.

Procede, pues, enumerar y analizar independientemente estos conceptos.

CONCEPTO ECONÓMICO.-El primer término se refiere á la propiedad que dimana del trabajo ó fomento de la riqueza. Tener es criar. De aquí deriva el término de enriquecer que es granar (rico ó principal granido). A este término corresponden las gradaciones decrecientes de la riqueza. Poco ó en pequeña cantidad es picol (1); necesitado es gandido (2); agostado es consumido ó gastado.

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No hay términos referentes á cómo se fomenta la riqueza. Todos se reducená modos de perderla,

(1) Del italiano piccolo, pequeño.

(2) De GANDİR (de yantar), comer. Equivale á estar hambriento.

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